El día 30 de enero de 2004 envié un e-mail a personas conocidas y amigas, vinculadas al Sodalicio de Vida Cristiana y al Movimiento de Vida Cristiana, exponiéndoles mis reflexiones sobre la manera en qué ACI Prensa informaba sobre hechos noticiosos, comentándoles los casos del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR) y la película La Pasión de Cristo de Mel Gibson, cuando ésta aún no se había estrenado en los cines. En ese e-mail les decía:
«Leo frecuentemente ACI Prensa para estar informado de algunos acontecimientos eclesiales, aunque lamento que no haya mayor profundidad para analizar la noticia y que el espectro informativo cubra muy poco de la totalidad del acontecer eclesial. Sospecho que hay la intención deliberada de no informar sobre ciertos temas o hechos, que podrían empañar la imagen triunfalista de una Iglesia en lucha que pretende transmitir ACI Prensa. De todos modos, siempre descubro en el transfondo una visión maniquea de la sociedad, donde los hombres son repartidos entre el bando de los buenos y el bando de los malos, que se enfrentan sin matices, lo cual parece no ser conforme con la realidad en toda su complejidad, ni con la hondura del misterio cristiano.»
Los mensajes recibidos y las respuestas que ellos suscitaron constituyen un interesante mosaico de reflexiones sobre la manera de informar de ACI Prensa, sobre cómo se maneja la información y se reacciona ante las críticas, además de otros temas de interés. Sólo he cambiado los nombres y eliminado algunas frases, a fin de no dejar en evidencia la identidad de los dos adherentes sodálites que me escribieron, aplicando aquí el dicho popular «se menciona el milagro, pero no el santo».
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MENSAJE DE ADHERENTE TRES
Fecha: 30 de enero de 2004
Estimado Martin:
No puedo dejar de asombrarme al leer tus comentarios. En los últimos meses he visto con gran entusiasmo cómo los servicios de ACI Prensa han ido mejorando contínuamente y ofreciendo no solo mucha información, sino también un sinnúmero de links y herramientas útiles para la evangelización. Tan es así, que más de una vez esto ha sido tema de conversación con algunos hermanos.
Pienso que éste es un enorme servicio que se presta a la Iglesia y eso me llena de orgullo. Es evidente que cualquier obra es perfectible, pero no veo que el servicio de ACI Prensa esté estancado, como comento al principio.
Creo que tienes un espíritu crítico que puede ser positivo algunas veces, pero es muy fácil sentarse en el escritorio a criticar todo aquello que los demás hacen mal, o por lo menos, lo que nos parece que hacen mal. Tu evaluación me parece por demás mezquina y muy poco constructiva. Parecería que el servicio te decepciona porque no está planteado como tú lo quisieras, y eso me suena mas bien a capricho. Además, si hablamos de maniqueísmo, no veo muchos matices en tu análisis. Creo que tu mal se cura con una buena dosis de espíritu autocrítico (léase humildad).
Mi recomendación es que enfoques tu inquietud y tu inteligencia a realizar aportes con un ánimo más constructivo y equilibrado. La Iglesia tiene suficientes enemigos como para perdernos en sutilezas.
Saludos,
Adherente Tres
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RESPUESTA DE MARTIN SCHEUCH A ADHERENTE TRES
Fecha: 2 de febrero de 2004
Querido Adherente Tres:
Nunca he puesto en cuestión el valor que tiene ACI Prensa como portal católico. En ese sentido, estoy de acuerdo contigo en que constituye tal vez la mejor herramienta católica en español a la que se puede acceder en Internet.
Sin embargo, mis comentarios no se referían a este aspecto, ni tampoco buscan descalificar a ACI Prensa en su totalidad. Solamente me he referido a ACI Prensa en cuanto agencia de noticias, es decir, en su aspecto informativo del acontecer eclesial. Y si en esto es perfectible –como bien lo admites– no veo cuál es el problema en hacer críticas e iniciar una discusión. ¿Cómo se va a poder mejorar la manera de informar de ACI Prensa, si nadie se atreve a criticar aquello que no parece adecuado?
En el resto de tu mensaje no veo argumentos que vayan al contenido de lo que yo digo, sino referencias descalificatorias a mi persona, que intentan explicar por qué he hecho las críticas.
No sé si sea «muy fácil sentarse en el escritorio», como tú afirmas, pero lo cierto es que las críticas más sensatas y fundamentadas se hacen cuando uno está sentado, ya sea escribiendo, ya sea sentado a una mesa en diálogo y discusión con otras personas, ya sea hablando por teléfono. El estar parado no es la mejor manera para fomentar un espíritu reflexivo y abierto al diálogo, aun cuando también puede darse. En resumen, no creo que sea tan relevante la posición corporal para la validez de los argumentos. Sólo ten en cuenta que escribir (más aun cuando por ahora es casi mi única manera de difundir mis opiniones) requiere de concentración, tiempo y esfuerzo, y no es tan fácil. Lo más fácil es no decir nada y convertirse en cómplice del status quo.
Me acusas de hacer una evaluación «mezquina y muy poco constructiva». Eso es discutible, además de que no lo fundamentas. Queda entonces como una mera opinión subjetiva tuya. Al contrario, mis observaciones buscan generar reflexión y de ninguna manera destruir la labor que se está haciendo con ACI Prensa.
No es cierto que el servicio me decepcione en su totalidad. Pero, considerando las anotaciones críticas que he hecho, es evidente que sí es para mí decepcionante en cuanto noticiero eclesial. A veces encuentro sensacionalismo en algunos titulares, me parece que no hay análisis de la noticia, e incluso a veces la presentación de la información me parece parcializada, omitiéndose información importante. Cuando ACI Prensa informó sobre el Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, buscó defender a Mons. Cipriani y a otros tres obispos vinculados al Opus Dei descalificando el informe y a sus autores. ¿Qué es lo que no se dijo? Que la evaluación que hacía el Informe sobre la acción de la Iglesia Católica en el Perú es en líneas generales positivo. Tampoco se dijo que entre los firmantes del informe estaba Mons. Bambarén en calidad de observador.
Cuando el Arzobispo de Huancayo pidió perdón en una homilía, poco después de publicarse el Informe, porque la Iglesia no estuvo a la altura de la situación que originó el terrorismo, ACI Prensa no publicó nada al respecto. Actualmente hay un Curso de Teología a Distancia auspiciado por la Diócesis de Chosica, que ha tenido tal éxito, que otras diócesis en el país han pedido los materiales para replicar este curso en sus circunscripciones. El curso está dirigido principalmente a catequistas, profesores de religión y agentes pastorales. Sobre esto nada ha dicho ACI Prensa. Sin embargo, si las Siervas del Plan de Dios graban un CD en Ecuador, esto aparece con titular propio.
Así pues, no se trata de que ACI Prensa informe sobre lo que yo quiero leer o escuchar, sino que presente una información amplia sobre los hechos eclesiales y un análisis de los aspectos relevantes de los acontecimientos. En mi opinión, sólo estoy pidiendo algo que ACI Prensa está en condiciones de ofrecer y que mejoraría notablemente su calidad periodística.
Luego, habría qué precisar cuál es el mal que dices que padezco, porque no me queda claro. ¿Lo dices porque ejerzo la libertad de manifestar mi opinión (con sus debidos argumentos) sobre algo que podría mejorar? ¿O acaso compartes la creencia de aquellos que piensan que criticar a ACI Prensa es «atacar» a este organismo, o al Sodalitium, o más aún a la Iglesia misma?
De todos modos, algo me queda claro: si alguien critica a ACI Prensa, se concluye no que algo esté mal en este medio, sino que algo está mal en el que critica, incluso antes de haber examinado sus argumentos o dialogado con él. Sólo así entiendo que no se discuta el contenido de lo que digo, sino que se vaya a juzgar a la persona. Y nada más cercano al espíritu dictatorial que ha aquejado a tantos gobiernos irrespetuosos de la dignidad del hombre a lo largo del siglo XX.
La apelación a la autocrítica y a la humildad como «tapaboca» me es harto conocida. Sin embargo, por eso mismo, resulta ineficaz. ¿Se entiende por humildad mantener el silencio cuando uno por conciencia experimenta el deber de compartir sus impresiones con otros? ¿No queda claro que deseo abrir un intercambio de ideas (y no de iras mal contenidas) con mi mensaje? ¿No se percibe que con ello estoy en cierta manera relativizando lo que digo y sometiéndolo a argumentaciones ajenas? Siempre y cuando sean argumentaciones, y no adjetivaciones descalificatorias de mi persona.
Es cierto que la Iglesia tiene enemigos, pero su misión no es precisamente derrotarlos, sino salvarlos, ganárselos para sí. No me parece perderme en sutilezas señalar algunos puntos que no aportan a ese fin. La falta de amplitud y análisis en la labor informativa no le hace ningún bien a la Iglesia, y eso sin considerar las implicaciones éticas que conlleva.
Con gusto haría aportes a la misión que le ha sido inspirada por el Espíritu Santo al Sodalitium. Siempre he estado dispuesto a ello, y lo sigo estando. El problema está en que no se quiera rechazar esos aportes. Y lamentablemente algo así me ha ocurrido muchas veces en Lima.
De todos modos, un fuerte y sincero abrazo,
tu hermano sodálite,
Martin Scheuch
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MENSAJE DE ADHERENTE CUATRO
Fecha: 30 de enero de 2004
Martín: concuerdo con cada palabra que te escribe Adherente Tres. De verdad, a veces cansas a cualquiera que te trate de tomar en serio y lo invitas a que no lo haga para evitarse molestias y no sé si eso pueda ser aporte en algún sentido. Me parece gracioso (por decir lo menos) como tú mismo calificas de interesantes tus propios comentarios. De otro lado: ¿Por qué no haces tú lo que tanto extrañas en ACI: profundidad, análisis, objetividad, desapasionamiento? ¿Por qué no envías a ACI Prensa cosas mejores para que mejoren? La reacción de Alejandro me parece totalmente explicable. Su trabajo es loable. Tiene imperfecciones, sí, pero hace mucho más bien a la Iglesia que tú con tus omentarios «interesantes». De verdad, no jodas. De otro lado, ¿cuál es el problema si nos parecemos al Opus? ¿O a los rojos? Creo que tenemos de todo y al final lo que importa es la fidelidad al Señor y a la Iglesia. La espiritualidad que el Señor nos ha encomendado es un don en el que tenemos que seguir profundizando, y siempre hemos encontrado compañeros de ruta. Personalmente he conocido personas del Opus de una sensatez y hondura realmente admirable. Así como gente de izquierda. Y mira que me doy el trabajo de responderte. La película de Gibson, ¿no te das cuenta que es probablemente la única película de los últimos tiempos que intenta presentar el Evangelio fielmente? Para mí eso basta para hacerle toda la propaganda (así: propaganda) de la que soy capaz. ACI Prensa lo hace y estoy de acuerdo. Se puede hacer mejor… sí. ¿Está mal? No me parece. La opinión del Papa, el mismo comunicado de Navarro-Valls confirma que la afirmación de ACI Prensa es cierta y la precisa diciendo justamente lo que tú le reclamas a ACI Prensa. Y lo publicó ACI Prensa. Nunca ACI Prensa dijo que era una aprobación oficial. ¿Tan estúpidos los crees? A veces el maniqueo me pareces tú, tú eres el bueno y ACI Prensa el malo. […] Te fanatizas tanto con tus propias opiniones que tengo la impresión de que cuando veas la película, aunque te guste no te va a gustar para ser diferente y contradecir a ACI Prensa. Tengo un tío que se parece mucho a ti. Antes me llegaba al pincho y le discutía, ahora lo quiero porque me doy cuenta de que es un pobre viejo loco y a pesar de ser tan ladilla es un hombre bueno y nos quiere. Anda a pelearte con los de fuera, no con tus hermanos. ¿Maniqueísmo? ¿Triunfalismo? De verdad, no estoy de acuerdo. Tus argumentos para sostener estas afirmaciones no me convencen. […]
Saludos y oraciones,
Adherente Cuatro
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RESPUESTA DE MARTIN SCHEUCH A ADHERENTE CUATRO
Fecha: 2 de febrero de 2004
Querido Adherente Cuatro:
Es cierto que la gente considera que es problemático tener que responder a mis comentarios. Pero creo que se parte de un supuesto errado. Pareciera como que ACI Prensa se considera un bastión de la lucha por la Iglesia, y que todos los que discrepan con lo que afirma son los enemigos que sitian la fortaleza. Es natural que desde una lectura así de la realidad se agreda a cualquiera que presente una crítica. Y en mi caso resulta molesto, pues se da por supuesto que yo debería estar adentro y defender a capa y espada esta «iniciativa evangelizadora». Adelantar una crítica constituiría, pues, un acto de traición.
Cuando en realidad yo estoy a favor de la gente que produce ACI Prensa y me parece un deber de conciencia opinar sobre lo que observo, con el fin que se origine una reflexión que lleve a una mejoría en la calidad informativa. Que mis afirmaciones pueden ser cuestionadas y discutidas, es algo que presupongo de arranque. Que se cierre las puertas a esa posibilidad, es algo que no condice con la madurez que debe tener un sodálite. ¿O algo ha sucedido, de lo cual no me he enterado, que hace que todo deba ser hecho por consigna y que hay «vacas sagradas» que deben ser mantenidas intocables? Nada más ajeno al espíritu del Sodalitium que yo conocí.
Pasando a otro punto: ¿cómo mides el bien que hace ACI Prensa a la Iglesia? ¿O simplemente supones que hace bien, sin que lo puedas demostrar? No te puedo negar que ACI Prensa, como portal católico, es una de las mejores herramientas doctrinales sobre el catolicismo que se halla en la Internet. Se puede suponer sin lugar a duda que muchos católicos pueden encontrar allí material útil para sus interrogantes comunes. Sin embargo, creo también que poco bien se le hace a la Iglesia informando sobre sus acontecimientos sin la amplitud y el análisis suficientes como para formarse una opinión crítica de las cosas. ¿Qué de bueno tiene transmitir la visión de una Iglesia separada entre los buenos y los malos, entre los que le son fieles y sus enemigos, cuando sabemos por el Evangelio que la línea divisoria entre el bien y el mal atraviesa el corazón humano? Te agradecería que si puedes encontrar alguna manera de medir el bien que hace a la Iglesia la manera de informar de ACI Prensa, me lo comuniques.
Sobre la película La Pasión de Mel Gibson: Como obra personal de arte, se trata ciertamente de una interpretación del Evangelio, que podría captar (no lo niego) el espíritu del mismo. Sin embargo, no creo que sea la única película de los últimos tiempos que haya intentado presentar fielmente el Evangelio, a no ser que restrinjas ese tiempo a los últimos diez años. Intentos han habido muchos, la mayoría de ellos fallidos. Sin embargo, quiero hacerte recordar algunas películas que, en mi opinión, constituyen un acercamiento profundamente religioso a la historia de Jesús en fidelidad al Evangelio:
- El Evangelio según San Mateo (Pier Paolo Pasolini, Italia 1964)
- Jesús de Nazareth (Franco Zefirelli, Gran Bretaña / Italia 1977)
- Un niño llamado Jesús (Franco Rossi, Italia / Alemania Occidental 1987)
Si bien Pasolini era marxista y homosexual, eso no obsta para que haya hecho una de las más hermosas y cuestionantes películas sobre Jesús, con tal fidelidad al Evangelio de San Mateo, que los diálogos son tomados tal cual del texto, sin que se le haya añadido o quitado nada. De todos modos, esta película es la única de las tres que el Vaticano incluyó en la lista de películas recomendadas que hizo pública en el año 1995 con motivo del centenario del nacimiento del cine.
Realmente sería interesante que ACI Prensa incluya un especial sobre la presencia de Jesús en el cine. Enriquecería en gran manera la información de su dossier y ayudaría a la formación de los católicos sobre este tema.
Sin embargo, no estoy de acuerdo en que se haga propaganda de esa manera a la película de Mel Gibson, pues le resta aproximación objetiva a la cuestión. La película no ha sido estrenada todavía en los cines, y ya se la proclama casi como obra maestra. ¿Qué sucedería si no lo es? Por mi parte, yo no creo que pueda recomendarla hasta haberla visto personalmente. Por lo menos, sabré de lo que estoy hablando y podré recomendarla (o no) en conciencia. Pero no lo voy a hacer por consigna, pues por propia experiencia sé que hasta al mismo Luis Fernando Figari no le han gustado películas que yo considero obras maestras del cine, y más bien nos ha recomendado encarecidamente películas que eran malas. ¿Crees que por decir esto le quito valor al pensamiento de Luis Fernando o a su carisma de fundador? De ninguna manera.
Si bien es cierto, como tú dices, que ACI Prensa nunca dijo que el Papa le había dado una aprobación oficial a la película de Mel Gibson, su presentación de la noticia fue tan ambigua que podía interpretarse en ese sentido. El títular decía simplemente «El Papa vio la Pasión y la aprobó». Precisamente la declaración oficial del portavoz del Vaticano […] fue para aclarar esta confusión, a la cual en cierta manera ACI Prensa se había prestado.
Tampoco creo que sean estúpidos. No sé si te habrás dado cuenta que no suelo calificar a nadie en lo que escribo. Tampoco me considero el bueno de la película frente a los malos de ACI Prensa. ¿Desde cuando ejercer la sana crítica se debe considerar también un juicio sobre lo que uno es y lo que son los otros?
No sé a qué viene el ejemplo de tu tío loco. A fin de cuentas, compararme con él es recurrir otra vez al argumento ad hominem, e insinuar que, diga lo que diga, no vale la pena argumentar conmigo, pues el contenido de mis afirmaciones es irrelevante, porque de alguna manera soy un loco, un fastidioso, una pulga en la oreja, pero de ninguna manera un interlocutor válido. No sé cómo puedas compaginar esto con la caridad cristiana ni con el respeto al que como ser humano tengo derecho.
Yo no peleo con mis hermanos. Pero ¿pueden seguir siendo hemanos míos los que no quieren dialogar conmigo, o los que me agreden verbalmente cuando manifiesto opiniones críticas? ¿Existe acaso la fraternidad por decreto? Utilizando tus categorías, frecuentemente he encontrado más respeto entre los de fuera que entre los de adentro. ¿Qué enfermedad está aquejando a algunos miembros de la Familia Sodálite, que se atreven a ofender verbalmente a sus «hermanos» cuando no la harían con alguien «de afuera»? Si estas cosas ocurren, entonces la batalla hay que librarla adentro: hay que proyectar el combate interior de cada uno en el mismo cuerpo social del Sodalitium (y creo que Germán Doig era consciente de eso, como creo haberle escuchado decir con otras palabras en algunas ocasiones, lamentando los problemas internos que ocasionaba la expansión acelerada de la Familia Sodálite). […]
De todos modos, un fuerte abrazo,
tu hermano sodálite,
Martin Scheuch
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MENSAJE DE ADHERENTE CUATRO
Fecha: 24 de febrero de 2004
Estimado Martín:
He leído todo lo que has escrito y, más allá de la forma, creo que tienes razón en varios puntos y se deberían tomar en cuenta. Ahora bien, son varios hermanos los que te critican por falta de humildad. Creo que deberías tenerlo en cuenta. Te recomendaría de corazón que intentaras rescatar la intención del prójimo, así como reclamas con toda justicia que se intente rescatar la tuya. Yo veo en el fondo de toda esta discusión una gran falta de madurez de ambos lados (a veces me he incluido, como ya has leído, en el otro lado y a veces en el tuyo). Creo que no debería haber lados, pero al plantear cuestiones de fondo es como inevitable y nos falta humildad a todos. Lo que me respondiste a mí la última vez me parece sensato y retrocedo en cualquier cosa en la que te pudiera haber ofendido. He pensado bastante sobre toda esta larga discusión y veo que ha saltado de varios mucha amargura y agresividad y ese fruto no es bueno para nada. ¿De dónde salió? Del corazón, de nuestra falta de paciencia y conversión. Tú tienes una tesis que debe tomarse en cuenta: existe una especie de orgullo corporativo que impide hacer críticas abiertamente. Sin embargo, existe también la tesis contraria: tú eres un orgulloso que parece querer tener siempre la razón y discutir hasta ganar la discusión. ¿Cuál es la verdadera? No me parece fácil la solución, porque, como bien dices, no hay buenos y malos, sino una fuerte guerra en el corazón de cada uno. Algo que me da pena es que se haya generado una polémica tan amarga cuando muchas de las cosas que dices son ciertas y muchas de las que te han dicho también lo son.
Sobre lo de Gibson tengo una impresión algo diversa de la tuya. Coincido en que ACI Prensa hace eco a la afimación «es como fue» que, si es cierta, es como una infidencia, y, si no es cierta, es una mentira. Creo que ocurrió lo primero, pero ACI Prensa tuvo el buen sentido de publicar la declaración de Navarro-Valls, con lo que pienso que se aclara el tema y para mí se cierra. El «malestar» de Navarro-Valls no es algo que me conste. En cuanto a las informaciones sobre la película, ACI Prensa acaba de publicar la opinión de dos críticos de la cinta que nada tienen que ver con la fe. Eso me parece sano. Analizando el texto, creo que sí tiene cierto sabor triunfalista y tapabocas, pero es que la noticia en sí lo es.
Sobre lo de la CVR, creo que tienes razón en cuanto se debe dar una información más precisa. Un sólo asunto que me extraña y quería preguntarte: si te diste el trabajo de leerte los once tomos o las partes referidas a la Iglesia. ¿Mencionan alguna vez la relación entre la teología de la liberación y el terrorismo? ¿Por ejemplo, el caso de Nelly Evans o Camilo Torres? Ese sería un ángulo interesante para informar sobre lo tendencioso que puede ser el informe y que deberíamos explotar mejor. De otro lado, el Informe habla del comunismo o marxismo maoísta pensamiento Gonzalo, como si el marxismo en sí no fuera el problema.
En fin, más allá de la forma y estilo a veces cachaciento, creo que es bueno lo que haces hacia dentro (y mal que bien se va tomando en cuenta). También sería muy provechoso que ayudaras a ver y precisar las falsedades de tantos que atacan a la Iglesia.
Un abrazo y saludos a la familia,
Adhrente Cuatro
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RESPUESTA DE MARTIN SCHEUCH A ADHERENTE CUATRO
Fecha: 25 de febrero de 2004
Querido Adherente Cuatro:
Esta respuesta te ennoblece. Verdaderamente, hay pocas personas en las que podría confiar abiertamente, y tú eres una de ellas.
Tomaré en cuenta lo de la falta de humildad. En última instancia, es a mí a quien le toca examinar esto en el interior de mi conciencia en presencia de Dios, así como tú lo has hecho, abriéndome tu corazón.
Lo que no me parece correcto es airear este tema como se ha hecho, pues implica una violación de la privacidad. Por eso mismo, siempre me he resistido a colgarle calificativos a las personas. Si alguien tiene una actitud que a mi parecer es equivocada, lo mejor es insinuárselo sin forzar el santuario de su conciencia. Hacer lo contrario (invadir este refugio interior) constituye un atentado contra la dignidad de la persona. Si, por el contrario, se trata de aclarar algún punto relativo a hechos o ideas, me parece pérfido agredir verbalmente a la persona que presenta el planteamiento.
Así como se me ha achacado que me falta humildad (y, por ende, que soy un soberbio), ¿cabe en tu mente que se pueda calificar a cualquiera por e-mail, atribuyéndole adjetivos como lujurioso, goloso, perezoso, envidioso, vanidoso, avaricioso o irascible? ¿Cuál sería tu respuesta si te dijera, por ejemplo, que tu pensamiento obedece a que eres un lujurioso? Más aún, ¿tendría yo derecho a decir eso? ¿No estaría de esta manera profanando el santuario de tu conciencia?
Desviar la atención del punto central de una discusión hacia las actitudes de los participantes tampoco me parece adecuado. Y, de alguna manera, eso ha sucedido también en momentos de la historia del SCV. Por ejemplo, cuando se decía que Gustavo Gutiérrez decía lo que decía porque era un «conchesumadre». Muy pocos de los nuestros […] se dedicaron a un análisis del pensamiento de Gutiérrez para refutarlo en el ámbito de las ideas. Los demás esgrimían las declaraciones pontificias, arguyendo de manera simplista que el que decía lo contrario era un enemigo de la Iglesia. Y, por supuesto, Gutiérrez decía lo contrario y era, por lo tanto, el enemigo público N° 1. A lo que voy no es a si Gutiérrez tiene un pensamiento herético […] o no, sino a la forma que se aprendió en el SCV de combatir a los que considerábamos peligrosos para la doctrina de la fe.
Pasando a otro tema, he visto la información que trae ACI Prensa sobre las críticas positivas a la película La Pasión de Mel Gibson. Luego de haber leído varias críticas a la película, de otras fuentes, concuerdo contigo en que la noticia es triunfalista. Por el momento, te puedo adelantar algo de lo que he leído.
Muchas críticas admiten que la película está bien dirigida y actuada, incluso algunos la califican de obra maestra. Sin embargo, también se señala que es una de las películas más violentas que jamás se haya filmado, como si Mel Gibson hubiera estado pendiente de cada gota de sangre que caía, buscando destacar los aspectos más crueles del sufrimiento de Cristo. En ese sentido, la visión del film no resulta una experiencia agradable, sino que pone a prueba la sensibilidad y la paciencia del espectador. Hay quien señala que no hay otro tema en la película que mostrar el «gore» más chocante en lo referente a la muerte de Cristo, contrariamente a los Evangelios, que tocan este tema con discreción, sin abundar en detalles crueles [NOTA: la palabra «gore» se utiliza en inglés para designar toda representación fílmica que abunda en escenas sangrientas chocantes; se refiere por lo general a películas de terror al estilo de Viernes 13, pero también se ha aplicado para describir películas como Salvando al soldado Ryan de Steven Spielberg, por lo chocante de sus escenas de guerra]. Steve Rhodes, otro crítico, acota sobre la película: «It only wants to be a gorefest for a good cause. And at that it succeeds. But where is its spirituality?» [«Sólo quiere ser una fiesta gore por una buena causa. Y en esto tiene éxito. Pero ¿dónde está su espiritualidad?»]
La reconstrucción de los momentos crueles de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo fue motivo de reflexiones espirituales que se originaron en la Edad Media, buscando resaltar lo cruel de esa muerte e invitar de esa manera a los pecadores a la conversión. Como ejemplo, se puede leer las meditaciones sobre la Pasión que encontramos en autores como Luis de la Palma, Luis de la Puente y fray Luis de Granada.
Otro crítico señala que sería una contradicción que haya quienes condenen la película Kill Bill de Quentin Tarantino por su excesiva violencia y brutalidad, pero a la vez den su aprobación a La Pasión de Mel Gibson. Si se mostrara iguales dosis de violencia en una película cuyo historia no fuera la de Jesús, ¿no crees que habría algunos católicos que la condenarían sin más por exceso de brutalidad?
También se ha señalado que hay detalles en la película que no aparecen en los Evangelios. Algunos se deben a la imaginación de Mel Gibson, otros han sido tomados de las visiones de Ana Catalina Emmerich, una estigmatizada del siglo XIX. Hay una polémica sobre la autenticidad del libro La Pasión dolorosa de Nuestro Señor Jesucristo según las meditaciones de Ana Catalina Emmerich, pues no se sabe cuánto de lo que está allí escrito corresponde verdaderamente a las visiones de la mística y cuánto es cosecha propia de Clemens Brentano, el escritor que transcribió esas visiones. De todos modos, nos encontramos ante una interpretación artística que se toma ciertas libertades, y que debe ser sometida al juicio de cada uno, que tendrá la libertad de opinar desde la perspectiva de fe y desde la lógica del lenguaje cinematográfico para evaluar apropiadamente la película, o incluso tomar la decisión de no ir a verla. Por eso estoy en desacuerdo con la actitud de considerar este filme cuasi como una revelación divina (con milagros ocurridos durante la filmación y con aprobación papal incluida). Casi se ha presentado como un deber cristiano ir a ver la película. Este tipo de afirmaciones me parece inaceptable, por más que sea avalada por obispos de la Iglesia católica.
Por último, quiero decirte que he podido leer casi todo el Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Me ha parecido un informe bien hecho, con una buena metodología y con análisis interesantes. Es como que te vuelvan a contar lo que tú mismo has vivido, pero con abundancia de detalles que desconocías, lo cual te da una perspectiva nueva y mucho más rica del pasado. Si bien lo concerniente a los obispos vinculados al Opus Dei podría merecer una aclaración (cosa que nunca fue hecha de manera satisfactoria o razonable por sus defensores), ello no permite declarar inservible la totalidad del Informe, como se pretendió hacer. Considero que el Informe es sumamente valioso para quien quiera comprender lo que ha sucedido en el Perú en las décadas de los ’80 y los ’90, e incluso profundizar en las razones que hacen que la sociedad peruana sea lo que actualmente es.
No hay análisis detallados de la teología de la liberación. Simplemente se resalta el llamado a la paz que hicieron algunos de sus representantes, lo cual sucedió efectivamente. De todos modos, los senderistas metían a la teología de la liberación en el mismo saco que otros partidos de izquierda, llamándolos revisionistas (lo cual quiere decir falta de consecuencia con los planteamientos de lucha armada de la doctrina comunista).
La CVR no le ha dado relevancia al caso de Nelly Evans. Ello se deba probablemente a que los casos de personas afines a la teología de la liberación que se adhirieron a Sendero Luminoso son relativamente escasos y poco significativos. Por otra parte, Camilo Torres no fue estudiado por diversos motivos: murió en la década de los ’60 en Colombia y su figura estuvo absolutamente ausente de los planteamientos tanto de Sendero Luminoso como del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
Si bien es cierto que la CVR no condena todo tipo de marxismo (y no es su tarea meterse a condenar ideologías; tampoco condena el liberalismo, aunque la mayoría de sus miembros son contrarios a este pensamiento), también es cierto que hace un análisis del pensamiento de los diferentes actores marxistas y/o comunistas del período de estudio, resaltando sus aspectos perjudiciales y su desconexión de la realidad social.
En fin, […] sólo espero que estas reflexiones te abran horizontes.
Un fuerte abrazo,
Martin Scheuch
P.D. ¿Cómo distingues entre el que ataca a la Iglesia y el que la critica? Creo que una actitud saludable sería considerar cualquier opinión opositora a la Iglesia como crítica, y ésta puede ser declarada fundada o infundada, luego de un análisis apropiado. Partir de la premisa de que se trata de «ataques» presupone que ya se sabe cuáles son las intenciones de la persona que critica, lo cual a mi parecer es aventurado y puede ser incluso hasta injusto. ¿No crees que sea sintomático que en el SCV nunca se haya hablado de «críticas» a la institución, sino de «ataques»? ¿No será tal vez por eso que nunca nos hemos tomado el trabajo de responder con detenimiento a los cuestionamientos que se nos han hecho, y hemos preferido la ambigua táctica de guardar silencio?
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RESPUESTA DE ADHERENTE CUATRO A MARTIN SCHEUCH
Fecha: 26 de febrero 2004
Querido Martin:
Estoy de acuerdo en que ventilar asuntos tan delicados es una falta de reverencia y responder a argumentos con acusaciones personales sobre la vida moral de alguien es un error. Con todo, sin justificar nada, sólo intentando comprender, creo que hay que tomar en cuenta también que cuando dices que ACI Prensa informa mal, estás diciendo de alguna manera que miente, y eso es lo que más parece haber dolido. En todo caso, si es una verdad que duele, debe ser asumida con humildad. Te repito que parece que se toman en cuenta tus sugerencias y eso, el objetivo de tus críticas, es lo que debe alegrarte. Pero, bueno, yo espero que nos vayamos calmando todos y asumiendo lo mejor de estos intercambios.
Tengo un comentario o pregunta sobre un aspecto de lo que me dices. Concuerdo en que es más sensato escuchar bien las críticas antes de llamarlas ataques. Pero creo también que existen ataques reales de gente que quiere destruir a la Iglesia y que existen campañas orquestadas en contra de ella, y que no es neutral el ambiente en el que nos movemos. En el caso de Gutierrez estamos hablando objetivamente de una herejía formal […]. La traducción criolla de «hereje» por «chuchasumadre» efectivamente no suena bien, pero la definición de hereje como contumaz en el error me lleva a pensar en Gutiérrez como algo así (por lo menos en su teología de la liberación, que no parece haber variado […]). Claro que es un juicio sobre la obra y no sobre la persona, sus intenciones que desconozco, sus razones o sinrazones y, claro, insultar siempre es de mal gusto y mala táctica para discutir con nadie.
Pero, y esto es parte de nuestra tradición (y de la Iglesia), no podemos ser ingenuos y pensar que no hay críticas que están preñadas de mala intención y de un lenguaje anfibológico y de olvidos y ausencias en la historia que se cuenta. (Lo de la CVR y la ausencia de mención a la teología de la liberación, cuyo discurso es evidentemente violentista, me parece un ejemplo de alguien que te cuenta una historia evitando lo que no le conviene. Los de la teología de la liberación se opusieron [al terrorismo], porque era lógico, del mismo modo en que fue lógico el «giro» de Gutierrez cuando vio la terrible realidad que prédicas muy similares a la suya desataron.) Concuerdo contigo en lo de los juicios aventurados para distinguir entre crítica y ataque, pero creo que es muy importante hacer la distinción. Un crítica busca señalar un aspecto que se considera erróneo. Un ataque simplemente descalifica. Tal vez la clave de lo que me dices es que no debemos responder un ataque con otro, sino con una aclaración serena. Pero cuando el ataque, la calumnia, la agenda ideológica, repite y repite algo (al estilo de Goebbels), ¿qué aconsejas hacer? La respuesta serena y larga no te la escuchará nadie, porque la corta y efectista es «mejor» y más rápida. Es como una guerra. ¿Me disparan con cañones y debo responder con honda? Probablemente sea así, «mansedumbre de paloma», pero ¿y «la astucia de serpiente»? ¿Cómo distinguir? Nos hemos equivocado al apresurarnos en llamar ataques a críticas (en tu caso me parece claro). Concuerdo. Pero (y algo de esto te decía Alejandro) en el fragor de una guerra cultural estas cosas pasan y no parece haber mucho tiempo.
Honestamente, te digo que creo que tienes razón en cuanto a las respuestas irreflexivas o «clicheteras». También concedo en que la presentación de noticias «sesgadas» es un error de estrategia, pero me parece que la problemática de los medios es sumamente complicada y no podemos caer en simplismos. Te pediría que sugirieras estrategias al respecto (algo de eso ya has hecho). Sería un aporte muy valioso. Y ante todo, ánimo, querido Martin. A pesar de todo has hecho un bien. Por lo menos a mí. Y creo que también a otros hermanos a los que has despertado a una reflexión viva (y apasionada).
Concuerdo contigo sobre la película de Gibson. Pero tambien creo que es muy valioso que alguien ponga a estas alturas del partido la Pasión del Señor en la pantalla. El juicio compete al que la ve. Pero el solo hecho de ponerla es ya algo valioso. Me parece que, efectivamente, no se debe perder sentido de las proporciones. Es una película como otras. Pero el tema no es cualquier tema. Ha generado reacciones similares a La última tentación [de Cristo]. Pero ahora les pica a otros, no a nosotros los católicos.
Adherente Cuatro
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RESPUESTA DE MARTIN SCHEUCH A ADHERENTE CUATRO
Fecha: 27 de febrero de 2004
Querido Adherente Cuatro:
Nunca he dicho que ACI Prensa miente en su manera de informar. Pero entre los polos de mentir y decir la verdad adecuadamente en su contexto hay muchos grados intermedios. Y, a mi parecer, la información proporcionada por ACI Prensa se sitúa en uno de esos grados, en la medida en que no revela todos los datos relevantes de la noticia.
Un ejemplo reciente de ello es la noticia que tiene como título «La Pasión de Cristo recibe primer respaldo de crítica especializada» del 24 de febrero, de la cual te transcribo los primeros párrafos:
«Dos de los críticos de cine más prestigiosos del país, Roger Ebert y Richard Roeper, dieron su máximo calificativo a la película La Pasión de Cristo, que mañana será estrenada en todo el país.
Los críticos, que asistieron a una función previa y no tienen vínculo con grupo religioso alguno, se rindieron ante la historia, la dirección, la calidad artística de la imagen y las actuaciones.» [ver http://www.aciprensa.com/noticias/la-pasion-de-cristo-recibe-primer-respaldo-de-critica-especializada].
Mientras que ciertos críticos juzgan La Pasión por su violencia –que consideran «excesiva»– Ebert y Roeper, que tienen a su cargo la sección de cine del Chicago Sun-Times, no dudaron en alabar la cinta y justificar cada toma por realismo.
La noticia tiende a presentar a estos dos críticos de cine como personas líderes en su campo. No se informa que los «ciertos críticos» que consideran que La Pasión de Cristo es excesivamente violenta son la mayoría, y las críticas van en la línea de que esa violencia es gratuita, presentada intencionalmente de manera chocante (incluso en cámara lenta y buscando ángulos que resalten los detalles más escabrosos, cosa que nosotros, desde nuestro compromiso cristiano, hemos criticado frecuentemente en otras películas de contenido no religioso, por ser una especie de voyeurismo cargado de sadismo que necesariamente afecta negativamente la sensibilidad de muchas personas). En este sentido, la película de Gibson podría considerarse como hija del tiempo actual, en que algunos cineastas buscan presentar en sus obras los aspectos más descarnados de la violencia con bastante efectismo.
Te comento que recientemente me compré en DVD la película Los vikingos (Richard Fleischer, 1958), con Kirk Douglas, Tony Curtis, Ernest Borgnine y Janet Leigh en los roles protagónicos. La película contiene escenas violentas. Te menciono algunas:
- El vikingo Ragnar (Ernest Borgnine) viola a la reina Enid de Inglaterra.
- Un halcón atacá a su hijo Einar (Kirk Douglas) y le produce heridas en la cara, además de arrancarle un ojo.
- Ragnar muere lanzándose con su espada a una fosa llena de lobos, donde es despedazado por las fieras.
- El rey inglés Aella le corta a Eric (Tony Curtis) la mano, como castigo por haberle entregado su espada a Ragnar antes de morir.
- En la batalla final, un carro de combate pasa por encima de uno de los contendientes.
Sin embargo, por más descarnados que son los hechos narrados, son tratados de manera que no ofendan al espectador. Las escenas 1 y 3 ocurren fuera de pantalla. En la escena 2 Einar se tapa la cara con la mano, de manera que no se ve el ojo arrancado ni las heridas producidas (salvo un poco de sangre). En la escena 4 el cuerpo de uno de los hombres que tiene prendido a Eric tapa la mano cortada, así como también no se ve el detalle de la cauterización hecha por el sacerdote de la corte inglesa, quien se acerca con una tea y la aplica al muñón. La escena 5 es lo suficientemente rápida como para saber qué ha sucedido, pero no como para poder contemplar detalles escabrosos. Además, las escenas de batalla no abundan en sangre. Aun así, la película es lo suficientemente poderosa como para impactar y poder percibir la violencia que impregnaba tanto a la sociedad inglesa como a la vikinga de esa época.
De acuerdo a esto, la elección de Mel Gibson a favor de una representación gráficamente violenta de los últimos momentos de la vida de Jesús no creo que responda a un deseo de ser realista, pues el realismo no implica mostrar necesariamente todos los detalles. Y la abundancia en detalles escabrosos de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo no entró en la literatura cristiana, sino hasta época muy tardía. La opción de Mel Gibson puede ser válida, pero también puede ser objeto de crítica. También hay que considerar que algunos de los que han criticado desfavorablemente la película son cristianos creyentes. De manera que hacer una presentación de la polémica alrededor de la película como una lucha entre cristianos y no cristianos faltaría a la verdad.
De todos modos, luego de ver la película tendré una opinión definitiva. Sin embargo, ello no creo que anule las reflexiones que he hecho hasta el momento.
Sobre la película La última tentación de Cristo (Martin Scorsese, 1988) tengo también una opinión personal. He buscado conseguirla para saber a qué atenerme sobre todo lo que he escuchado acerca de ella. Aquí la polémica tampoco se dio entre cristianos y no cristianos (como podría creerse), pues hay quienes dentro de las filas de la Iglesia han considerado su visión como una experiencia religiosa. El mismo Scorsese se declara católico y afirma haber intentado una aproximación personal al misterio de Cristo. No hay indicios como para suponer en el director una intención perversa, considerando que lo que se consideró como aspectos blasfemos sobre la persona de Jesús se refieren en su mayoría a una tentación que el mismo Jesús rechaza en la película. Sin embargo, de mi lectura del libro de Kazantzakis, en el cual se basó la película, puedo suponer que hay errores teológicos concernientes a la figura de Jesús, el pecado y la libertad humana. De todos modos, veré como conseguir la película y dar una opinión más objetiva al respecto.
Pasando a otro tema: No dudo de que hay críticas que en realidad son ataques a la Iglesia. Pero debemos ser muy cautos antes de calificar alguna opinión como ataque. Es tan ingenuo considerar que no hay mala intención en ninguna crítica, como presuponer que la haya en todas las que se hacen. Me parece que lo mejor, para evitar actuar con imprudencia, es suponer de inicio que nos hallamos ante críticas, y elevarlas luego a la categoría de ataques si tenemos pruebas que así lo indiquen.
Considerando la metáfora de la guerra que has utilizado, se me viene a la cabeza el comentario que hizo Gandhi respecto a la política de bombardeo de ciudades alemanas que desarrolló Churchill durante la Segunda Guerra Mundial: «Se ha derrotado a Hitler con Hitler». Lo que quiero decir es que no es lícito, ni conveniente, responder al enemigo con sus mismas armas, si éstas son cuestionables en sí mismas. No se puede responder a una manipulación de la información con otra manipulación de signo contrario. La respuesta corta y «efectista» puede tener resonancia sobre aquellos que confían en ACI Prensa porque refleja su propia opción ideológica, pero no creo que tenga ningún efecto sobre quienes tienen una actitud más crítica o no comparten su línea editorial.
En este sentido, se puede cuestionar incluso que ACI Prensa tenga un efecto evangelizador. Evangelizar significa, por decirlo de manera simple, atraer personas a la fe. ACI Prensa puede ser atractiva para personas ya católicas que buscan informarse sobre acontecimientos eclesiales y doctrina católica, pero puede resultar repelente para no católicos (e incluso para católicos mejor informados) por su manera parcializada de presentar los acontecimientos y su visión simplista de ciertos problemas. De hecho, con motivo de la polémica del «Es como fue», apareció en Internet un artículo que coloca en el mismo saco a ACI Prensa, el Opus Dei, los Legionarios de Cristo, autoridades neoconservadoras y la prensa neotradicionalista (ver «Vatican Intrigues: «The Passion», the Pope, and the Phantom Review» by Sandro Magister, from «L´espresso» no. 6, February 6-12, 2004, en http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/7018?eng=y). Y no se trata de un escrito realizado por alguien ajeno a la Iglesia. ¿No te parece esto preocupante? Podría ser la primera pequeñísima piedra de una avalancha que podría ocurrir más adelante, sobre todo cuando ya se haya rodado la película El Código Da Vinci y haya llegado a las pantallas.
Por último, el concepto de guerra cultural me parece ambiguo, desde el momento en que el Concilio Vaticano II afirma que la labor de los laicos consiste en ser fermento de la sociedad. En una perspectiva católica, la Iglesia se inserta dentro de las sociedades a lo largo del tiempo y las purifica desde adentro. Esto ha sido siempre verdad, incluso en la época del Imperio Romano, cuando se persiguió a los cristianos. Por ello, no sé si sea adecuado hablar de una guerra, en la cual nosotros desempeñamos el papel de quienes, con la espada de la verdad, buscan vencer al enemigo. Esto, planteado así de manera ideal, podría terminar condensándose en un modelo de sociedad puritana y farisaica, tan atroz como el que se quiere combatir.
De todos modos, difícilmente creo que podría hacerse prevalecer la perspectiva católica de las cosas con los disparos que efectúa ACI Prensa, que, a mi parecer, ha comenzado a perder universalidad y corre el riesgo de terminar siendo relegado, a ojos de la opinión pública, a ser un informativo de los grupos conservadores de la Iglesia, y no una fuente de noticias respetable incluso para aquellos a los que Alejandro Bermúdez llama sus «enemigos», por más que discrepen con sus contenidos.
Saludos,
Martin Scheuch
P.D. No pretendo que concuerdes conmigo en todos los puntos tocados en este mensaje. Me basta con poder conversar contigo y saber que nuestra amistad no está en cuestión.
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RESPUESTA DE ADHERENTE CUATRO A MARTIN SCHEUCH
Fecha: 27 de febrero de 2004
Me parece interesante el cuestionamiento que haces a la figura o concepto de guerra cultural. Comparto también la preocupación por ACI Prensa y su impacto. De hecho, la experiencia […] me ha hecho ver que es mucho más evangelizadora la apertura desde la fe que el «combate» del error, sobre todo si no se intenta comprender el error. Pero, bueno, no pensaba en responder con algo igual a lo que usan quienes promueven ataques contra la Iglesia. Manipular nunca, pero insistir en algunos ángulos de la información que se tratan de esconder me parece válido y ético, porque corresponde a la interpretación y presentación de los hechos. Me tengo que ir, pero ya te escribo más largo. Efectivamente, lo de la amistad no está en juego.
Saludos,
Adherente Cuatro