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El 4 de noviembre de 2008 hubo elecciones presidenciales en los Estados Unidos y salió elegido Barack Obama, del Partido Demócrata, actual Presidente de los Estados Unidos. Obama nunca fue del agrado de ACI Prensa ni del CLMUSA (Christian Life Movement USA) —la sucursal norteamericana del Movimiento de Vida Cristiana—, debido a que era asociado con posturas pro-abortistas. La consigna fue hacer propaganda a favor del voto por John McCain, del Partido Republicano, de la misma manera que en años anteriores se había apoyado al Presidente George Bush por tener una postura en contra del aborto. No entraban a tallar consideraciones de otro tipo, como, por ejemplo, que los candidatos republicanos estaban a favor de la pena de muerte, justificaban la tortura como un método para obtener información de vital importancia para la seguridad nacional, apoyaban la posesión irrestricta de armas de fuego, consideraban la violencia por parte del Estado como un medio muchas veces necesario para mantener el orden, defendían el discutible concepto de guerra preventiva como una herramienta efectiva para solucionar problemas en el ámbito internacional, favorecían políticas económicas en beneficio de los ricos y en perjuicio de las personas más pobres, a las cuales no se les garantizaba un acceso igualitario a la vivienda, la salud y la educación, y otras cosas más.
Considerando la posición respecto al aborto como criterio único para decidir el voto, muchos emevecistas, si hubieran vivido durante la década de los ’30 en Alemania, habrían votado por el partido nazi, que estaba en contra del aborto —se sabe que la policía secreta del régimen nazi, la GESTAPO, persiguió y encarceló a los que eran considerados asociales, entre los cuales se encontraban las mujeres que habían abortado, además de los homosexuales, los Testigos de Jehová, los vagos, los alcohólicos, los críticos del régimen, los judíos, los zíngaros, etc.—. O en vez de seguir su conciencia, como debe ser, se hubieran plegado a lo que dispusieron los obispos católicos alemanes, que en una carta pastoral fechada el 24 de diciembre de 1936 declararon a Hitler salvador del pueblo alemán y de todo el Occidente, por haber avistado desde lejos la invasión del bolchevismo, asegurándole un apoyo moral incondicional en su lucha contra el comunismo. Pues muchos emevecistas, al igual que la gran mayoría de los sodálites, creen que seguir a Jesús en la Iglesia es lo mismo que seguir a los obispos.
Antes de continuar, quiero que quede claro que, al unísono con la enseñanza oficial de la Iglesia, considero el aborto como un delito moral grave, pues se destruye una vida humana. El estado embrionario de esta vida no justifica su eliminación. Sin embargo, no comparto las actitudes extremistas de muchos activistas pro-vida, que se niegan a ver que hay situaciones límite muy complejas, donde está en riesgo la vida de la madre y donde no se debe juzgar a las personas, sea cual sea la decisión que tomen. Tampoco comparto la actitud de muchos católicos conservadores, que condenan a quienes no comparten su posición en lo que a asuntos de fe y moral se refiere. Llaman asesinos y criminales a quienes se pronuncian a favor del aborto, sin saber realmente si éstos tienen conciencia de que el aborto es la eliminación de una vida humana. Pues para que haya un crimen, se debe tener conciencia de que se está suprimiendo a un ser humano vivo. Si falta esta conciencia porque se cree que sólo nos hallamos ante un ser humano cuando el embrión es viable —es decir, puede sobrevivir fuera del seno materno—, entonces podemos hablar de un error grave, pero no de un delito.
Esta actitud condenatoria destruye las posibilidades de un diálogo constructivo. Tengo la impresión de que las actitudes agresivas, que pretenden derrotar dialécticamente al otro y anular su participación en la vida pública, han sido contraproducentes y no han aportado nada para que la causa de los así llamados pro-vida salga adelante. Lo peor que se puede hacer para que la verdad triunfe es gritársela al otro en la cara. Ni el mismo Jesús pudo convencer a los fariseos de la malicia de sus actos aplicando esta técnica. El diálogo inteligente parece ser una mejor estrategia. Y mediante el diálogo fue que Jesús ganó a algunos fariseos para su causa, entre ellos a Nicodemo y a José de Arimatea.
Tampoco creo que la problemática del aborto se resuelva por la vía jurídica. ¿Acaso se deja de abortar porque la ley lo prohíba? ¿Es justo y caritativo sancionar penalmente a las mujeres que por una u otra circunstancia pasaron por la experiencia de un aborto? La mejor vía para combatir el aborto es acompañar a las mujeres que enfrentan una situación difícil debido a un embarazo no deseado.
Al respecto, puede ser ilustrativo el caso de Alemania. Allí, la interrupción del embarazo se considera un delito y se sanciona con privación de la libertad. Sin embargo, hay excepciones. Está permitido el aborto terapéutico, hecho por prescripción médica, cuando corre peligro la vida o la salud física y mental de la embarazada, y una mejoría sólo puede lograrse mediante la interrupción del embarazo. También se permite abortar cuando hay razones de peso para presumir que el embarazo es producto de una violación o de cualquier abuso sexual penado por la ley, lo cual debe ser atestiguado por un médico criminólogo. En este caso, el aborto sólo está permitido hasta 12 semanas después de la fecundación. Lo mismo vale para el caso de que el aborto se efectúe a petición de la mujer embarazada, para lo cual se requiere haber participado en una asesoría sobre conflictos producidos por el embarazo, tras lo cual se emite un certificado. A continuación, deben pasar por lo menos tres días, para que la mujer tenga tiempo de reflexionar y finalmente tome una decisión.
Las diócesis católicas alemanas contaban con numerosos centros de asesoría, con el fin de acompañar a las mujeres que querían abortar e intentar disuadirlas de dar este paso, hasta que el Papa Juan Pablo II, en carta a los obispos alemanes fechada el 11 de enero de 1998, les prohibió emitir el certificado correspondiente, pues supuestamente ello convertiría a la Iglesia en cómplice de la muerte de niños inocentes y le restaría credibilidad a su postura de rechazo al aborto. Como consecuencia de esto, a los centros de asesoría de las diócesis alemanas les fue retirado el reconocimiento estatal, y aunque siguieron funcionando, perdieron relevancia en beneficio de otros centros de asesoramiento no católicos, que sí estaban autorizados a emitir el certificado. Ante esta absurda situación, un grupo de católicos laicos provenientes del Comité Central de los Católicos Alemanes fundó en septiembre de 1999 la asociación civil donum vitae para promover la protección de la vida, con sede en Bonn, a fin de compensar la situación descrita anteriormente y poder tener centros de asesoría de orientación católica para mujeres embarazadas, autorizados por el Estado y, por ende, con capacidad de emitir el certificado. El fin era garantizar la asesoría en caso de conflictos a causa de un embarazo y comprometerse a favor de la protección de la vida humana, a saber, la protección de la vida de los niños no nacidos, y acompañar con palabras y hechos a las mujeres que pasan por una situación difícil a causa de un embarazo. Actualmente donum vitae cuenta con más de 200 centros de asesoría en Alemania. Por supuesto, la asociación ha sido criticada por los jerarcas católicos que no ven más allá de sus narices, para los cuales la recta doctrina en asuntos de fe y moral prima sobre la atención caritativa a las personas que necesitan ayuda, en este caso mujeres embarazadas con problemas que se sienten tentadas de interrumpir su embarazo.
Regresando al tema de las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, la pregunta que yo me hacía entonces, después de la victoria de Barack Obama, era si a un católico le era moralmente lícito votar por un candidato que estaba a favor de una legislación que permitiera el aborto. Pues, a decir verdad, John McCain nunca fue santo de mi devoción —y mucho menos George Bush—, mientras que Barack Obama despertaba entonces mis simpatías —aunque posteriormente me ha decepcionado mucho—, así como en las elecciones del año 2004 mis preferencias se fueron hacia el católico liberal John Kerry, quien perdió por poco ante el que muchos consideran —y no sin razón— el peor Presidente que jamás haya tenido los Estados Unidos: George Bush.
Las reflexiones que hice entonces las envié en un correo electrónico a la lista del CLMUSA Yahoo Group, a fin de iniciar una discusión constructiva sobre el tema. Salvo la respuesta de un emevecista, no hubo mayor eco. Quien sí accedió a conversar conmigo sobre el tema fue el entrañable y querido Adherente Seis, a quien ya conocerán por dos posts anteriores de este blog: SODALICIO Y OPUS DEI: CONVERSACIONES EPISTOLARES y SOBRE REBELDES, RECALCITRANTES, REACCIONARIOS, SODÁLITES Y OTRAS ESPECIES. He aquí los mensajes intercambiados.
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MENSAJE DE MARTIN SCHEUCH
Fecha: 5 de noviembre de 2008
Luego de una conversación que tuve con un amigo que vive actualmente en Estados Unidos, donde me expresaba su preocupación de que Obama saliera presidente debido a que no era contrario al aborto, mientra que John McCain si tenía una clara posición anti-abortista, me planteé la siguiente pregunta:
¿Es legítimo para un católico votar por un candidato que tenga una posición permisiva o favorable respecto al aborto?
Este amigo veía en la figura de Obama una posibilidad de cambio frente a un gobierno republicano que está a favor de una guerra injusta, no respeta los derechos humanos de muchos, no parece tener conciencia social y había llevado el país a una crisis económica de trágicas consecuencias. Y el candidato republicano parecía ofrecer más de lo mismo.
Tras reflexionar algún tiempo, he llegado a la conclusión de que sí se puede votar por un candidato pro-abortista, siempre y cuando se vote por él no por tener esa postura, con la que se está en desacuerdo, sino por otras razones de peso que lo ameriten.
No otra cosa es lo que dijo el Cardenal Joseph Ratzinger (actual Papa Benedicto XVI), entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en una carta al Cardenal Theodore McCarrick, Arzobispo de Washington DC y Presidente del Comité Ad Hoc para política doméstica, y a Mons. Wilton Gregory, Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), con ocasión de la reunión plenaria de primavera que este organismo sostuvo en Denver, Colorado, del 14 al 19 de junio de 2004 (ver noticia y texto completo en http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=5031).
El texto al que me refiero dice lo siguiente:
«Un católico sería culpable de cooperación formal en el mal, y tan indigno para presentarse a la Sagrada Comunión, si deliberadamente votara a favor de un candidato precisamente por la postura permisiva del candidato respecto del aborto y/o la eutanasia. Cuando un católico no comparte la posición a favor del aborto o la eutanasia de un candidato, pero vota a favor de ese candidato por otras razones, esto es considerado una cooperación material remota, la cual puede ser permitida ante la presencia de razones proporcionales.»
¿Podría haber “razones proporcionales” para votar (o haber votado) por Obama? Yo creo que sí.
Por lo general, la postura del Partido Demócrata no debe entenderse como una promoción del aborto —algo así como una campaña para hacer que el mayor número posible de mujeres aborte—, sino como una postura permisiva —es decir, si alguna mujer toma la decisión de abortar, no se le impedirá esto y se le brindarán los medios para que lo haga sin riesgo a su salud… supuestamente—, bajo la falsa idea de que el aborto es meramente un asunto del ámbito privado —como se indica en la expresión “pro-choice”—.
Aún así planteada, esta postura es inaceptable para un católico.
Sin embargo, una prohibición legal del aborto no ayudaría a mejorar la situación sustancialmente. En Estados Unidos se abortaba igual antes del veredicto Roe vs. Wade que posteriormente a él. [NOTA: Roe vs. Wade es el nombre del caso judicial por el cual se reconoció en 1973 —por fallo dividido de la Corte Suprema— el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo o aborto inducido en Estados Unidos.] Ninguna mujer aborta porque la ley se lo permita, o deja de hacerlo porque la ley lo prohíba. Las razones que llevan a abortar son mucho más complejas y están ligadas a dramas humanos, muchas veces vinculados con la situación social, económica, sanitaria y educativa de las personas.
Si se prevé que con la elección de un candidato anti-abortista no mejorará la situación social de las personas, éstas no contarán con servicios de salud adecuados y accesibles, muchos se verán condenados a la pobreza y la miseria, con sus secuelas de violencia y desintegración familiar, se seguirá gastando innecesariamente recursos en una guerra absurda e inhumana, entonces un católico podría votar por otro candidato —aunque éste tenga una postura a favor del aborto—, si se prevé que en áreas cruciales aumentaría la atención a las personas y cambiarían las condiciones sociales y económicas que llevan a las mujeres a abortar.
Tomar una decisión sobre el voto únicamente en base a la postura del candidato respecto al aborto sería, pues, una irresponsabilidad. Más aún cuando se constata que años de gobierno republicano no han podido mostrar resultados efectivos en la lucha contra el aborto.
En este sentido, cualquier intento de querer reducir la decisión electoral de un católico estadounidense a una opción entre un “sí” o un “no” al aborto, sin otras consideraciones adicionales, aparecería como un intento de manipular las conciencias. Y no respetaría el espíritu de lo escrito por el Cardenal Ratzinger.
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RESPUESTA DE SIMPLICIO EMEVECISTA
Fecha: 5 de noviembre de 2008
Querido Martin:
No estoy de acuerdo con lo que planteas. El punto efectivamente es cuál(es) podría(n) ser las “razones proporcionales”… si las hubiera….
Pero ¿cuáles podrían ser razones proporcionales contra un numero altísimo de abortos provocados al año —algunos dicen hasta 1’200,000—, eso sin contar con incontables —¿decenas de miles?— de embriones muertos por los procedimientos de investigación en células estaminales, por ejemplo?
Yo creo que algo que podría “en teoría” sonar posible no se aplica en este caso concreto.
Un abrazo,
Simplicio
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RESPUESTA DE ADHERENTE SEIS
Fecha: 5 de noviembre de 2008
Hola, Martin:
Quisiera saber si te he entendido bien. Tú afirmas que «tomar una decisión sobre el voto únicamente en base a la postura del candidato respecto al aborto sería, pues, una irresponsabilidad». Según esta afirmación, si un elector católico votó por McCain debido principalmente a su oposición al aborto a pesar de tener notorias discrepancias con otros aspectos de la plataforma política de los republicanos, ¿estaría cometiendo una irresponsabilidad política?
Otra cuestión: tú afirmas que «la postura abortista del Partido Demócrata no debe entenderse como una promoción del aborto —algo así como una campaña para hacer que el mayor número posible de mujeres aborte— sino como una postura permisiva —es decir, si alguna mujer toma la decisión de abortar, no se le impedirá esto y se le brindarán los medios para que lo haga sin riesgo a su salud… supuestamente—». ¿Es tan libertaria la posición del Partido Demócrata? ¿No hay acaso importantes organizaciones promotoras del aborto en el mundo que van a obtener mayores fondos que durante el presente gobierno estuvieron bloqueados? Yo creo que, en la práctica, la posición del Partido Demócrata no es sólo permisiva sino promotora del aborto.
Una pregunta más: ¿En qué te basas para afirmar que antes de Roe vs. Wade en Estados Unidos se abortaba igual que antes? ¿Hay alguna estadística fidedigna?
Saludos,
Adherente Seis
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RESPUESTA DE MARTIN SCHEUCH
Fecha: 6 de noviembre de 2008
¡Hola, Adherente Seis!
Creo que me has entendido bien, pero el ejemplo que pones no corresponde a esa comprensión, pues me pones el caso de alguien que también ha examinado los otros aspectos de la política de McCain y, tras haber sopesado estos aspectos, decide que el asunto del aborto tiene mayor peso y toma una decisión. En este sentido, tampoco sería reprochable quien, luego de haber sopesado los otros aspectos de las políticas de Obama —entre ellas, por ejemplo, la promesa de implementar medidas sociales para disminuir el número de abortos—, toma la decisión de votar por él, no obstante estar en desacuerdo con su permisivismo respecto al aborto —es decir, su postura de no poner obstáculos a quien quiera abortar, dentro de lo que permite la ley—.
Un ejemplo de lo que digo sería la de aquel católico que asume que el tema del aborto es el único importante en las elecciones y, sin examinar ningún otro aspecto más, decide que sólo le puede dar su voto a McCain, porque ha prometido hacer lo posible para revocar el dictamen Roe vs. Wade. Que lo pueda hacer efectivamente o no, no es relevante para este católico. Bush prometió lo mismo, y el dictamen sigue estando vigente hasta ahora. Tampoco es relevante para él que el número de abortos en Estados Unidos haya ido disminuyendo desde principios de los ’90, incluso durante el gobierno del demócrata Bill Clinton, ni que la presencia de un republicano en el cargo de Presidente no tenga mayor influencia en el número de abortos que se efectúan cada año en los Estados Unidos.
Por eso mismo, considero que sigue siendo válido que el voto de un católico no puede decidirse exclusivamente bajo un único criterio. Y te confieso francamente que veo en las ideas de McCain muchos puntos gravemente incompatibles con la ética social cristiana: su justificación de la tortura, el concepto de guerra preventiva, su falta de preocupación social —salud, sueldos, educación, especialmente de los más pobres—. No debemos olvidar que un capitalismo que privilegie el capital sobre el trabajo es intrínsecamente inmoral, como ha repetido frecuentemente la enseñanza social cristiana.
Por otra parte, si Obama ha prometido tomar medidas para disminuir el número de abortos, no veo como pueda considerársele como promotor del aborto —aunque no sea anti-abortista—. Incluso el dictamen Roe vs. Wade no es en esencia una ley promotora del aborto, sino una ley despenalizadora de un acto que era considerado delictivo en muchos estados norteamericanos —aunque casi no haya casos de personas que hayan sido juzgadas por delito de aborto—. Ya en los años ’60 varios estados consideraron legal el aborto en determinados casos —violación, incesto o salud de la mujer—. Roe vs. Wade amplía a nivel federal la posibilidad de abortar, siempre y cuando el feto sea inviable, y eleva jurídicamente esta posibilidad a derecho de la persona. Sea como sea, se trata de una aberración. Ahora bien, la anulación de este veredicto apenas cambiaría la situación, pues delegaría otra vez en los estados la potestad de legislar sobre el aborto. Y como ocurría anteriormente al veredicto, las mujeres que quisieran abortar y estuvieran domiciliadas en estados donde el aborto no es legal, viajarían a otro estado para someterse a esta operación.
Cuando me refería a que antes de Roe vs. Wade se abortaba igual que después, no me refería a números, sino a que igualmente había numerosos abortos antes de que se emitiera el veredicto. Estadísticas al respecto no hay, dado que el aborto era ilegal en muchos Estados. Pero sí hay conjeturas fundadas. Al respecto puedes ver la información contenida en la Wikipedia en inglés y las fuentes que menciona: http://en.wikipedia.org/wiki/Abortion_in_the_United_States
Puedes seguir creyendo que el Partido Demócrata promueve el aborto, si consideras a las organizaciones que a las que te refieres, supuestamente promotoras del aborto, como parte del aparato del partido, lo cual es discutible. Y aun cuando fuera cierto lo que supones, debes tener en cuenta la complejidad de las organizaciones humanas. Durante un año yo trabaje en Lima para la GTZ [Deutsche Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit, organismo que formaba parte de la cooperación alemana al desarrollo], la cual promueve métodos anticonceptivos artificiales en algunos de sus proyectos. ¿Significa eso que yo los apruebe? ¿O que al hacer mi trabajo concreto en dos proyectos de educación y uno en el ámbito social estuviera yo, por eso mismo, cooperando a que en otras áreas se promueva el uso de anticonceptivos? Me haces incluso llegar imaginar lo que podría ser un típico titular manipulador de ACI Prensa: «Teólogo católico trabaja en organización que promueve anticonceptivos prohibidos».
Como puedes ver, el tema no es tan sencillo como pretenden presentarlo algunos dizque representantes del catolicismo.
Un abrazo,
Martin
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RESPUESTA DE ADHERENTE SEIS
Fecha: 6 de noviembre de 2008
Hola, Martin:
Con respecto a lo primero que dices estoy de acuerdo. El tema debe ser sopesado y creo que en el caso de la reciente elección en los Estados Unidos hay aspectos difíciles para los católicos a la hora de votar.
En cuanto a lo que McCain, francamente no sabía que el justificaba la tortura. Tenía entendido que coincidía con Obama en la necesidad de cerrar Guantánamo y que fue muy crítico de las torturas hechas en Irak por soldados norteamericanos. Tal vez esté mal informado.
No conozco la organización en la que has trabajado, pero si me conoces, sabrías que no te calificaría de abortista por haber hecho un par de proyectos educativos. Cuando Alejandro Bermúdez se puso agresivo contigo hace unos años, yo no aprobé esa actitud [ver EL INFORME DE LA CVR: HABLA EL DIRECTOR DE ACI PRENSA].
Un abrazo,
Adherente Seis
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RESPUESTA DE MARTIN SCHEUCH
Fecha: 7 de noviembre de 2008
¡Hola, Adherente Seis!
Respecto a McCain creo que estás mejor informado que yo. Si bien ciertamente McCain aplaudió que Bush vetara una ley contra la aplicación de tortura y si bien también en un momento estuvo de acuerdo en que los agentes americanos emplearan el “waterboarding”, aduciendo que no era tortura sino una metodología para hacer hablar a los inculpados, también es cierto lo que tú dices, y su posición actual parece ser de un claro “no” a la tortura, no obstante que muchos miembros del Partido Republicano estén a favor de ella —aunque sin llamarla por su nombre—.
Respecto a mi opinión sobre la manera de informar de ACI Prensa, tiene poco que ver con mis diferencias personales con Alejandro Bermúdez y más bien con la manera como ha estado conduciendo la parte noticiosa de su portal católico. ACI Prensa se ha convertido cada vez más en una vitrina de propaganda de ciertos intereses sectoriales, donde difícilmente se encontrará información equilibrada y no manipulada de acuerdo estos intereses. La manera de manejar sus titulares es un claro ejemplo de ello. Además, presenta omisiones que una agencia de noticias seria no se permitiría. Para ejemplo, un botón de muestra: En el año 2006 se realizó el documental Deliver Us from Evil de Amy Berg, que toma como base una entrevista al P. Oliver O’Grady, un sacerdote suspendido residente en Irlanda, el cual durante años abusó de menores ejerciendo su ministerio en la arquidiócesis de Los Angeles. El documental es serio y emotivamente impactante, aunque deje mal a algunos jerarcas de la Iglesia —lo cual no es lo mismo que dejar mal a la Iglesia—, a la vez que destaca la labor del P. Thomas Doyle, S.J., a favor de las víctimas. Este documental fue nominado al Oscar. Siendo una noticia de carácter eclesial de cierta relevancia, merecía por lo menos un comentario en ACI Prensa —que pretende hacer periodismo, si no entiendo mal—. Pues ¡silencio absoluto! Ni una sola mención del tema.
Las noticias sobre el tema del aborto deben ocupar más del 50% de su espacio, lo cual es desproporcionado, si se considera que la vida de la Iglesia abarca muchísimos más aspectos, muchos de ellos más importantes que la discusión sobre una acción que podría encajar perfectamente dentro de las crónicas policiales. Suele presentarse como noticia incluso declaraciones irrelevantes de obispos más cerca del ala conservadora, mientras que se calla declaraciones importantes de obispos con los cuales ACI Prensa —o Alejandro Bermúdez— discrepa. Por ejemplo, si un católico leyera sólo ACI Prensa, podría llegar a la conclusión de que en Estados Unidos todos los obispos niegan la comunión a los políticos católicos que no tengan una posición clara en contra del aborto, lo cual no se ajusta a la verdad. Pues hay algunos que consideran que no es competencia del ministro del sacramento decidir a quién le da o no le da la comunión, dado que el mismo Código de Derecho Canónico sólo permite excomulgar a las personas que hayan colaborado activamente en un aborto que haya tenido éxito, pero no es causal de excomunión tener una opinión abierta respecto al aborto —salvaguardando el hecho de que es falta grave estar a favor del aborto si se le reconoce libre y conscientemente como un crimen—.
Muchas veces ACI Prensa toma su información de otras fuentes —pues no parece contar con un equipo propio de reporteros— y la toma mal o a medias, ocultando información relevante pero incómoda para los intereses que parece defender. Y lo que más se deja extrañar es la reflexión y el análisis de la noticia. ACI Prensa parece buscar sólo el dato sensacionalista, impactante —como poner en noticias destacadas que una mujer dio a luz en un baño, o el promotor del sexo seguro se murió de SIDA, o una mujer en África gateaba 4 kilómetros para asistir a Misa—. En ese sentido, parece ser la prensa “chicha” del periodismo católico. Una comparación con otros informativos como ZENIT (de los Legionarios de Cristo) o Religión Digital (sección religiosa de Periodista Digital) evidencia aún más la falta de calidad que ostenta ACI Prensa en cuanto servicio de noticias.
Se jacta de ser el portal católico más visitado de Internet y presenta [actualmente] como lema «Lo que todo católico necesita saber». Si fuera sola y únicamente un portal de noticias, dudo que pudiera jactarse de lo que se jacta, pues la información que presenta es, por lo general, tendenciosa, parcial y manipulada. Frente a esto, yo recomendaría —a los que entiendan inglés— la lectura del National Catholic Reporter, que, si bien no siempre se puede estar de acuerdo con lo que dice, es estimulante y no anestesiante de la inteligencia.
De todos modos te agradezco por tu desacuerdo con la actitud de Alejandro Bermúdez cuando hubo esa disputa por e-mail hace ya varios años.
Un abrazo,
Martin
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RESPUESTA DE ADHERENTE SEIS
Fecha: 7 de noviembre de 2008
Hola, Martin:
Como bien sabes por los muchos e-mails que hemos intercambiado, discrepo en muchas cosas contigo, lo cual no es malo si estas discrepancias se dan en un clima de respeto y búsqueda de la verdad. En estos intercambios de ideas —algunos más acalorados que otros— he reafirmado algunas de las cosas que pensaba pero he buscado entender tu punto de vista. En esa línea, tus reflexiones me han ayudado a reconsiderar muchos aspectos, abrirme a otras perspectivas y ser más crítico, lo cual es algo que valoro bastante.
Con respecto a lo que dices de ACI Prensa, yo creo que haciendo un balance general esta agencia sí presta un valioso servicio a la Iglesia. Eso no la hace inmaculada ni infalible. Yo también he criticado algunos artículos amarillistas, algunas omisiones, errores y en algún caso afirmaciones probablemente injustas o apresuradas —no creo que por mala fe sino por apasionamiento o cerrazón—. Creo que debes tener en cuenta la complejidad de las organizaciones humanas. ACI Prensa, como toda organización humana, es compleja y creo que no puede ser juzgada sólo desde el prisma de sus faltas.
Un abrazo,
Adherente Seis
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En eso te equivocaste, mi querido Adherente Seis. ACI Prensa no es compleja sino muy pero muy simple, y desde un simplismo que aplica categorías bipolares con escasos matices —buenos y malos, amigos y enemigos, verdadero y errado, moral e inmoral, ortodoxo y hereje, etc.—, donde todo se pinta de blanco o de negro y escasean los tonos grises, se muestra incapaz de comprender la complejidad de las realidades humanas, menos aún de las divinas, tiñiéndolas siempre con una ideología religiosa retrógrada y conservadora de dudosa calidad intelectual. No esperes, pues, que tenga capacidad de comprender las profundidades del drama que viven las mujeres que se ven en la terrible disyuntiva entre abortar o llevar a buen término un embarazo. El tema del aborto, con todos los aspectos humanos que implica, es muy complejo, y sólo puede ser encarado desde la inmensidad de la misericordia de Dios. Que quiere que todos tengamos vida, y la tengamos en abundancia. Que así sea.