EL INCENDIO DEL SODALICIO

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Cuando en octubre de 2015 Pedro Salinas y Paola Ugaz publicaron el libro Mitad monjes, mitad soldados, el Sodalicio comenzó a incendiarse. Los encargados de apagar ese incendio y resarcir los destrozos, sobre todo los daños infligidos a las víctimas de abusos, eran quienes tenían en ese momento las riendas de la institución, los integrantes de lo que se conoce como el Consejo Superior del Sodalicio de Vida Cristiana.

Si bien el P. Juan Mendoza Figari integraba el Consejo Superior en el año 2015 como asistente de espiritualidad, ya en el año 2016 no formaba parte de ese organismo y nos encontramos con la siguiente constelación de miembros:

  • Alessandro Moroni , Superior General
  • José Ambrozic, Vicario General
  • P. Jorge Olaechea, asistente de espiritualidad
  • Gianfranco Zamudio, asistente de instrucción
  • Javier Rodríguez Canales, asistente de apostolado
  • Fernando Vidal, asistente de comunicaciones
  • Carlos Neuenschwander, asistente de temporalidades

Sería este Consejo Superior el que enfrentaría el período más álgido de la conflagración en el año 2016, cuando comenzaron a aparecer más testimonios de abusos, la Comisión Ética para la Justicia y la Reconciliación —convocada por el mismo Sodalicio— evacuaba en abril un primer informe demoledor, y la segunda comisión de tres expertos internacionales (Ian Elliott, Kathleen McChesney y Monica Applewhite) —también convocada y contratada en régimen de honorarios por el Sodalicio— iniciaba su labor de control de daños y lavado de cara de la institución. A su vez, el Consejo Superior viajaba a Roma para ver cómo arreglaba el escándalo de los abusos ante las autoridades vaticanas.

El fuego no paró de arder y aparentemente terminó chamuscando a varios miembros del Consejo Superior, pues con el tiempo cuatro de ellos terminarían saliendo del Sodalicio, a saber, Alessandro Moroni, Javier Rodríguez Canales, Jorge Olaechea y Gianfranco Zamudio. Nunca antes en la historia de la institución se habían ido en un período tan corto de tiempo, por voluntad propia, tantos sodálites que llegaron a ocupar altos cargos dentro del Consejo Superior, si bien ninguno de ellos está incluido entre los denunciados por abusos. Anteriormente sólo dos integrantes del Consejo Superior se habían separado del Sodalicio: Virgilio Levaggi, por voluntad propia, acusado de abusos sexuales, y Germán McKenzie, que fue expulsado por una falta grave reiterada que nunca se quiso dar a conocer, pero que sabemos con certeza que no entra dentro de la categoría de abusos, pues la estrategia del Sodalicio frente a este tipo de faltas ha solido ser el encubrimiento y el silencio, nunca un pronunciamiento público admitiendo un delito de tal envergadura, aunque sea veladamente, en uno de sus miembros.

De los anteriores, el primero en irse fue Javier Rodríguez Canales, actualmente Director de Cultura y Biblioteca del Centro Cultural Peruano Norteamericano de Arequipa. Es hermano de Manuel Rodríguez Canales, un sodálite casado que jugó un papel protagónico ejerciendo una crítica institucional interna hacia la manera en que el Sodalicio manejó el tema de los abusos, aunque siempre ha preferido tener un perfil bajo y no hacer declaraciones públicas y transparentes sobre lo que sabe. Lo cual es absolutamente comprensible, si se entiende que toda su trayectoria profesional ha estado ligada a la Universidad San Pablo de Arequipa, gestionada por el Sodalicio.

Gianfranco Zamudio es actualmente subdirector de formación del Colegio Cumbres (Santiago de Chile), institución educativa fundada por los Legionarios de Cristo.

El P. Jorge Olaechea colgó los hábitos, llegó a ser director director académico de la Universidad Andina para el Desarrollo (Huancavelica) y actualmente es su director de investigación.

¿Y qué fue de la vida de Alessandro Moroni, el único Superior General del Sodalicio de los cuatro que ha tenido la institución que se ha separado de ella?

Actualmente vive en Santo Domingo, a unos 96 km por carretera al sur de Valparaíso y a 114 km por carretera al oeste de Santiago de Chile. Las Brisas de Santo Domingo es un paraíso para ricos, un lujoso condominio cerca de la costa chilena, con campo de golf incluido, y Moroni es gerente general de la Fundación Las Brisas de Santo Domingo, que se dedica a la promoción social de los trabajadores del condominio, incluidos sus familiares. Moroni está casado y parece gozar de la confianza de la clase pudiente que habita esos lares. Aparentemente se ha olvidado de su vida pasada. Pero quienes recordamos la gran responsabilidad que ostentó y su complicidad en defraudar y maltratar a las víctimas del Sodalicio, no olvidamos. Esperamos que aún tenga una conciencia que le recuerde la tibieza con que actuó y las vidas arruinadas que dejó la estela de su actuar mediocre y cómplice. Si quiere redimirse, algún día tendrá que decir lo que sabe. Su actual vida paradisíaca está construida sobre ruinas humanas.

Los cuatro que se fueron saben cómo se manejó el escándalo y cuáles fueron las estrategias de encubrimiento de los abusos y traición de la confianza de las víctimas. Y probablemente todo eso haya influido en la decisión que tomaron de separarse del Sodalicio. Pero hasta ahora ninguno ha hablado. Recae sobre sus hombros una inmensa responsabilidad. Y en la medida en que no hablen, serán cómplices de los crímenes cometidos por el Sodalicio. Sabiendo todo lo que pasó al interior del Sodalicio en los años 2015 y 2016, mantienen un silencio verdugo de las víctimas.

Lo curioso es que este incendio institucional fue precedido años antes por un incendio real de enormes proporciones y consecuencias desastrosas, donde uno de los miembros del Consejo Superior jugó un rol importante, a saber, José Ambrozic.

En el año 2011 Ambrozic era superior de una comunidad sodálite encargada de administrar el Centro de Retiros Religiosos y Conferencias que la arquidiócesis de Denver (Colorado, EE.UU.) había inaugurado en 1987 en Camp St. Malo, a unos 100 km al noroeste de Denver en un agreste paraje montañoso que invita a la contemplación y la meditación. Se trataba de una imponente edificación de tres pisos con 49 habitaciones, que recibía unos seis mil visitantes al año. El complejo incluía la Capilla de Santa Catalina de Siena, más conocida como la Capilla sobre la Roca. Terminada de construir en 1936 y designada en 1999 como un sitio histórico por el condado de Boulder, la capilla sigue siendo el núcleo de lo que es el centro espiritual de Camp St. Malo.

El sitio había adquirido también una importancia histórica y espiritual por otra circunstancia. Durante la Jornada Mundial de la Juventud realizada en Denver (10 a 15 de agosto de 1993), el Papa Juan Pablo II había bendecido la capilla e incluso se había alojado en en el centro de retiros. La habitación donde había dormido era custodiada de una manera especial, mientras en un depósito aparte se conservaban las sábanas y cobertores que había usado amén de otras “reliquias”, entre ellas fotos relacionadas con la visita del Sumo Pontífice.

Pero de esta honorable visita no habían sido testigos ni José Ambrozic, ni los otros cuatro sodálites ni el aspirante al Sodalicio que habitaban el centro de retiros en el año 2011, pues —según la página web oficial de Camp St. Malo— recién en el año 2003 la arquidiócesis de Denver le había encargado la administración de las instalaciones al Movimiento de Vida Cristiana vinculado al Sodalicio, y en realidad fueron solamente sodálites quienes asumieron esa tarea.

El 14 de noviembre de 2011, a las 7:45 de la mañana, se desató un incendió. Según Catholic News Agency, Ambrozic y los otros integrantes de la comunidad vieron las llamas cuando regresaban a su residencia después de la misa el lunes por la mañana. Pero el mismo Ambrozic le contaría posteriormente una historia distinta al Denver Post. Relató que él y cinco colegas estaban asistiendo a misa en la capilla del tercer piso la mañana del 14 de noviembre cuando alguien en la habitación vio llamas en el techo exterior. Según Ambrozic, habían estado unas 48 horas sin electricidad y estaban utilizando la chimenea en la sala de estar para calentar el edificio y evitar que las tuberías se congelaran. Al principio, el incendio, que parecía restringirse a una pequeña sección del techo, no parecía ser un gran problema. Alguien llamó al 911 y todos evacuaron el edificio.

Hacia las 11 a.m. los bomberos informaron que habían logrado contener el fuego que comenzó con una explosión en el techo del edificio principal del centro de retiros. Pero el salón, el comedor, la cocina, la biblioteca y las áreas comunes se habían quemado y colapsado, junto con la pequeña capilla del tercer piso. No hubo muertos ni heridos que lamentar, pues ese día el centro no tenía huéspedes y estaba prácticamente vacío.

El fuego no afectó la histórica Capilla sobre la Roca, situada a cierta distancia del edificio, pero los bomberos declararon que el centro de retiros podría perderse por completo debido al daño estructural, aunque tres pisos del área de alojamiento aún permanecían en pie. La habitación 314 donde se había alojado el Papa Juan Pablo II salió indemne del incendio. Los contenidos de un clóset que contenía recuerdos de su visita sobrevivieron en su mayoría. Sin embargo, las pérdidas incluyeron un cuarto usado como depósito donde se guardaban la colcha y las sábanas que Juan Pablo II utilizó durante su visita, además de otros objetos recordatorios.

En declaraciones a la Catholic News Agency, Ambrozic dijo: «Ésta es una pérdida muy trágica, porque muchos elementos emblemáticos de la Iglesia en Colorado estaban aquí en St. Malo, y la mayoría de ellos se han perdido en el incendio. Sin embargo, la Iglesia es mucho más que sus edificios, así que volveremos cuando Dios lo desee, sirviendo como lo hemos estado haciendo en la comunidad católica de Colorado y más allá». Al igual que sus futuras promesas de resarcir justamente a las víctimas de abusos en el Sodalicio, esto nunca ocurriría, por circunstancias que veremos más adelante.

Un mes después, el 23 de diciembre, el incendio causante de pérdidas de hasta ocho millones de dólares en daños fue declarado accidental. Según dieron a conocer las autoridades del sheriff del condado de Boulder, los investigadores no pudieron determinar la causa directa del fuego que se originó en la estructura del techo, dentro y alrededor de la chimenea del edificio.

Sin embargo, parece que la compañía del seguro contra incendios tenía más información. En una bitácora web de la asociación Camp St. Malo Alumni aparece la siguiente anotación:

«December 2015:

Last day for the Archdiocese of Denver to receive insurance money from the fire or they would lose it».

Diciembre de 2015:

Último día para que la Arquidiócesis de Denver reciba el dinero del seguro por el incendio, de lo contrario, lo perdería»].

A decir verdad, el seguro nunca pagó nada. Téngase en cuenta que en estos casos una de las razones más frecuentes que esgrimen los seguros para evitar pagar un daño es que hubo grave negligencia por parte de los responsables del edificio. José Ambrozic habría omitido encargar el mantenimiento de rutina de la chimenea, que tiene que ser deshollinada con regularidad, y eso habría ocasionado el incendio. Por supuesto, esta información debía ser mantenida en reserva a fin de evitar perjudicar la buena imagen que el Sodalicio estaba buscando irradiar en los Estados Unidos. Esto no podría haberse logrado sin la complicidad de las autoridades eclesiásticas que protegían a los sodálites.

Para esa fecha el arzobispado de Denver ya había renunciado a reconstruir el centro de retiros. A inicios de septiembre de 2013, lluvias torrenciales devastaron gran parte del terreno en los condados de Boulder y Larimer. Las inundaciones y deslizamientos de lodo y escombros causaron daños significativos a la propiedad de Camp St. Malo, aunque la Capilla sobre la Roca permaneció intacta debido a su posición elevada en relación al terreno circundante.

En noviembre de 2014 se hizo de conocimiento público la decisión de no reconstruir el centro de retiros. «A la luz de los significativos costos de saneamiento de la propiedad, la continua incertidumbre sobre la estabilidad de Mount Meeker y el impacto desconocido de los futuros flujos de agua y sedimentos en la propiedad, se ha determinado que no es prudente reconstruir en la propiedad de St. Malo», declaró David Holden, director financiero de la arquidiócesis y presidente de la entidad corporativa de Camp St. Malo.

¿Qué pasó con Ambrozic, quien habría tenido responsabilidad en lo sucedido? Pues nada relevante. Aún siendo el integrante de mayor edad de la fundación generacional, teniendo una mente brillante de inteligencia superior unida a un carácter distraído y talante ausente, nunca habría gozado de la confianza plena de Luis Fernando Figari y, por lo tanto, por eso mismo nunca habría ostentado ningún cargo en el Consejo Superior. Lo mismo sucedió durante cuando, por corto tiempo, fue Superior General Eduardo Regal (entre 2011 y 2012), quien había sido mano derecha de Figari y la persona a través de la cual Figari habría seguido ejerciendo influencia en la conducción del Sodalicio. Ambrozic se habría convertido para Figari en el lorna que quemó el centro de retiros de Camp St. Malo.

Fue recién durante el período de mando de Alessandro Moroni como Superior General, quien pretendió romper con la influencia de Figari, que Ambrozic llegó a formar parte del Consejo Superior, primero como asistente de comunicaciones y después como Vicario General. Pero así como no pudo evitar ni apagar un incendio real, tampoco poco pudo evitar ni apagar el incendio simbólico que significó el escándalo de abusos del Sodalicio, incluso empeorándolo con su negligencia e incompetencia para tomar al toro por las astas y ponerse al servicio de la verdad y de la justicia.

(Columna publicada el 27 de enero de 2024 en Sudaca)

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FUENTES

Página web oficial de Camp St. Malo
https://campstmalo.org

Catholic News Agency
Colorado Catholic retreat center seriously damaged in fire (Nov 14, 2011)
https://www.catholicnewsagency.com/news/23754/colorado-catholic-retreat-center-seriously-damaged-in-fire

Reporter-Herald (The Denver Post)
Out of the ashes: Long road ahead for Camp St. Malo Retreat Center after fire (November 24, 2011)
https://www.reporterherald.com/2011/11/24/out-of-the-ashes-long-road-ahead-for-camp-st-malo-retreat-center-after-fire/

Daily Camera
Fire at Allenspark’s St. Malo Retreat Center ruled accidental (December 23, 2011)
https://www.dailycamera.com/2011/12/23/fire-at-allensparks-st-malo-retreat-center-ruled-accidental/

Denver Catholic
Mudslide buries plans to rebuild mountain retreat center (November 4, 2014)
https://denvercatholic.org/mudslide-buries-plans-rebuild-mountain-retreat-center/

CSM Alumni
https://www.csmalumni.com/new-page

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POST SCRIPTUM (29 de enero de 2024)

Posteriormente a la publicación de este artículo me llegó información relevante adicional sobre el incendio de la casa de retiros de Camp St. Malo. Según me cuentan, la información que los sodálites dieron a miembros del Christian Life Movement (Movimiento de Vida Cristiana) en Denver es que la causa había sido una falla en la caldera del edificio. Sin embargo, lo que realmente habría sucedido es mucho peor que cualquier sospecha que hubiéramos tenido.

La casa habría estado sin calefacción y electricidad por un par de días y los seis miembros de la comunidad sodálite habrían decidido bajar a dormir a la sala principal de la casa de retiro, que tenía una chimenea que era más de adorno que de verdad. Había otra chimenea de piedra en el comedor que podrían haber usado, pero no lo hicieron. Habrían decidido dormir en las alfombras de la sala alrededor de la chimenea del salón principal por el frío y habrían estado alimentando el fuego con cartones y maderas durante toda la noche. Temprano en la mañana se habrían levantado para ir a misa, dejando el fuego desatendido. El calor de la chimenea habría calentado el techo del edificio, donde efectivamente comenzó el fuego, que de allí se expandió por el techo a toda la zona derecha del edificio, incluyendo las habitaciones de la comunidad que estaban en el segundo piso en esa área. Se quemaron esas habitaciones, la comunidad perdió todo y la mitad del edificio quedó inservible.

Los sodálites que vivían Camp St. Malo son los únicos que podrían verificar públicamente esta versión de los hechos. Pero es poco probable que lo hagan, fieles al modus operandi del Sodalicio de mantener un código de silencio al estilo de la mafia y de mentir descaradamente ante la opinión pública.

EL SODALICIO, UNA LEYENDA AMERICANA

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Comunidad sodálite en Filadelfia (Pensilvania). De izquierda a derecha: Michael Gokie, Carlos Keen, Patrick Travers, José Ambrozic, Leonardo Negrini y Remigio Morales-Bermúdez

Los Estados Unidos de América construyeron su historia como una tierra de promisión, plasmada en un territorio donde podían vivir en libertad quienes eran perseguidos en otras partes por sus creencias políticas o religiosas. Por lo menos, ésa es la leyenda de una nación donde también han tenido cobijo la intolerancia, el racismo, la persecución política y la falta de libertad —manifiesta, por ejemplo, en el hecho de que Estados Unidos sea actualmente el país que tiene el mayor porcentaje de su población en prisión—. También han encontrado cobijo bajo esa quimera de libertad numerosos grupos religiosos, amparados por una libertad de cultos que al principio no parece distinguir entre ejercicio sano de la religión y prácticas sectarias que atentan contra derechos humanos fundamentales.

Charles Chaput, arzobispo de Filadelfia (Pensilvania) desde julio de 2011, le abrió las puertas del país norteamericano al Sodalicio en el año 2003 —cuando todavía era arzobispo de Denver (Colorado)—, encargándoles al principio Camp St. Malo, un centro de retiros fuera de la ciudad, que luego sería destruido en el año 2011 por un incendio, permaneciendo cerrado desde entonces. Tras lluvias torrenciales seguidas de inundaciones en el año 2013, que destruyeron los terrenos aledaños y el Sendero Juan Pablo II —utilizado para caminatas al aire libre—, sólo la capilla permanece intacta. Actualmente se están haciendo trabajos de restauración para volver a poner en funciones el centro.

La comunidad sodálite, mientras tanto, se había mudado en octubre de 2010 a la Parroquia Holy Name, por encargo del mismo arzobispo Chaput. Actualmente es párroco de ella el sodálite Daniel Cardó, quien, a semejanza de esos forajidos del Lejano Oeste que tenían un pasado turbio y buscaban una nueva existencia callando lo que dejaron atrás, también estaría gozando de una nueva vida sin temores de tener que enfrentar la responsabilidad por los abusos que cometió en el pasado. Pues en lo que alguna vez fue el territorio de Colorado, pocos saben que su pastor viene también de un ámbito donde regía la ley del más fuerte, como relata el exsodálite colombiano Andrés Felipe Cardona en su testimonio reproducido en el libro Mitad monjes, mitad soldados:

«A partir de mi promesa como sodálite, empezó mi martirio”, advierte Andrés. Al poco tiempo ingresó a a la comunidad El Carmen de Viboral, la llamada casa propedeútica. Y comenzó la “formación”. Una noche, en la casa, DC [Daniel Cardó] le dijo: “Te voy a dar once puñetazos en el estómago y no te puedes caer; si te caes, empiezo desde cero”. Andrés, por cierto, se cayó más de una vez. Y los golpes no pararon hasta después de treinta minutos. Andrés lloraba, pero aguantaba, porque DC le decía que era por su bien, para que se haga más hombre. Y más recio. Otra noche lo obligaron a comer una pizza podrida. En otra oportunidad, DC lo sorprendió con una afirmación: “Andrés, yo sé lo que haces en el baño. Quería dejarte esa inquietud”. Por un momento, Andrés hasta pensó que había cámaras escondidas en los sanitarios. Según el exsodálite colombiano, todos los días se presentaba una situación inesperada, de presión psicológica o de maltrato físico que él tomaba como “pruebas de formación”. Lo que más recuerda son los golpes de DC. “Eso ocurrió muchas veces”. Relata, por ejemplo, varias bofetadas que recibió en la cara por razones que considera absurdas».

Y Pedro Salinas añade en un artículo del 10 de enero de 2016:

«Andrés Felipe Cardona, por cierto, no ha sido ni la primera ni la última víctima de Cardó. He hablado con otros exsodálites que dan fe de haberlo visto haciendo lo mismo con sodálites aspirantes».

Finalmente, el sheriff Chaput se trasladaría al Este, tomando posesión de la arquidiócesis de Filadelfia en septiembre de 2011. A mediados de 2014 les confiaría a los sodálites la Parroquia de St. Agatha & St. James.

El 29 de noviembre de 2012 —cuando ya se habían hechos públicos los abusos cometidos por el difunto Germán Doig, el segundo en la cadena de mando del Sodalicio; Figari había renunciado al cargo de Superior General del Sodalicio y ya se sabía que había por lo menos una denuncia en contra de él por abuso sexual presentada en el Tribunal Eclesiástico Interdiocesano de Lima—, Mons. Chaput participa de la IV Asamblea General del Sodalicio con una conferencia, donde no duda en exponer su versión de la leyenda americana del Sodalicio:

«…los santos nos pertenecen a todos nosotros —y de muchas maneras, cada sodálite ha hecho la misma opción que hizo [San] Francisco [Javier], dejando atrás su antigua vida y siguiendo a Jesucristo—. Cada sodálite ha pagado un precio por su elección. Y cada uno de ustedes ha demostrado personalmente su amor a Dios y su capacidad de servir, tal como lo hizo Francisco, o no estarían hoy aquí como líderes.

Muy pocos americanos entienden el tipo de coraje que requirieron Alexi y Mario Salazar para dejar todo lo que tenían en el Perú, mudarse a los Estados Unidos, iniciar el Movimiento de Vida Cristiana y llegar a ser parte de la vida de mi pueblo como Iglesia y nación.

Muy pocos americanos saben de la persistencia que requirieron Rossana Goñi y sus hermanas para fundar la Fraternidad Mariana en Denver, o José Ambrozic y sus hermanos para iniciar el Sodalitium, o Alejandro Bermúdez para dar inicio a la Catholic News Agency [Agencia Católica de Noticias – ACI Prensa].

Muy pocos americanos conocen la paciencia y la humildad que exigieron todos estos esfuerzos apostólicos. Pero creo que yo sí sé — porque yo los vi dar fruto.

Dios ha hecho algo extraordinario a través del genio y la pasión de Luis Fernando [Figari], y también a través del celo de cada miembro del Sodalitium. Como obispo, he visto los resultados. De modo que antes de que yo haga algo más, tengo que decir: Gracias por su servicio a Jesucristo y su Iglesia».

Lo más chirriante de este mensaje es que presente como héroes que lucharon con denodado esfuerzo a personas que nunca habrían pasado realmente penurias, además de que habrían contado con la ayuda de la red de influencias eclesiásticas que habían armado Figari y compañía, y con el apoyo financiero proveniente de los negocios millonarios del Sodalicio. Yo también dejé todo lo que tenía en el Perú en noviembre de 2002, con la diferencia de que yo vine a la buena de Dios a Alemania, desempleado, prácticamente con una mano adelante y otra atrás. Como millones de migrantes. Y no por eso merezco ser elogiado como un héroe.

Además, no me consta qué precio habrían pagado los sodálites por tener la vida que tienen, pero no se compara con el precio en términos humanos que han tenido que pagar las víctimas de la institución. Se trata de una responsabilidad que no han reconocido ni asumido a satisfacción ni José Ambrozic, miembro de la generación fundacional del Sodalicio, ni Alejandro Bermúdez, personaje agresivo, abusivo y neurótico —además de manipulador de la información y propagador de fake news—, que en otras épocas hubiera tenido su retrato sobre un afiche con la palabra “Wanted” (“Se busca”).

Pues previamente a la llegada de Alexi y Mario Salazar a Denver, hubo allí otra pareja de la Familia Sodálite a la cual Bermúdez habría maltratado y aterrorizado psicológicamente, sólo porque solicitaron días de descanso para poder dedicarlos a su propia familia.

Esta triste historia ha sido pasada por alto en la conferencia de Mons. Chaput, que sigue estando disponible en inglés en la página oficial del Arzobispado de Filadelfia, lo cual ha sido objeto de críticas severas por parte de la organización sin fines de lucro SNAP (Survivors Network of Those Abused by Priests − Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual por Sacerdotes) en un comunicado de octubre de 2016.

Este mismo comunicado cuestiona también el apoyo que Chaput le ha dado al Sodalicio, obviando mencionar en absoluto los abusos criminales cometidos dentro de la institución. Asimismo, se critica que Chaput le haya encargado al sacerdote sodálite Carlos Keen y otros miembros laicos, a partir del año 2014, la conducción de los Newman Centers en la Universidad Drexel y la Universidad de Pensilvania

Los Newman Centers son algo así como centros pastorales católicos instalados en universidades no católicas, inspirándose en los escritos del cardenal británico John Henry Newman (1801-1890), el cual animaba a los estudiantes católicos a acudir a universidades seculares. El primer centro de este tipo fue fundado en 1888 en la Universidad de Oxford, y el primero en Estados Unidos fue precisamente el de la Universidad de Pensilvania, creado en 1893. Además de actividades litúrgicas —como misas, por ejemplo— y sesiones de dirección espiritual, se ofrecen otras actividades sociales y recreativas. En fin, el marco ideal para que el Sodalicio reproduzca su esquema de proselitismo y adoctrinamiento.

Ni el P. Carlos Keen (brasileño), ni el diácono Remigio Morales-Bermúdez (peruano), ni el filipino Nelson Villamor, ni el brasileño Leonardo Negrini, ni los sodálites americanos con pinta de cowboys Patrick Travers, Michael Gokie y Christopher Lanciotti (este último encargado de juventud en la parroquia del P. Cardó) han sido acusados de cometer abusos, pero eso no les quita que sean miembros y representantes de una organización religiosa que aún mantendría un sistema sectario propicio a que se cometan abusos de conciencia y espirituales, con su secuela inmediata de abusos físicos y psicológicos.

En su comunicado, SNAP lamentaba que el arzobispo Chaput no hubiera hecho absolutamente nada respecto a los clérigos que encubrieron los delitos sexuales de otros clérigos —136 acusados públicamente—, sancionándolos como es debido.

En épocas recientes, Mons. Chaput ha tenido declaraciones sobre el abuso sexual como la que sigue (17 de abril de 2018):

«El sufrimiento de las víctimas de abusos pasados es una cicatriz en el testimonio de la Iglesia y que tardará años en sanar. Algunos de los momentos más importantes que he tenido como un obispo han sido reuniones privadas con los sobrevivientes de abuso sexual. Su dolor y su lucha son reales, y admiro su valentía. Al hablar, y a veces rezar juntos, tratamos de encontrar un camino hacia la sanación. Yo espero que nuestro tiempo juntos sinceramente transmita, no solo mi dolor personal por la maldad hecha a ellos, sino también la dedicación incondicional de nuestra familia entera de la Iglesia a la seguridad de todos esos confiados a nuestro cuidado».

Declaraciones semejantes también hubo en boca del ex Superior General del Sodalicio, Alessandro Moroni. Sin embargo, la realidad es otra, pues en el Sodalicio no se ha sancionado efectivamente como es debido a ninguno de los abusadores —ni siquiera al fundador, que vive en un retiro dorado en Roma—, mucho menos a los cómplices y encubridores, y el maltrato y abandono de decenas de víctimas continúa.

Mons. Chaput tampoco ha tocado el Sodalicio ni con el pétalo de una rosa. Más bien, ha callado sobre los abusos perpetrados en la institución y ha seguido alimentando su leyenda.

En el año 1993, el cineasta Walter Hill estrenó su western histórico Geronimo: An American Legend, que obtuvo reacciones mixtas de parte de la crítica especializada, pero fue elogiado por grupos de nativos americanos. Porque esa leyenda, independientemente de su realidad histórica, llena una necesidad: alimenta los ideales de grandeza de la nación india, que nunca existió realmente como tal.

Mons. Chaput, hijo de una mujer nativa americana de la tribu de los potawatomi, lleva probablemente en su sangre la necesidad ancestral de construir leyendas que nutran sus ideales. Lamentablemente, éstos son ultraconservadores y retrógrados—posiblemente sea ésta la razón por la cual, no obstante la importancia histórica de la arquidiócesis de Filadelfia, no fue elevado al cardenalato en el consistorio del año 2016—. Y la leyenda americana del Sodalicio que él ha contribuido a forjar sólo refleja los ideales de grandeza de una institución cuya realidad es más pedestre y turbia. E incluso criminal.

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FUENTES

Archdiocese of Philadelphia
The New Communities and the ‘New Evangelization’ (Lima, Peru, November 29, 2012)
http://archphila.org/archbishop-chaput/statements/CJC_Lima%20Address_11-29-2012.pdf
Columna del arzobispo Chaput: Mes de prevención de abuso de niños (April 17, 2018)
http://archphila.org/columna-del-arzobispo-chaput-mes-de-prevencion-de-abuso-de-ninos/

Sodalicio de Vida Cristiana
“La fecundidad del Sodalitium, sus comunidades hermanas y movimientos viene de vivir la Nueva Evangelización” (19/12/12)
Se trata de una traducción al español (de regular calidad) de la conferencia de Mons. Chaput durante la IV Asamblea General del Sodalicio.
https://sodalicio.org/noticias/la-fecundidad-del-sodalitium-sus-comunidades-hermanas-y-movimientos-viene-de-vivir-la-nueva-evangelizacion/

Camp St. Malo – Visitor & Heritage Center
https://campstmalo.org

Holy Name Catholic Parish
https://holynamedenver.org

St. Agatha-St. James Parish
https://www.saintsaj.org

La voz a ti debida (Pedro Salinas)
Alejandro Bermúdez, el sodálite psicomatón (2015-12-04)
https://lavozatidebida.lamula.pe/2015/12/04/alejandro-bermudez-el-sodalite-psicomaton/pedrosalinas/
La doble cara de Cardó (2016-01-10)
https://lavozatidebida.lamula.pe/2016/01/10/la-doble-cara-de-cardo/pedrosalinas/
Cardó, Draxl, Elías y Moroni (2016-02-03)
https://lavozatidebida.lamula.pe/2016/02/03/cardo-draxl-elias-y-moroni/pedrosalinas/

The Inquirer
It’s where you’re taken at faith value (January 31, 2015)
Entrevista al P. Carlos Keen (en inglés)
https://www.philly.com/philly/entertainment/20150201_It_s_where_you_re_taken_at_faith_value.html

SNAP
PA–Victims blast Philly archbishop (October 24, 2016)
http://www.snapnetwork.org/pa_victims_blast_philly_archbishop