EL ESTIGMA DE SER HIJO DE CURA

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Cuando el Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas publicó el 31 de enero de este año sus observaciones finales sobre el segundo informe de la Santa Sede, la atención se centró en los casos de abusos sexuales cometidos por clérigos, pasándose por alto un tema importante: los derechos de los hijos engendrados por sacerdotes católicos obligados al celibato.

Pues ser hijo de un cura conlleva un amargo estigma, sobre todo cuando el padre tiene que callar la circunstancia de haber tenido un hijo para salvaguardar la buena imagen de la Iglesia, su propia reputación y mantener su trabajo de pastor de almas.

Se trata en muchos casos de niños que nunca sabrán quién es su padre y se les niega el derecho a que éste asuma sus responsabilidades hacia ellos, les ofrezca su cariño paternal y vele abiertamente por su salud, educación, desarrollo, etc. Pues con frecuencia las autoridades eclesiales han ayudado financieramente a la madre y al niño, a condición de que aquélla firme un acuerdo de confidencialidad, guardando silencio sobre la identidad del padre.

¿Por qué no hacer como San Agustín, que aun siendo obispo célibe, no ocultó a su hijo Adeodato y se preocupó responsablemente de su bienestar? ¿Un cura que quiera ser célibe, y que como humano tuvo un resbalón, no puede reconocer públicamente al hijo engendrado, sin por ello dejar de ejercer su sacerdocio?

Finalmente, ¿cumplirá algún día la Santa Sede con aquello que con justicia ha pedido el Comité: que se identifique a los niños nacidos de sacerdotes católicos para asegurarles el derecho a ser conocidos y cuidados por sus padres?

(Columna publicada en Exitosa Diario el 4 de junio de 2014)

5 pensamientos en “EL ESTIGMA DE SER HIJO DE CURA

  1. Me parece lo mas sensato lo que propones en el penúltimo párrafo, (por lo menos mientras se quita el celibato…) pero la Iglesia con su doble moral y su tapen tapen no lo permitirá.

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  2. Al parecer esta es otra incompatibilidad de valores, producto de una visión dogmática donde los dogmas nada tienen que buscar. Se trataría, pienso, de personas que no necesariamente quieren ser célibes, pero que ‘no les quedó otra’ sino entrar a servir sin poder realmente serlo.

    EL TEMA DEL CELIBATO, EN SÍ, ES EVIDENTEMENTE DISCUTIBLE.

    Por una parte el valor de la familia y el valor del derecho de un hijo a tener un padre real y carnal, por el otro el valor del celibato. Qué perfección es esta, en la que estos valores se contradicen ? Esto es absurdo. Dónde – en la biblia – obliga Xto a los bastardos ?

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  3. Una consulta Martin, es una columna tuya pubicada en ese diario? o es una columna de otra persona que has tomado la licencia para publicarla?

    Lo digo xq es importante en un texto conocer al autor.

    Sobre lo que se dice, yo conozco dos casos (uno de ellos fue hecho público), en que la Iglesia (el Arzobispo, por hablar de personas concretas), luego de conocer que determinado «hombre de Dios», era padre -en un caso de un niño de pocos meses, en otro caso un niño todavia en el vientre de su madre-, no solo separaron a esta persona del ámbito clerical , sino que tb se le animó a asumir su responsabilidad. En uno de los casos, gracias a Dios, la persona lo asumió con hombria, en el otro caso, tuvo que llevarse un proceso judicial en que la Iglesia apoyo a la madre.

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    • El texto lo he redactado yo mismo.

      Sobre los casos que mencionas, encierran una problemática que todavía no ha sido resuelta y qué es precisamente la que yo describo en este artículo. ¿Se justifica la separación del estado clerical de alguien que faltó al celibato, sin saber si tiene la voluntad de seguir siendo célibe? ¿Cuál es la situación de un hombre al que se le dice que debe encargarse de su hijo, pero se le aparta de la ocupación para la cual ha estudiado y se ha preparado durante años? No sé si sea justo decirle a un hombre que se responsabilice de su hijo, a la vez que que le quita el trabajo y se le deja sin ingresos económicos. No es justo ni siquiera para el niño. Más aún cuando el celibato es sólo una cuestión de disciplina, que no forma parte esencial del sacerdocio. Esto se parece al caso de adolescentes mujeres que han sido expulsadas de colegios católicos por salir embarazadas.

      Según estudios realizados, el número de sacerdotes católicos que infringen la obligación de celibato es altísmo. Pero mientras eso no se haga público, no pasa nada. Incluso los obispos saben de estos casos, pero no separan a los implicados del orden clerical, pues se considera que son faltas inherentes a la fragilidad humana. Porque, a fin de cuentas, lo que se pretende es guardar la santa apariencia de una Iglesia impoluta. El hijo de cura es una señal visible que no permite seguir guardando la apariencias, y por eso mismo o se le oculta, o se castiga al padre. ¿Por qué no permitir que el padre siga siendo cura a la vez que asume su responsabilidad paternal? ¿Es que acaso el celibato sin fisuras define la misión de un sacerdote? El Card. Martini, por ejemplo, reconocía que el celibato es un don para la Iglesia, pero también decía que no creía que muchos curas católicos estuvieran llamados a vivir ese don, sin por eso cuestionar su vocación sacerdotal.

      En fin, es un tema que no se puede considerar cerrado y sobre el cual todavía hay mucho que discutir.

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  4. «En fin, es un tema que no se puede considerar cerrado y sobre el cual todavía hay mucho que discutir.»
    Yastá, toda persona que acepta una discusion acepta dejarse sorprender por sus resultados.

    Para Francisco, el celibato «no es un dogma de fe» y «la puerta está siempre abierta» para discutirlo :
    VER :
    http://www.elintransigente.com/notas/2014/5/26/para-francisco-celibato-no-dogma-fe-la-puerta-esta-siempre-abierta-para-discutirlo-247550.asp

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