UNA VÍCTIMA MÁS DE JEFFERY DANIELS

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Jeffery Stewart Daniels Valderrama
Documento de identidad: DNI 07862803

Así aparece el nombre de este ex sodálite en el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC), quien residiría actualmente en Antioch (Illinois, Estados Unidos), una localidad cercana a Chicago, junto con su esposa Laura, educadora de infantes. Jeffery estaría trabajando como webmaster para la Chicago Fittings Corp. Y aunque no lo he podido confirmar, es probable que también tenga la nacionalidad estadounidense.

Se pueden encontrar en la red varias referencias suyas bajo el nombre de Jeffery S Daniels. Aunque la forma “Jeffrey” es más común, no es éste el verdadero nombre de pila de quien ha sido descrito por algunos que lo conocieron como un depredador sexual de menores de edad.

Una de sus víctimas es un ex alumno del Colegio Markham que se comunicó conmigo cuando supo que Jeffery era señalado como uno de los pederastas del Sodalicio. Su nombre es Álvaro Urbina y tiene actualmente 34 años de edad.

Álvaro no tenía la certeza de que Jeffery hubiera abusado de otros como él. Aunque lo sospechaba. Ahora que la verdad está saliendo a la luz, Álvaro quiere también que se conozca su caso, a fin de ayudar a otros que han pasado por una experiencia semejante. Y de cierta manera, también quiere sacarse de encima no sólo el dolor que lleva en el alma por haber callado tanto tiempo, sino también la ansiedad que le ocasionó haber sido víctima de abuso sexual, con la confusión y el sentimiento de culpabilidad que ello trae consigo.

Al igual que muchos otros, Álvaro quiere que se haga justicia: que se reconozca públicamente el delito cometido por quien entonces era miembro del Sodalicio de Vida Cristiana y que se castigue al culpable. Y si esto no es posible, que caiga sobre él el oprobio de ser señalado públicamente como un abusador de menores.

El testimonio completo de Álvaro será una más de las denuncias que serán enviadas al Vaticano en contra del Sodalicio de Vida Cristiana, que sabemos que encubrió a Jeffery Daniels, le permitió quedar impune y le facilitó una salida honrosa de la institución para que pudiera hacer una nueva vida en los Estados Unidos. Sin pagar por las consecuencias de haber arruinado las vidas de varios menores de edad que pasaron por sus manos. Dejando detrás suyo un reguero de rabia, impotencia y sufrimiento.

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TESTIMONIO DE ÁLVARO URBINA SOBRE JEFFERY DANIELS

Antes que nada quisiera pedir perdón. Perdón por mi omisión en hablar. ¡Cuántos niños y adolescentes habrán pasado después de mí por las malas manos de Jeffery Daniels! Siempre tuve la sospecha por lo rápido que me sedujo. En esa época yo era muy inocente, y deseaba antes que nada que alguien me quisiera, de cualquier manera que sea. Y ahora dejo de justificarme y cuento lo que viví.

En el año 1995 yo estaba en segundo de media del Colegio Markham. Era objeto de bullying y esto repercutía muy seriamente en mis notas escolares. Mi madre ya no sabía qué hacer conmigo. Ella, madre soltera, trabajaba a mil para mantenernos en esa tan ansiada y cada vez más grande clase media alta peruana. Yo no era muy creyente por aquellas épocas y mi madre, como siempre, sí que creía. Así que un buen día decidió llevarme, gracias al consejo de una amiga suya, al Centro Pastoral de San Borja. Allí nos reunimos con un sacerdote sodálite, el cual, tras hablar cinco minutos conmigo y con mi madre, le dijo a ella que saliera del cuarto y nos dejara solos, y luego me habló con franqueza. Algún que otro “carajo”, una jovialidad extrema, una sonrisa de contagio y unas palabras sabias. En treinta minutos mi perspectiva acerca de la Iglesia había cambiado y luego terminó nuestra charla.

Al salir —era mediodía del sábado— me dijo que me iba a presentar a alguien. Ese alguien era Jeffery Daniels. Sus agrupados estaban jugando fulbito, mientras él miraba desde el lado de la cancha. Jeffery, al igual que el cura, tenía una sonrisa muy grande, pero a diferencia de la de este último, la de Jeffery despedía astucia, altanería, cierta prepotencia y muy al fondo algo oscuro.

Jeffery se comportó un poco como un patán, altanero y sabido, lo cual a un adolescente de catorce años le llama mucho la atención. Me parece que esa tarde jugué un poco al fulbito, reímos, hablamos, y al ser todos los agrupados de clase social alta o media alta, pues hablamos de los que conocíamos: «manyas a tal» o «ése es pataza mío…» Todos nos llevamos muy bien. Le di mi teléfono a Jeffery y me llamó para la siguiente quedada durante la semana siguiente.

Creo que fuimos primero al Centro Pastoral a jugar fulbito o hablar o rezar o algo así. Luego fuimos a comer helados y luego paseamos en su furgoneta, hablando y metiendo chacota hasta como las ocho de la noche. Era verano y no había colegio y dejó a todos uno por uno en sus casas. Al final, como yo vivía cerca del Centro Pastoral, me dejó a mí al último, pero antes me dijo que primero quería hablar conmigo acerca de mi primera quedada de agrupado.

Fuimos a un parque cerca de casa, no muy bien iluminado, en su camioneta combi. Comenzamos a hablar y le conté lo chévere que había sido todo y no sé cómo comenzamos a hablar de la confianza; que yo tenía que confiar en él y no tener miedo. Tenía que abrir mi corazón con él por completo y así nuestra relación con dios y bla bla bla. «¿Sabes? La mejor manera de que no tengamos desconfianzas es que te bajes los pantalones». Todo fue muy intempestivo y yo, con miedo y sin comprender bien qué estaba pasando, me los bajé. No me tocó. Sólo me miró o a lo sumo tocó mis genitales de manera “académica”, no de manera sexual, como si fuera un test. Después de dos minutos me dijo que me subiera los pantalones, que ése era nuestro secreto y me llevó a casa.

Días después se repitió lo mismo, pero esta vez me tocó, me masturbó y luego a casa con otro secreto. Y así pasaron las semanas. Dos o tres veces a la semana después de dejar a todos, nos íbamos al parque, y de masturbaciones pasamos a felaciones y luego a sexo. Pero eso ya en mi casa. Él sabía que yo estaba solo en casa todas las tardes, de modo que venía cuando quería para lo mismo.

Recuerdo que un día le pregunté si yo era el único. Con catorce años de edad, el amor y el sexo me atraían. Descubría el mundo adulto casi de casualidad. Así que sentía cosas por él, aunque no soy ni fui nunca homosexual. En esa época yo estaba muy solo y esa relación íntima con Jeffery era lo único que me hacía sentir importante. Así que un poco celoso le pregunté si era el único agrupado con el que hacía esto y me contestó con otra pregunta: «¿Con quién crees que lo haría?» Le dije un nombre, el del agrupado mas fuerte, que probablemente iba a ser laico consagrado o cura inclusive. Se rió mucho y luego me dijo que el último con el que se le ocurriría hacer algo así era con él. Y entonces se me fue esa curiosidad o celos, sin darme cuenta de lo que estaba diciendo entre líneas.

A él le encantaba ser pasivo. Jeffery era grande, un poco relleno, pesaría unos 100 kilos, y yo era flaco. Llegaba a incomodarme, porque sudaba como un chancho, y yo quería que terminara rápido. Nuestros encuentros llegaron a darse dos o tres veces a la semana hasta que dejé la agrupación a comienzos del año ’97.

Creo que Jeffery en algún momento comenzó a cansarse de la relación que tenía conmigo, y un día me cantó junto con todos los de mi agrupación una canción en la que me comparaba con una mujer y me humillaba en frente de todos los que habían sido mis amigos. Creo que ése fue el elemento desencadenante. Pero él seguía visitándome, aunque las visitas se volvieron más y más esporádicas hasta que a mediados del ’97 dejé de verlo por completo. Desapareció. Creo que hasta lo llamé un día al Centro Pastoral y me dijeron que ya no vivía allí, que se había ido a San Bartolo.

Nunca dije nada de lo que pasó. No podía. Decidí seguir con mi vida como si todo eso nunca hubiera sucedido. Quise olvidar, pero no pude. La ansiedad me llevó a consumir bebidas alcohólicas y otras sustancias, a fin de soportar la angustia que me causaban los recuerdos de lo que había pasado. A lo largo de estos años, estuve en terapia psicológica por diferentes motivos. Pero nunca se abordaron las secuelas que me dejaron ese incidente de mi adolescencia. En estos días por fin voy a iniciar una terapia para poder enfrentarme a la sombra de Jeffery Daniels y desterrarla de mi vida.

Es cierto que en el momento yo consentí a todo, pero igualmente estaba dolido y confundido. Como si tuviera una herida siempre abierta. Él era mi guía espiritual, el que me tenía que ayudar, el que tenía que escuchar mis problemas y aconsejarme, pero él se aprovechó de la situación, de mi condición y del hecho de que yo venía de una familia desestructurada. Manipuló mis sentimientos, los distorsionó, me sedujo y abusó de mí.

Recuerdo que a fines de los 90 me fui a San Bartolo con unos amigos. Estábamos paseando por el malecón cuando vi a un grupo de gente caminando en fila. Entre ellos pude ver a Jeffery. Sus dientes lo delataban, aunque esa gran sonrisa que tenía había desaparecido. Me acerqué, llamándolo a voces. Volteó como perro asustado. Si hubiera tenido cola, la hubiera metido entre las patas. Se dio la vuelta y me miró como un loco. Al darse cuenta de que era yo, me saludó pero sin astucia o bravuconería, sin esa insolencia que empapaba su rostro cuando lo conocí. Hablamos menos de un minuto y siempre miraba a sus acompañantes, pero ninguno le dijo nada. Pasado el minuto, dijo que se tenía que ir y se fueron todos en fila. Ésa fue la última vez que vi a Jeffery Daniels en persona.

15 pensamientos en “UNA VÍCTIMA MÁS DE JEFFERY DANIELS

  1. Al parecer aún quedan los valientes … Estimado Álvaro, esto ha sido toda una lección en valentía ! Felicitaciones !
    La confianza es un universo inmenso, indescriptible y de lejos un millón de veces más amplia que Daniels. Te deseo lo mejor en tu terapia, ten paciencia y vas a ver que vas a ganar tanto en tu vida, que lo que hayas vivido – sea lo que sea – a fin de cuentas no será sino algo que te haya podido enriquecer, … no dudes de eso, ya verás. (Sospecho que tienes una personalidad mucho más fuerte de lo que piensas) 🙂

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  2. Alvaro Urbina, prendete del Señor, confia que tu eres una persona creada a semejanza de El. Perdona a este chancho, no tengo otra palabra para definirlo. Perdonale de corazon…. Y espero que le llegue el castigo tanto civil como eclesiastico. Y qque esto sirva para que se denmascaren todos los maltratos. Oro por ti para que encuentres la paz y la suficiencia que te mereces. Me uno a tu dolor por esas inidencias… Lamentablement viniendo de una grupo que pretendia ser el mejor… Coozco a un americano que se acoplo al movimiento y viajo de Arizona a San Bartolo. No he hablado con el, pero se lo preguntare.
    Nuevamente cuentas con mis oraciones y las oraciones de mi familia. Y que Dios te bendiga por ser tan sincero y haber sido valiente de hablar.

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    • El sujeto vive con su esposa , ¿Qué castigo eclesiástico se puede imponer a un laico?
      Sobre el castigo civil, su extradición al Perú es difícil, de haber cometido sus delitos en EEUU otra sería su suerte pero hasta ahora se trata de un indignante caso más de encubrimiento e impunidad.

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    • Muy probablemente fue abusado, pero eso no relativiza su responsabilidad sobre su actuación como abusador. Esta´en cada uno la posibilidad de no ser un eslabón más en la cadena de abusos.
      En ello radica la valentía de Alvaro Urbina, en haber podido romper con la actitud pasiva, en romper su silencio y denunciar al abusador. Es el momento de quiebre en su proceso de sanación.

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      • Sí de acuerdo, si bien tendría una implicancia : si Daniels tuvo suficiente vínculo con la realidad entonces no sirve la menor relativización con respecto a su responsabilidad.
        Por otra parte, al igual que figari y otros sodálites ni siquiera se pronuncia. Los sodálites siguen apostándole a reducir daños hacia su institución a través del silencio y la irresponsabilidad. La complicidad sigue existiendo por subordinarse a intereses sin actuar con la prioridad que la responsabilidad obliga(ría).

        Pregunto : quiénes fueron las personas que encubrieron – esta vez – a J. Daniels ? Alguien puede mencionar nombres ? Cómo dejan sin control a alguien así ?

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  4. Alvaro, con todo respeto: por qué saludaste a tu violador? Porque no llamaste a la policia cuando te lo reencontraste a fines de los 90? Perdoname,pero no lo entiendo.

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  5. El caso del Colegio Anglo Americano Prescott en Arequipa es igual de grave que el colegio alemán Max Uhle (en Arequipa también). Varias de las víctimas de ese delincuente provenían de esos centros educativos. La presencia del SVC en esos colegios es activa y continua con sus métodos de captación de menores de edad. Las personas responsables de la seguridad física, moral y espiritual de los alumnos rechazan con desdén los testimonios de las víctimas y permiten el acceso de Sodálites (es decir, del pensamiento figari, a través de laicos consagrados y curas) a los centros educativos.

    Las siguientes personas son las autoridades del colegio Anglo American Prescott. Qué hacen para proteger a sus alumnos de un pensamiento tan dañino como la de figari?

    DIRECTORA del Colegio Anglo American Prescott: Jimena Díaz Zapater

    CONSEJO DIRECTIVO

    Presidente: Ricardo Alfredo Ramírez del Villar Llosa

    Vice Presidente: Juan Manuel García Calderón Barreda

    Secretaria: María Pía Palacios McBride

    Tesorero: Luis Pablo Carpio Sardón

    Vocal: Juan Carlos Portillo Benavides

    Vocal: Derek Michell López de Romaña

    CONSEJO CONSULTIVO y de VIGILANCIA

    Presidente: Rosemary Latham de Barreda

    Vice Presidente: Ana López de Romaña de Michell

    Secretario: Ricardo Alfredo Ramírez del Villar Llosa

    Consejera: Rosario Eguiluz de Prime

    RESPONSABLES DE LA GESTION INSTITUCIONAL EDUCATIVA de la COMUNIDAD ESCOLAR 2016:

    Head Principal, Carmen García Calderón Barreda, encargada del projecto educativo institucional.

    Head of Preschool Arlette Rondón Carreón

    Head of Elementary School Ana Irene Talavera Roberts

    Head of Middle School Patricia Medina Ormaeche

    Head of High School Milagros Gómez Valdivia

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  6. Este testimonio deja un mensaje para las Madres, jamás confiar a los hijos a perfectos extraños que usan de cortina la religión porque en estos ámbitos es donde se camuflan perfectamente los PEDERASTAS con doble discurso…y este PEDERASTA está libre viviendo tranquilamente con esposa (que debe ignorar todo) e hijos ???? Por Dios…. además cuantos niños, jóvenes en estos momentos pueden ser sus victimas y nadie hace nada!!!! Donde están los periodistas para que lo ubiquen en USA?? y lo denuncien allá también!

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  7. Pingback: SODALICIO: EL HOMBRE DE LA MÁSCARA DE HIERRO | LAS LÍNEAS TORCIDAS

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