LA DEMENCIA DIGITAL

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En su último libro publicado en el año 2015 —¡Ciberenfermo! Cómo la vida digitalizada arruina nuestra salud, según reza su título traducido del alemán—, el psicólogo y psiquiatra alemán Manfred Spitzer describe una enfermedad producto del mundo civilizado actual: la demencia digital. Un síndrome psicológico pandémico no reconocido aún oficialmente, que se ha ido acentuando con el pasar de los años gracias a la invasión de una tecnología de la información cada vez más accesible a todos.

Según Spitzer, creemos que nuestro bienestar depende directamente del dominio de la nueva tecnología. Y si alguien se niega a formar parte de esto, está desubicado, o por lo menos esa impresión causa.

Muchos mayores, nacido antes del auge de la vida digital, se lamentan de que les cuesta aprender el manejo correcto de Internet, las PCs, los smartphones y compañía. Y quisieran que las jóvenes generaciones la tengan mejor y, en consecuencia, sean introducidos desde muy temprano en la nueva tecnología.

De este modo, se busca fomentar el uso de tablets en los kindergarten, así como de smartphones y consolas de juego en la escuela inicial, y posteriormente el uso extendido de laptops a partir de determinado año escolar.

Todo con el fin de lograr un buen desarrollo de las competencias cognitivas del educando. Al final, todo resulta pura ilusión. Estudios recientes han evidenciado las alarmantes consecuencias de un acceso temprano a esta tecnología: falta de movimiento y tendencia a la obesidad, reducción del espectro sensorial, disminución de la capacidad de concentración, incapacidad para un actuar no reflejo y racionalmente reflexivo, trastornos de lenguaje, empobrecimiento de las relaciones interpersonales, etc.

Además, el peligro de que una adicción sea perdurable se da con mayor fuerza cuando ésta surge en la infancia y en la juventud. Los adultos con un cerebro ya desarrollado pueden oponer resistencia a una conducta adictiva. Los niños y jóvenes, no. Lamentablemente, ya son innumerables los casos de trastornos adictivos en menores de edad, que no pueden prescindir de una pantalla para sentirse que están realizando una actividad con sentido.

Twitter hizo posible a Donald Trump. La nueva tecnología de la información —no obstante todas sus ventajas— hizo posible el surgimiento de una generación de votantes que han perdido noción de la realidad y sólo ven la verdad en sus pantallas.

(Columna publicada en Exitosa el 8 de abril de 2017)