LA INMIGRACIÓN VENEZOLANA VISTA POR UN ALEMÁN

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Jan Doria, estudiante de ciencias de la información y español en Tubinga (Alemania), se encuentra realizando un semestre de estudios en el extranjero en la Pontificia Universidad Católica del Perú.

El 18 de noviembre publicó en Informationsstelle Peru, informativo en alemán sobre acontecimientos peruanos, una reflexión comparando la inmigración venezolana en nuestro país con la inmigración que se da en Alemania, el país europeo que más refugiados ha acogido.

El Perú ha recibido a unos 500 mil venezolanos que huyeron de su país, lo cual representa aproximadamente un 1.6% de la población peruana. Alemania recibió en el año 2015 entre 750 mil y un millón de refugiados, la mayoría procedente de Siria, lo cual representa un máximo de 1.2% de su población.

Aun cuando en ambos países las redes sociales se han visto inundadas de comentarios xenófobos y racistas así como de fake news sobre los inmigrantes —presentándolos como invasores y criminales—, eso no se ha plasmado en el Perú en manifestaciones multitudinarias en contra de la inmigración, como si ha ocurrido en algunas ciudades del Este alemán —lo que antiguamente era la comunista República Democrática Alemana—, organizadas por el movimiento Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (PEGIDA) y otros grupos populistas de derecha.

En el Perú, en cambio, se ha mantenido relativamente la calma. No han habido manifestaciones callejeras contra la presencia de venezolanos en tierras peruanas y el candidato a la alcaldía de Lima Ricado Belmont, que esgrimió un discurso antivenezolano durante su campaña, sólo obtuvo el 3.89% de los votos.

El prurito alemán de hacer todo concienzudamente, planificando hasta el más mínimo detalle, está jugando en contra del Estado alemán a efectos de enfrentar con éxito la crisis migratoria. Desde hace tres años se discute si las decisiones que se tomaron fueron las correctas y de cuál es el plan para lograr superar la situación. Pues en Alemania siempre tiene que haber un plan, con fechas y plazos que se tienen que cumplir. Y si esto no ocurre, arde Troya. Muy al contrario de lo que ocurre en el Perú, donde nunca ha habido un plan, donde no se pierde tiempo discutiendo si las decisiones fueron correctas en una situación ante la cual no hay marcha atrás, sino más bien se enfrentan los retos con flexibilidad y espíritu práctico. Además, el gobierno de Martín Vizcarra tiene actualmente otras prioridades, entre las cuales se halla la lucha contra la corrupción.

Otro factor a tener en cuenta es que un venezolano recibe permiso de trabajo en el Perú con mayor facilidad que un inmigrante en Alemania, pues en este país se examinan sus calificaciones y aptitudes a través de trámites burocráticos engorrosos, mientras que en el Perú basta con presentar una solicitud de asilo para obtener automáticamente permiso de trabajo. Y para muchos venezolanos resulta fácil integrarse en el mercado laboral informal que existe en el Perú, prácticamente inexistente en Alemania.

Ciertamente que las diferencias culturales entre un peruano y un venezolano son mucho menores que entre cualquiera de los refugiados que pisan tierras germanas y un alemán nativo. Pero eso no es todo el problema.

«La minuciosidad alemana es fabulosa, pero ahora se necesita flexibilidad alemana», decía Angela Merkel a inicios de 2016, frase que ahora nadie quiere recordar. Y sin embargo, es la flexibilidad lo que hace que el Perú esté mejor preparado para enfrentar una crisis migratoria. Los peruanos están acostumbrados a lo inesperado, mientras que a los alemanes típicos eso les suele disgustar, acostumbrados a planear con mucha anticipación hasta sus vacaciones.

Jan Doria concluye que Alemania puede aprender mucho del Perú. Que no vale la pena perder tiempo discutiendo demasiado si las decisiones fueron las correctas. Que una crisis debe ser afrontada con optimismo y con la conciencia de que la vida misma no es planificable. Y que el gobierno, como está haciendo el presidente Vizcarra, debe preocuparse de llevar a cabo las reformas sustanciales que el país necesita, sin dejarse distraer por el juego del populismo de derecha, que busca aprovechar la situación para alcanzar réditos entre la población.

Las virtudes alemanas no han servido de mucho para afrontar la crisis migratoria. Mejor preparado en este sentido está el Perú, con todos sus déficits. O quizás gracias a ellos.

(Columna publicada en Altavoz el 26 de noviembre de 2016)

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FUENTE

Informationstelle Peru e.V.
Flüchtlingskrise: Was Deutschland von Peru lernen kann (18/11/2018)
http://www.infostelle-peru.de/web/fluechtlingskrise-was-deutschland-von-peru-lernen-kann/

SODALICIO EN LOS 70: UNA FOTO DEL PASADO

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Un grupo de 55 jóvenes que parecen estar pasándola bien, delante de una imagen de la Virgen María en lo que parece ser un parque con árboles. En realidad, un rincón dentro de los jardines del Colegio Santa María de los Marianistas (Monterrico). Reconozco el lugar, pues en el año 1980 yo mismo estudié quinto de secundaria en ese colegio. Así como reconozco quince de los rostros que aparecen en la foto, entre sodálites, exsodálites y gente que participó de las Agrupaciones Marianas pero que nunca llegó oficialmente a formar parte del Sodalicio.

Abajo aparece la misma foto con círculos indicando las personas que he logrado identificar:

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De izquierda a derecha y de arriba hacia abajo: Marcial del Río, Joaquín de Quesada, José Antonio Eguren, Franco Attanasio, Renzo Bacigalupo, Juan Fernández, Juan Carlos Len, Ernesto Vallejo, Raúl Guinea, Luis Cappelleti, Germán Doig, Alfredo Garland, Emillio Garreaud, Javier Len, Jorge Muñoz

Sólo Eguren, Guinea, Garland, Garreaud, Vallejo y los hermanos Len siguen perteneciendo al Sodalicio. Doig ya ha fallecido. Los demás rostros conocidos, así como aquellos que no he podido identificar, acompañaron durante un tiempo la senda del Sodalicio (o Sodalitium en latín, único nombre con que se conocía al grupo en esa época). Franco Attanasio tiene incluso el dudoso honor de haber sido el primer sodálite casado, cuyo matrimonio se celebró en 1982 en la capilla del Colegio San Agustín con casi tanto ruido y pompa como la primera ordenación de un sacerdote sodálite, Jaime Baertl, en la Parroquia Nuestra Señora del Pilar (San Isidro) en diciembre de 1980.

La foto fue tomada antes de que yo iniciara mi vinculación con el Sodalicio en el año 1978. Para asignarle una fecha aproximada, sirve de ayuda la presencia en este retrato grupal de Marcial del Río, integrante de la promoción 1977 del Colegio Maristas de San Isidro junto con otras tres personas que también estuvieron relacionados temporalmente con el Sodalicio: Enrique Prochazka (Bartolomé en el libro Mitad monjes, mitad soldados), Javier Lishner y Doménico Edwards. También fue integrante de esta promoción Gonzalo Valderrama —quien sigue siendo actualmente “adherente sodálite”, es decir, sodálite de vida matrimonial, jurídicamente vinculado de manera periférica a la asociación y, por lo tanto, tratado como miembro de tercera categoría y con derechos restringidos—.

Recuerdo que en 1978 íbamos los domingos a jugar fulbito en una cancha ubicada en un terreno en las afueras de Lima, el cual pertenecía a la familia Edwards. A partir de estos datos infiero que la foto debe datar de algún momento entre 1976 y 1977, en primavera o verano, considerando que la mayoría de los personajes llevan puesta camisa de manga corta o polo.

Curiosamente, la única chica que aparece en la foto está al lado de quien ahora es alcalde electo de Lima, Jorge Muñoz, el cual nunca formó parte del núcleo institucional del Sodalicio, sino que —al igual que Attanasio, de Quesada, Fernández y Guinea— fue considerado como alguien destinado a la “vocación matrimonial”, es decir, como miembro sin mayor influencia en la marcha institucional del Sodalicio, aun cuando entonces todavía no se había definido nada sobre el status jurídico del Sodalicio y todavía no se utilizaba el término de “adherente sodálite”.

Por una u otra razón la mayoría de quienes aparecen en la foto decidieron que el Sodalicio no era lo suyo. Y como Jorge Muñoz, han preferido guardar silencio, no obstante que sus recuerdos podrían ser de gran ayuda para entender ese período de la historia sodálite todavía sumido en las sombras que fue la década de los 70, a fines de la cual se fundarían las dos primeras comunidades sodalítes, San Agustín (1978) y San Aelred (1979). Pero lo que se vivió en esas casas tuvo sus orígenes en los experimentos que se hacían en los grupos de jóvenes y en la disciplina que se aplicaba. Y en lo que Figari habría perpetrado a puerta cerrada con el círculo más cercano de sus discípulos, entre los cuales se hallaba Germán Doig, según recuerda quien es conocido con el seudónimo de Santiago, víctima de gravísimos abusos sexuales por parte del fundador.

Hay que tener en cuenta que el número de víctimas de abusos sexuales, psicológicos y físicos superaría ampliamente el número de miembros actuales de la institución, y son muchísimos más los que han mantenido una vinculación con el Sodalicio y luego han decidido interrumpirla por razones que valdría la pena conocer. Como lo demuestra la foto, la regla es que uno termine apartándose de la institución después de estar un tiempo en ella. Los que se quedan son la excepción.

La pregunta que uno se hace es cuántos años mas tienen que pasar, cuánta agua tiene que correr bajo el puente, antes de que quienes durante tanto tiempo han callado hablen de lo que saben y contribuyan así a que la justicia que esperan las víctimas sea cada vez más una realidad cercana. Ojalá que ello ocurra pronto.

OTRA TEORÍA DE LA CONSPIRACIÓN MÁS

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Conferencia de Prensa en Lima (enero de 2018), organizada por LaMula y PROMSEX con miembros del proyecto internacional Ending Clergy Abuse. ¿Activistas o conspiradores?

Las teorías de la conspiración constituyen armas poderosas para intentar desacreditar a los adversarios políticos. Tienen la ventaja de que no es necesario demostrar nada ante la opinión pública, sino simplemente presentar un puñado de informaciones seleccionadas acompañadas de otro tanto de fake news para luego pretender validar una interpretación general que no responde a la realidad, pero sí a los temores y prejuicios subconscientes de la audiencia. Eso lo saben quienes dirigieron la campaña electoral de Donald Trump, y en tierras peruanas, mal que bien, lo saben quienes forman parte del entorno de Keiko Fujimori.

Y también lo saben algunos representantes de los sectores más conservadores y retrógados de la Iglesia católica. Entre los cuales cabe mencionar a Luciano Revoredo, director del informativo online La Abeja —que reúne a varios columnistas poco conocidos de pensamiento con olor a naftalina, o de dudosa reputación intelectual, como Mar Mounier—, quien ha lanzado recientemente la teoría de que existe «una red internacional que tiene como objetivo principal la ejecución de un pacto llamado “Acuerdo de Varsovia”, que se sustenta en un proyecto más grande llamado “The Accountability Project”, cuyo fin último es acusar a la Iglesia Católica por crímenes de lesa humanidad frente a la CIDH [Corte Interamericana de Derechos Humanos]». Algo así como una nueva versión actualizada de lo que antiguamente se conocía como la conjura masónica para destruir a la Iglesia y crear un nuevo orden mundial.

Conocí personalmente a Revoredo cuando él frecuentaba las Agrupaciones Marianas en la década de los 80 y me consta que se sentía atraído por el lado nacionalista y filo-fascista de la prédica de algunos sodálites de las primeras generaciones, aunque él lo llamaría más bien pensamiento cristiano occidental. En ese entonces también creía en el mito de la conjura judeo-masónica para gobernar el mundo. Ahora son otros los enemigos que en su imaginario ultramontano buscan perjudicar a la Iglesia, aquella que tendría entre sus mejores representantes en el Perú a Mons. Cipriani y Mons. Eguren, obispos ante los cuales no duda en arrodillar su conciencia y su escaso espíritu crítico. Y los enemigos son ahora los activistas que luchan coordinadamente a nivel internacional a favor de la justicia para las víctimas de abusos sexuales en la Iglesia católica. Entre los cuales se cuenta Pedro Salinas, quien participa abiertamente de The Accountability Project (TAP), conocido actualmente como el proyecto de justicia global Ending Clergy Abuse (ECA).

Para Revoredo «Salinas es un peón de una estrategia mucho más grande, cuyos actores bailan al mismo compás que organizaciones internacionales que buscan socavar los valores de la vida y la familia sobre los que están asentadas nuestras sociedades. Para lograr esos objetivos desprestigiar —y si es posible destruir— a la Iglesia es un paso fundamental». Pura teoría de la conspiración, pues el director de La Abeja no presenta ninguna prueba que sustente esta interpretación.

En el documento de The Accountability Project se indica que su objetivo principal es: «Procesar a la Iglesia Católica por crímenes de lesa humanidad por incitar y encubrir la violación y el asalto sexual de niños por parte de sacerdotes». Este proyecto, iniciado en 2017, fue motivado ante la constatación del encubrimiento sistemático de abusos y la falta de una administración de justicia satisfactoria de parte de las autoridades de la Iglesia católica. Haciendo que ésta tenga que rendir cuentas de esos delitos ante tribunales internacionales, se busca dar pasos agigantados en la lucha contra la pederastia eclesial, cosa que la gran mayoría de los jerarcas católicos han omitido. Se trata, pues, de una iniciativa loable.

En la cabeza de Revoredo no entra que la Iglesia pueda ser denunciada por crímenes de lesa humanidad, y prefiere colocarse del lado de la institución transgresora antes que empatizar con el sufrimiento de las víctimas, a las cuales les ha dedicado escasísimas líneas en la página web que dirige cuando se ha pronunciado sobre el Sodalicio, para él una «obra encomiable» en la cual «recibí una formación moral y religiosa que agradeceré siempre». «Si volviera a tener 18 años, sin duda, volvería a tocar las puertas de esa gran obra de Dios», expresa en un artículo de 2015 quien desde un principio desestimó el trabajo de investigación periodística Mitad monjes, mitad soldados de Pedro Salinas, calificándolo de «libraco sensacionalista».

A decir verdad, pocas cosas más sensacionalistas que la teoría de la conspiración que descaradamente evacua Revoredo.

(Columna publicada en Altavoz el 19 de noviembre de 2018)

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FUENTES

La Abeja
Acerca del Sodalio (22 octubre 2015)
http://laabeja.pe/de-opini%C3%B3n/columna-del-director-luciano-revoredo/348-acerca-del-sodalicio.html
Pedro Salinas: cuando atacar a la Iglesia es un negocio (05 noviembre 2018)
http://laabeja.pe/de-opini%C3%B3n/columna-del-director-luciano-revoredo/2149-pedro-salinas-y-el-negocio-de-atacar-a-la-la-iglesia.html
Necesaria aclaración a Pedro Salinas (08 noviembre 2018)
http://laabeja.pe/de-opini%C3%B3n/columna-del-director-luciano-revoredo/2157-necesaria-aclaraci%C3%B3n-a-pedro-salinas.html

Ending Clergy Abuse
Brief History of ECA
https://www.ecaglobal.org/history-of-eca/

COLONIA DIGNIDAD: LA INDEMNIZACIÓN PENDIENTE

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Retratos de antiguos pobladores de lo que fue Colonia Dignidad (ahora Villa Baviera) en una pared en el asentamiento

Hay deberes que se tienen que cumplir, aunque no exista una obligación jurídica. Sobre todo cuando se ocupa cargos de responsabilidad en una entidad —como la Iglesia o el Estado— que debido a la indolencia, inacción o complicidad de sus integrantes ha permitido que se ocasionen daños graves o violaciones de derechos humanos en perjuicio de personas inocentes. Se trata de un imperativo ético y de justicia, cuyo incumplimiento impide que se restañen las heridas y finalmente termina ocasionando un escándalo de graves consecuencias sociales.

Esto se aplica con todas sus letras al Estado alemán en relación con el caso de Colonia Dignidad, un enclave alemán en Chile donde se cometieron abusos sistemáticos no sólo contra los colonos, sino también contra ciudadanos chilenos: torturas —que incluían electroshocks y suministro de psicofármacos—, lavado de cerebro, trabajo forzado, sustracción de la libertad, separación de las familias, abusos sexuales contra menores —tanto de ascendencia alemana como de nacionalidad chilena, secuestrados mediante engaños a sus progenitores—, así como colaboración con el régimen dictatorial de Pinochet en la tortura y desaparición de enemigos del gobierno.

El 8 de noviembre pasado el Parlamento Alemán (Bundestag) decidió por fin destinar un millón de euros para ayudar a las víctimas. «Ha sido una dura lucha. Estoy contento de que se haya podido alcanzar esta meta tan importante», declaró Michael Brand, miembro de la gobernante Unión Demócrata Cristiana (CDU).

Oficialmente se trata de una ayuda voluntaria. El 9 de julio el gobierno federal había expresado en un comunicado oficial que de lo acontecido en Colonia Dignidad no se derivaba ningún derecho jurídico a reclamo frente a la República Federal de Alemania. El Bundestag había aprobado la solicitud presentada en junio de 2017 por tres bancadas (los demócrata cristianos, los socialdemócratas y los verdes), exigiendo del gobierno un programa de ayudas para las víctimas de Colonia Dignidad. Dado que se trataba de un asentamiento cerrado de una secta alemana en Chile, la propuesta del gobierno de un fondo para financiar medidas de apoyo para la comunidad afectada se realizaba sobre una base libre y voluntaria. Sin embargo, se señalaba que no estaban previstas ayudas individuales, muchos menos el pago de indemnizaciones a personas concretas.

Se trataba en cierto sentido de un lavado de manos al estilo Pilatos, pues Paul Schäfer, el líder de la secta, pudo huir a Chile en 1961, escapándose de las acusaciones de abusos sexuales contra menores en Alemania, gracias a la indolencia de las autoridades de entonces, llevándose de paso a unos 150 miembros de su grupo consigo —entre ellos a varios menores sin autorización de sus padres—, en lo que constituye una de las mayores acciones de secuestro colectivo de la historia reciente, gracias a un adoctrinamiento mental y a falsas promesas, que definitivamente restringieron la libertad de quienes lo siguieron, los cuales no sabían que terminarían encerrados tras un muro en un amplio terreno donde serían esclavizados, humillados y sometidos a abusos.

A pesar de que a partir de los 60 hubo colonos que lograron escapar y denunciar las atrocidades, estas denuncias cayeron en saco roto debido a que Schäfer mantenía buenas relaciones con la embajada alemana en Chile y con importantes políticos demócrata cristianos de Alemania.

La renuencia de la diplomacia alemana a investigar las denuncias y la protección que se le brindó a Schäfer en virtud de la imagen idílica que proyectaba Colonia Dignidad, permitió que éste siguiera haciendo de las suyas durante décadas —en particular, abusando sexualmente de menores de edad y jóvenes adultos— hasta 1996, cuando pasó a la clandestinidad debido a denuncias de abusos contra unos 27 menores chilenos. Schäfer fue detenido en 2005 en Argentina y murió en 2010 en una cárcel chilena.

Matthias Bartke, socialdemócrata y presidente de la Comisión de Trabajo y Cuestiones Sociales, considera que por fin la política asume su responsabilidad: «Los terribles crímenes en Colonia Dignidad solo fueron posibles porque en aquel tiempo la embajada alemana en Chile, no obstante los muchos pedidos de ayuda, no intervino. Esta falta de acción constituye uno de los capítulos más oscuros de la diplomacia alemana de la posguerra».

La Comisión para la Implementación del Programa de Ayuda para las Víctimas de Colonia Dignidad, constituida el 10 de octubre, se reunirá con asociaciones de víctimas en Berlín y tendrá listo el programa en el verano europeo de 2019.

(Columna publicada en Altavoz el 12 de noviembre)

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FUENTES

Deutscher Bundestag
Hilfsfonds für Opfer der Colonia Dignidad
Auswärtiges/Unterrichtung – 09.07.2018 (hib 499/2018)
https://www.bundestag.de/presse/hib/-/563704

taz
Sektensiedlung Colonia Dignidad in Chile: Noch keine Hilfe (11.10.2018)
http://www.taz.de/!5540339/

SPIEGEL ONLINE
Deutsche Sekte in Chile: Eine Million Euro für Opfer der Colonia Dignidad (09.11.2018)
http://www.spiegel.de/panorama/justiz/colonia-dignidad-bundestag-beschliesst-hohe-opferhilfe-a-1237533.html

EL JESUITA SANCIONADO POR NO SER HOMÓFOBO

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P. Ansgar Wucherpfennig S.J.

«No podemos hacernos responsables de excluir de la Iglesia a seres humanos, para las cuales la homosexualidad forma parte de su identidad. No somos un establecimiento disciplinario».

Así se se expresaba en 2017 el jesuita Ansgar Wucherpfennig (1965- ), rector de la Escuela Superior Filosófica-Teológica Sankt Georgen (Frankfurt) y persona de contacto de la Iglesia católica —junto con la agente pastoral Helga Weidemann— para gays y lesbianas en la región.

Como ejemplo de la buena labor realizada se puede mencionar el caso de Thomas Michael (nombre ficticio), homosexual católico creyente, quien en el año 2008 había decidido oficialmente separarse de la Iglesia. Le molestaba la posición oficial de ésta en el trato con los homosexuales. La gota que colmó el vaso fue la separación de su cargo del párroco de Wetzlar, Peter Kollas, por parte del ultraconservador obispo Franz-Peter Tebartz-van Elst —actualmente separado de su cargo por escandalos financieros en su diócesis—, debido a que junto con un párroco luterano había concedido la bendición eclesiástica a una pareja homosexual tras su unión civil.

En el año 2015, tras mantener conversaciones con Wucherpfennig, Thomas Michael —actualmente un sexagenario— decidió regresar a la Iglesia católica, pues vio que la actitud de parte de representantes de la Iglesia era otra, más abierta y atenta a las personas individuales. Y todo gracias a que la Iglesia local en Frankfurt ofrecía consejería para homosexuales —de la cual participaba el jesuita Wucherpfennig— con el lema: «Ver al ser humano. Atención pastoral para hombres y mujeres homosexuales».

«Nunca he tenido la sensación de que haga algo injusto con mi homosexualidad. Dios me ha creado con este deseo. ¿Por qué debería él rechazarme a causa de este motivo?», declaró el gay católico.

¿Por qué seres humanos como Thomas Michael deberían cambiar, y no la Iglesia? A estas reflexiones llegaba Wucherpfennig. «La Iglesia, con este servicio de atención pastoral, ha puesto en claro —para muchos demasiado tarde— que en la Iglesia hay homosexualidad… Y que está permitido que haya…»

Recientemente esta posición humanista de acogida a la diferencia sexual ha tenido consecuencias para el P. Wucherpfennig. En febrero de 2018 fue nuevamente elegido —por tercera vez consecutiva— para ejercer el rectorado de Sankt Georgen por un período adicional de dos años, a iniciarse el 1° de octubre. Sin embargo, el 7 de octubre se hizo público que la Congregación para la Educación Católica, uno de los dicasterios de la Curia romana, se había negado a concederle el “nihil obstat” —“nada obsta”, permiso para poder ejercer un cargo docente en una institución educativa católica—, alegando unas declaraciones que el jesuita había hecho a la Neue Frankfurter Presse en octubre de 2016.

A la pregunta:

«He leído que usted ha bendecido parejas homosexuales. ¿Por qué la Iglesia católica tiene una postura tan negativa hacia los homosexuales?»

había respondido lo siguiente:

«Mi impresión es que se trata de pasajes bíblicos arraigados y en parte formulados ambiguamente. Por ejemplo, por San Pablo en la Carta a los Romanos. Las relaciones homosexuales en la Antigüedad eran situaciones de fuerte dependencia y sumisión. El amor debería ser una relación libre e igualitaria, de ninguna manera con desnivel. Eso es lo que propiamente quería decir San Pablo, según mi hipótesis».

Mientras que la decisión ha generado controversia, el jesuita no tiene pensado retractarse por una cuestión de conciencia. A favor de él y en contra de la decisión de Roma se han declarado el actual obispo de Limburgo Georg Bätzing, el provincial de los jesuitas Johannes Siebner, el decano de la ciudad de Frankfurt Johannes zu Eltz y el canonista Thomas Schüller, así como el Consejo de Facultades Teológicas Católicas, los Colectivos de Teología Católica, la sección alemana de la Sociedad Europea de Teología Católica y el Fórum de Teólogas Católicas en una declaración conjunta.

Ante esto —y a fin de evitar mayores conflictos— Roma ha dado su brazo a torcer, ofreciendo una posible solución: que sea el P. Arturo Sosa, superior general de los jesuitas, quien garantice la “recta doctrina” del P. Wucherpfennig. Con lo cual, en la práctica, Roma declina su responsabilidad y Wucherpfennig podría asumir el rectorado de Sankt Georgen si así lo decide el P. Sosa.

Es una señal de que las cosas están cambiando y de que la cúpula de la Iglesia católica no podrá seguir tomando autoritariamente decisiones arbitrarias sin encontrar resistencia de parte del catolicismo reflexivo y pensante.

(Columna publicada en Altavoz el 5 de noviembre de 2018)

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FUENTES

Frankfurter Rundschau
Sankt Georgen Zu liberal für den Vatikan (07.10.2018)
http://www.fr.de/frankfurt/sankt-georgen-zu-liberal-fuer-den-vatikan-a-1597049,0#artpager-1597049-1

ZEIT ONLINE
Hochschule Sankt Georgen: Vatikan verweigert Berufung von Rektor Ansgar Wucherpfennig (8. Oktober 2018)
https://www.zeit.de/gesellschaft/zeitgeschehen/2018-10/hochschule-sankt-georgen-ansgar-wucherpfennig-vatikan-homosexualitaet-jesuiten

Neue Frankfurter Presse
Im Interview: Rektor der katholischen Hochschule St. Georgen — Prof. Wucherpfennig, was macht einen guten Jesuiten aus? (14.10.2016)
http://www.fnp.de/lokales/frankfurt/Prof-Wucherpfennig-was-macht-einen-guten-Jesuiten-aus;art675,2265963

Frankfurter Allgemeine
Seelsorgeangebot in Frankfurt: Homosexuell, katholisch, willkommen (04.05.2017)
http://www.faz.net/aktuell/rhein-main/homosexuell-katholisch-willkommen-seelsorgeangebot-in-frankfurt-14999359.html

Herder Korrespondenz
Streit ums Nihil obstat : Vatikan setzt im Fall Wucherpfennig auf Deeskalation (24.10.2018)
https://www.herder-korrespondenz.de/kirche/papst-und-vatikan/vatikan-setzt-im-fall-wucherpfennig-auf-deeskalation