CARTA ABIERTA A ALESSANDRO MORONI, SUPERIOR GENERAL DEL SODALICIO DE VIDA CRISTIANA

alessandro_moroni

Querido Sandro:

Desde hace algún tiempo tenía la intención de dirigirme personalmente a ti, sabiendo de tu gran calidad humana, tus dotes de sentido común y, sobre todo, tu corazón generoso, cálido y acogedor, que se manifiesta en la sonrisa sin dobleces ni intenciones ocultas que aflora en tu semblante con frecuencia. Digo todo esto con sinceridad, porque ésta es la impresión que me dejaste en el trato que tuve contigo, en aquellos momentos de la vida comunitaria en que ambos coincidimos personalmente. Si bien nunca hubo un lazo estrecho de amistad, tuvimos una relación cordial y amable.

Cuando supe que en diciembre de 2012 habías sido elegido Superior General del Sodalicio, sentí una gran satisfacción. Por fin el Sodalicio estaba en buenas manos, pensé apara mis adentros. Al igual que otros que siguen con atención la historia y evolución del Sodalicio, ya sea porque éste ha formado parte importante de sus vidas y sus historias personales no pueden explicarse sin lo vivido allí, ya sea porque todavía tienen familiares y amigos en la institución así como en otras asociaciones de la Familia Sodálite, vi en tu elección la posibilidad cercana de que hubieran cambios importantes y se terminara de limpiar toda la suciedad acumulada a lo largo de los años.

Recuerdo que en el año 1985, cuando vivías en la casa de formación Nuestra Señora de Guadalupe en San Bartolo —yo vivía entonces en la otra casa, Nuestra Señora del Rosario—, las olas vararon un lobo de mar muerto en estado de descomposición en una de las playas de piedras ubicadas a lo largo de la Ribera Sur del balneario. El cadáver del animal tenía un color blanco sucio con manchas azuladas y amarillentas, y despedía un olor hediondo que se sentía a varios metros de distancia. Aparentemente, hacía ya varios días que había muerto. El superior de tu comunidad creyó necesario sacar el lobo de mar de donde estaba y subirlo a la calzada para vehículos, a fin de que se lo pudiera llevar el camión de recojo de basura. Y no tuvo mejor idea que darte la orden de que fueras tú el que retirara el cadáver de donde estaba. Me consta que sentiste un asco enorme, pero aún así, cumpliste la orden sin quejarte. El cuerpo viscoso del animal muerto se te resbaló varias veces de las manos mientras intentabas arrastrarlo, por lo cual tuviste que abrazarlo y pegarlo al cuerpo, a fin de poder subirlo desde la playa a la calzada y meterlo en un tonel de fierro que allí estaba. Pudiste cumplir con tu cometido, pero el olor a podredumbre se te pegó a la piel, y no se iba con nada. Tú mismo tenías que taparte la nariz con un pañuelo, mientras que los demás miembros de la comunidad, cuando se te acercaban, sentían la hediondez que despedías y que no se te fue en varios días, por más que te refregaras con jabón o te aplicaras sustancias perfumadas.

El símil se puede aplicar ahora. Cuando asumiste la función de Superior General del Sodalicio, aceptaste cargar con el muerto, recibir una institución que tenía cierto olor a cadáver y presentaba serios problemas: un fundador que había renunciado por razones a las que se llamó “motivos de salud”; un Vicario General que había sido una de la columnas de la institución y que fue tenido por posible santo durante una década, para al fin revelarse que tenía un historial de abusos sexuales en contra de jóvenes adolescentes; además, las numerosas deserciones que han habido recientemente; las estructuras autoritarias y verticales, que condicionan fuertemente la capacidad de libre decisión de los sodálites consagrados; una formación conservadora y de orientación tradicionalista, que resulta poco apelante para las mentalidades modernas; la falta de transparencia; las actitudes combativas y agresivas que, más que favorecer la unión, generan rechazo y división; una mirada centrada sobre la institución e incapaz de ver más allá de sus propios límites; algunos manejos administrativos y económicos poco éticos; una falta de tolerancia y comprensión hacia quien no milita en las propias filas, además de otros problemas serios. Entre ellos está el de Alejandro Bermúdez y la agencia de noticias ACI Prensa, que la opinión pública vincula con razón al Sodalicio y que últimamente ha sobrepasado ciertos límites con las críticas no tan veladas que ha soltado contra Mons. Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, por su apoyo a la teología del P. Gustavo Gutiérrez. En realidad esta agencia y su director parecen estar yendo a contracorriente del Papa Francisco, el cual quiere fomentar la unidad dentro de la misma Iglesia, donde hay cabida tanto para grupos liberacionistas como para grupos como el Sodalicio y el Opus Dei. ACI Prensa es conocida por manipular con frecuencia la información y ofrecer medias verdades, sobre todo a partir de titulares tendenciosos que a veces ni siquiera reflejan fielmente los contenidos de sus notas más polémicas. A esto se suma la costumbre de Bermúdez de insultar casi a diario a alguna gente que deja comentarios en su cuenta de Twitter. Si me dijeras que nada se puede hacer, aduciendo que Alejandro Bermúdez es autónomo e independiente y el Sodalicio no tiene nada que ver con ACI Prensa, estaríamos ante un caso muy peculiar y excepcional, pues en el Sodalicio que yo conocí todos los sodálites estaban sujetos a una obediencia férrea. En todo caso, si Bermúdez no quisiera entrar en vereda, quedaría el recurso último de expulsarlo de la institución por faltas graves contra la caridad y la verdad, y así el Sodalicio no tendría por qué cargar con las consecuencias de lo que el director de ACI Prensa hace por cuenta propia.

A diferencia del lobo de mar que tuviste que abrazar en aquella ocasión, el Sodalicio no está muerto y creo que cuenta con el potencial para revertir su situación. Sé que se trata de una tarea ardua. La situación es complicada, pero no insalvable.

Tenemos que los escritos de Germán Doig, quien fuera el segundo en importancia dentro de la institución a lo largo de su historia, han caído bajo la censura institucional y han sido puestos fuera de circulación, no obstante que con esos textos se formaron y nutrieron varias generaciones de sodálites. Si algún día llegaran a confirmarse las acusaciones contra Luis Fernando Figari, ¿se mandarían también sus escritos al tacho de lo inservible? ¿Qué sustento doctrinal le quedaría entonces al Sodalicio de Vida Cristiana?

Otro gran problema fue que con la caída de Germán Doig en desgracia, el Sodalicio se quedó sin un modelo concreto de ese camino de santidad que pregona. ¿Qué tan santo se puede ser en una institución donde aquél que era considerado el mejor entre todos terminó siendo un abusador de jóvenes adolescentes? Siempre he pensado que aquel que pretenda explícitamente alcanzar la santidad, probablemente nunca llegue a la meta, pues la santidad parece exigir como condición que no se la busque expresamente, que más bien haya una conciencia humilde de las propias debilidades y pecados, y se tenga una confianza serena en Jesús, aquel que acoge sin condiciones a todos los que se sientan cansados y atribulados, dejando todo en sus manos sin mayores preocupaciones.

¿Qué se ha hecho para investigar si hubo más víctimas, y asumir las responsabilidades que se tenga ante ellas? ¿Que medidas se han tomado para ver si el mismo sistema institucional y disciplinario puede haber generado las condiciones para que se den casos como los de Doig, Murguía y probablemente Daniels, si se llegan a confirmar los testimonios que lo ponen en evidencia? ¿Qué investigaciones se han puesto en marcha para determinar si han habido más casos de abusos, pues hay indicios que apuntarían a un par de personas más, además de los ya mencionados? ¿Se va a esperar pacientemente a que vuelvan a aparecer otros casos? La experiencia muestra que los incidentes de abusos sexuales en asociaciones religiosas no pueden considerarse como casos aislados, pues cuando se descubre a un responsable de este tipo de delitos, generalmente no se trata del único que ha delinquido, sino que también hay otros que han repetido un esquema similar. Ocurrió en los Legionarios de Cristo —el P. Maciel no es el único abusador descubierto en esta congregación—; ocurrió en la Comunidad de las Bienaventuranzas, fundada por el francés Gérard Croissant.

Me alegra que el Papa Francisco nos esté invitando abandonar la mentalidad que considera la Iglesia como una fortaleza sitiada que tiene que luchar contra el mundo. Y creo que le haría mucho bien al Sodalicio dejar de lado esa actitud que le lleva a considerarse una milicia que continuamente se ve atacada por enemigos, tomando actitudes defensivas y ofensivas de gran agresividad, las cuales terminan por hacer daño innecesario a muchas personas, tanto dentro de las filas sodálites como fuera de ellas. Es hora de abrir las ventanas, dejar que entre aire y fresco, e invitar a la propia casa a todo aquel que forme parte del mismo Pueblo de Dios, del cual dice sentirse miembro el Papa Francisco, para que vean lo bueno que hay en la vida de las comunidades sodálites. Pues eso es “sentir con la Iglesia”, y no tanto mirar obsecuentemente hacia los jerarcas que defienden posiciones conservadoras que coincidan con las propias.

En estos momentos cuentas con gente confiable y capaz, de gran calidad humana, en posiciones importantes, como José Ambrozic y el P. Emilio Garreaud, miembros de la generación fundacional de los cuales guardo muy buenos recuerdos, Rafael Ísmodes, Miguel Salazar, Aldo Giacchetti, el P. Luis Ferroggiaro, Fernando Vidal, Carlos Angulo, el P. Jorge Olaechea, el P. Juan Mendoza y el P. Gonzalo Len, por mencionar a algunos. No sé en qué medida la inercia o la resistencia de miembros antiguos de la institución que vivieron directamente bajo la férula de Figari puedan constituir un obstáculo para que se den los cambios necesarios. No los culpo, pues las prácticas de control mental que fomentó el mismo Figari han ocasionado que muchos sodálites sigan siendo prisioneros de sí mismos y no vean más allá de sus propias narices.

Si lo ves, mándale muchos saludos a mi hermano Erwin, que no me respondió al saludo que le envié por e-mail por motivo de su cumpleaños. Con él hablé hace ya algún tiempo sobre varios de los temas que he tocado en este blog. Si bien yo ya no compartía la visión del mundo que se transmite en el Sodalicio, mucho menos su espiritualidad y disciplina, sentía el deber de comunicarle mis impresiones y mis reflexiones a algún responsable del Sodalicio que tuviera cierto peso en la institución —en ese entonces él era Superior Regional del Perú—, pues siento una gran preocupación por la porción del Pueblo de Dios que es la Familia Sodálite, cuyos caminos yo recorrí durante varias décadas de mi vida. Lamentablemente, no quiso escucharme ni dialogar, mucho menos tratar de ver aquello que yo, como fruto de largas reflexiones, había visto en el Sodalicio, y por supuesto, como no quiso ver los problemas, tampoco se interesó en buscar soluciones. Este año le pedí tu dirección de e-mail para comunicarme contigo, pero no me la quiso dar, motivo por el cual te escribo ahora de manera abierta. No lo culpo, pues me consta que es una persona buena que actúa de acuerdo a principios éticos, pero también comprendo que algunos miembros del Sodalicio han sido concientizados de tal manera, que descubrir que el edificio cerrado en que han vivido no es tan firme ni estable como pensaban puede generar una crisis existencial. Cuando lo único que deberíamos preocuparnos es la Iglesia, pues sólo ella tiene prometida a la asistencia del Espíritu Santo y la existencia hasta el fin de los tiempos. En cambio, el Sodalicio es contingente y perecedero, como siempre se nos ha repetido —acuérdate de las lecturas que hacíamos de Vida y muerte de las órdenes religiosas de Raymond Hostie—, y algún día pasará a la historia, como tantas congregaciones religiosas, sin que ello tenga que significar el acabose para quienes han estado vinculados a él.

En todo lo que he escrito hasta el momento he buscado ser lo más objetivo posible. Admito que en algunos detalles puedo habeme equivocado, más que nada por falta de información, no obstante que la he buscado acuciosamente con los medios de que dispongo. Creo que mucho de lo que ahora se sabe gracias a mis escritos puede incluso beneficiar al Sodalicio actual. Y no me cabe duda de que muchos sodálites se habrán enterado por primera vez de cosas relativas a su propia institución, pues el adecuado flujo interno de información no constituye precisamente una de las fortalezas del Sodalicio.

También era consciente de los riesgos que implicaba poner por escrito mis reflexiones, pues algunas mentes fanatizadas por una formación deficiente que ha habido en la Familia Sodálite podían sentirse agredidas al ver que se cuestionaban aspectos importantes de su mundillo particular. Nunca ha sido mi intención socavar a la Familia Sodálite, pues ésta tiene derecho de existencia en el Pueblo de Dios que es la Iglesia, aunque ella misma no manifieste la misma tolerancia hacia ciertos otros grupos válidos y valiosos dentro de la Iglesia. Aun así, decidí correr el riesgo y asumir las consecuencias, entre las cuales está la difamación de que he sido objeto —incluso me llegó un e-mail de Lima donde se me informaba que había quienes decían que yo había cometido abusos sexuales—, los insultos y agresiones en lo personal, el ostracismo, la pérdida de amigos que no conciben una amistad sin la mediación del Sodalicio, la falta de apoyo de mis familiares, los dimes y diretes que han estado circulando en el mundillo de la chismosería limeña, y, en fin, tal vez me hayan salido más canas, y algunos años haya que restarle a la duración de mi vida debido a las preocupaciones experimentadas. Pero a la vez he descubierto a la Iglesia en toda su riqueza espiritual y variedad de carismas, donde el Sodalicio también tiene una misión que cumplir y cosas buenas que aportar a partir de su propia praxis espiritual.

Sé que no es fácil guiar una barca que ha tenido el piloto automático puesto en una determinada dirección, pero confío en tus dotes de mando y tu sentido común para llevar el navío a buen puerto. No olvides que es importante hacer un repaso de la ruta recorrida, pues quien no conoce y evalúa lo que se ha dejado atrás, difícilmente sabrá qué rumbo debe tomar.

Son sólo algunas reflexiones que quería compartir contigo de manera abierta, para que no se pierdan en el limbo y quede constancia de mis buenas intenciones. No se trata de recomendaciones que tengas que seguir ni mucho menos. Eso lo dejo a tu libre criterio. Pero no dejes que ese viejo lobo de mar siga descomponiéndose debido a sus propias contradicciones.

Espero algún día poder sentarme contigo a una mesa para departir como viejos amigos, compartiendo un vino o un café, que es lo que muchos ex-sodálites quisieran hacer con algunos amigos y conocidos que todavía siguen en la institución y que los evitan cuando se encuentran con ellos en la calle, o simplemente mantienen hacia ellos una actitud reservada y desconfiada, incluso cuando muchos de esos ex-sodálites siguen teniendo a Cristo como referencia de su vida y siguen participando de una u otra manera de la misma Iglesia. Hay muchas vocaciones y muchos caminos en la Iglesia, y algunos de ellos siguen un recorrido sinuoso, como la líneas torcidas con las que Dios escribe la historia de este mundo.

Te deseo lo mejor en la tarea que tienes que cumplir, y elevo mis oraciones para que nuestro Señor te sostenga y no permita que desfallezcas.

Un abrazo

Martin

CANAL N: PRIMER REPORTAJE SOBRE EL SODALICIO

Cecilia Valenzuela

Cecilia Valenzuela

El primer reportaje periodístico sobre el Sodalicio de Vida Cristiana fue realizado por Diego Fernández-Stoll y emitido la noche del 20 de noviembre de 2001 durante el programa “Entre Líneas“, que conducía la periodista Cecilia Valenzuela en Canal N, un canal de televisión por cable de propiedad del grupo El Comercio. En el programa también se entrevistó a José Enrique Escardó y al psicólogo Jorge Bruce. Era la primera vez que se hacía una investigación periodística del Sodalicio desde una perspectiva desapasionada y seria, que lamentablemente no fue continuada debido a presiones que hubo sobre la misma Cecilia Valenzuela. Del mismo modo, es lamentable que algunos representantes del Sodalicio, no obstante haber sido invitados al programa, se hayan negado a participar para presentar su versión del tema. En líneas generales, salvo algunos pequeños errores en cuanto a detalles, la información que allí se presenta es correcta. Las declaraciones de Luis Eduardo Cisneros, Eduardo Alt y José Enrique Escardó tienen un indudable valor testimonial.

El reportaje, por cierto, no fue del agrado del Sodalicio. Pero como es costumbre en la institución, no hubo ninguna respuesta de ningún tipo, ninguna declaración pública, ningún comunicado, sino más bien se buscó simplemente silenciar a los periodistas y desacreditar a los testigos. El reportaje escrito correspondiente, publicado por agenciaperu.com, se puede leer aquí:
https://web.archive.org/web/20020225233512/http://www.agenciaperu.com/sociedad/2001/nov/sodas.htm

Por lo dicho anteriomente, considero que este reportaje televisivo reviste un gran valor documental e histórico para conocer más ese fenómeno religioso llamado Sodalicio. Es conveniente que lo veamos y juzguemos si efectivamente han habido cambios en el Sodalicio actual, o si sigue siendo la misma vaina de antes. Les dejo con el video.

GERMÁN DOIG: UNA INTERPRETACIÓN

Cuarta y última entrega de una serie de cuatro artículos sobre el caso de Germán Doig.
Primera entrega: LUCES Y SOMBRAS DE GERMÁN DOIG
Segunda entrega: GERMÁN DOIG: ENTRETELONES DE UNA REVELACIÓN ESCANDALOSA
Tercera entrega: ¿HISTORIA DE ENCUBRIMIENTOS EN EL SODALICIO?

gdk_cristoCuando el 1° de febrero de 2011 Diario16 dio a conocer a la opinión pública que Germán Doig, Vicario General del Sodalicio y Coordinador del Movimiento de Vida Cristiana, fallecido el 13 de febrero de 2001, había cometido abusos sexuales en perjuicio de jóvenes adolescentes, se desencadenó una crisis en la Familia Sodálite, cuyas consecuencias se viven hasta ahora. Si aquel que fue considerado unánimemente el mejor entre todos y fue venerado durante una década como un candidato a santo había sido un pervertido sexual, ¿qué autoridad se tenía para seguir considerando la espiritualidad y la disciplina sodálites como un camino de santidad? ¿Qué es lo que había fallado? ¿Se trataba de un caso aislado? ¿Quién era ahora el modelo a seguir?

Para evitar que el edificio institucional se hiciera trizas y a fin de superar el problema que se presentaba, la Oficina de Comunicaciones del Sodalicio de Vida Cristiana emitió el 2 de febrero de 2011 un comunicado oficial manifestando que saber de la doble vida de Germán Doig —la cual supuestamente les era desconocida— les había causado sorpresa, dolor y desconcierto. Allí se decía lo siguiente (ver https://web.archive.org/web/20160115071412/http://diario16.pe/noticia/1320-sodalicio-confirma-inconductas-sexuales-de-su-la-der-espiritual):

«Queremos dejar en claro que estas conductas contrarias a nuestra vocación cristiana y nuestros compromisos libremente emitidos ante Dios no sólo no pueden tener cabida en nuestra comunidad sino que deben ser denunciadas y rechazadas con energía, claridad y transparencia.»

De esta manera, se desligaba la vida de Germán Doig de toda la estructura institucional, que debía quedar indemne de antemano. Basta tener dos dedos de frente para darse cuenta de que las conductas indebidas de Germán Doig son contrarias a cualquier vocación cristiana y a los compromisos que formalmente se asume en el Sodalicio. Sin embargo, ello no descarta que los conflictos interiores que empujaron a Doig a sucumbir a unos impulsos sexuales desordenados no guarden ninguna relación con el estilo de vida que tienen los sodálites consagrados en las comunidades. Me pregunto si la misma disciplina sodálite, no obstante sus pretendidos fines buenos y santos, no portaba el germen de los desórdenes personales de Doig que se manifestarían en actos delictivos contra menores. Pues ejemplos sobran en la historia de instituciones que han buscado fines sublimes, donde esta misma búsqueda de perfección y santidad, preñada de puritanismo y exigencia extrema, ha sembrado la semilla de aberraciones y perversiones morales. No en vano decía Pascal que «el hombre no es ni ángel ni bestia. Y la mala suerte dispone que quien quiere hacer el ángel hace la bestia».

En noviembre del año 2001, en una entrevista televisiva con la periodista Cecilia Valenzuela, la cual conducía el desaparecido programa periodístico “Entre Líneas” en Canal N, el psicólogo Jorge Bruce declaró lo siguiente sobre el Sodalicio (ver https://web.archive.org/web/20020113224231/http://www.agenciaperu.com/entrevistas/2001/nov/bruce.htm):

«Yo tengo serias sospechas que detrás de toda esa fachada de puritanismo y represión hay otras cosas. No me cabe la menor duda y pongo mis manos al fuego de que ahí deben haber, por algún lado —claro que es mi hipótesis— prácticas de sujeción homosexual. Estoy prácticamente seguro. Me estoy arriesgando con lo que digo, porque no me consta, pero no me sorprendería para nada que así sea porque creo que va con el paquete»,

Habiendo transcurrido más de una década, sus palabras parecen haber dado en el clavo, aunque el asunto es complejo y suscita interrogantes de difícil respuesta.

Lo primero que resulta difícil entender es cómo pueden convivir en una persona las aspiraciones más nobles con los deseos más perversos. Pues parece que fue eso lo que sucedió en el caso de Germán Doig. La imagen que él proyectaba de una persona que buscaba la santidad y tenía una vida espiritual profunda tiene visos de ser auténtica y real, tan real como los impulsos desordenados que lo llevaron a cometer los abusos sexuales que han sido dados a conocer a la opinión pública. ¿Era Germán Doig un farsante, que aparentaba una vida cristiana para poder cometer sus fechorías? ¿O tenía auténticos deseos de alcanzar la santidad y era víctima de deseos irrefrenables, que lo impulsaban a cometer actos reprobables? ¿Es posible que convivieran de manera esquizofrénica en una sola persona el santo junto con el perverso? Si es así, ¿que influencia habría tenido el estilo de vida sodálite para que esto se diera? ¿Fue lo de Germán un caso que se les pasó por la coladera al Sodalicio, o estuvieron estos problemas vinculadas a la manera como está estructurada la disciplina y espiritualidad de la institución sodálite? Son preguntas difíciles de responder. Aquí intentaré dar una interpretación en base al conocimiento que tengo de Germán Doig al haberlo tratado personalmente junto con otros datos provenientes de sus escritos póstumos.

gdk_prestale_tu_corazonLos textos más personales de Germán Doig son indudablemente los dos poemarios publicados después de su muerte en los años 2006 y 2007 por la Asociación Vida y Espiritualidad, que llevan los títulos de Préstale tu corazón y En búsqueda de Dios. Si bien como literatura no superan la mediocridad lírica, pues las figuras, metáforas y comparaciones carecen de originalidad y son muy trilladas, como testimonio personal tienen un inmenso valor, pues estos textos —escritos entre los años 1974 y 2000— fueron concebidos en un principio como oraciones privadas de uso personal sin la intención de darlas a la imprenta. En ese sentido, reflejan de manera auténtica la vida interior de Germán. En la presentación del primer libro se mencionan unas palabras del mismo Germán, quien alguna vez dijo, refiriéndose a algunos de estos textos, que son «unas poesías —si acaso les cabe el nombre— que había escrito a manera de oraciones. En realidad no tenían otra intención que expresar mi propia lucha por acercarme al Señor. Y eso son, palabras que expresan mi sincero deseo de conformarme más cada día con Él…» Posteriormente, Germán comenzaría a ordenar estos textos con la idea de publicarlos, pues pensaba que así como le habían ayudado a él en su vida cristiana, podrían servir de ayuda a otras personas. Entre sus anotaciones se encontró la siguiente reflexión, como se indica en la presentación del segundo libro: «Al mirarlas varios años después descubrí sentimientos parecidos a los que hoy tengo… Pero siento que he ganado en profundidad y amplitud. El camino recorrido no ha sido en vano… Sólo me admira descubrir que muchos de los temas vuelven a aparecer. No sé si me abandonen alguna vez. En todo caso serán figuras de un mismo anhelo que sólo encuentra su plenitud en el Señor. Recordando mi pasado debo confesar que algunas veces me fue difícil no perderme en las figuras… Gracias a Dios siempre terminé llegando a Él. Incluso cuando creía que no lo buscaba; vana ignorancia, pues siempre he sido un buscador de Dios».

gdk_en_busqueda_de_diosCuando uno revisa más a fondo estos escritos se encuentra con textos que reflejan una religiosidad limpia y pura, sencilla, e incluso ingenua, en el mejor sentido de la palabra. Sin mayores complicaciones, asoma en ellos el alma de alguien que se siente como un niño ante las maravillas que obra Dios en su vida y que busca en todo momento su presencia. Germán no parecía preocuparse por plasmar sus impresiones con calidad literaria, o tal vez no tenía talento para la poesía, pero lo que escribe rezuma tanta autenticidad, que llega a conmover. Además, llama la atención que el lenguaje que utiliza no sea el propio de la terminología sodálite. Germán prescinde de ese lenguaje estereotipado, que encontramos en los textos publicados por sodálites, comenzando por el mismo Luis Fernando Figari, y que también se expresa en las letras de muchas de las canciones compuestas por miembros de la Familia Sodálite. El lenguaje de Germán se halla lejos de ese encasillamiento; es más bien de talante cotidiano y fluye con naturalidad.

A modo de ejemplo, una breve oración escrita en 1975, que puede resumir el impulso religioso que llevó a Germán a tener un compromiso de fe a lo largo de toda su vida.

Oración (1975)
Siento que quisiera vivir
con el alma en un hilo,
esperando un soplo
de viento divino
que empuje mi alma
al abismo del Amor.

En otro poema tardío de la década de los 90 sigue manifestándose esa búsqueda de Dios, unida a una enorme ansia de libertad.

Te necesito, Señor (1994)
Tengo necesidad de ti, Señor,
como de una cumbre
donde respirar aire puro
y contemplar el horizonte vasto
con libertad y desprendimiento.
Te necesito otro día, más,
Señor.
Te necesito hoy y siempre,
mi Dios.

Pero el corazón de Germán también conocía la culpa, una culpa que le avergonzaba a tal punto, que se sentía incapaz de mirar al Señor de frente, a los ojos. Una culpa para lo cual no encontraba ninguna excusa ni justificación. Una culpa que le impulsaba a buscar una salida, que encontraba en el amor de Dios la fuerza para seguir luchando y llenarse de esperanza.

De rodillas (1992)
De rodillas ante Ti,
Señor.
Postrado a tus pies,
inclinado mi espíritu.
Sin excusas, ni justificaciones;
simplemente de hinojos,
humildemente ante Ti.
De rodillas ante Ti,
como un niño,
desprotegido,
pero confiado.
Avergonzado,
mirándote sufrir clavado,
esperando, tu mano abierta
y tus brazos extendidos.
De rodillas ante Ti.
Tengo necesidad de tu perdón
y tu misericordia.
Me duele separarme de tu amor
y quiero decírtelo.
Pero qué avergonzado me siento…
no puedo mirarte de frente,
a los ojos.
Por eso me postro en tierra,
sin defensas, anhelándote,
de rodillas.
De rodillas ante Ti.
Espero tu amor compasivo.
Arrepentido me acojo
a tu dulce perdón.
Sí, me afligen mis caídas,
con tu amor me levantaré,
y tomaré de él fuerzas
para seguir luchando.
No miraré atrás.
Con tu ayuda,
aprenderé de mi debilidad,
me llenaré de esperanza,
de tu esperanza.
Y esperaré confiado, como un niño,
tu dulce ternura.

Efectivamente, ese corazón que deseaba lo más sublime, y que tenía una gran sensibilidad religiosa, también era un corazón atormentado por la culpa, como se ve en el siguiente poema:

Dios está triste esta tarde (1993)
I
Dios está triste esta tarde.
Parece que no quisiera escucharme,
parece cansado del mismo llanto;
tarde de pena.
Dios está hoy con mucho dolor,
como la tarde aquella,
la del dolor atravesado
y la soledad enrojecida;
tarde sufrida.
Dios está triste esta tarde.
Porque he pecado
y ha recordado la tarde aquella;
tarde de llanto.
Dios está hoy con mucho dolor,
por mi pobre vida;
y he aquí que absurdamente yo sentí
que no me quería más;
tarde de soledad.
II
No estés triste,
Dios bueno.
Recuerda también
que el dolor de aquella tarde
fue el pórtico del triunfo.
No, Dios querido,
no sufras más.
No olvides
que al levantar la Cruz aquella
fuimos hasta ti alzados
y fue la tragedia
puerta del Cielo.
No dejes
que la pena te gane,
amado Señor.
Que ya me levanto
y me pongo en marcha,
que el recuerdo
de la tarde aquella,
de tu amor sin precio,
me hace andar.

Llama la atención en este poema tardío que Germán describa su existencia como «mi pobre vida» y manifieste que no se quiere más a sí mismo. Se trata de un corazón dividido, hasta el punto de sentirse disgustado de sí mismo, hasta el punto de que considera que sólo tiene sentido seguir viviendo en virtud del amor del Señor que murió en la cruz. Y es un corazón que, aún así, se levanta después de haberse hundido en miserias que desconocemos.

Germán era un hombre tentado continuamente por la melancolía y la tristeza, pero trataba de vivir la alegría e irradiarla hacia los los demás, como se ve en el siguiente poema:

Déjame… (sin fecha)
Déjame, triste poeta,
que estoy cansado
de tu melancolía.
Déjame de forma discreta,
que hoy me siento alado
y es canto mi poesía.
Déjame, que estoy de fiesta
y para la pena no hay lugar,
ni soledad en el corazón.
Déjame, que ya despierta
y está al llegar,
y tengo lista mi canción.
Déjame, que esta tarde
ya llega el Dueño
y lo quiero de pie recibir.
Déjame, que no hay alarde,
pues se acaba el sueño
y en sus brazos me quiero ir.
Déjame, amigo, emprender la travesía
y cantar emocionado
el tránsito anhelado
alegre y dulce de la gran Poesía…
Palabra eterna.
Verbo creador.
Poesía santa…

Lo que destaca en este último poema que he reproducido son las alusiones veladas a la muerte, extrañas en un hombre que era relativamente joven y no llegó a una edad avanzada. Como si la muerte, ese «tránsito anhelado», fuera a traer una alegría inmensa, una liberación, el cumplimiento de un sueño. Todo lo cual puede ser cierto, pero resulta inusual que alguien con la edad que tenía Germán desee ardientemente que ese momento llegue.

odo el cuadro que he descrito pinta al Germán que muchos guardan en su memoria. Me pregunto si todo esto queda anulado declarándolo «persona no ejemplar», como lo hizo el comunicado oficial del Sodalicio. ¿Fue la vida de Germán una farsa, como lo señaló el vaticanista Andrés Beltramo (ver http://archivo.e-consulta.com/blogs/sacroyprofano/?p=406)? ¿Podemos definir la compleja existencia de un ser humano sólo partiendo del lado oscuro de su personalidad? ¿No fue su lado luminoso tan real como su faceta subterránea? ¿Pueden convivir en una persona los deseos más sublimes con impulsos inconfesables?

Sé que estoy entrando en terreno pantanoso, pues podría malinterpretarse lo que digo como que quisiera excusar a Germán de los actos perversos y condenables que realizó. Nada de eso. Evidentemente, los graves delitos sexuales cometidos por Doig ocurrieron en la realidad y no pueden ser negados. Mis esfuerzos están puestos en comprender al hombre de carne y hueso que conocí personalmente, en el cual vi tanto virtudes como defectos y debilidades, y al cual recuerdo entrañablemente por haber sido un instrumento del cual se valió Dios para hacerme avanzar en el camino de mi desarrollo personal y de mi travesía hacia el encuentro con Dios, sin quitar que también en ocasiones cometió errores como superior. En fin, una línea torcida más.

Sucede que la mayoría de nosotros tendemos a simplificar la realidad y a trazar una línea divisoria entre los buenos y los malos. Cuando en realidad esa línea pasa por en medio del corazón humano, como pasaba por el corazón dividido de Germán. Y muchas veces lo que llamamos realidad es en verdad una interpretación subjetiva de datos seleccionados, orientada a darnos un cuadro fácilmente comprensible de las cosas. Un ejemplo de esto sería la posición que asumió el Sodalicio: Germán, de ser “el Apostol de la Nueva Evangelización”, pasó a convertirse en el “abusador sexual” que engañó a todos. A decir verdad, creo que Germán fue las dos cosas, pero ésta es una realidad difícil de admitir y soportar, por lo que tendemos a definirlo ya sea por su lado positivo como un hombre bueno que tuvo sus deslices como todo ser humano, o describirlo por su lado negativo y poner en segundísimo plano todo lo bueno que haya podido hacer. Esta dificultad que tenemos para aceptar la realidad sin mediación de interpretaciones la describe muy bien Antonio Ruiz Retegui, quien fuera sacerdote del Opus Dei hasta su muerte en el año 2000, pero cuyas últimas obras no han sido dadas a la imprenta por la Obra debido a sus contenidos críticos (ver http://www.opuslibros.org/libros/Retegui/indice.htm):

«Efectivamente, “la condición humana no soporta demasiada realidad”, y por eso tiende a enmarcarla en una visión esquemática, ordenada y limpia, fácil de entender y de aceptar. Además, quizá esos intentos de «visiones claras» respondan al empeño por lograr una armonía en el mundo, que en realidad no existe, pero que se experimenta como necesaria para poder vivir sin demasiado compromiso y esfuerzo.

Ante la experiencia de estos contrastes entre los convencionales ortodoxos y los denunciadores díscolos y escandalizadores, se intuye que hay en verdad una tendencia a ocultar la realidad real para presentarla convenientemente maquillada y que esta tendencia nos hace muchas veces perder la realidad del mundo, e ignorar unas dimensiones dolorosas, incomprensibles, de la existencia de muchas personas, que es más amplia de lo que se piensa. Por eso parece que los denunciadores se gozan cuando la realidad presenta hechos que rompen las explicaciones convencionales, como el terremoto de Lisboa en medio del optimista siglo XVIII, que suponen un descalabro para la civilización, cuando suceden catástrofes o salen a la luz hechos mezquinos o miserias vulgares en personajes propuestos como modelos convencionales, que desmienten las explicaciones simplistas de los bienpensantes» (Antonio Ruiz Retegui, El ser humano y su mundo).

Nunca llegaremos a comprender del todo el misterio del corazón de Germán Doig. Etiquetarlo simplemente como «una persona no ejemplar», buscando desligarse institucionalmente de toda responsabilidad como lo hizo oficialmente el Sodalicio, no explica cómo llegó a tener la fama de santidad que tenía, ni tampoco le hace justicia a su persona. Por otra parte, como hemos visto, parece que vivía con sentimientos encontrados en su corazón. Sé, por propia experiencia, que estos intensos sentimientos de vergüenza, ausencia de autoestima, deseo de morir, suelen generarse cuando hay faltas contra la castidad de por medio, sobre todo cuando se asume una visión negativa de la sexualidad, tal como he descrito en mi post SODALICIO Y SEXO. Los otros pecados no suelen despertar sentimientos tan intensos.

Ha sido doctrina común en el Sodalicio durante mucho tiempo que la raíz de los pecados contra el sexto mandamiento en las personas de vida consagrada no se halla tanto en el deseo desordenado de placeres como en los conflictos interiores y presión psicológica que vive una persona, que terminan desfogándose por esta vía. El símil que se nos presentaba para que pudiéramos entender este punto era como sigue. Debíamos imaginarnos un cubo que tenía caras hechas de diferentes materiales: piedra, madera, metal, papel, etc. Suponiendo que se generara presión dentro del cubo, ¿cuál es la cara que se rompería? Evidentemente, la más débil, la de papel. Esa cara correspondería a la sexualidad. Por ello, se exhortaba a reconciliarse con uno mismo, buscar vencer en la lucha interior para lograr la paz que permitiría vivir la castidad perfecta.

Sin embargo, en lo que muchos no cayeron es que esta tensión interna podía ser generada por el mismo estilo de vida sodálite, que pretende ser un camino exigente y radical para alcanzar la santidad. Un estilo de vida que, en aras de alcanzar su meta, podía llegar a tensar el material humano de que uno está hecho hasta el límite. Hacer todo «según el máximo de mis capacidades y posibilidades» es uno de los lemas que se repite continuamente en el Sodalicio y en el Movimiento de Vida Cristiana. El problema está en que este vivir al límite de la exigencia puede en algún momento llevar a cruzar una línea que hace que la persona no aguante más y termine rompiéndose. Y esa ruptura puede generar heridas difíciles de curar y desencadenar fuerzas incontrolables en la psique. Generalmente, la persona sigue creyendo en aquel ideal que alguna vez lo encandiló, pero ahora arrastra como un herido de guerra una abertura sangrante en su costado, e intenta seguir luchando, levantándose y siguiendo en la brega, confiando que el mismo combate y la gracia de Dios le permitirán sanar.

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Germán Doig

En el caso de Germán Doig, es evidente que tenía que lidiar con una tendencia homosexual, que —dado el discurso homofóbico imperante en el Sodalicio— le habría llevado a tener un enorme sentimiento de culpa, agravado por el hecho de que en ocasiones no podía controlar ese impulso y lo llevaba a la práctica con jóvenes que estaban bajo su responsabilidad. Pero eso no anulaba el deseo de santidad que tenía y no le impedía esforzarse y entregarse a una vida al servicio de la Iglesia y de los demás. Más bien, resulta probable que a través de todas las obras buenas que realizaba —de las cuales hay innumerables testimonios— buscara redimirse de aquellas acciones perversas que ocasionalmente realizaba en privado. En otra palabras, si se me permite la expresión, Germán Doig era un “santo perverso”, o una persona que se valía perversamente de su posición de poder y confianza para satisfacer su impulso homosexual con jóvenes adolescentes, y al mismo tiempo anhelaba dejarse llevar por el Amor de Dios y alcanzar la salvación. En fin, algo de patológico podría haber en esto, pues estaríamos ante una especie de esquizofrenia espiritual. El problema está en que una disociación así no se puede arrastrar a lo largo de una vida, pues en algún momento la persona termina quebrándose definitivamente. En menor medida, como ya he relatado en mi post SODALICIO Y SEXO, yo viví esta disociación de manera heterosexual sin involucrar nunca a nadie, y el problema recién comenzó a mitigarse cuando dejé de vivir bajo la férula de la disciplina que se practica en las comunidades sodálites.

¿Estaba Germán en situación de dar a conocer sus malas acciones? Probablemente sabía que admitir abiertamente los delitos que cometía en privado hubiera significado el alejamiento definitivo de aquello a lo que, de buena fe y con las mejores intenciones, le había dedicado y entregado toda su vida, el Sodalicio de Vida Cristiana. El sentido de su vida estaba unido al destino de esta institución, hasta el punto de que el Sodalicio no sería lo que es actualmente sin la figura y el aporte de Germán Doig. Por el puesto y la responsabilidad que tenía, Germán debe haberse sentido atrapado en tales circunstancias y no habría avizorado ninguna salida factible. Sólo le quedaba seguir trabajando como siempre lo había hecho, esperando que Dios le mostrara el camino a seguir. Había probablemente otro candado que le habría sido difícil de romper, que se expresa en el enunciado repetido continuamente por Figari: quien está llamado por Dios a una vocación específica, pone en riesgo su salvación y su felicidad si abandona ese camino. Y ciertamente que este concepto rígido y fundamentalista de lo que es una vocación cristiana suele generar angustia y atar las conciencias, impidiéndoles tomar decisiones acertadas para solucionar problemas graves.

Por otra parte, hay una práctica que se recomienda en el Sodalicio, que en sí misma no es mala, pero que también puede tener consecuencias nefastas para mantener un estado de cosas insostenible, sobre todo cuando se convierte en un paliativo para anestesiar momentáneamente una conciencia atormentada. Me refiero a la confesión sacramental frecuente. A los sodálites de comunidad —y en general a todos los miembros de la Familia Sodálite— se les aconseja acudir al sacramento de la penitencia —o sacramento de la reconciliación, como se le llama ahora— por lo menos una vez por semana, a fin de estar continuamente en gracia de Dios. En la Antigüedad sólo era necesario recurrir a este sacramento cuando el cristiano había cometido una falta gravísima que rompía su vínculo con la comunión de los fieles en la Iglesia y, por lo tanto, la reconciliación se realizaba como un rito comunitario de reinserción en la comunidad eclesial. Cuando el sacramento de la penitencia fue perdiendo su carácter comunitario, adquiriendo un carácter más personal, y su práctica se redujo al ámbito privado, apareció en el siglo XII la práctica de la confesión frecuente, sobre todo entre los franciscanos y los dominicos.

Si bien es cierto que el sacramento perdona en nombre de Dios los pecados de quien está verdaderamente arrepentido, también es cierto que no soluciona el problema que puede ser la causa de que cometamos acciones inmorales y pecaminosas, ni tampoco borra las consecuencias de nuestros actos. Sin embargo, para quien tiene un fuerte sentimiento religioso y a la vez comete acciones reprobables gravísimas, tiene el efecto de sentir que ya no se tiene que llevar esa carga en la conciencia y que hay una nueva oportunidad. Es como hacer borrón y cuenta nueva. El problema está en que hacer esto semanalmente a la larga puede hacer que el problema persista y no se solucione. Es muy fácil que el “santo perverso” que hace borrón y cuenta nueva semanalmente termine por perder conciencia de la gravedad de su situación, pues siempre cuenta con una tabla de salvación a la mano para limpiar su conciencia, lo cual en casos como éste equivale psicológicamente a un auto-engaño, pues el estar arrepentidos y haber sido perdonados por Dios no significa que desaparezcan como por arte de magia las consecuencias de nuestros actos —en el caso de abusos sexuales, el trauma infligido de por vida a las víctimas—. Persiste la obligación de pagar la pena justa por las faltas cometidas y el deber de reparar el daño producido. En otras palabras, Germán debía haberse entregado a la justicia y haber hecho lo posible para las víctimas fueran asistidas psicológicamente y recibieran una indemnización justa. Confesarse sacramentalmente es algo bueno, pero limitarse solamente a esta práctica equivale a pasar las cosas por agua tibia.

En su novela Mateo Diez, el periodista Pedro Salinas menciona cómo el personaje de Eugenio Poggi pretende haber solucionado sus deslices sexuales con esta práctica. Lo que describe sobre la manera de combatir las tentaciones sexuales se ajusta a grosso modo a lo que se enseñaba en el Sodalicio, tanto en charlas, retiros como en la dirección espiritual. Pero a diferencia de Germán Doig, el Poggi de la vida real solía tener actitudes cínicas y desvergonzadas. En la parte del relato a la que hacemos referencia, el personaje de Mateo Diez, avatar del mismo Salinas, le pregunta a Poggi qué hacer cuando se ve sometido a una tentación sexual, a lo cual éste responde:

«—[…] Arremete contra tu carne cada vez que ésta te quiera morder. Arrodíllate sobre chapitas, báñate con agua helada y la ropa puesta, date pellizcos, golpéate. Además, si cedes a la tentación, recuerda que un pecado llama a otro. Ser cristiano no es fácil. No hay seguridad en esta vida, sino pelea. Y entre todas las batallas de los cristianos, las más duras son las de la castidad, donde la pelea es cotidiana y muy rara vez se obtiene la victoria. Por eso hay que andar con actitud de centinela. Navegamos en un mar muy tempestuoso, y en una navecilla demasiado frágil que es nuestra propia carne —dijo Poggi mientras se agarraba sus convexos y desbordantes rollos.
—Cuando dijiste “muy rara vez se obtiene la victoria”, sonó algo derrotista —acoté, porque percibí un brillo raro en la mirada de Poggi.
—La lujuria es un apetito desordenado por placeres prohibidos. No sólo ensucia el alma, sino también el cuerpo, que es templo del Espíritu Santo. Recuerda que, como dice San Gregorio, “un momento dura lo que deleita y eternamente lo que atormenta”.
—Creo que no me has respondido. ¿Nunca has tenido una tentación fuerte?
—Varias veces.
—Te pregunto por una de las más bravas.
—El año pasado tuve que ir a Alemania a palanquear una plata para la Milicia. Se trataba de una donación que nos iba a hacer un grupo religioso conservador. Luego de conseguir unos cien mil dólares para el movimiento, emocionado, de regreso al hotel donde estaba alojado, me invadió un deseo incontenible de sexo, de fornicar, de tirar como loco.
—¿Y? ¿Qué hiciste? ¿Te arrodillaste sobre chapitas? —le dije con sorna y me reí.
—No. Marqué el teléfono del cuarto para solicitar ayuda.
—¿A quién llamaste? ¿Al obispo de Múnich? —seguí con la cachita.
—No. A una puta teutona.
—¡¿Qué?! ¡¿Estás hablando en serio?!
—Sí, pero si dices una palabra de esto lo voy a negar, y puedo hacer que te expulsen de la Milicia por mitómano.
—¿Y por qué me lo cuentas?
—Me preguntaste por un momento de debilidad. Ése fue uno. Y no pasé la prueba. Además, la alemana tiraba como la puta madre —me comentó Poggi, casi salivando, pero sin dejar sus maneras afeminadas. Por un momento pensé que Eugenio me estaba tomando el pelo.
—Por cierto, después me confesé —agregó.»

En resumen, la exigencia extrema del estilo de vida sodálite unido a un concepto negativo de la sexualidad —tal como lo he descrito en mi post SODALICIO Y SEXO—, a lo cual hay que añadir el conflicto que habría tenido Germán sobre su verdadera identidad sexual —pues aun siendo evidente por los abusos que cometió que sus inclinaciones eran de carácter homosexual, él condenaba explícitamente la homosexualidad—, habrían generado en él una tensión interna de tales proporciones, que le habrían llevado a sucumbir a impulsos descontrolados y cometer abusos contra jóvenes adolescentes que estaban bajo su responsabilidad. Esto, unido a la práctica de la confesión frecuente como una manera de mitigar el peso de la conciencia ante los delitos cometidos —de los cuales Germán habría sido consciente como atrocidades que iban contra aquello a lo que aspiraba en su vida religiosa— podrían explicar en parte esta situación de esquizofrenia espiritual. Y si esto ocurrió con Germán Doig, podría volver a ocurrir con otras personas que vivan bajo las mismas estructuras institucionales, aunque cada caso tendría sus peculiaridades personales y el desfogue no necesariamente se daría a través de abusos sexuales, sino también a través de la masturbación —que, por comentarios que escuché cuando vivía en comunidad, era algo frecuente—, el recurso a la pornografía, visitas clandestinas a los burdeles o alguna aventura amorosa con alguna chica conocida. En todo caso, el problema no estaría en el celibato mismo, sino en las condiciones y circunstancias en que se intenta vivir está antiquísima y venerable práctica de la Iglesia, que ciertamente no es para todos.  Como afirmaba el cardenal Martini en el libro Coloquios nocturnos en Jerusalén (San Pablo, Madrid 2008), ni siquiera es para todos los que se sienten llamados a la vocación sacerdotal (ver http://de.scribd.com/doc/103798927/Martini-Carlo-Maria-Coloquios-Nocturnos-en-Jerusalen).

A la luz de todas estas reflexiones, se abre todo un abanico de preguntas sobre la muerte de Germán Doig. ¿Cómo murió realmente? ¿Por qué en ninguna de las noticias que dieron cuenta de su fallecimiento se informa sobre la causa de su muerte, ni siquiera sobre si padecía alguna enfermedad que hubiera podido ocasionar el deceso? Si tenía alguna insuficiencia cardíaca —según la versión semioficial que circuló en la Familia Sodálite—, ¿por qué su vida se desarrollaba como si no tuviera ninguna dolencia y por qué no se informó de esta dolencia a los medios? Ante todo esto, ¿cabría la posibilidad de contemplar la hipótesis de un suicidio? Son preguntas que los responsables del Sodalicio deberían responder, a fin de despejar dudas.

Luis Fernando Figari

Luis Fernando Figari

La otra hipótesis que también aparece en el horizonte es que Germán no sólo haya sido perpetrador, sino también víctima de abusos sexuales. Ciertamente habría sido víctima de un sistema ideológico y disciplinario que facilitaría el surgimiento y desarrollo de problemas psicológicos en las personas, los cuales en algunos casos devendrían en una especie de esquizofrenia espiritual, y ese mismo sistema le habría impedido encontrar una salida razonable a esa situación. La pregunta que nos hacemos es si fue víctima de una persona concreta, quien le habría iniciado en las prácticas homosexuales. De ser cierto esto, los indicios apuntarían en dirección a Luis Fernando Figari, Superior General del Sodalicio hasta el año 2010. En nota informativa del 22 de agosto de 2011, Diario16 da a conocer la denuncia contra Figari presentada ante el Arzobispado de Lima (ver https://web.archive.org/web/20160308072219/http://diario16.pe/noticia/8687-denuncian-a-fundador-del-sodalicio-vida-cristiana-por-abuso-sexual), donde la víctima, que curiosamente tenía 16 años cuando sufrió los abusos, afirma que tenía «serios cuestionamientos sobre su orientación sexual. Precisamente por ello acudió a Luis Fernando Figari, a quien le confesó que era homosexual. […] …en una ocasión, tras negarle enfáticamente que fuera homosexual, Figari le preguntó repetidamente cuál era ‘su tipo de hombre’ y para que se lo explicara más claramente le mostró revistas pornográficas, que un joven como él nunca había visto y que lo incomodó sobremanera. Pese a esto, Figari lo admitió en el Sodalicio, “convirtiéndose oficialmente en mi director espiritual”». Si esto es verdad, me pregunto: ¿qué hacía Figari en posesión de esas revistas pornográficas? A esto se suman otras preguntas: ¿por qué le había prestado a Germán Doig libros sobre yoga tántrico, que es una rama del yoga que busca controlar la energía vital mediante la práctica del sexo y el amor? También vienen a cuento anécdotas que cualquiera consideraría extrañas y sospechosas. Recuerdo que en el año 1983, durante las reuniones sabatinas en la comunidad San Aelred, cuyo superior era entonces Germán Doig, Figari hizo en algunos momentos comentarios tan fuera de lo usual, que hasta ahora guardo memoria de ellos. Una vez nos contó, riéndose obscenamente, de la mancha de semen que había quedado en uno de los libros que tenía, en una ocasión en que se había masturbado. Hasta ahora me pregunto cuáles serían los contenidos del libro mencionado. Asimismo, una vez mostró interés en saber quién se había afeitado alguna vez los vellos de los órganos genitales, siendo así que uno de los presentes manifestó haberlo hecho. Ante comentarios como los mencionados, no hubo ninguna reacción por parte de Germán, que aparentemente consideraba este tipo de frases como algo normal en Figari.

No existe por el momento ninguna evidencia de que Figari haya estado al tanto de los abusos sexuales cometidos por Doig. Lo que cuesta creer es que no haya sabido nada de las contradicciones interiores que habrían aquejado el alma de quien fuera su mano derecha, aquel a quien siempre llevaba consigo en sus viajes al extranjero y con quien se reunía en privado con suma frecuencia —bastaba una llamada telefónica para que Germán dejara lo que estaba haciendo y acudiera donde Figari, sin importar qué hora era—, aquel a quien en su misa de exequias llamó “hijo predilecto, hermano y amigo entrañable” (ver http://web.archive.org/web/20101122133556/http://eclesiales.org/germandoig.html).

Queda pues este escrito como mi testimonio personal sobre un ser a quien esperamos que Dios le haya perdonado sus faltas y le haya acogido en su seno, pues el bien que hizo a muchos durante su travesía terrenal es innegable —como podrán testimoniar muchos de los que lo conocieron personalmente—, así como son condenables sus graves delitos en contra de personas inocentes, a las cuales habría dañado de por vida y a las cuales el Sodalicio está en obligación de indemnizar por la responsabilidad que pueda tener como institución en que Germán haya hecho lo que sabemos que hizo. Y tomar las medidas para que casos semejantes no vuelvan a ocurrir.

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APÉNDICE

Quisiera transcribir un largo poema que tal vez pueda resumir lo que fue la vida de Germán Doig —o lo que él hubiese querido que fuera—. Hay una primera versión que desconocemos. Esta segunda versión data del año 1992 y resume varios de los temas que he tocado en este artículo.

¿Dónde estás, Señor? (1992)
Busco tu rostro, Señor.
Siento dentro de mí
crecer con fuerza
una nostalgia,
un anhelo,
de tu presencia, Señor.
No podría
apartarme
de tu camino, Señor,
pues queda en mí el recuerdo,
queda en mí un hondo vacío
que te reclama, con fuerza.
Te busco
en la creación,
en el horizonte infinito,
en las estrellas lejanas.
Te busco
en los rostros sufrientes,
Cristos heridos
que despiertan tu clemencia
y recuerdan tu presencia.
Te busco
en los hombres que buscan,
en sus miradas anhelantes,
en sus gestos confiados,
en la ternura de sus manos.
¡Muéstrame, Señor, tu rostro!
De rodillas ante Ti,
pero sin poder mirarte…
Quiero descalzarme
y subir tu monte.
No me importa si me quemo…
Quiero escuchar tu voz,
hablándome en el silencio,
llamándome en la noche…
Quiero sentir tu paso
y correr tras de Ti.
Quiero tocar tu mano
y sentir tu ternura.
Quiero apoyarme en Ti
cuando regreso cansado.
Quiero sentir tu consuelo
cuando me siento abatido.
Quiero descubrir mirándome
y sentir que me amas.
Quiero escuchar tu Palabra
mostrando mi camino.
Te he sentido, Señor,
pasar en silencio,
pero al voltear la mirada
sólo quedaba tu huella.
Te he escuchado, Señor,
en el viento,
y en las voces perdidas,
pero al callar
sólo el viento quedaba.
Te he mirado, Señor,
en el Santuario
de tu Iglesia,
pero mis torpes ojos
no han podido olvidar las apariencias,
sólo con la fe te adoraba.
Quedé siempre anhelante…
esperando,
pidiendo,
buscando…
Perdona mi atrevimiento.
Soy un impaciente buscador
de seguridades.
Vehemente y atolondrado
quiero tocar
y ver
y escuchar,
y sentir…
No me basta tu silencio creador,
ni tu discreta huella,
ni tu humilde reposo
tras el velo del Santuario.
No soy malagradecido,
lo sabes mejor que yo.
Todo me maravilla,
tu huella en el mar infinito,
en los colores del crepúsculo,
en el cielo y las estrellas,
y más tu presencia escondida
en la humildad del Santuario.
Te agradezco, Señor.
Es que quiero ver tu rostro,
sentir tu mano,
escuchar tu Palabra.
Ya sé, Señor, que al buscar
puede que no siempre te busque a Ti.
O que te cambie
en medio de mi impaciencia,
y termine tras falaces ilusiones.
Te he cambiado tantas veces,
por tantos ídolos;
falsos consuelos.
Si, recuerdo bien,
con dolor,
cómo en el pasado
he perseguido quimeras,
soñado con idílicos paraísos,
perseguido ilusorias utopías.
Creí encontrarte,
pero no eras Tú.
Tú estabas por ahí,
pero no eras mis mentiras.
En mi intensa ansiedad
olvidé mirar en el santuario de mi interior.
Huí de mí mismo,
me negué a ver la huella
que tu paso había dejado en mí.
Inquieto busqué en vano
sin saber que ya te tenía.
Me perdí por senderos sin fin.
Conforme más me alejé de tus huellas en mí,
más creció mi ansiedad.
Mientras más creció mi ansiedad,
más febril fue mi huida.
Busqué sin saber
que Tú ya me habías encontrado.
Te creí perdido
y oculto.
Pero el perdido era yo,
que me había ocultado
hasta para mí mismo.
Cuando cansado
después de tanto correr tras ilusiones
me senté
y en silencio
quedé sin palabras,
rendido,
sentí tu presencia.
Y en la quietud
del crepúsculo
luminoso
descubrí
la huella que tu mano creadora
había dejado en mí.
Busco, Señor, tu rostro.
No dejes que me oculte de Ti,
como Adán.
Llámame a tu presencia,
como a Samuel.
No dejes que me engañe,
como el joven rico.
Pídeme que te siga,
como los Apóstoles.
Sosténme los brazos,
como a Moisés.
Enséñame a arrepentirme,
como Pedro.
Y permíteme encontrarme
con tu Hijo,
como Isabel,
a través de María.

¿HISTORIA DE ENCUBRIMIENTOS EN EL SODALICIO?

Tercera entrega de una serie de cuatro artículos sobre el caso de Germán Doig.
Primera entrega: LUCES Y SOMBRAS DE GERMÁN DOIG
Segunda entrega: GERMÁN DOIG: ENTRETELONES DE UNA REVELACIÓN ESCANDALOSA

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El caso de Germán Doig no era el primer escándalo sexual de un miembro del Sodalicio de Vida Cristiana que saltaba a la prensa escrita. Ya en octubre de 2007 había habido un precedente con la detención del sodálite Daniel Murguía en el centro de Lima, en el momento en que estaba fotografiando a un niño de la calle desnudo en la habitación de un hotel (ver https://web.archive.org/web/20160303231233/http://peru21.pe/noticia/69754/capturaron-pedofilo-cuando-fotografiaba-menor-11-anos). Murguía, aunque pertenecía al círculo íntimo de Figari y vivía en su misma comunidad, era sólo un subordinado sin mayores responsabilidades. Se le expulsó inmediatamente de la institución, a fin de que quedara claro que el Sodalicio no avalaba este tipo de conductas. Y, por supuesto, para que la imagen institucional quedara incólume. Como siempre.

En cambio, el caso de Doig, el segundo en la cadena de mando después de Figari, tocaba el corazón mismo del Sodalicio, pues Germán había sido una de las columnas de la institución, tanto por su aporte a la configuración histórica e institucional del Sodalicio como al desarrollo de su doctrina y espiritualidad. La difusión pública de su caso a través de los medios de comunicación no tenía parangón. Pues ya anteriormente en su historia el Sodalicio habría tenido que lidiar con casos de abusos sexuales relacionados con miembros importantes de vida consagrada. Sólo que en el pasado estos casos habrían sido cubiertos por el manto de la discreción y entregados al silencio y al olvido, ofreciéndoles a los abusadores una salida honrosa y digna y, de paso, salvaguardando la imagen institucional ante la opinión pública. Y también ante la mayoría de miembros subordinados del Sodalicio, pues sus estructuras verticales y autoritarias conllevan una falta de flujo interno de información, de modo que son pocos los sodálites que llegan a enterarse de muchas cosas que han sucedido y están sucediendo en su misma institución y que son sólo de conocimiento de aquellos que están en la cima de la pirámide de mando. La falta de transparencia es una práctica que se da no sólo hacia el exterior de la institución, sino también hacia el interior de la misma.

Uno de estos casos es relatado por el periodista Pedro Salinas en su novela Mateo Diez (Jaime Campodónico/Editor, Lima 2002). Como ya he indicado en otra ocasión, si bien se trata de una obra de ficción, todo lo que el autor narra está basado en hechos reales, muchos de los cuales yo mismo puedo corroborar. Salinas no inventa los hechos y anécdotas que pueblan su novela, sino que reviste de ficción e incorpora a una estructura narrativa subjetiva acontecimientos de la realidad, que son modificados y acomodados en función de la trama, sin perder por ello su valor testimonial ni su núcleo de verdad. De modo que lo que narra puede ser inexacto en cuanto a los detalles, pero suele ser verídico en sus trazos esenciales.

El caso concreto a que me refiero ocurrió en el año 1985. En la novela, el personaje principal Mateo Diez, un trasunto del mismo Salinas, después de terminar su período de formación en San Bartolo, es enviado a vivir en la comunidad de Arequipa. Allí recibe una carta de su amigo Santiago Bedoya, que vivía en la comunidad de Barranco (Lima).

«Querido Mateo:

Aprovecho la oportunidad de que la delegación de Arequipa que participó en el Concílium está por acá para enviarte unas breves líneas.

Primera cuestión: si tú preparaste a estos patitas de Arequipa para el Concílium, ¿por qué no viniste tú en vez de Jajo Aranda? A veces no entiendo nada.

Segundo (y esto es top secret; sólo para tus ojos; absolutamente confidencial; después de leer esto, incinera la carta, ¿ok?): parece que Eugenio Poggi ha cometido una falta gravísima y ha sido recluido en la comunidad de la avenida Brasil. Esto no ha trascendido a las agregaciones, ni siquiera a todos los mílites que vivimos en comunidad. Pero sí te puedo decir que ha sido bien jodida la cosa: parece que EP tuvo relaciones homosexuales con Renato Falcone, un mílite menor que nosotros. Parece que se aprovechó de su condición de subalterno. ¿Te acuerdas del pata? Uno de ellos se la chupó al otro, no sé. No tengo mayor información. Pero te digo esto porque yo he tenido unos días de mierda, porque han estado hablando con las personas cercanas a Poggi, y, como tú eres uno de ellos, te lo adelanto para que estés preparado. Falcone ha dejado la comunidad, y probablemente la Milicia. Ojo: esto entre nos y no te olvides de incendiar la carta apenas termines de leerla. Yo sé que no lo puedes creer. Pero mi fuente es fidedigna: yo lo sé por el propio Julio Bertie, quien es la persona más cercana a Eugenio y ahora es mi director espiritual.

Yo, por mi parte e independientemente de esta escandalosa noticia, no estoy bien. No estoy contento. Tengo todo el feeling de que, haga lo que haga, tarde o temprano, la Milicia terminará por saturarme.

Aparte de mis reuniones de asesoría espiritual con Julio, estoy yendo donde un psiquiatra. Bertie me lo sugirió, no te asustes. En fin, estoy con terapia para discernir en serio sobre mi vocación y cuando esté más cuerdo te vuelvo a escribir.

Pero quiero que sepas que te escribo no para contarte el chisme de la década, sino para pedirte que me escribas. Hoy más que nunca necesito de un amigo.

Un abrazo y nada de huevadas de “en Cristo y María”,

Santiago

No lo podía creer. Eugenio Poggi, ¿gay? Todos sabíamos de los amaneramientos de Poggi, pero de ahí a dar el paso para salir del clóset… Alucinante. Terminé de leer la carta y la quemé, tal como me indicó Santiago. Si esto trascendía, el escándalo que iba a suscitar iba a ser terrible. Ya me imaginaba el titular de Expreso: LA MILICIA DE MARÍA: TODAS ERAN LOCAS. Si yo fuese periodista habría titulado la nota: PRÁCTICAS HOMOSEXUALES ENTRE EL CLERO CATÓLICO. O quizás: ABUSO SEXUAL EN LA MILICIA DE MARÍA.

Increíble. El mismo Poggi, quien me había hablado sobre la importancia de la castidad, primero, y sobre sus relaciones sexuales con una alemana, después, terminó siendo un lascivo homosexual. ¿O bisexual? Daba lo mismo. Lo aterrador era que, quien quería suceder a Ferrari en el trono resultó ser un personaje oscuro, sombrío, abusador de su posición de poder, un pederasta. “¡Puta madre, pudo pasarme a mí!”, razoné. ¡A este depravado lo eligieron como mi director espiritual!»

San Aelred de Rievaulx

San Aelred de Rievaulx

El individuo que correspondería en la realidad al personaje que describe Salinas en la ficción vivía efectivamente en la Comunidad San Aelred en la Av. Brasil, en Magdalena del Mar (Lima). En cuanto a esta comunidad, no sé si porque alguien se dio cuenta de que la figura de San Aelred, un monje cisterciense del siglo XII que había escrito sobre la amistad espiritual, era reivindicada por los homosexuales católicos como su santo patrón, o simplemente porque se decidió desde las altas esferas que todas las comunidades sodálites llevarían el nombre de una advocación mariana, lo cierto es que de un momento a otro la comunidad cambiaría su nombre por el de una de las tantas advocaciones con las que se designa a la Virgen María. Pero en ese momento, cuando todavía llevaba el nombre del santo de los gays, habían cuatro jóvenes aspirantes a la vida consagrada que estaban pasando su mes de prueba allí, bajo la responsabilidad y dirección de la persona mencionada, a quien seguiremos llamando con el nombre que usa Salinas en su novela: Eugenio Poggi.

Recuerdo cuando esos jóvenes fueron trasladados inesperadamente de un día para otro a la Comunidad Nuestra Señora del Pilar en Barranco (Lima), de la cual era superior Germán Doig y en la cual yo vivía en ese entonces. Antes de la llegada de los muchachos, el mismo Germán nos había comunicado que Poggi había cometido un acto grave contra la obediencia, y por eso mismo se le estaba quitando la responsabilidad no solamente sobre los muchachos que estaban de prueba, sino también sobre todos aquellos jóvenes a los cuales dirigía espiritualmente, y que iba a vivir bajó un régimen especial en la Comunidad San Aelred. Por supuesto, los chicos que estaban de prueba no sabían nada de esto. Germán les preguntó mientras desayunábamos juntos cuál pensaban que era el motivo por el que habían sido trasladados, y uno de ellos dijo que formaba parte de la dinámica de formación, porque les enseñaba a no tener una actitud instalada y a no aferrarse a un domicilio determinado. Germán encontró perfecta esa explicación como para no tener que dar más explicaciones, y le dijo que había acertado, que ése era el motivo. Así que se quedaron contentos de haber dado en el clavo. Y a decir verdad, ni ellos dieron en el clavo ni a nosotros se nos habría dicho los verdaderos motivos que llevaron al ostracismo que se le aplicó a Poggi, quien comenzó a ser vigilado continuamente y tenía que dar cuentas de todo lo que hacía. Viendo las cosas desde la distancia, una falta de obediencia no justifica las medidas tan extremas y radicales que se tomaron.

Yo fui traslado a la Comunidad San Aelred, de la cual era superior José Ambrozic y que estaba conformada por una variopinta tripulación: Alejandro Bermúdez, actual director de ACI Prensa; José Antonio Eguren, alias “el Cura Gordo”, futuro arzobispo de Piura y Tumbes; Ernesto Vallejo, un sodálite leal a la institución, de carácter risueño y acogedor; un amigo mío que había crecido en un barrio de clase media baja y que tiempo después huiría de una comunidad sodálite por vivir una aventura pasajera con una mujer casada, para después arrepentido retomar una vida cristiana como miembro del Movimiento de Vida Cristiana; un simpático joven de nacionalidad extranjera, homosexual —aunque yo no lo sabía en ese momento—, quien algún tiempo después sería discretamente invitado a retirarse del Sodalicio y regresar a su país de origen, debido a que le habría sido difícil controlar sus impulsos y habría tenido un incidente vergonzoso con un agrupado mariano. Oficialmente, se dijo que tenía vocación de monje —como San Aelred— y que iba a buscar un monasterio que lo acogiera.

Es preciso señalar que los homosexuales que ha habido en el Sodalicio no se colaron en la institución sin que se supiera de su orientación sexual. A través del sistema de dirección espiritual, que hurgaba también en la problemática sexual de los candidatos, Figari llegaba a enterarse de quiénes eran homosexuales, lo cual aparentemente no constituía un obstáculo para ser admitido en el Sodalicio. No sé si Figari pensaba que la práctica del celibato era suficiente para manejar los problemas que pudieran presentarse o si tenía otras razones personales para admitirlos. Lo cierto es que esta maravillosa muestra de tolerancia no se reflejaba a nivel doctrinal en la institución, pues el Sodalicio siempre ha tenido un discurso homofóbico y machista, junto con una falta de comprensión profunda de la problemática homosexual.

Todavía no me queda claro por qué yo fui elegido para vivir en la misma comunidad donde se tenía “recluido” a Poggi. Se me dio a entender que yo era poco influenciable y, por lo tanto, iba a ser difícil que Poggi me manipulara mentalmente. O tal vez porque se me consideraba un “marciano”, una persona que supuestamente no tenía los pies en tierra, que vivía en las nubes y no me daba cuenta de lo que sucedía a mi alrededor. A decir verdad, yo era capaz de percibir muchas cosas que se le pasaban por alto a los demás, aunque me demoraba en procesarlas mentalmente y ubicarlas con sentido en el cuadro de la realidad. Lo cierto es que en ese entonces me creí a pie juntillas lo de la falta de obediencia de Poggi. Aún no había encontrado motivos para desconfiar de mis superiores sodálites.

Poco tiempo después Poggi abandonaría el Sodalicio e iniciaría una nueva vida. Su recuerdo fue borrado de la memoria histórica de la institución, como era costumbre hacer ya desde esa época con aquellos que se iban, y los escritos que había publicado fueron sacados de circulación. Las pocas veces que se le mencionaría en conversaciones privadas sería designado como “el Innombrable”, nunca por sus verdaderos nombre y apellido. No era el primero en la historia del Sodalicio al que se le calzaba tal apelativo. Lo peor de todo es que no creo que se haya hecho nada por la víctima o posibles víctimas de tal sujeto, pues lo único que parece haberle interesado al Sodalicio en casos como éste es enterrar el asunto lo más rápido posible y hacer que el transcurso del tiempo hiciera el resto.

Otro supuesto caso de abusos, que ha llegado a mi conocimiento a través de comentarios dejados en este blog bajo la entrada SODALICIO Y SEXO, incriminaría a un tal Jeffery Daniels, egresado del Colegio Santa María de Monterrico (Lima) —al igual que Figari, Doig y la mayoría de los miembros de la generación fundacional del Sodalicio—, a quien se sindica como presunto responsable de haber abusado sexualmente de casi todos los integrantes de una agrupación mariana que estaba a su cargo. Recuerdo que Daniels era muy popular entre niños y adolescentes menores de edad, y se dedicaba en los años ’90 al apostolado juvenil en el Colegio San Pedro en La Molina (Lima), centro educativo para varones de familias pudientes que está bajo responsabilidad del Sodalicio de Vida Cristiana, y en otros colegios privados.

He reproducido en orden cronológico los comentarios sobre el tema posteados entre el 30 de enero y el 4 de febrero del año en curso en mi blog bajo la entrada SODALICIO Y SEXO. Sólo he corregido la ortografía y en algunos casos he hecho ligeros retoques y añadidos a la redacción, requeridos por el sentido de las frases, además de cambiar un par de nombres.

No conozco la verdadera identidad de aquellos que dan testimonio a través de estos comentarios, los cuales se identifican a través de seudónimos, a saber:

La Ciudad te Habla
Presunta víctima de abuso sexual por parte de Jeffery Daniels.

F.U.
Presunta víctima de abuso sexual no especificado.

J.A.
Víctima de abusos psicológicos que no especifica, a consecuencia de los cuales ha tenido que seguir un tratamiento.

JPS
Testigo que asume una posición favorable al Sodalicio, pero que, no obstante, confirma los supuestos hechos mencionados por las víctimas.

Al transcribir los mensajes, no pretendo llegar a conclusiones sobre hechos que yo mismo desconocía y que no puedo corroborar. Los testimonios tienen señales de ser auténticos, tanto por su forma y estilo, como por los contenidos y los detalles que señalan. Lo cual ameritaría que se investigue qué hay de cierto en los hechos que cuentan. Respeto la decisión de quienes, por razones personales y a fin de evitar inconvenientes, han preferido guardar el anonimato, lo cual no invalida sus testimonios. Ojalá se animen a presentar las denuncias del caso ante las autoridades competentes —las cuales están obligadas a mantener discreción sobre la identidad de los denunciantes—, a fin de que sus testimonios adquieran el peso jurídico necesario para iniciar un proceso.

La Ciudad te Habla dice:
30 de enero de 2013 a las 22:21

Yo conozco a otro pedófilo sodálite, Jeffery Daniels. Seguirá siendo sodálite, lo habrán botado o se habrá ido, ¿quién lo sabrá? Abusos a niños, agrupados del MVC [Movimiento de Vida Cristiana], se cometieron dentro de comunidades sodálites y no creo que sólo fueron Jeffery Daniels, Germán y Daniel.

Es difícil saber de estos abusos, porque varios de los abusados (compañeros de mi ex agrupación y supongo que de otras) que ahora son sodálites, fueron abusados por el consejero que era o es sodálite perpetuo (digo “era” porque fácil [que] lo botaron). [Se refiere al rango de profeso perpetuo, que es el que tienen los sodálites consagrados que han hecho promesas formales de obediencia y celibato a perpetuidad. Según los estatutos del Sodalicio se puede ser liberado de esa promesas con autorización del Superior General, si existe una causa gravísima que lo amerite, teniendo esto como consecuencia que la persona deje de pertenecer al Sodalicio y no pueda volver a ser admitido en él.]

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Guillermo Montezuma dice:
31 de enero de 2013 a las 5:42

Tú puedes decir y mencionar nombres y no puedes escribir el tuyo. A eso le llamo cobardía, quizá ése es tu otro nombre y apellido.

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La Ciudad te Habla dice:
31 de enero de 2013 a las 16:20

¿De qué sirve que ponga mi nombre? El hecho es que una o varias personas se aprovecharon sexualmente de niños gracias a su posición de guía espiritual.

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Santiago dice:
31 de enero de 2013 a las 18:16

El señor en mención ya no [forma] parte del SCV [Sodalitium Christianae Vitae]. Recuerdo que cuando preguntábamos qué había sido de él —pues de un momento a otro desapareció—, nos informaron que él quería ser monje y que lo enviaron a San Bartolo para meditar y discernir sobre su “nuevo llamado”. Amigos míos que habían entrado a formandos [tercera etapa de formación en la escala de rangos del Sodalicio] en San Bartolo me comentaron que el señor paraba recluido en una habitación, que rara vez salía, pero que tenían prohibido hablar con él. Año y medio más tarde nos dijeron que Luis Fernando [Figari] le había dicho que no, que la espiritualidad sodálite no acogería esa nueva rama (monjes) y que por ello dejó el SCV y partió fuera del país a fin de desplegarse en lo que sería su nuevo llamado. Al menos esa fue la explicación que a mí y a mi grupo de discernimiento nos dieron.

Si paso algo más, si lo ocultaron, lo negaron, lo trataron, no lo sé.

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La Ciudad te Habla dice:
31 de enero de 2013 a las 18:40

Hola, Santiago:

Si te refieres a Jeffery Daniels, lo que te dijeron sobre su vocación es mentira. Esta persona hizo atrocidades, abusos y aberraciones con casi todos los de su agrupación. Te digo “casi todos”, porque sólo se salvó uno, que ahora es sacerdote sodálite en Ecuador. No creo que una persona así tenga vocación de monje.

Todos los sodálites no son como él, por suerte, pero debido a falta de normas de seguridad dentro de sus comunidades y de todo el rollo que tienen con el sexo, se han cometido atrocidades a niños agrupados que, como yo, lo denuncian. Parte de la culpa también la tiene el Sodalitium, no sólo Jeffery.

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J.A. dice:
31 de enero de 2013 a las 13:39

Guilermo, te recuerdo que el mismo Señor nos exhorta a denunciar. Somos muchas personas afectadas psicológicamente y que tenemos daños que hemos sufrido en el SCV —por correo interno te puedo dar mi nombre y mencionarte el tratamiento que tengo que seguir—, así que lo que menos podemos hacer como cristianos es DENUNCIAR. Denunciar no es sinónimo de no perdonar o de resentimiento, pero si no denunciamos, entonces seríamos cómplices de abusos, atropellos y malos procedimientos y en el fondo seríamos otros Pilatos más que nos lavaríamos las manos. No estoy de acuerdo con tu posición. La lógica que utilizas es darle el significado [de] silencio al perdón, y definitivamente ése no es el significado del perdón. El mismo SCV, ACI [Agencia Católica de Informaciones] y el MVC han denunciado y denuncian muchas cosas que en la Iglesia y en las personas no están bien. Entonces de acuerdo a esto, ¡¡¡el SCV, ACI y el MVC son resentidos!!! ¿¿¿Tú les dirías a ellos que se callen y que perdonen??? No te entiendo; no entiendo tu proceder, ni tu lógica.

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La Ciudad te Habla dice:
31 de enero de 2013 a las 21:39

Santiago, además si el Sodalitium sabía de las atrocidades, violaciones y demás cosas que hizo Jeffery Daniels, se convertirían en cómplices de esos delitos. Y estoy seguro de que en el Sodalitium sabían, porque sé que dos de mi ex agrupación son sodálites de diferentes vocaciones, uno sacerdote sodálite y otro casado. Me da pena que en una institución donde existen personas tan buenas, también existan personas sin valores que destruyen el buen trabajo que otros hicieron y hacen. Dices que Jeffery Daniels ya no pertenece al Sodalitium. Por lo que sé, este violador es sodálite perpetuo, y el concepto de perpetuo es [para] toda la vida.

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Jorge dice:
1 de febrero de 2013 a las 5:11

[…] Claro, ¿cómo van a permitir un ataque a Martin, si él es quién tuvo la valentía y el coraje de escribir,lo que ellos no han escrito? ¿Cómo van a decir que los escritos de Martin son exagerados, tediosos, narrativos, puritanos y chismosones? Eso no es posible.

Lucas le responde a Guillermo que debe quedarse callado, ¡no se puede opinar en contra de lo escrito por Martín! Dan por sentado que todo lo que escribe Martin es verdad y es como se vive en las comunidades sodálites. Guillermo les dice que no es cierto, gran osadía la de Guillermo; responden: “él solo quiere defender al SCV”; por lo tanto, su testimonio es inválido. Incluso aparece un señor que inicia una argumentación psicologista sobre sectas, generaliza, tira barro, da muestras de su “gran conocimiento” y pretende tener la razón sobre lo que se vive en las comunidades del SCV. Él tiene más razón que alguien que ha vivido en ellas. Aparecen víctimas de los abusos de la forma de vida en las comunidades sodálites, escriben con dramatismo, tratamientos psicológicos de 15 años por culpa del SCV y no es sólo el que escribe, sino que él conoce un montón de personas más. ¿Cómo se puede refutar eso? Si lo refutas, eres un maldito, pues no comprendes que el SCV trauma a las personas y los lleva al psiquiatra.

Finalmente, aparece alguien que utilizando su cuenta de Facebook, endosa delitos sexuales a una persona sin pruebas sólo con su dicho y, para terminar de embarrar al resto, nuevamente manifiesta sin pruebas: ”y no creo que sólo fue Jeffery Daniels, Germán y Daniel”. Lo curioso es que no pone su nombre. Claro, es fácil ocultarse en el anonimato. Podría yo también señalar que esta persona cometió equis delitos y tranquilamente esconderme tras un seudónimo. Mi estimado anónimo, si eres víctima de los abusos de un delincuente sexual, denúncialo, úbicalo y mételo preso, pero por favor no tires barro a personas que no tienen nada que ver en el supuesto delito que cometieron contra tu persona. […]

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La Ciudad te Habla dice:
1 de febrero de 2013 a las 15:42

Hola, Jorge:

Las pruebas las puedes escuchar de boca de todos los agrupados del Colegio Santa María que pertenecieron a la agrupación de Jeffery Daniels hasta el año ’96. Algunos de ellos son sodálites y, como buenos cristianos católicos, te podrán decir la verdad. Los abusos sexuales se cometieron en la comunidad de San Borja, en las misiones [a las] que fuimos un año a La Joya, Camaná [Arequipa], y al año siguiente a Quilca, también en Camaná. Pruebas puedes encontrar dentro del Sodalitium. Mi último contacto con alguien del Sodalitium fue cuando [un sodálite] fue a mi casa a tantear si le decía algo de las atrocidades que Jeffery me hizo y le hizo a casi toda su agrupación, y amablemente lo invité a irse de mi casa. Eso fue en el 2000. Saber quién soy es fácil y saber de las pruebas también. Sólo realiza las preguntas, como dice Santiago, y llegarás a la verdad. Hablo ahora porque no me gustaría que a mi hijo o a nadie le suceda lo que pasó con esa agrupación.

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Martin Scheuch dice:
1 de febrero de 2013 a las 15:58

…quisiera comentar algo sobre el anonimato. El poder expresarse de manera anónima es algo a lo que se tiene derecho, sobre todo en el ámbito de Internet. Hay muchas cosas ciertas que algunos no se atreverían a decir o testimoniar, si no se garantizara su anonimato, pues existe el temor de represalias, medidas punitivas, acoso, etc. De ninguna manera es un acto de cobardía. Lo que alguien dice de manera anónima puede ser discutido, debatido e incluso contradicho. La atención se centrará en los contenidos y no en la persona concreta que los haya emitido. Y admito que sobre el caso de Jeffery Daniels no sé por el momento absolutamente nada. Pero dada la cantidad de testigos que hay, es algo que merecería ser investigado. No estamos hablando de meros vicios privados, sino de delitos que en cualquier sociedad sana se ventilan en el fuero penal.

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F.U. dice:
1 de febrero de 2013 a las 20:54

Jorge, el dramatismo con que dices que hablamos es cierto. Yo fui víctima, y ya te he dicho en alguna ocasión que si quieres pruebas de mi caso te las puedo dar. Mi caso no es aislado. No me siento tranquilo frente a una institución que por su proceder ha causado tantos males a tantas personas. Si de verdad quieres saber una lista de nombres verificables, pues contactémonos y hablamos. Eso no es un secreto ni siquiera para muchos sodálites que están en comunidad y que están saliendo, porque definitivamente su conciencia no los deja [tranquilos]. Así que si quieres sincerarte y dejar las pasiones a un lado, date la oportunidad de abrirte a la verdad y sus hechos. Yo y muchos más te lo podemos decir. Con respecto a las denuncias formales, créeme que las hay tanto en Lima como en Roma, por abuso psicológico, abuso de poder, abuso sexual y corrupción de menores. Eso ya está hecho. Acá venimos a comentar algo que se mantuvo reprimido por mucho tiempo y que no queremos que pase en vano o que pase a otras generaciones. Con respecto al hecho de que estas denuncias recaen sobre particulares y no sobre la institución, déjame decirte que la formación en San Bartolo era llevada bajo la política del SCV. Además se nos tenía dicho que todo lo que dijeran LF [Luis Fernando Figari] y GDK [Germán Doig Klinge] era política del SCV y vaya que se seguía esa política a pie juntillas. Así que, mi estimado Jorge, si quieres evidencias y pruebas, con mucho gusto [te las doy]. Si en verdad buscas la honestidad y no defender tu pasión por el SCV, pues aquí hay uno dispuesto a darte pruebas, nombres, muuuuuuuuuchos nombres de afectados que están dispuestos a dar su testimonio. Ahora no me vendrás a decir que nos juntamos un montón de gente que a las justas nos conocíamos a hundir al SCV. En verdad te preguntaría lo mismo que le he preguntado al SCV: ¿tu interés es ser fiel a la Iglesia y a Cristo por medio del SCV, o tienes al SCV como un fin, al que no quieren cambiar por un no-se-qué extraño? Porque es innegable que es contundente el hecho de que hay vicios que hacen mucho daño en el SCV. Y si no fuera así, pues entonces no hay nada que temer. Todos nosotros nos hundiríamos por nuestro propio peso, y el SCV con una simple muestra de transparencia rebatiría todas estas acusaciones. Tanto me temo que no lo pueden hacer.

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JPS dice:
1 de febrero de 2013 a las 21:18

Confieso que lo que cuenta Martin me ha dolido mucho.

Y no porque considere que sea un “traidor” ni nada por el estilo, sino porque habiendo vivido muchos años en comunidad, puedo decir que fueron años muy felices y de los que guardo el mejor de los recuerdos. Años exigentes, ciertamente, pero cuya exigencia tenía un sentido y daba grandes frutos en el apostolado y en el deseo de ser cada día más santos.

Es verdad que algunos hermanos podían ser presa de la vanidad y que ello desvirtuaba los grandes beneficios de las exigencias y el ascetismo. Esa vanidad, que en algunos superiores podía combinarse con un desmedido énfasis en el rigor, puede haber afectado a algunos. Eso es comprensible y es lo que parece haber sucedido con Martin. Pero es solo una suposición y no es motivo de estas (torcidas) líneas.

Lo que quiero decir es que, como Martin, nunca supe de los abusos sexuales durante mi pertenencia al SCV y, ahora que se sabe lo de Germán, Daniel y Jeffery, sólo puedo decir que es lo único que sé. Sé que son casos aislados y minoritarios. Gravísimos y condenables, pero aislados. Por eso pienso que atribuirle al SCV como institución las barbaridades de esos tres enfermos es incorrecto. Y si no son minoría y surgen más casos, lo asumiré con el mismo dolor con el que asumí los otros.

Entiendo el dolor de gente como Gonzalo Cano, cuyo hermano parece haber sido abusado por Daniels, pero no tanto la actitud de Pedro Salinas ni la de JEES [José Enrique Escardó Steck], porque en ellos el rencor se torna por momentos pueril. Entiendo el repudio a Murguía y a Jeffery por las conductas que se les atribuyen. Pienso, sin embargo, que se exagera al decir que sólo uno de los agrupados de Daniels se salvó. He conversado con algunos de esos agrupados, y aunque es cierto que Daniels es culpable, también es cierto que no todos fueron víctimas. De quien se dice que fue abusado y que hoy es sacerdote, solo puedo decir que tengo fundadas razones para pensar que esa afirmación no es cierta, pero no puedo afirmarlo con la categoría y convicción de La Ciudad te Habla.

En cuanto a ti, Ciudad, concuerdo con Martin en que tu anonimato en nada afecta tus opiniones, y por eso me tomo la libertad de dirigirme a ti, de anónimo a anónimo: quienes sabemos quién eres (o por lo menos creemos saberlo), entendemos tu actitud. Jeffery fue un mal hombre. Pero entiende que fue Jeffery, no el SCV, quien les hizo daño a ti y a tu agrupación. Recuerda también que las acusaciones a Jeffery por parte de [Leonardo] fueron directamente transmitidas no a Luis Fernando, sino a Germán, de quien en ese entonces se tenía el mejor concepto. Como seguramente te pasa, de sólo pensar en eso se me escarapela el cuerpo. La complicidad y la suciedad de esas almas me espeluznan. Pero ése no es el SCV, por lo menos no el que viví. Esos son Daniels y Doig traicionando el espíritu y la misión del SCV. Amarrándose una soga al cuello.

Además creo, sin temor a equivocarme, que el deseo de muchos de los críticos es encontrar más mierda de la que realmente existe. Pienso también que el resentimiento de Pedro y JEES por habérseles “cerrado las puertas” luego de su salida (práctica que sí existió por mucho tiempo) han encontrado en las miserias de Germán, Daniels y Murguía ua nuevo aire. Pienso que periodistas como Paola Ugaz se regocijan encontrando basura, pero que se desesperan cuando no encuentran tanta como quisieran. Pero ésas son sólo opiniones.

En cuanto a lo que dice F.U., sería bueno que aclare si los “muuuuuuuuchos” afectados son por temas de índole sexual o también por los temas psicológicos y de abuso de poder por él mencionados. Ayudaría mucho al foro.

Finalmente, te mando un abrazo, Martin. Aunque no conozco tus actuales composiciones, tengo el atrevimiento de refutarte y discrepar contigo: tus composiciones dentro del SCV son una verdaderas joyas. Grandes herramientas para la oración y el apostolado pero, sobre todo, grandes ventanas hacia tu corazón de artista. Hasta hoy las escucho y descubro en ellas no sólo la fineza y valía de su autor sino, sobre todo, las insondables realidades de la fe y de la Iglesia.

Saludos.

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La Ciudad te Habla dice:
1 de febrero de 2013 a las 21:46

El único que se salvó fue el Cabezón, y Jeffery lo afirmó y se lo dijo al frente de todos sus agrupados un día antes de su misa por sus votos perpetuos en Camacho, en casa del Cabezón. Además de haber sido abusado por él. Por eso lo afirmó.

Por lo que dices, JPS, me queda claro que lo de la vocación de monje de Jeffery era pura mentira.

No te puedo afirmar más cosas, porque no sé si la denuncia de [Leonardo] hizo que lo manden a Jeffery a San Bartolo aislado por un año y medio. Y si fue así, las personas que hicieron esto serían cómplices de este enfermo violador por no haberlo denunciado.

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La Ciudad te Habla dice:
1 de febrero de 2013 a las 22:09

Además qué pena que las atrocidades que cometió el sodálite perpetuo Jeffery Daniels salgan a la luz ahora en este blog. Y me siento bien y que estoy haciendo lo correcto de hacer estas denuncias y saber que [Leonardo], hombre valiente, no se quedó callado y denunció esto antes que yo.

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JPS dice:
1 de febrero de 2013 a las 22:26

Ciudad:

El responsable del manejo del tema Daniels fue GDK. Nadie más que él. Lamentablemente para todos, a él llegaron las denuncias y, como imaginarás, se encargó de manejarlas a su conveniencia. Los sodálites no tenían por qué desconfiar de esa historia. Al igual que Martin en su momento, los demás no sabíamos qué es lo que había pasado.

No voy a poner en duda lo que dices que dijo Jeffery en esa reunión, pues de él espero cualquier cosa. Como dices, es posible que todos los que estaban ahí presentes fueran víctimas, pero Daniels tuvo otras agrupaciones y es injusto para los otros jóvenes que se diga cosas que no fueron. Sin embargo, ahora entiendo que te refieres a esa agrupación específica. Y sí, fue un miserable.

Quiero que entiendas que no reprocho tu actitud, sino que la entiendo. Pero así como sé de lo que hablas, te digo que eso no es el SCV. Muchos de mis grandes amigos son sodálites hasta el día hoy. Mucho de lo bueno de mi vida me lo dio el SCV. Y en ese SCV no debió haber habido lugar para gente como ésa. Es una espina punzante, Ciudad, y lamentablemente tú conoces de cerca su veneno. Pero que toda esa tragedia no te nuble. Principalmente por tu bien.

Que se denuncie a quienes sean culpables y que se haga justicia, pero nada más que justicia. El resto es venganza.

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La Ciudad te Habla dice:
2 de febrero de 2013 a las 16:04

Guillermo:

Supongo que tus comentarios de hace un par de días respondieron a un impulso casi ciego de defensa de una institución a la que de repente perteneces, [y] que las personas con un poco de inteligencia, autonomía y demás cosas estoy seguro —alguien mas ya te lo ha dicho y en este blog lo han debido de tocar varias veces— NO COMETERÍAN. Pero alguna vez fui así. Te entiendo y acepto tus disculpas.

Primero me dijeron cobarde, luego que tiraba barro, que no había pruebas, luego de un día [para otro] lo aceptaron (supongo que las pruebas no eran necesarias) y ya no se hablaba solamente de Germán y Daniel. Ahora se habla de Germán, Daniel y Jeffery. Ya no son dos, ahora son tres abusadores sexuales dentro del Sodalitium. Y ahora tus disculpas.

Lo que no escucho hasta el momento es qué ACCIONES piensan tomar o han tomado para que no vuelva a suceder esto. Las violaciones sucedieron en las misiones que se hacían a mitad de año en Arequipa. En las mismas misiones (en Camaná) y en el Centro Pastoral de Arequipa, donde dormíamos. Una buena accion a tomar podría ser que menores de edad no vayan a las misiones y sólo asistan mayores de 18 [años]. Pero leo eso y me da pena. Mis comentarios no van a buscar venganza; sólo quiero que no sucedan más estas atroces violaciones dentro del Sodalitium. Las violaciones sucedieron en la comunidad sodálite de San Borja [Lima] y en el Centro Pastoral del mismo distrito. ¿Qué acciones han tomado —si, por lo que leo en comentarios anteriores, ya sabían de la denuncia de violación que Jeffery Daniels cometió [contra] uno de sus agrupados— o qué acciones van a tomar para que no vuelva a suceder?

Si [el sodálite mencionado antes] fue a mi casa [en] el 2000, antes [de] que Germán fallezca, a ver si le decía algo sobre las atrocidades de Jeffery, ya no era sólo Germán el que sabía del caso. Germán era el segundo de la institución, y [ese sodálite] en ese entonces recién había empezado a vivir en la comunidad sodálite de Barranco [Lima]. Es difícil creer que sólo Germán sabía de esto, si hasta una persona que recién empezaba a vivir en comunidad lo sabía.

Otra cosa que me gustaría saber es dónde puedo encontrar el informe formal que el Sodalitium ha realizado sobre las violaciones que el sodálite perpetuo Jeffery Daniels cometió en comunidades sodálites y en las misiones que el MVC organizaba en Camaná (Arequipa). Si los sodálites sabían de este caso cuando lo denunciaron, ¿dónde lo denunciaron?

Son cosas que no dejan bien parada a una institución, sea cual sea.

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La Ciudad te Habla dice:
4 de febrero de 2013 a las 17:49

Por lo que leo en posts anteriores, el Sodalitium sabía de las violaciones y abusos sexuales que Jeffery Daniels cometió, debido a una denuncia hecha por el hermano del abusado.

Como agraviado de las violaciones hechas [por] Jeffery Daniels, ¿dónde puedo encontrar un informe hecho por el Sodalitium sobre las atrocidades hechas por este miserable?

Quisiera saber dónde y cuándo hicieron las denuncias y si llegaron a algo.

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Jorge dice:
4 de febrero de 2013 a las 20:18

¿No sería mejor que lo denuncies ante la justicia peruana? ¿No sería mejor que sigas un proceso legal para castigar a los culpables? ¿Ganas algo pidiendo información en este blog?

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Tito dice:
4 de febrero de 2013 a las 20:22

Sí, Jorge, gana saber si el Sodalicio hizo algo al respecto. ¿De qué sirve ir a la justicia peruana? ¿Para que todo ocurra como siempre, que se enteren por terceros y luego salga el Sodalicio a decir “no tuvimos nada que ver, no sabíamos, lo sentimos mucho”?

Por si no te has enterado del tema, aquí [se trata de] si el Sodalicio hizo algo o no hizo algo respecto a que su institución da a luz a demasiados pederastas [como] para ser una organización religiosa normal.

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Santiago dice:
4 de febrero de 2013 a las 22:37

Hola, Jorge:

Sí, La Ciudad te Habla gana algo. Que más personas se anden con cuidado, que descubran que los hombres podemos ser santos o sencillamente instrumentos del demonio. Y que cuando se busca ocultar algo, es porque se sabe que es fruto de algo que no esta bien en el interior de la asociación o de la persona.

Es hora de que se salga al encuentro de las necesidades de las personas, sobre todo de las víctimas, de hermanos nuestros de quienes debimos ser sus guardianes, y que con nuestra pasividad y desidia dejamos caer.

Ocultar hechos es negarse a brindar soluciones y explicaciones, peor aún, no buscar abrirse a la corrección fraterna. Dime: ¿crees que lo que aquí se dice no se habló ya con los superiores o personas de relativo cargo? Hay mucha gente buena que lo ha hecho, pero no ha obtenido nada a cambio. Es lamentable, pero cuando a uno no lo escuchan en su propia casa, tiene que abrirse espacios para reclamar caridad, justicia y acción. No debe de hacerse una rutina de ello; no debe esperarse que sea la presión mediática la que tenga que influenciar en tomar acciones cuando lo debería hacer el Amor de Dios.

“¡Humildad!” se escucho en la Asamblea Plenaria del SCV cuando se toco el tema de GDK. ¡Humildad se necesita ahora para aceptar las culpas y plantear soluciones! Soltando ese lastre, el SCV podrá desplegarse y dar más gloria a Dios.

Hasta aquí los comentarios sobre el caso de Jeffery Daniels. Sería interesante conocer la versión del mismo Daniels, el cual, hasta donde tengo entendido, reside actualmente en los Estados Unidos. Sería interesante saber por qué estuvo “recluido” durante un tiempo en una de las casas de formación del Sodalicio en San Bartolo, en circunstancias en que no le estaba permitido ni siquiera comer junto con los demás miembros de la comunidad, sino que le llevaban la comida a una habitación separada y sólo tenía autorización para hablar con una persona determinada, como me ha sido confirmado por otra fuente. Yo mismo he sido testigo de otros casos en que se aplicó esta práctica de aislamiento, en general con sodálites de comunidad que habían entrado en “crisis” y habían tenido algún lío de faldas, resolviéndose la mayoría de estos casos con la salida de comunidad de la persona afectada. Por otra parte, ¿qué relación habría tenido Daniels con Germán Doig, quien parece haberlo protegido y haberse encargado de que nada se supiera de las acusaciones que pendían sobre su cabeza? En vano se pedirá un informe al respecto a las autoridades del Sodalicio, pues ese informe probablemente no exista, así como tampoco hay evidencia de que se haya comunicado nada de esto a las autoridades eclesiales para hacer la denuncia correspondiente.

Entendemos que una institución de vida consagrada, donde sus miembros se han comprometido a guardar el celibato, quiera mantener discreción respecto a faltas graves contra la castidad cometidas por algunos de sus integrantes, con el fin de salvaguardar su propia imagen y la reputación de las personas que han tenido esos deslices en su vida privada. Pero esto debe limitarse a actos privados en los cuales, si hay participación de otras personas, se da un consentimiento mutuo para la realización de tales actos, por más pecaminosos que puedan ser. De este modo, si algún consagrado ha tenido sexo consentido con otra persona de otro sexo —como puede ser una aventura amorosa con una mujer soltera o casada, o comercio carnal con prostitutas—, o incluso si el acto sexual se ha dado de mutuo acuerdo con una persona mayor de edad del mismo sexo que el suyo, no existe la obligación de dar a conocer estas cosas a la opinión pública, pues se trata de vicios y pecados privados, ciertamente graves, pero no de delitos. Es lícito cubrir con el manto de la discreción tales hechos. Pero si los deslices sexuales involucran actos de seducción, abuso de posición y de confianza, manipulación psicológica, extorsión, violación, uso de la fuerza para obtener el objetivo deseado, o si las personas afectadas son menores de edad, entonces nos hallamos ante actos delictivos y, en consecuencia, existe la obligación de hacer una denuncia formal y, eventualmente, dar a conocer los hechos a la opinión pública. Tratar actos de esta categoría como “asuntos familiares” que no deben ser revelados constituye delito de encubrimiento.

Hay que tener en cuenta que también existe la obligación de ayudar a las víctimas, indemnizarlas y tomar la medidas del caso para evitar que esas cosas vuelvan a suceder. Para ello se requiere que haya transparencia y honestidad. Y, evidentemente, el culpable debe ser sancionado de manera justa. Lo cual termina beneficiando a todos: a las víctimas, que pueden de esta manera sanar sus heridas; al culpable, que, pagando su delito, puede rehabilitarse personalmente; a la institución, que muestra que ha actuado de manera responsable y demuestra así su confiabilidad. Y si al final se descubre que las acusaciones eran falsas, la institución queda libre de toda sospecha. En ese sentido, lo peor que puede hacer es encubrir los abusos sexuales cometidos por sus miembros. Para que nadie se entere, ni siquiera los miembros subordinados ad intra, que son la mayoría y que están en la institución de buena fe y con las mejores de las intenciones, sin sospechar que esas cosas también pasan en entidades católicas que aspiran a ser camino de santidad.

Me dirijo ahora a quienes consideran que han sido víctimas de abusos sexuales o psicológicos en el Sodalicio de Vida Cristiana. Es importante vencer el miedo y la vergüenza para poder superar el trauma. Asimismo, hay que hablar sobre las experiencias vividas, a fin de poder objetivar el dolor y el sufrimiento que aún quedan. Quizás el camino a recorrer sea largo, pero al final podremos reconciliarnos con nosotros mismos, quizás también con Dios, y perdonar a los culpables. La recompensa será una libertad interior ganada a pulso. También es importante conversar estos temas con una persona de confianza y, de ser posible, presentar una denuncia formal, a fin de que estas cosas no se repitan y los responsables no queden impunes. Es una obligación pendiente que se tiene no sólo con la sociedad, sino también con aquellos miembros de la institución que todavía permanecen en ella, viviendo bajo un sistema que habría permitido que ocurrieran tales abusos y los habría encubierto. ¿Querremos con nuestro silencio ser cómplices de esta situación?

Confieso que a veces uno quisiera que ciertas hipótesis no se vieran corroboradas por la realidad. Y éste es uno de esos casos, pues para muchos significaría el derrumbe de un sueño y la caída de algo en que muchas personas inocentes han cifrado sus esperanzas y mediante lo cual han afianzado una vida cristiana comprometida. Pero a veces hay ciertas dosis de realidad que es necesario aplicarle al paciente para curarle de su enfermedad, aunque ello implique pasar temporalmente por un estado de shock. Porque sólo la verdad nos hará libres.

Ante todo este panorama que se nos ha presentado con las tres primeras entregas de esta serie de artículos sobre el caso Doig, surgen algunas preguntas. ¿Es posible que un hombre como Germán Doig haya tenido un auténtico deseo de santidad y, a la vez, se haya sentido inclinado a cometer los actos perversos que efectivamente llevó a la práctica? ¿Qué sucedía en el alma de Doig? ¿Qué circunstancias estructurales y disciplinarias del Sodalicio influyeron para que se mantuviera en lo que considero un estado esquizofrénico de santo pervertido? ¿Era su vida espiritual auténtica, o era simplemente una farsa? En la siguiente entrega intentaré una aproximación a estas cuestiones.

Cuarta entrega: GERMÁN DOIG: UNA INTERPRETACIÓN

GERMÁN DOIG: ENTRETELONES DE UNA REVELACIÓN ESCANDALOSA

Segunda entrega de una serie de cuatro artículos sobre el caso de Germán Doig.
Primera entrega: LUCES Y SOMBRAS DE GERMÁN DOIG

diario16_portada92Germán Doig Klinge murió el 13 de febrero de 2001 durante el sueño nocturno, en la Comunidad Nuestra Señora de la Evangelización en San Borja (Lima), de la cual era superior. Nada hacía presagiar este repentino final, pues no era de conocimiento público que padeciera alguna enfermedad letal. Más aún, el transcurso de su jornada parece haber sido normal, sin nada que se saliera de lo usual. Posteriormente, no hubo ninguna declaración oficial que diera cuenta de las causas de su deceso. Si bien para muchos las circunstancias de su muerte aún permanecen en el misterio, lo que sí queda claro es la fama de santidad que se había forjado en vida y que permaneció incólume durante diez años después de su muerte, con ayuda del aparato de propaganda que armó y gestionó el mismo Sodalicio de Vida Cristiana.

El primero en contradecir la versión oficial de la vida santa del discípulo predilecto de Figari fue José Enrique Escardó, mediante un mensaje que dejó en un foro online y que fue reproducido por un tal Eduardo Lause el 25 de noviembre de 2001 en una lista de correos de eListas.net (ver http://www.elistas.net/lista/sapas/archivo/indice/74/msg/92/). En ese mensaje decía Escardó que una de las cosas que no había contado del Sodalicio hasta ese momento era la siguiente:

«Germán Doig Klinge, ahora fallecido y casi canonizado por los sodálites, y su costumbre de hacer quedarse en ropa interior ante él a quienes él les era asignado como Director Espiritual».

En otro mensaje posterior fechado el 22 de octubre de 2003, el cual el mismo Escardó afirmaba que sería publicado en todos los foros posibles, proporciona más detalles sobre un incidente relacionado con esta práctica (ver http://boards5.melodysoft.com/elvalle/respuesta-a-mensaje-de-un-amigo-de-183.html):

«Cuando yo tenía 16 años y el fallecido Germán Doig era mi Director Espiritual, mientras yo lo ayudaba en la revista VE [Vida y Espiritualidad], un día me pidió que entrase a su oficina y me quitara la ropa para analizar la contextura de mi cuerpo para, según él, analizar ciertas características que le harían saber si yo era apto para una vida comunitaria. Me pidió que me quedase en calzoncillos y empezó a tocar distintas partes de mi cuerpo hasta que, rápidamente, me sentí absolutamente incómodo y le dije que iba a salir en ese momento de su oficina. No me tocó ninguna parte “prohibida”, pero el incidente en sí es lo suficientemente raro, ¿no crees? ¿Qué podría haber intentado si me quedaba?»

José Enrique Escardó

José Enrique Escardó

Estos datos ya eran lo suficientemente inquietantes cómo para que se hubiera iniciado una investigación. No sabemos con certeza si alguien del Sodalicio llegó a enterarse de este testimonio de Escardó. En caso de que se hubieran enterado, me pregunto si eso hubiera cambiado los planes que tenían de llevar a Doig a los altares. Probablemente no. Pues para ellos Escardó se había convertido, desde que publicara sus primeras columnas críticas en la revista Gente entre octubre y noviembre del año 2000, en una persona non grata a quien no había que darle ningún crédito. Más aún, la versión semioficial que circuló entonces en círculos de la Familia Sodálite como respuesta a los artículos de Escardó era que nada de lo qué el contaba era cierto, que todo era mentira, puro invento de su imaginación calenturienta. En términos semejantes lo escucharon de boca de José Antonio Eguren, sodálite y futuro arzobispo de Piura y Tumbes, un grupo de adherentes sodálites —o parejas matrimoniales vinculadas por un compromiso formal al Sodalicio— reunidos en el Centro Pastoral Nuestra Señora de la Evangelización (San Borja, Lima). A mí me consta, por el contrario, que todos los hechos que Escardó señaló sucedieron tal cual, e incluso yo fui testigo de algunos, mientras que de los otros me enteré por gente que vivía en su misma comunidad al poco tiempo de haber ocurrido. Y eso lo deben haber sabido también los sodálites con cargos de responsabilidad, incluido el mismo Eguren. Pero el interés no estaba puesto en reconocer la verdad, sino en defender la buena imagen del Sodalicio a como dé lugar, aunque ello implicara negar en público lo que se reconocía como verdadero en privado. Por eso mismo, se puede suponer que esta información suministrada por Escardó hubiera sido simplemente ignorada o hubiera sido tratada como meras quimeras provenientes de una mente confusa y enferma que había perdido el sano entendimiento.

Pasarían años antes de que, a través de un comunicado oficial, que sería publicado en la desaparecida página web Noticias Sodálites el 2 de febrero de 2011, el Sodalicio admitiría haber recibido en junio de 2008 las primeras informaciones sobre un caso de abuso sexual cometido por Doig. Aparentemente ese caso fue en un principio desestimado, pues de haber sido tomado en serio, la maquinaria puesta en marcha para lograr abrir el proceso de beatificación de Doig debería haber sido puesta en stand by hasta que se aclararan los hechos. Sin embargo, nada de eso ocurrió. Se siguió buscando la elevación a los altares de aquél al que se consideraba el primer santo sodálite, continuando con la costumbre de celebrar misas conmemorativas de difuntos en honor a Doig con participación multitudinaria (ver, por ejemplo, http://web.archive.org/web/20101027125436/http://eclesiales.org/noticia.php?id=001755), incluso cuando posteriormente se tomó conocimiento de dos casos más. Y no sabemos si hubieron más casos, pues los responsables del Sodalicio siempre han sido muy parcos en proporcionar información, y ante cosas así generalmente se ha adoptado la política de no dar más información a la prensa que aquélla que ésta pudiera averiguar por sí misma a través de otras fuentes.

Me pregunto quién o quiénes les dieron a conocer esa información sobre esos casos a los responsables del Sodalicio. ¿Las víctimas? Suele suceder que aquellos que han sido objeto de abusos sexuales en una institución religiosa mantengan en silencio lo que les pasó durante años, incluso décadas —que es el tiempo que, según la experiencia, se demora el afectado en procesar el trauma vivido—, y guarden desconfianza hacia los responsables de la institución, pues ha ocurrido que quienes han tenido el valor de incriminar a personas culpables con cargos importantes en la institución, han sido desacreditados y difamados en un principio. El caso de los Legionarios de Cristo es emblemático. Por lo general, ha habido terceros no involucrados personalmente en el caso quienes han asumido la tarea de hacer oír la voz de las víctimas. Éstas tienen muchas veces que vencer el miedo que las atenaza y no suelen estar solas cuando se trata de dar a conocer sus casos.

En el caso del Sodalicio, ¿quién o quiénes pudieron ser esos terceros? Si el asunto se manejó internamente durante tanto tiempo, antes de que la prensa llegara a conocimiento del tema, es probable que se trate de personas vinculadas de una u otra manera a la institución. Quien probablemente disponga de información de primera mano al respecto es la persona que fuera secretario personal de Germán Doig, a quien se le encargó hacer todo lo posible para acelerar el procedimiento que debería llevar a su beatificación —lo cual implicaba recoger testimonios sobre su vida e investigar todo lo referente a su persona—, y a quien designaremos con las iniciales de BK, a fin de proteger su identidad. Recuerdo a BK, actualmente ex-sodálite, con mucho cariño como una persona sencilla, honesta y transparente, de actitud amable y servicial. ¿Estaba BK solo en su tarea de investigar los entresijos de la existencia de aquél que debía ser el primer santo sodálite? En caso de él fuera uno de los primeros que hubiera tenido conocimiento de los casos de abusos, ¿habría tenido él el valor de comunicárselo a la cúpula sodálite, teniendo en cuenta que ponía en riesgo el proyecto de llevar a Doig a los altares?

Lo cierto es que en enero de 2011 los responsables del Sodalicio se vieron en la necesidad de parar toda la maquinaria que se había puesto en marcha diez años atrás. Parece que el quid del asunto estaba en que la información había trascendido a la prensa, y era imposible evitar que se diera a conocer a la opinión pública. En lo que se puede considerar una curiosa coincidencia que despierta suspicacias, Luis Fernando Figari, hasta entonces Superior General del Sodalicio, había renunciado un mes antes a su cargo por supuestos “motivos de salud”. Estos motivos no deben haber sido tan graves como para seguir cumpliendo funciones importantes al interior de la institución, como informó en su momento ACI Prensa en nota informativa de 21 de diciembre de 2010, donde dice que Figari «habrá de dedicarse por entero, en la medida de sus posibilidades, a sus responsabilidades como Fundador de la familia espiritual sodálite» (ver http://www.aciprensa.com/noticias/fundador-anuncia-nueva-etapa-para-la-familia-sodalite/). Finalmente, el 1° de febrero de 2011, Diario16 dio la primicia de los abusos sexuales de Doig con una nota informativa que ocupó titulares de primera plana (ver https://web.archive.org/web/20151026160124/http://diario16.pe/noticia/1266-cancelan-proceso-de-beatificacia-n-de-la-der-sodalicio-germa-n-doig).

Que el Sodalicio mismo no fue la fuente primaria de la noticia que publicó Diario16, se deduce claramente del tenor en que está redactada la noticia:

«El vocero del Sodalicio de Vida Cristiana, el Padre Gonzalo Len, confirmó ayer la cancelación del proceso de beatificación de su líder, el laico consagrado y extinto Vicario General, Germán Doig, debido a tres “gravísimas acusaciones” que surgieron en su contra y que evidencia que llevó una “doble vida”, la misma que ha causado mucho dolor y decepción en su organización religiosa, al grado que se ha ordenado retirarle “el culto y la fe” debido a “su traición al Señor”».

P. Gonzalo Len, vocero del Sodalicio de Vida Cristiana

P. Gonzalo Len, vocero del Sodalicio de Vida Cristiana, declarando a la revista Caretas

El P. Len se limita a “confirmar” la información que la periodista Lina Godoy, autora de la nota, ha recibido supuestamente de otra fuente. Incluso se menciona en el texto que la noticia se difundió primero en las redes sociales. No creo que el Sodalicio haya lanzado esta información a través de este medio. Más bien, los hechos escandalosos que atañen a miembros destacados de la organización constituyen el tipo de información que el Sodalicio suele tratar con la máxima discreción, buscando que sea conocida por el menor número posible de personas, o más aún, que sea ignorada y olvidada por completo. Dicen que para evitar que los fieles se escandalicen y sufran daño en su fe, olvidando que más daño se hace cuando se evidencia que ha habido encubrimiento de delitos graves.

diario16_portada94Esto queda corroborado por el hecho de que el comunicado oficial del Sodalicio fue publicado en la página Noticias Sodálites recién el 2 de febrero de 2011, al día siguiente de que Diario16 revelara a la opinión pública los actos escandalosos de Doig, como confirma ACI Prensa (ver http://www.aciprensa.com/noticias/sodalicio-de-vida-cristiana-anuncia-conclusion-de-investigacion-a-difunto-vicario-general/). En nota del 3 de febrero de 2011, Diario16 da cuenta de que ha tomado conocimiento de ese comunicado, el cual evidentemente no estaba entre las fuentes que le sirvieron para la redacción de su primera nota informativa (ver https://web.archive.org/web/20160115071412/http://diario16.pe/noticia/1320-sodalicio-confirma-inconductas-sexuales-de-su-la-der-espiritual).

Yo tuve conocimiento de lo referente a Germán Doig a través de una persona cercana, sodálite, quien se comunicó conmigo desde el Perú una semana antes de la publicación de la noticia. No me dijo que le hubieran comunicado los hechos a la prensa, sino más bien que ésta ya sabía del asunto, y en ese momento estaban convocando reuniones en las diferentes asociaciones de la Familia Sodálite a fin de preparar a la gente, enterándola de los hechos, para que no se sorprendieran con la noticia. Sería interesante saber cómo se filtró la información a Diario16 y posteriormente a la revista Caretas, que fueron las dos únicas publicaciones periodísticas que tomaron después contacto con el P. Len y proporcionaron información de primera mano.

Mirando las cosas en retrospectiva, parecería que en un principio no hubo intención de parte de los responsables del Sodalicio de comunicar sobre los abusos sexuales cometidos por Doig. Se entiende que el hecho de que la figura de alguien que jugó un rol fundamental en la historia del Sodalicio y que fue venerado por una década como posible candidato a santo elevado a los altares, fuera a engrosar la lista de líderes católicos culpables de abusos sexuales, afectaba la buena imagen institucional que siempre se buscó defender a toda costa. Por eso mismo, suponiendo que sea cierto lo que cuenta el P. Len —que hubo una “profunda investigación”—, lo más probable es que los responsables del Sodalicio hubieran cerrado el proceso que buscaba la beatificación de Doig declarando que habían llegado a la conclusión de que su vida no era ejemplar, sin entrar en mayores detalles. A lo largo de su historia, el Sodalicio nunca había acudido a ningún medio de comunicación para ventilar asuntos internos de la organización. Y menos lo hubiera hecho si esta información era comprometedora y afectaba la imagen institucional. Por lo cual, cobra valor la hipótesis de que la información se filtró primero internamente hacia personas que no pertenecían al núcleo íntimo, las cuales difundieron lo que sabían y el tema terminó siendo materia de discusión en las redes sociales, para luego filtrarse a la prensa. Una vez sucedido esto, lo cual era de conocimiento de la cúpula sodálite, no les habría quedado otra alternativa que elaborar una estrategia para minimizar los daños que pudieran ocasionarse a la institución, que consistió básicamente en admitir los hechos públicamente pero sin dar informaciones ni detalles adicionales más precisos y en presentar a Doig como un caso aislado, como alguien sobre quien recaía toda la culpa de las acciones reprobables que había cometido, mientras que todos los demás sodálites sin excepción habían sido engañados y nunca supieron ni llegaron a sospechar que quien fuera la mano derecha de Figari pudiera cometer tales actos. De esta manera, Doig asumía post mortem la función de chivo expiatorio y la institución permanecía inmaculada e intachable.

La versión que se hizo circular entre las asociaciones de la Familia Sodálite fue que el Sodalicio había tomado la iniciativa para comenzar las investigaciones, y tras dos años y medio de averiguaciones —sin dar detalles sobre qué hicieron durante en ese tiempo y por qué se demoraron tanto—, habiendo llegado a la conclusión de que los testimonios sobre abusos sexuales cometidos por Germán Doig eran auténticos, decidieron suspender todos los esfuerzos conducentes a abrir el proceso de beatificación de quien fuera Vicario General del Sodalicio, comunicarlo a la Familia Sodálite y finalmente ponerse en contacto con la prensa. Esta parece ser la versión que se halla detrás de la nota informativa publicada por ACI Prensa, donde se omite cualquier mención a Diario16 y se presenta la revelación de los abusos cometidos por Germán Doig como una iniciativa oficial decidida y llevada a cabo exclusivamente por el Sodalicio, sin presiones externas de ningún tipo (http://www.aciprensa.com/noticias/sodalicio-de-vida-cristiana-anuncia-conclusion-de-investigacion-a-difunto-vicario-general).

En una nota informativa del 25 de octubre de 2011, ACI Prensa explicita más detalladamente esta versión, respondiendo a un artículo que publicara el periodista Pedro Salinas en Perú21 (ver http://www.aciprensa.com/noticias/columnista-que-cuestions-credibilidad-de-aci-prensa-se-justifica/):

«En su columna del domingo pasado, Salinas ataca una vez más al Sodalicio y falsea los hechos al escribir que el periódico Diario16 y la revista Caretas, “fueron los medios que llevaron al Sodalitium a reconocer la verdad” sobre la doble vida del ex vicario de la organización, Germán Doig.

En realidad —y es extraño que la misma ex miembro de comunidad que alienta a Salinas en su última oleada no le haya informado de esto— el Sodalicio dio a conocer a los miembros de la Familia Sodálite los resultados de la investigación que la propia comunidad condujo sobre Doig antes que los mencionados medios peruanos divulgaran el caso».

Esta versión del Sodalicio resulta poco creíble, pues deja preguntas importantes sin respuesta:

  1. ¿Por qué el comunicado oficial recién fue dado a conocer el 2 de febrero, después de que Diario16 hubiera publicado la primera noticia, siendo que antes de esa fecha no estaba disponible? El P. Gonzalo Len, vocero del Sodalicio, quien conversó con la periodista Lina Godoy de Diario16, no le suministró este documento, ni siquiera se lo mencionó, lo cual hace suponer que fue redactado posteriormente a la publicación de la noticia sobre Doig, no obstante que el documento lleva sospechosamente la fecha de enero de 2011.
  2. ¿Por qué el P. Len accedió a conversar primero con Diario16 y poco después con la revista Caretas, cuando lo más lógico y razonable, si el Sodalicio quería dar a conocer públicamente el resultado de sus investigaciones, habría sido canalizar la información a través del diario El Comercio, que es favorable al Cardenal Juan Luis Cipriani y tiene contactos con el Sodalicio —ha publicado artículos escritos por sodálites y gente amiga de la Familia Sodálite— y presenta una línea editorial conservadora, más afín a la ideología sodálite? Sin embargo, la primera información a la opinión pública se da a través de Diario16, que siempre ha mantenido posturas independientes y críticas frente a instituciones eclesiales de orientación conservadora, e incluso aprovechó la ocasión para presentar una visión nada grata del Sodalicio. Éste es un claro indicio de que no habría existido por parte del Sodalicio la intención de suministrar la información de buen grado, sino que ésta se habría filtrado primero a los medios mencionados contra la voluntad de la cúpula sodálite.
  3. ¿Por qué los responsables del Sodalicio comunicaron a los miembros de la Familia Sodálite con anterioridad a la publicación de la noticia en Diario16 que Germán Doig había cometido abusos sexuales, cuando les hubiera bastado con declarar que no cumplía con los requisitos necesarios para obtener la heroicidad de virtudes y, por lo tanto, desistían de sus propósitos de llevarlo a los altares? Nunca ha sido política del Sodalicio comunicar públicamente este tipo de detalles. La única explicación plausible es que esa información ya estaba en manos de la prensa y, por lo tanto, fuera del control mediático del Sodalicio. Sabiendo esto, no les habría quedado otra alternativa que preparar a los miembros de la Familia Sodálite para el golpe que significaría el escándalo que se venía.
Juan Carlos Tafur, ex-director de Diario16

Juan Carlos Tafur, ex director de Diario16

El entonces director de Diario16, Juan Carlos Tafur, quien debe haber estado al tanto de los entretelones de la noticia, desmiente la versión del Sodalicio en una editorial que publicó el 3 de febrero en su diario (ver https://web.archive.org/web/20130920030130/http://diario16.com.pe/columnista/1/juan-carlos-tafur/371/el-oscurantismo-no-ayuda-a-la-fe):

«[…] Entendemos también que la histórica vocación hermética del catolicismo los haya llevado a guardar bajo siete llaves el lamentable suceso.

Pero creemos que lo mejor hubiese sido que no se esperase a que el tema apareciera en los medios para que se pronunciasen públicamente al respecto. No debió esperarse a que Diario16 revelara el tema para recién emitir un comunicado al respecto.

Los escándalos de pedofilia que sacudieron hace años a la Iglesia Católica norteamericana produjeron su mayor daño, no porque hubiesen ocurrido, sino porque ha sido la prensa la que lo diera a conocer y que la jerarquía lo haya hecho solo después del escándalo, y aún así, a regañadientes.

Sobre todo, porque estamos frente a hechos delictivos cuyo alcance excede las cuatro paredes de un convento. Y han sido hechos que no fueron descubiertos de improviso por las autoridades del movimiento citado. Ya lo sabían y habían tratado de ocultarlo, reparando el daño a los afectados y creyendo que así el tema iba a pasar desapercibido, sin afectar la imagen institucional. […]

La conducta incorrecta de su ex Vicario no era un secreto de confesión. Era saludable denunciarlo abierta y públicamente desde el mismo momento en que se supo. Solo se puede separar la paja del trigo si lo pueden hacer todos, no un grupo consultor interno. Por su bien institucional y por el del credo que practican. Que sirva eso de enseñanza a un movimiento que integran muchos hombres de bien, de cuya integridad y vocación auténtica podemos dar testimonio personal».

Algún días sabremos quienes tuvieron el valor de filtrar la información a la prensa y darle una estocada a la política de encubrimiento que ha solido tener el Sodalicio. Pues el encubrimiento de delitos sexuales es a la vez un delito, y los actos de Doig ciertamente van más allá de ser pecados contra el sexto mandamiento; se trata de delitos —en sentido penal— que dejaron psíquicamente marcadas de por vida a sus víctimas. Uno se pregunta por qué tras haber admitido los abusos sexuales de quien fuera su Vicario General, el Sodalicio consideró el asunto zanjado y habría dejado de investigar. Pues el hecho de que hayan habido tres casos conocidos no cierra la posibilidad que puedan haber habido más casos, e incluso abriría la posibilidad de que Doig no haya sido el único que cometió abusos.

Que los abusos sexuales en una institución religiosa no suelen ser casos aislados, lo sabía perfectamente la Conferencia Episcopal Alemana cuando en el año 2010 instaló una línea de servicio telefónico para recibir denuncias sobre casos de abusos sexuales cometidos por miembros del clero y religiosos en el país teutón. La línea funcióno en la diócesis de Tréveris hasta enero de 2012, y en esos dos años de funcionamiento se recibieron unas 8500 llamadas. El obispo de Tréveris, Stephan Ackermann, manifestó posteriormente que le había parecido particularmente pérfido y abominable que los inculpados se hubieran aprovechado de los efectos psíquicos de ritos como la confesión y la oración para cometer sus fechorías. Habló de una “espiritualidad del delito” (ver http://www.spiegel.de/panorama/gesellschaft/missbrauch-katholische-kirche-zieht-bilanz-fuer-opfer-hotline-a-878148.html).

En el caso de Doig, constituiría un deber por parte del Sodalicio investigar a fondo para determinar cuántas fueron en realidad sus víctimas y quiénes fueron, a fin de indemnizarlas y ofrecerles toda la ayuda necesaria para superar el trauma. Así como la Iglesia en Alemania hizo esfuerzos para determinar el alcance de los delitos cometidos por miembros del clero y religiosos y así poder ayudar a las víctimas, de manera similar era obligación del Sodalicio mantener el caso abierto para descubrir sus posibles alcances y consecuencias sobre personas cuyas vidas han sido afectadas traumáticamente. Asimismo, un análisis a fondo de las estructuras institucionales que posibilitaron que Doig cometiera impunemente sus delitos se hacía necesario, sin descartar la posibilidad de que hubieran más abusadores sexuales en el Sodalicio. Nada de eso se habría hecho, por cual no habría garantía de que incidentes de tal calibre no vuelvan a repetirse en el futuro.

Por otra parte, resulta difícil de creer que nadie hubiera ni siquiera sospechado de la doble vida de Germán Doig, si consideramos que el Sodalicio cuenta con un sistema disciplinario estricto, donde destaca una práctica que permite conocer las intimidades de las almas de sus miembros y mantener un control sobre sus conciencias: la dirección espiritual. Todos los sodálites consagrados están en la obligación de abrir sus conciencias periódicamente —por lo general, una vez por semana— a un director espiritual, quien ayuda a examinar la situación en que se encuentra la persona en lo que toca a asuntos espirituales y psicológicos, y le sugiere las medidas a tomar para seguir avanzando en su lucha por la santidad personal. En estas conversaciones, tal como se presentan en mi memoria, eran ventilados todos los asuntos de la vida privada —incluso aquellos referentes a la sexualidad con amplitud de detalles—, y generalmente el director espiritual llegaba a saber si el aconsejado le estaba ocultando algo o le estaba mintiendo. De este modo, los problemas serios no se presentaban sin aviso previo, pues el director espiritual tenía generalmente la información para intuir cuando una persona entraba en crisis, según los estándares de la disciplina sodálite. El director espiritual de Germán Doig, según tengo entendido, era el mismo Luis Fernando Figari. Más aún, Doig pasaba mucho tiempo con Figari, pues cada vez que éste lo solicitaba, Germán se iba de la comunidad de la cual era superior, sin importar la hora, hacia la comunidad Nuestra Señora de la Esperanza en San Isidro (Lima) o hacia la residencia de Santa Clara en las afueras de Lima, dependiendo de donde estuviera Figari en ese momento. A muchos les quedaba claro que Germán Doig tenía una dependencia absoluta hacia Figari y estaba sometido totalmente a su voluntad, lo cual en ambientes sodálites no era mal visto, sino más bien considerado como una muestra de obediencia ejemplar.

garcia-salve_ejercicios_de_yoga_para_todos¿Qué circunstancias habría aprovechado Doig para cometer los actos reprobables que se le atribuyen? Del testimonio de José Enrique Escardó se deduce que, haciendo valer su condición de superior o director espiritual, Doig buscaba primero que la víctima se quedara en calzoncillos delante de él. En el caso de Escardó, la excusa fue hacer una especie de examen físico para ver si era apto para la vida comunitaria. Pero había otros motivos por los cuales se podía requerir a un candidato en las comunidades a que se quitara la ropa y quedara en paños menores. Me refiero al yoga, que en los inicios del Sodalicio constituyó una de las prácticas obligatorias dentro de comunidad, a la cual había que dedicarle entre 20 y 30 minutos al día. Recuerdo que teníamos en las bibliotecas de las casas sodálites algunos libros sobre el tema, que consultábamos con cierta frecuencia, entre ellos Yoga para jóvenes (1965), Ejercicios de yoga para todos (1967) y Yoga para rejuvenecer (1978), de Francisco García-Salve, un jesuita español que se convirtió en cura obrero en 1967, en 1972 fue condenado injustamente a una pena de 3 años y medio de prisión durante el gobierno de Francisco Franco, y en 1976, tras salir libre de la cárcel, colgó los hábitos, se casó y se unió posteriormente al Partido Comunista de España. Germán instruía a los jóvenes sobre cómo practicar cada una de la posiciones, indicando también cuáles se debían evitar, pues podían inducir una eyaculación indeseada. A decir verdad, era como jugar con fuego, pues la práctica del yoga de manera poco profesional puede desatar energías psico-corporales difíciles de controlar. Recuerdo que cuando yo me dedicaba a prácticas de yoga en la soledad de la habitación que se me había asignado, el ambiente quedaba cargado de una atmósfera densa, mientras yo me sentía más relajado y ligero. Admito que nunca vi nada raro en estas prácticas de yoga, ni tampoco vi nada impropio en la conducta de Germán cuando viví en comunidades de las cuales él era superior. Incluso se rumoreaba que la práctica del yoga le habría ayudado a conseguir la castidad perfecta.

Germán Doig había asimilado muchas de las enseñanzas sobre yoga que le había trasmitido Figari, el cual manifestó siempre un interés particular por éste y otros temas esotéricos. El concepto de energía vital era muy frecuente en las conversaciones de Figari. Germán también había profundizado en el tema, lo cual se reflejaba en su biblioteca personal, donde había varios libros sobre yoga. Incluso tenía unos libros de propiedad de Figari cuyo tema era el yoga tántrico, que es una de las ramas del yoga que se centra en la práctica de técnicas y enseñanzas que sirven para el control y aprovechamiento de todas las energías —incluidas la sexual y la del amor— de forma lúcida y consciente.

Corresponde aquí narrar una extraña experiencia vinculada a la práctica de la consejería espiritual, que me ocurrió en el año 1979, a la cual en ese momento no le di mayor importancia, pero que visto desde la perspectiva de los años y de los problemas que han ido saliendo a luz en el Sodalicio, adquiere un cariz preocupante. Yo tenía tan sólo 16 años y acudía semanalmente a la Comunidad de San Aelred, ubicada en la Av. Brasil 3029 en Magdalena del Mar (Lima), para tener una consejería espiritual con un integrante de la generación fundacional del Sodalicio, que sigue siendo un importante miembro de la institución. En esa comunidad, de la cual era superior Germán Doig, había dos salitas para recibir a la gente de afuera. Una de ellas tenía un gran ventanal que daba a la calle. La otro no tenía ninguna ventana y siempre estaba a oscuras, por lo cual, mientras se permanecía en ella, era necesario mantener la luz encendida. Allí estaba yo con esa persona que he mencionado a puertas cerradas. La conversación había llegado a un punto muerto debido a uno de mis “bloqueos” psicológicos, resistiéndome yo a abordar ciertos asuntos personales. Mi consejero espiritual se puso a reflexionar un rato y luego me dijo que iba a hacerle una consulta a Germán Doig y pedirle permiso para poner algo en práctica. De modo que salió de la salita, atravesó la puerta con el cartel de PRIVADO que separaba los espacios donde vivían los sódalites de comunidad de los espacios donde se recibía a la gente y se efectuaban reuniones de grupo. Al poco tiempo regresó y me pidió que me desnudara por completo. Inicialmente, tuve reparos en hacerlo, pero luego insistió en que confiara en él y lo hiciera, pues se suponía que era para mi bien. Cuando quedé en calzoncillos, me indicó también que me sacara la prenda interior. Después me pidió que hiciera como que fornicaba una enorme silla que había en la salita. Simulé de manera torpe que fornicaba la silla —no sabía nada de lo referente a la experiencia de tener relaciones sexuales, pues nunca había tenido una—, sintiendo una gran incomodidad durante el incidente. A favor de mi consejero puedo decir de él que también parecía sentirse incómodo ante la situación, dándome la impresión de que se sentía avergonzado ante lo que estaba haciendo. No miró directamente lo que yo hacía, sino que apoyaba una mano sobre su frente, ocultando su rostro y observándome de reojo. La situación no duró mucho tiempo, pues en un momento me dijo que ya era suficiente y que podía volver a vestirme. Durante el incidente no me tocó en ningún momento. Aún así, la sensación que tuve era como si se me hubiera aplicado violencia psicológica y hubiera sido violado espiritualmente. Ciertamente cayeron mis barreras psicológicas y estaba más predispuesto a hablar sobre mis asuntos personales, considerando que tanto mi consejero como aquellos que ocupaban puestos de responsabilidad en el Sodalicio manifestaban solo querer buscar el bien de las personas a las que aconsejaban espiritualmente. Para mí, en ese momento, todo no pasó de ser un desafío que yo había logrado superar, pues en el Sodalicio de los primeros tiempos uno terminaba acostumbrándose a participar de cosas que se salían de lo común y que alimentaban el espíritu aventurero que inflamaba nuestras almas juveniles.

Durante décadas no conté a nadie este extraño incidente que había vivido, salvo a algunas personas amigas, que fueron unánimes en considerarlo como algo anormal. Ahora lo doy a conocer a través de este blog, por las semejanzas que guarda con lo que contó Escardó. Y porque el hecho de que mi consejero fuera a preguntar si podía hacer conmigo lo que hizo, y precisamente a Germán Doig, habla de una práctica sistemática, que no era la primera vez que se realizaba. Ciertamente, da que pensar. Hace suponer que se ponía en una situación inerme de desnudez o semidesnudez a jóvenes candidatos y luego se veía hasta dónde estaban dispuestos a llegar. Ni en mi caso ni en el de Escardó la cosa funcionó según lo previsto, por lo cual nos habríamos librado de ser victimas de abuso sexual. Curiosamente, ambos teníamos la misma edad cuando ocurrieron los extraños incidentes. ¿Habrá sido éste el método usual que utilizó Doig para seducir a sus víctimas? Además de Germán Doig y mi consejero espiritual de entonces, ¿quién más aplicaba estas prácticas de solicitar desnudarse a jóvenes adolescentes que confiaban en quienes se presentaban a sí mismos como fieles seguidores de Cristo?

Por otra parte, si eso ocurría ya en los ’70, ¿cuántas víctimas habría a lo largo de los años? Es difícil precisarlo, pero cuesta creer que fueron tan sólo las tres que admitió el vocero del Sodalicio. Todavía no se han hecho públicos los nombres de esas tres víctimas, lo cual es comprensible y razonable, pues quien ha pasado por una experiencia así tiene que procesar el trauma vivido y con frecuencia prefiere permanecer en el anonimato, a fin de no exponerse ante la opinión pública y a la presión social y psicológica que ello conlleva. Sólo dispongo de un indicio no verificado sobre la identidad de una víctima de Doig, que incluso podría no ser ninguno de los tres mencionados: un tal Roberto Ferreyros dejó un amargo mensaje en un foro online, aseverando que su sobrino había sido una de las víctimas de abuso sexual por parte de Doig (ver http://es.groups.yahoo.com/group/grupom_promo81_adm_unfv/message/4187).

¿Fue el de Germán Doig un caso aislado? ¿Fue el único Judas que traicionó al Señor de este manera entre tantos apóstoles que han permanecido fieles —siguiendo la comparación que el mismo P. Len hizo en sus declaraciones a Diario16—? Es el tema que desarrollaré en la siguiente entrega.

Tercera entrega: ¿HISTORIA DE ENCUBRIMIENTOS EN EL SODALICIO?

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Los artículos de José Enrique Escardó en su columna “El quinto pie del gato” en la revista Gente (N° 1348-1353), publicados entre octubre y noviembre de 2000, se pueden leer en el siguiente enlace:
https://www.scribd.com/doc/286079728/Los-abusos-de-los-curas

Las ediciones digitales de Diario16 donde aparecieron las noticias sobre el caso Doig, que reproducen fielmente las ediciones en papel que salieron a la venta, pueden ser visualizadas a través de los siguientes enlaces:
https://web.archive.org/web/20130311220057/http://diario16.pe/edicion/digital/166/
https://web.archive.org/web/20130311215200/http://diario16.pe/edicion/digital/167/
https://web.archive.org/web/20130311214956/http://diario16.pe/edicion/digital/168/

El artículo publicado por la revista Caretas en su edición semanal del 4 de febrero de 2011 está disponible aquí:
http://www.caretas.com.pe/Main.asp?T=3082&S=&id=12&idE=916&idSTo=0&idA=50728

LUCES Y SOMBRAS DE GERMÁN DOIG

Germán Doig Klinge (1957-2001) fue Vicario General del Sodalicio de Vida Cristiana y Coordinador General del Movimiento de Cristiana. Después de su muerte repentina, la reputación de hombre santo que tenía impulsó al Sodalicio a poner todos los medios a su alcance para poder iniciar un proceso de beatificación. Todo quedó en nada cuando a fines de enero de 2011 se dio a conocer que Doig había cometido abusos sexuales en perjuicio de jóvenes adolescentes que estaban a su cargo. Ésta es la primera de cuatro entregas sobre su caso.

german_doig_klinge1Germán Doig Klinge (nacido el 22 de mayo de 1957 en Lima), miembro insigne de la generación fundacional del Sodalicio de Vida Cristiana, del cual llegó a ser Vicario General además de Coordinador General del Movimiento de Vida Cristiana, falleció inesperadamente mientras dormía, el 13 de febrero de 2001, cuando sólo contaba con 43 años de edad. Era el segundo en la cadena de mando después de Luis Fernando Figari, Superior General del Sodalicio hasta diciembre de 2010. A quienes lo conocimos personalmente, su repentino fallecimiento nos dejó en un estado de absoluta perplejidad .

Durante su breve paso por este mundo, Germán había tenido una vida de servicio a la Iglesia, que se manifestó en la creación de la Asociación Vida y Espiritualidad —dedicada al estudio de temas eclesiales y espirituales, además de publicar libros y folletos—, en la colaboración con la Comisión de Laicos del la Conferencia Episcopal Peruana y en el desempeño de otras funciones como la de consultor laico en la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo en 1992, miembro del Pontificio Consejo para Laicos a partir de 1996 y auditor en la Asamblea Especial para el Sínodo de América, celebrada en Roma entre el 16 de noviembre y el 12 de diciembre de 1997. Además, Germán se dedicó infatigablemente al apostolado evangelizador, a dar charlas y conferencias, al estudio y a la profundización de temas espirituales, a la redacción de artículos e incluso libros sobre temas de espiritualidad, actualidad eclesial y cultura moderna, con un estilo ágil y ameno, donde buscaba analizar los retos que se le presentaban a la fe católica en el mundo actual. Asimismo, también realizaba consejerías espirituales, apoyaba a muchos con su palabra, escuchaba atentamente, mostrando por lo general un corazón acogedor, cálido y comprensivo. Su muerte nos tomó por sorpresa, considerando que nada hacía presagiar el fatal desenlace. No era de conocimiento público que sufriera de alguna enfermedad grave, y la jornada de Germán transcurrió de manera normal, como de costumbre. Y sin embargo, al día siguiente yacía muerto en su lecho.

La versión semi-oficial que circuló de boca en boca fue que Germán padecía de una deficiencia cardíaca desde hace tiempo, y que esa noche le sobrevino inesperadamente un infarto durante el sueño, ocasionando que su corazón se detuviera para siempre. Si esto era cierto —pensé entonces—, ¿qué circunstancias podrían haber influido para que el mal cardíaco que padecía se manifestara de esa manera y en ese momento con trágicas consecuencias? ¿No habría sido el mismo tren de vida que llevaba, lleno de responsabilidades y con un horario cargado de reuniones y actividades, lo que creó las condiciones para que la dolencia se manifestara letalmente? Y si fue así, si aquél que tenía autoridad sobre Germán Doig —el mismo Luis Fernando Figari— sabía de la deficiencia fisiológica que sufría su discípulo predilecto —como se dio a entender en la versión semioficial—, ¿cómo es posible que le haya permitido llevar un estilo de vida como el que llevaba? Los médicos, ¿no les prohíben a las personas que sufren del corazón los deportes fuertes como el fulbito, por ejemplo, deporte que Germán practicaba todos los fines de semana? Las circunstancias que rodearon su muerte me suscitaban ya en ese entonces varias preguntas, para las cuales no había respuestas claras. Pero fueron los hechos hasta entonces conocidos de su vida, que deslumbraron y maravillaron a los que lo conocieron, los que terminaron opacando los interrogantes que despertaban las circunstancias de su muerte y haciéndolas pasar a segundo plano. Nunca hubo una versión oficial autorizada que explicara cuáles fueron las causas reales de su muerte.

La misa de exequias, presidida por el P. Jaime Baertl, también sodálite de la generación fundacional al igual que Germán, se celebró con toda solemnidad en la Parroquia Nuestra Señora de la Reconciliación, en Camacho (La Molina, Lima). Más de una decena de sacerdotes, tanto sodálites como conocidos y amigos de la arquidiócesis de Lima, concelebraron la liturgia eucarística. El templo rebosaba de gente, hasta el punto de que muchas personas no pudieron ingresar y se quedaron en el atrio exterior. Luis Fernando Figari pronunció durante la ceremonia un panegírico, donde no escatimó en alabanzas hacia quien fuera su mano derecha, haciendo una descripción de la figura de Germán como la que le correspondería a la de una persona santa merecedora de gozar del honor de los altares. He aquí unos pasajes seleccionados de ese discurso:

«Germán Doig, hijo predilecto, hermano y amigo entrañable, sodálite, infatigable compañero de fe, de aspiraciones, de apostolado, de amor a la Iglesia, de la convicción de que cada uno está llamado a la santidad, a ser santo, ha sido convocado de este mundo a la Casa Paterna».

«La confianza en el Altísimo y en sus planes me llevan a la convicción jubilosa de que Germán, que tanto ha amado a la Santísima Virgen, se encuentra hoy amparado con inenarrables ternuras por la Madre. Él ha corrido triunfal la carrera de la fe, permaneciendo fuerte y firme en ella. Sin duda el Señor lo encontrará merecedor del premio ofrecido: “Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor”».

«Todo eso nos lo dice la fe al mirar la ejemplar vida cristiana de Germán, al contemplar la manera modélica como ha vivido la esperanza en todo momento la caridad de una manera admirable, siempre nutriéndose de la fe y de la vida de intensa oración, y de devoción Eucarística».

«Así, pues, mirando lo que consideramos para nosotros, para nuestro sentimiento, la prematura partida de Germán, y la miramos con ojos de fe, abrigamos la confianza de que el Padre, que sólo quiere el bien, como fruto maduro lo ha invitado a ser premiado, a participar en la Comunión divina de Amor, a ser un adelantado del Sodalitium Christianae Vitae, y a que la memoria viva de su vida “dé mucho fruto” en la línea de los compromisos de su vida y el luminoso ejemplo que nos deja».

«Su paso por el mundo ha sido de una fecundidad que no podemos siquiera imaginar. Ciertamente su vida ardiente y profundamente cristiana y su incansable impulso evangelizador muestran que en él la gracia que Dios derrama abundante no fue desperdiciada, que como lluvia sobre tierra fértil ha sido fecunda notablemente la semilla de su fe, de su esperanza y de su caridad. Una manifestación de ello, en todos estos días, han sido los sentimientos internos de nuestra propia existencia que son testigos de él, han sido esa gran cantidad de personas que por días han pasado a rendirle tributo, a darle su adiós cariñoso y su cristiano homenaje. Igual ha sido con la sorprendente cantidad de cartas, de mensajes, que por todos los medios venimos recibiendo, desde el Vaticano, desde toda América Latina, de América del Norte, destacando muchas de sus cualidades como hombre de fe e hijo predilecto de la Iglesia».

«Germán consagró su vida en el Sodalitium Christianae Vitae. Es preclaro miembro de la generación fundacional. Él llevó altas y fundamentales responsabilidades en lo que el Sodalitium ha venido a ser. Sus alegrías y sus gozos por cada paso en que los dones de Dios tocaban a la comunidad han ido jalonando su vida.»

«Más aún, cabría decir que Germán en su vida y obrar es un sodálite desplegándose. Al mirarlo se ve un icono vivo, una vida sodálite. Él lo aspiraba así con todo su ser, y hoy como Fundador lo puedo decir con toda claridad. Todo su actuar expresaba el estilo sodálite de un modo ejemplar, modélico. Por eso es que sin ambages puedo decir que él ha sido el mejor entre nosotros».

La fama y reputación de Germán Doig no se restringía únicamente a las asociaciones que forman la Familia Sodálite, sino que tenía una cierta repercusión a nivel nacional en el ámbito político. Por eso mismo, el entonces Presidente del Perú, Valentín Paniagua, mandó sus condolencias en una carta, donde decía lo siguiente:

«A lo largo de su corta pero fructífera vida, el señor Doig Klinge se destacó por su profundo compromiso cristiano y su infatigable labor para el desarrollo de su movimiento eclesial, extendido ya en diversos países de América y Europa. Recibió continuas muestras de simpatía y aprecio por su esforzado trabajo de servicio en favor de la Iglesia. Por ello, su recuerdo y obra quedarán grabados en la memoria de todos aquellos a quienes honró con su sincera amistad y permanente apoyo y que tuvieron el privilegio de conocer de cerca su bondad, profundidad y seriedad como hombre de bien».

Inmediatamente se puso en marcha la maquinaria que buscaría elevar a Germán a los altares. Se mandaron imprimir estampitas con su foto y y una oración para pedir favores por intercesión suya. Su tumba en el cementerio Parque del Recuerdo, gestionado por el Sodalicio, se convirtió en un lugar de peregrinación. Escritos póstumos aparecieron a la luz y fueron publicados, donde destacan los poemas personales que había escrito para plasmar sus impresiones y vivencias religiosas. Se le mencionaba continuamente en cualquier celebración litúrgica o piadosa que hubiera. Se abrió una página con una reseña biográfica y la oración mencionada, donde se solicitaba que quien hubiera obtenido un favor o gracia por obra de su intercesión, se lo comunicara a los responsables del sitio web.

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La misa de difuntos conmemorando un mes de la partida de Germán de este mundo fue presidida por el Cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, y contó con la presencia del Cardenal Vinko Puljic, arzobispo de Sarajevo (Bosnia); Mons. Isaías Duarte, arzobispo de Cali (Colombia); Mons. Rino Passigato, Nuncio Apostólico en el Perú; Mons. Karl Josef Romer, obispo auxiliar de Río de Janeiro (Brasil); Mons. Felipe Bacarreza, obispo auxiliar de Concepción (Chile); Mons. Miguel Irízar, obispo del Callao (Perú) y Secretario de la Conferencia Episcopal Peruana; Mons. Francisco Simón Piorno, obispo de Chimbote (Perú); Mons. Ivo Baldi, obispo de Huaraz (Perú); Mons. Ramón Gurruchaga, obispo de Lurín (Perú); Mons. Juan Ignacio Ugarte, obispo de Cusco (Perú); Mons. Alberto Brazzini, obispo auxiliar de Lima y más de 40 sacerdotes, además de la asistencia de más de 3000 personas. Recuerdo que, debido a que el templo de la Parroquia Nuestra Señora de la Reconciliación en Camacho (Lima) no podía acoger a tal cantidad de personas, se instaló una pantalla gigante en el atrio para que los asistentes que estábamos allí y no habíamos podido ingresar al templo pudiéramos seguir la ceremonia.

La víspera hubo una misa de conmemoración en Roma, oficiada por el Cardenal J. Francis Stafford, Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, quien definió a Germán Doig como “un cristiano contemporáneo”. También hubo una misa en Medellín, en la iglesia El Divino Maestro, presidida por Mons. Alberto Giraldo Jaramillo, arzobispo de Medellín y Presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, quien elogió a Doig como “un apóstol de la Nueva Evangelización”.

Recuerdo que el mismo día de la misa de difuntos conmemorando un mes del fallecimiento de Germán, el 13 de marzo de 2001, terminé de componer una canción en su memoria. Esta canción nunca obtuvo difusión, no obstante que la di a conocer a algunos sodálites con esa intención. Tal vez eso se debió a que, ya en ese entonces, yo era objeto de cierto ostracismo dentro de los círculos de la Familia Sodálite. Cosas del destino, pero ahora agradezco que las cosas hayan sucedido así. Si bien llegué a publicar el texto de la canción en mi blog LA GUITARRA ROTA el 15 de mayo de 2009, decidí retirarlo debido a los hechos luctuosos que se dieron a conocer en febrero de 2011. Pues todo el entramado que se había armado durante años con el fin de lograr la beatificación del primer santo sodálite elevado a los altares se vino abajo estrepitosamente cuando Diario16, en una nota informativa del 1° de febrero de 2011 (ver http://web.archive.org/web/20120826154639/http://diario16.pe/noticia/1320-sodalicio-confirma-inconductas-sexuales-de-su-la-der-espiritual), dio a conocer a la opinión pública que el prohombre sodálite había tenido conductas escandalosas que requerían mirarlo bajo otra luz: por lo menos tres jóvenes adolescentes habían sido víctimas de abusos sexuales por parte del Vicario General del Sodalicio, quien habría aprovechado su puesto de autoridad y la confianza en él depositada como guía espiritual para cometer tales fechorías.

Durante los días anteriores, sabiendo que esta información iba a ser publicada en la prensa peruana, los responsables del Sodalicio habían organizado reuniones con miembros de las diversas asociaciones de la Familia Sodálite, a fin de comunicarles sobre la oscura trastienda que habían descubierto en la biografía de aquel que había sido el mejor entre ellos. Toda la información sobre Germán Doig puesta en Internet por personas e instituciones vinculadas a la Familia Sodálite fue borrada, los libros que había escrito fueron sacados de circulación, todas sus fotos e imágenes fueron retiradas de las comunidades, centros pastorales y otros locales. Con el tiempo, se dejaría incluso de mencionarlo, en el vano intento de borrar su memoria y su recuerdo. Como si nunca hubiera existido.

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La figura de Germán Doig es una de las mas enigmáticas en la historia del Sodalicio. Venerado como un santo en el altar de la memoria después de su inesperada muerte en el año 2001, vilipendiado después como un abusador de jóvenes y expulsado póstumamente del Sodalicio de Vida Cristiana, la institución a la que dedicó su vida, se ha buscado eliminar toda huella suya de la versión oficial de la historia de la institución. Sin embargo, la historia del Sodalicio, su doctrina, su espiritualidad, su estilo, sus constituciones e incluso la vocación actual de muchos sodálites no se entienden sin la figura de Germán Doig. Pues Doig era una de las columnas de la institución, y su caída marca el punto de quiebre de un derrumbe que hasta ahora continúa.

Tratar de llegar a una comprensión de la persona de Germán Doig es una tarea compleja. Interpretar toda su existencia sólo a partir de las innegables y escandalosas faltas graves que cometió y que se hicieron públicas a través de la prensa nos da una visión sesgada de su vida y constituye una injusticia contra su memoria. Pues Germán, además de tener un evidente lado oscuro, fue una persona que tenía unas cualidades personales únicas, gracias a las cuales influyó positivamente sobre aquellos que lo recuerdan entrañablemente.

Como testimonio, he aquí lo que yo mismo escribí en mi blog LA GUITARRA ROTA:

viernes 15 de mayo de 2009

Un 13 de febrero de 2001, durante el sueño nocturno, a la temprana edad de 43 años, dejó de latir el corazón de un hombre a quien le debo muchas cosas valiosas de mi vida. Su nombre: Germán Doig Klinge. Había consagrado su vida, en obediencia y celibato, a la institución católica que vio nacer a Takillakkta. Eso fue una bendición a la vez que el origen de algunas sombras que hubo en su breve existencia.

Conocí a Germán allá en el año 1978, cuando yo tenía 14 años de edad y él 20. Jugó un papel importante en mi proceso de descubrimiento de la fe y en mi compromiso con la Iglesia católica. Años después, junto con otros amigos que asumimos el mismo estilo de vida, compartí un mismo techo con él en varios períodos a lo largo de mi paso por comunidades que él mismo dirigió.

Lo que siempre caracterizó a Germán fue su autenticidad y su deseo de vivir consecuentemente de acuerdo a lo que creía y a los compromisos asumidos, manteniendo siempre una actitud respetuosa hacia toda persona. Por eso mismo, se mostró siempre dispuesto a escuchar y acoger a cualquiera. Tenía una capacidad de intuición tan penetrante, que en poco tiempo llegaba a conocer en profundidad a aquellos con los cuales alternaba. Con sinceridad y tenacidad, en espíritu de oración, buscó que su vida fuera siempre un reflejo de la vida de Jesús mismo.

Y creo que se acercó mucho a esa meta, no obstante algunos rasgos de impaciencia e irascibilidad en su carácter —lo cual experimenté ocasionalmente en carne propia—, aspectos que logró a grandes rasgos domesticar, sobre todo en los últimos años de su vida. Por eso mismo, se le recuerda por lo general sonriente y generando un ambiente de paz a su alrededor. Fue grande, no obstante los encasillamientos generados por la institución a la que perteneció.

¿Fue el gran pensador que algunos dicen que fue? Si comparamos el nivel intelectual de sus escritos con el nivel promedio del pensamiento católico contemporáneo —y de los obispos en general—, ciertamente estuvo por encima. Pero en líneas generales sus ideas se nutren de un sustrato ideológico —que es el de la institución misma— y tienen una base libresca y escasa referencia a estudios de la realidad basados en la experiencia. Su libro más interesante, El desafío de la tecnología. Más allá de Ícaro y Dédalo, ya ha envejecido, no obstante haber sido publicado en el año 2000. Sus demás escritos sobre temas espirituales y eclesiales están al servicio de la difusión de un pensamiento católico sin mayor originalidad, y no reflejan las inquietudes personales de alguien que reflexiona sobre las ambigüedades de la condición humana desde su propia experiencia. En ese sentido, sus reflexiones son correctas, redactadas en un estilo ágil, didáctico y de fácil comprensión, pero carecen de impronta personal. Era en sus conferencias donde salía a luz su calidez humana y su capacidad de diálogo, más que en sus escritos.

Sus poemas, recogidos y publicados después de su muerte, carecen de calidad poética y literaria, pero son valiosos como testimonios personales de su intensa vida interior.

Su sensibilidad hacia el arte en general era muy pobre. Sólo parecía prestarle atención al arte figurativo de tema religioso cristiano (imágenes naturalistas de la vida de Jesús, por ejemplo) y no parecían interesarle las manifestaciones artísticas que se escaparan de esos esquemas. Sus preferencias cinematográficas se reducían a ciertas películas comerciales de moraleja evidente, siempre que fueran en colores y relativamente modernas —aunque había dos películas que pasaban este filtro, a saber, Los diez mandamientos (Cecil B. DeMille, 1956) y Ben-Hur (William Wyler, 1959)—. Que un film fuera en blanco y negro o antiguo era para él motivo suficiente como para no querer verlo.

Aún así, en lo que le tocaba, Germán tenía una lucidez penetrante en lo que respecta a la comprensión de las personas concretas. Por algunos comentarios que alguna vez le oí, me consta que sufría ante los problemas que generaba la rápida expansión de la institución católica y asociaciones afines, así como la estrechez de miras de muchos de sus miembros. Fue asumiendo cada vez más responsabilidades, sin chistar ni protestar, sacrificando el tiempo debido a sí mismo. Veía la vida como la travesía de un peregrino al cual no le está permitido descansar hasta llegar a la meta. Y ya sea porque no quiso descansar o no se lo permitieron, su corazón, aquejado ya desde hacía tiempo por una dolencia que requería de reposo, dejó de latir en la soledad de la penumbra nocturna.

El 13 de marzo de 2001, exactamente un mes después de su muerte, terminé de componer una canción en homenaje suyo. No obstante que intenté hacer conocer está canción en la institución católica, nadie se dio nunca por enterado y esta elegía al amigo que nos acercó a muchos con su vida al misterio entrañable de la presencia divina quedó relegada al olvido.

Más que contribuir al mito que se ha estado tejiendo alrededor de su persona, quiero con este tema dar testimonio de lo que significó para mí alguien que siempre buscó estar abierto a la gracia divina y a quien recuerdo con afecto entrañable por ser quien fue, independientemente de sus pregonadas virtudes o sus silenciadas debilidades.

No me arrepiento de haber escrito estas palabras, que reflejan fielmente los recuerdos que guardo en mi memoria, si bien he tenido que reformular la canción que compuse, eliminar el nombre de Germán y modificar algunas pocas líneas, a fin de que pueda ser publicada en su debido momento, ya no como un homenaje a Doig —que en verdad no merece ninguno—, sino como una reflexión sobre la condición mortal del ser humano.

Nunca estuve de acuerdo con la manera en que se buscó exaltar y glorificar la figura de Germán Doig. Aunque nunca tuve conocimiento de los graves delitos sexuales cometidos por él antes de que la noticia se hiciera pública en el año 2011, yo sabía que el Sodalicio, si contaba toda la verdad sobre su vida, iba a tener que sortear algunas dificultades durante el proceso de beatificación, que me parecían salvables pero aún así problemáticas. Pues Germán Doig fue un muchacho normal dentro de los estándares de la juventud que se educaba en el Colegio Santa María (Marianistas) de Monterrico (Lima), en el cual yo también cursé, por circunstancias de la vida, el quinto año de educación secundaria en 1980. Como algunos jóvenes de ese colegio en la tumultuosa década de los 70, Germán fumaba marihuana con cierta regularidad. Recuerdo que a la Biblia Nácar-Colunga que tenía en su dormitorio le faltaban las introducciones y los índices, pues habían sido utilizados para liarse “tronchos” de marihuana. Cuando yo lo conocí en el año 1978, Germán ya había dejado de consumir la droga. También era frecuente en esa época, en los retiros que organizaba el Sodalicio para adolescentes de clase media y alta que se educaban en los mejores colegios privados de Lima, revisar los equipajes de los participantes, a fin de confiscar cualquier material ajeno a las actividades que se iban a realizar: “pacos” de yerba, bebidas alcohólicas (cerveza, ron, vodka y whisky), cigarrillos, revistas pornográficas. Eso no impidió que en su primer retiro Germán pudiera sustraer un par de “tronchos” a la revisión, y según se contaba en esa época, habría convencido al Gordo Joaquín, uno de los miembros del equipo organizador del retiro, para que se fumara uno junto con él.

Recuerdo que en el año 1979 un muchacho alemán que estudiaba en la Escuela Superior de Educación Profesional “Ernst Wilhelm Middendorf”, con el cual guardábamos amistad Miguel Salazar y yo, nos había invitado a celebrar su cumpleaños en la habitación de la pensión donde residía. Había alquilado un dispensador de cerveza chopp, del cual bebimos generosamente los presentes, jóvenes vinculados de una u otra manera al Sodalicio de Vida Cristiana. Ya tarde en la noche, llegado el momento de irnos a casa en el coche Volkswagen escarabajo de color naranja que pertenecía a Germán, éste, antes de sentarse en el asiento del conductor, no se le ocurrió otra cosa que arrimarse alegremente a una pared y mear en plena calle gran parte del líquido que se había echado al gaznate momentos antes.

Recuerdo que en el coche mencionado, que tenía a una capacidad para cinco personas sentadas, nos metíamos diez personas apretadas para irnos después del rosario de los sábados en la capilla del Colegio Santa Úrsula en San Isidro (Lima)  a la Comunidad San Aelred en Magdalena del Mar (Lima) para tener una reunión. Germán era quien conducía, pero dado lo apretado que íbamos dentro del pequeño vehículo, era otro quien movía la palanca de cambios. No obstante el peligro que conllevaba esta forma de conducir, afortunadamente nunca tuvimos un accidente.

En fin, se trata de deslices de juventud como los que hemos tenido aquellos que bordeamos los cincuenta años de edad, pero que desmitifican la figura de alguien a quien se quiso presentar como comprometido en todo con el Señor Jesús desde temprana edad.

Asimismo, como ya he señalado, cada vez que Germán tenía un arranque de ira, era de temer, pues la persona que era objeto de tales arrebatos era agredida psíquicamente y muchas veces humillada en presencia de los demás. Éste era uno de los motivos que inspiraba el respeto reverencial que muchos le tenían, sobre todo aquellos que lo tenían de superior. No era alguien a quien se le pudiera decir abiertamente las debilidades que uno veía en él. Sin embargo, esto no habría constituido obstáculo para que se le elevara a los altares, pues hay en la historia de la Iglesia católica santos que han tenido defectos similares o incluso peores. Incluso hay personajes incluidos en el santoral católico cuya “santidad” sigue siendo puesta en duda por numerosos católicos, como, por ejemplo, Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, considerando no sólo el hecho de que muchas de sus pregonadas virtudes se ven opacadas por actitudes escandalosas —ataques de ira, manipulación de conciencias, mentiras sobre su propia historia y la de la institución, culto a la personalidad, fanatismo, exigencia de trato preferencial por parte de sus seguidores, gusto por ciertos placeres exclusivos de este mundo (regalos lujosos, aplausos, codearse con gente importante, casas espléndidas, honores, comidas superexquisitas), ansia personal de un título nobiliario (consiguió que se le otorgara el de Marqués de Peralta)—, sino también por la irregularidad del proceso que lo llevó a los altares, donde todos los testigos que podían dar testimonios en contra de su “pretendida” santidad fueron impedidos de declarar en el proceso —con la única excepción de Alberto Moncada—, precisamente por motivo de estar en contra, calumniándolas como personas que sólo querían perjudicar a la Iglesia católica (ver http://www.opus-info.org/index.php?title=Exclusion_de_testigos_en_la_causa_de_beatificaci%C3%B3nhttp://elpais.com/diario/1992/05/14/sociedad/705794408_850215.html). Todo parece indicar que el propio Opus Dei fue juez, parte y testigo en la causa de la beatificación de su fundador. De modo que lo que se beatificó —y posteriormente canonizó— habría sido la imagen que se habían formado del fundador los miembros de la institución que el fundó, y no la persona concreta de carne y hueso con todas sus miserias. Y esto es algo que en algún momento le pasará factura a la Iglesia católica, a la cual pertenezco por llamado, derecho y convicción propia.

Algo similar parece haberse dado en el Sodalicio respecto a Germán Doig. Toda la maquinaria que se puso en marcha para poder iniciar el proceso de beatificación de Germán Doig se basaba sobre la figura ficticia que el Sodalicio había construido, basada a su vez sobre la imagen que el mismo Vicario General del Sodalicio había proyectado en el ámbito público. Diez años duró este espectáculo, hasta que vino el batacazo que echaría por tierra este castillo de naipes, y con él muchas ilusiones y esperanzas. El Germán Doig de carne y hueso no sólo había sido un ser con debilidades humanas y contradicciones interiores, sino que era culpable de actos que entraban dentro del campo de lo perverso y lo delictivo. Había sido un abusador sexual en serie.

El desconcierto que cundió, sobre todo entre aquellos que habían conocido personalmente a Germán, fue enorme. Quizás quien de mejor manera expresó este sentimiento fue Aldo Llanos Marín, Presidente de los Talleres de Formación e Investigación Tomás Alvira, que escribió en su blog lo siguiente (ver http://web.archive.org/web/20120609064406/http://www.tomasalvira.com/?p=929):

«Hoy, recordado Germán, te escribo con la autoridad del que simplemente no la tiene porque sé que desde algún lugar entre el cielo y el infierno, leerás estas líneas al igual que muchos cristianos y no tan cristianos de este mundo –por morbo tal vez -. Hablo de cristianos que te conocieron y que necesitan un “por qué”, hablo de cristianos que hoy por hoy se llenan de interrogantes y dudas, de recelos y angustias, de desprecio y compasión, de ira y pena… de todo eso que es humano… muy humano…

Germán, allí dentro de ti estuvo el corazón, el corazón de tu ser, aquél lugar en el que moraba el Espíritu Santo cuando estabas en gracia —cuando confesabas todos tus pecados—, el lugar de donde salía lo más puro de ti, cuando salía aquello que te valió el apelativo de “apóstol de la nueva evangelización”, cuando salían aquellas palabras e ideales de la “Teología de la Reconciliación”, cuando salía aquello que hacía más grande al reino de Cristo en y desde el MVC. No, no soy ni fui del MVC, pero te tuve siempre presente a través de tus escritos y a través de aquellos a quienes hiciste el bien y que siempre dedicaron un tiempo para hablarme de ti. Pero el corazón, ese corazón, también está lleno de oscuridades, acosado por ese aguijón sempiterno de la carne, condenado a una ardiente batalla entre el ser y el no ser y en esos terrenos profundos y oscuros uno nunca sabe a ciencia cierta, sólo Dios sabe y sólo Él puede decírnoslo si encuentra en nosotros… esperanza… o un poquito de fe».

Lo cierto es que, desde ese momento, emergían dos imágenes opuestas de Germán: una, la del Germán Doig que todos habían conocido y que tenía fama de santidad; la otra, la de un pecador perverso que se había aprovechado de su cargo para cometer abusos sexuales en perjuicio de jóvenes adolescentes que estaban bajo su responsabilidad. El Sodalicio, oficialmente, abandonó la primera imagen que había defendido durante diez años y asumió la segunda sin matices, y prácticamente expulsó a Doig post mortem de sus filas. «Queremos dejar en claro que estas conductas contrarias a nuestra vocación cristiana y nuestros compromisos libremente emitidos ante Dios no solo no pueden tener cabida en nuestra comunidad sino que deben ser denunciadas y rechazadas con energía, claridad y transparencia. Actos graves como estos conllevan un proceso de expulsión del Sodalicio», dice el comunicado oficial (ver http://web.archive.org/web/20120826154639/http://diario16.pe/noticia/1320-sodalicio-confirma-inconductas-sexuales-de-su-la-der-espiritual). El asunto quedaba como una traición de Doig a los principios que rigen la vida de la comunidad sodálite —y, por lo tanto, como una “traición al Señor”— y, de esta manera, la institución se desligaba de cualquier responsabilidad frente a los hechos, quedando limpia de polvo y paja, impoluta, intocable. Doig, como único responsable, se convirtió en el chivo expiatorio sobre el cual se cargaba toda la responsabilidad de lo sucedido, dándose a entender de esta manera que el asunto se daba por terminado y no había nada más que investigar. Sin fotografías que guardaran su recuerdo, desaparecidos todos sus escritos, borrada gran parte de su presencia en la web, la sola mención de su nombre se convirtió en un tema tabú. Como siempre ha ocurrido a lo largo de la historia del Sodalicio con todos los exmiembros que han recibido el calificativo de persona non grata. El sistema institucional siempre se ha presentado como incuestionable, y los errores han sido atribuidos a fallas de los actores humanos, que han tenido que cargar solos con la responsabilidad y la culpa inherentes. La pregunta que uno se hace es si una posición así es sostenible, pues ello presupone que todos los que trataron a Doig fueron engañados, incluso aquellos que mantenían con él una amistad muy cercana si no íntima, y nadie se dio cuenta de nada. ¿Es esto posible? ¿Qué hubo detrás de la revelación de la escandalosa doble vida de quien fuera considerado durante mucho tiempo el modelo a seguir y, de no ser por sus graves delitos en el área de lo sexual, hubiera sido probablemente el primer santo sodálite? Intentaremos responder a esta pregunta en la siguiente entrega.

Segunda entrega: GERMÁN DOIG: ENTRETELONES DE UNA REVELACIÓN ESCANDALOSA

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FUENTES

Cuando la semana anterior a la publicación de la noticia del escándalo en Diario16 se me comunicó que los esfuerzos puestos en lograr la beatificación de Germán habían sido cancelados debido a los abusos sexuales que había cometido, ya toda la información referente a su persona que la Familia Sodálite había ido poniendo en la red a lo largo de los años había sido borrada. Por suerte, todavía se puede acceder a mucha de esta información mediante The Wayback Machine del Internet Archive (http://archive.org), que permite visualizar estados pasados de páginas web, e incluso ver sitios web que ya no existen.

Lo que sigue son en su mayoría enlaces a algunas capturas pretéritas de páginas web que Internet Archive guarda en sus servidores, y que ya no están disponibles en la red, así como otras informaciones sobre Germán Doig anteriores a enero de 2011 a las cuales todavía se puede acceder en la red.

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Sitio web oficial del Movimiento de Vida Cristiana (MVC)

El siguiente enlace —quizás el más importante y sustancioso de los que ahora doy a conocer— corresponde al dossier que se mantenía en la página del MVC, con noticias y artículos sobre Germán Doig que se habían ido recopilando a lo largo de los años. La fecha de la captura reflejada es del 11 de mayo de 2009. La mayoría de las noticias provienen de tres fuentes: ACI Prensa, Noticias Eclesiales (noticiero interno del MVC) y Noticias Sodálites (página desaparecida y sustituida por la sección de noticias del actual sitio web del Sodalicio de Vida Cristiana). También hay enlaces a algunos escritos de Germán Doig. Y, sobre todo, aparecen los artículos completos del número 51 de la revista VE (Vida y Espiritualidad) de enero-abril 2002, dedicado a la memoria de Germán Doig Klinge. Faltan solamente siete homilías en honor a Doig y la introducción que escribió el Cardenal James Francis Stafford a uno de sus libros.

http://web.archive.org/web/20090715000000/http://www.m-v-c.org/gdk/contents.htm

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Noticias Eclesiales

Se trata de un servicio informativo, más que nada para uso interno del Movimiento de Vida Cristiana. El enlace lleva a un breve dossier, que es una recopilación de noticias sobre acontecimientos en torno a la muerte de Germán Doig.

http://web.archive.org/web/20101122133556/http://eclesiales.org/germandoig.html

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ACI Prensa

Lo primero que llama la atención es que ACI Prensa, una agencia de noticias que siempre ha afirmado ser un órgano independiente sin ninguna vinculación con el Sodalicio de Vida Cristiana —salvo el hecho “casual” de que Alejandro Bermúdez, su director, sea laico consagrado del Sodalicio— también borró de su archivo online todas aquellas noticias que presentaban a Doig bajo una luz positiva, manifestando así no sólo una falta de profesionalidad periodística, sino también trayéndonos a la memoria actos de censura como los que practicaron las dictaduras hitleriana y staliniana, que quemaron los libros de aquellas personas consideradas non gratas o buscaron eliminar su presencia incluso de fotografías, las cuales —mucho antes de la era Photoshop— eran retocadas para esfumar personajes incómodos. A continuación, una lista de artículos que fueron publicados por ACI Prensa, pero que el lector buscará en vano en la página web de la agencia, traídos otra vez a la luz gracias al Internet Archive. En la línea de tiempo que aparece en la parte superior del navegador se puede hacer clic sobre versiones posteriores a enero de 2011 y se podrá comprobar que las noticias referentes a Doig ya no aparecen.

14/02/2001 El Señor convoca a su presencia al Vicario General del Sodalicio de Vida Cristiana
http://web.archive.org/web/20090615000000/http://www.aciprensa.com/notic2001/febrero/notic1179.htm

15/02/2001 Hombres y mujeres de Iglesia recuerdan legado de Vicario General del Sodalicio
http://web.archive.org/web/20090415000000/http://www.aciprensa.com/notic2001/febrero/notic1180.htm

16/02/2001 Multitud despide cuerpo de Vicario General del Sodalicio de Vida Cristiana
http://web.archive.org/web/20080815000000/http://www.aciprensa.com/notic2001/febrero/notic1181.htm

17/02/2001 “Germán Doig fue un Apóstol de la Comunión”, dice Cardenal Norberto Rivera
http://web.archive.org/web/20080715000000/http://www.aciprensa.com/notic2001/febrero/notic1182.htm

19/02/2001 Presidentes de Episcopados destacan aportes de Germán Doig a la Evangelización de América
http://web.archive.org/web/20080915000000/http://www.aciprensa.com/notic2001/febrero/notic1183.htm

24/02/2001 Presidente del Perú envía condolencias por tránsito de Germán Doig
http://web.archive.org/web/20081201000000/http://www.aciprensa.com/notic2001/febrero/notic1188.htm

12/03/2001 Obispos sudamericanos celebran Misa por Vicario General del Sodalicio de Vida Cristiana
http://web.archive.org/web/20090815000000/http://www.aciprensa.com/notic2001/marzo/notic1201.htm

14/03/2001 Imponente Misa recordó mes de la partida del “Apóstol de la Nueva Evangelización”
http://web.archive.org/web/20101015000000/http://www.aciprensa.com/notic2001/marzo/notic1203.htm

14/02/2006 Arzobispo argentino recuerda aporte evangelizador de Germán Doig
http://web.archive.org/web/20070715000000/http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=11595

03/12/2006 CELAM publica obra “De Río a Santo Domingo” en vistas a V Conferencia
http://web.archive.org/web/20070215000000/http://www.aciprensa.com/archivo.php?fecha=2006-12-03

14/02/2008 Card. Errázuriz recuerda a Apóstol de la Nueva Evangelización
http://web.archive.org/web/20070901000000/http://aciprensa.com/noticia.php?n=20112

La única noticia que sobrevivió a está purga, tal vez porque Germán Doig no sea el tema central sino que es mencionado de manera incidental, es la siguiente:

08/04/2002 Histórica ordenación episcopal colma Catedral de Lima
http://www.aciprensa.com/notic2002/abril/notic1520.htm

Se informa sobre la ordenación de tres obispos de mano del Cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima. Uno de esos obispos es José Antonio Eguren. La nota informativa dice lo siguiente:

«A su turno, Mons, Eguren dedicó unas palabras de recuerdo a la figura del recordado laico peruano Germán Doig Klinge, el “Apóstol de la Nueva Evangelización” llamado a la Casa del Padre hace poco más de un año cuando se hallaba en la plenitud de su despliegue intelectual y evangelizador.

“Cómo no recordar a quien fue mi Vicario General en el Sodalitium, Germán Doig, de quien aprendí a gastarme y desgastarme al servicio de la Iglesia”, dijo Mons. Eguren; desatando con sus palabras una espontánea y prolongada salva de aplausos que recorrió la tricentenaria Catedral, desde el coro y el presbiterio hasta el atrio y las calles adyacentes.»

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ZENIT

Esta agencia informativa católica, gestionada por los Legionarios de Cristo, que es mucho más seria, confiable y profesional que ACI Prensa, no borró las noticias sobre Germán Doig anteriores a enero de 2011 que había publicado.

28/07/2000 La tecnología, ¿una nueva idolatría? Un libro de Germán Doig
http://www.zenit.org/es/articles/la-tecnologia-una-nueva-idolatria-un-libro-de-german-doig

16/02/2001 Adiós al coordinador general del Movimiento de Vida Cristiana
http://www.zenit.org/es/articles/adios-al-coordinador-general-del-movimiento-de-vida-cristiana

14/02/2006 Germán Doig, «apóstol de la nueva evangelización»
Misa en el quinto aniversario celebrada por el arzobispo argentino Estanislao Karlic
http://www.zenit.org/es/articles/german-doig-apostol-de-la-nueva-evangelizacion

18/12/2009 “Peruanos ejemplares”, el patrimonio espiritual de Perú en un libro
Entrevista con su autor, José Antonio Benito
http://www.zenit.org/es/articles/peruanos-ejemplares-el-patrimonio-espiritual-de-peru-en-un-libro

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Sitio web oficial para impulsar la beatificación de Germán Doig (www.germandoig.org)
http://web.archive.org/web/20090422054554/http://germandoig.org/

Luis Ferroggiaro, Germán Doig Klinge (1957-2001) in memoriam
Publicado en Anuario de Historia de la Iglesia, año/vol. X, Universidad de Navarra, Pamplona 2001
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=35501052&idp=1&cid=3208768

ve_51Revista VE (Vida y Espiritualidad), Enero-Abril 2002, Año 18, N° 51
En memoria de Germán Doig Klinge (1957-2001)
Textos completos de este número histórico de la revista
https://web.archive.org/web/20090625060058/https://vidayespiritualidad.com/revista/ve51.htm

Nueva Alborada Digital, Revista de la Familia Sodálite, mayo de 2005
Germán Doig – Un Apóstol de la Nueva Evangelización

Contiene una breve biografía de Germán Doig con abundantes fotografías
http://web.archive.org/web/20090517061909/http://www.ducinaltum.info:80/alboradadigital.php

Bibliografía de Germán Doig
https://es.scribd.com/document/385869212/German-Doig-Klinge-Bibliografia

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Video “Movimientos Eclesiales”

Este video, que data de 1998, es el único que conservo donde se ve a Germán Doig, explicando en esa ocasión el significado de los movimientos eclesiales y la importancia del encuentro que tuvieron con el Papa Juan Pablo II en Pentecostés, el 30 de mayo de 1998. Al inicio la imagen no es de muy buena calidad, pero mejora bastante pasado un minuto y medio.