PERFILES DE PEDERASTAS EN LA IGLESIA CATÓLICA

Los abusadores sexuales en la Iglesia católica, ¿son homosexuales? ¿son pedófilos? ¿Cómo se les podría caracterizar?

El historiador alemán Thomas Grossbölting, uno de los investigadores del estudio sobre abusos sexuales del año 2022 encargado por la diócesis de Münster y autor del libro Los pastores culpables – Historia del abuso sexual en la Iglesia católica (Die schuldigen Hirten – Geschichte des sexuellen Missbrauchs in der katholischen Kirche, Herder, Freiburg 2022) ha intentado dar una respuesta a estos interrogantes.

Contrariamente a lo que ocurre en la sociedad civil, donde las víctimas de abuso sexual suelen ser de sexo femenino y los abusadores son con frecuencia varones heterosexuales, en la Iglesia católica las víctimas son preponderantemente de sexo masculino. Los autores del estudio MHG (en referencia a las universidades de Mannheim, Heidelberg y Giessen) del 25 de septiembre de 2018, encargado por la Conferencia Episcopal Alemana, llegaron a la conclusión de que 78.6% de las víctimas de abuso sexual eclesiástico eran varones. Perpetradores de sexo masculino abusan mayormente de víctimas masculinas, algunos se interesan tanto en muchachos como muchachas y sólo muy pocos se interesan exclusivamente en muchachas.

Eso suscita la pregunta de si la homosexualidad de los clérigos abusadores es un factor relevante en la perpetración de abusos sexuales contra menores, en su mayoría varones. Este hipótesis fue asumida por los sectores conservadores —incluido el cardenal Joseph Ratzinger— como verdad absoluta sin que hubiera ningún estudio serio que la sustentara. Sin embargo, en el segundo estudio sobre abusos sexuales del John Jay College, encargado por la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos, los investigadores llegaron a la conclusión de que los datos clínicos no respaldaban la hipótesis de que los sacerdotes con una identidad homosexual abusaran más de menores que los sacerdotes con una orientación heterosexual. Es decir, no existe una relación directa entre inclinación homosexual y abuso.

Que haya un número elevado de clérigos homosexuales entre los abusadores guarda relación con el hecho de que la homosexualidad entre el clero católico está más difundida que en el resto de la sociedad, donde alcanza un 5%. En 1996 el teólogo pastoral Hanspeter Heinz, oriundo de Augsburgo, calculaba que 20% del clero era homosexual, y fue acusado de haber proferido un agravio en contra de la Iglesia católica. Hoy sabemos que se quedó corto. El jesuita Karl Mertes estima que la mitad de los curas católicos son homosexuales, aunque cálculos más conservadores hablan de un 30%.

La mayoría de estos curas homosexuales son conscientes de que estarán protegidos en la medida en que no salgan del clóset y no hagan pública su orientación sexual. Se genera así una especie de ley del silencio, según la cual nadie hablará del asunto pues, en una Iglesia que tiene oficialmente una doctrina moral homófoba, la mayoría tiene rabo de paja. Esto da lugar a un mundo paralelo de secreto, hipocresía e impulsos reprimidos. Un mundo que favorece a aquellos que perpetran abusos, donde pueden actuar a sus anchas sin temor a ser delatados o descubiertos.

Si la homosexualidad no es es lo que empuja a algunos clérigos al abuso, ¿lo será la circunstancia de que sean pedófilos, es decir «sujetos con una orientación libidinosa dirigida primariamente a niños, sin apenas interés por los adultos, y con conductas compulsivas no mediatizadas por situaciones de estrés» (Enrique Echeburúa y Cristina Guerricaechevarria Estanca, Abuso sexual en la infancia, Planeta 2000)? Las investigaciones del estudio MHG muestran que son muy pocos los abusadores que sean efectivamente pedófilos, entendiéndose la pedofilia meramente como la atracción sexual por menores de edad, mientras que la pederastia sería la realización de actos de contenido sexual con menores, siendo lo primero sólo una parafilia sexual —antiguamente se le llamaba perversión o desviación—, no punible en sí misma, mientras que la pederastia sí constituiría un delito sujeto a sanciones. Recientemente el cineasta alemán de origen turco Savas Ceviz abordó el tema en el film independiente “Kopfplatzen” (2019) —literalmente “estallido de cabeza”—, donde el protagonista es un joven arquitecto pedófilo que busca mantener bajo control sus impulsos sexuales y poco a poco va cayendo en un infierno personal autodestructivo aunque sin llegar a consumar ningún delito.

Los abusadores pedófilos se caracterizan por cometer no una sino múltiples agresiones contra varios menores prepúberes, a los cuales consideran atractivos. No despiertan sospechas, pues en el estilo de vida que llevan nadie se pregunta por qué no tienen una pareja sexual adulta, sino que se acepta esto socialmente como lo más normal del mundo debido a la obligación que tienen de guardar celibato. A la vez cuentan con una autoridad espiritual socialmente aceptada, que hace posible el abuso.

El tipo narcisista sociópata no tiene una tendencia pedófila, pero presenta una personalidad emocionalmente inmadura. Quienes encajan en este tipo carecen de empatía ante la situación de otras personas, a las cuales contemplan sólo como medios para la satisfacción de sus propias necesidades. Los abusadores de este tipo hacen de sus ansias de poder el centro de sus vidas. El abuso no sólo sirve para la satisfacción de sus necesidades sexuales, sino que con frecuencia va a la par con una degradación y humillación de la víctima. De manera consciente y sistemática se usa la posición de autoridad para generar ocasiones de abuso y posteriormente encubrirlas.

En un entorno eclesiástico, donde los clérigos gozan de gran autoridad y poder espiritual concreto, el sacerdocio resulta muy atrayente para personas con estructuras personales narcisistas sociópatas. El celibato podría reforzar estas tendencias, dado que el hombre que vive solo no depende de la consideración social que tenga en su entorno inmediato. Si a todo esto se le suma el respeto de la comunidad, se puede generar un círculo vicioso donde el clérigo pierde el sano equilibrio y termina considerándose intocable. Sin embargo, a este tipo se ajusta sólo a un pequeño grupo de abusadores clericales.

El grupo mayoritario de abusadores entre los clérigos está conformado por personas del tipo regresivo inmaduro. Debido a un desarrollo personal y sexual deficitario, recurren a niños y jóvenes como sustitutos de parejas sexuales maduras. La falta de madurez y experiencia lleva a que, en situaciones de estrés y exigencia excesiva, muestren patrones de comportamiento regresivos e inmaduros. Ocurre frecuentemente que los abusadores recién cometen sus primeras incursiones sexuales cuando ya han dejado atrás la juventud (pasados los 30 años) y mucho tiempo después de su ordenación sacerdotal. Una razón que explicaría esto sería que el idealismo de los primeros años, que ha servido de muro de contención, en algún momento se agota y se instala una especie de angustia ante el fracaso del propio proyecto de vida, lo cual desemboca en una espiral autodestructiva donde se busca desesperadamente una tabla de salvación.

Los abusadores de este tipo son sexualmente inmaduros, niegan o reprimen sus impulsos sexuales. Se trata de personas muy religiosas en su juventud, que de esta manera reprimen sus sentimientos sexuales y mantienen esta situación en el seminario. Disocian de un ideal de pureza irreflexivo las propias pulsiones y motivaciones sexuales y las reprimen. En su función sacerdotal tratarán ahora de tener experiencias sexuales para compensar su falta de vivencias en este campo. Precisamente este comportamiento conduce al abuso. Por ejemplo, con la excusa de educar a los jóvenes en sexualidad, el sacerdote tendrá acceso a niños y jóvenes, y a la sexualidad desde la perspectiva de un púber.

Los abusadores de este tipo no llaman la atención por su perfil psicosocial, motivo por el cual es difícil identificarlos a través de un examen psicológico. Están psíquicamente sanos pero carecen de un desarrollo de su madurez e identidad sexual en conformidad con su edad. Cuando crece la desazón interior y se presenta la oportunidad de tener una experiencia sexual, entonces ocurre el abuso.

Algunos no reconocen el abuso como tal. El contacto se experimenta frecuentemente como espontáneo e impulsivo, en ocasiones incluso como de mutuo acuerdo. Algunos niegan obstinadamente su culpa. Otros buscan disociar sus necesidades sexuales o reprimirlas. La situación de abuso la ven como pérdida del control personal, que buscan retomar mediante un estilo de vida riguroso, hasta que la situación escala y pierden nuevamente el control. La preferencia por menores brota de su misma inseguridad. Aun siendo personas biológicamente adultas, no les es posible sopesar sus propias necesidades sexuales y comunicarlas. Por eso mismo, buscan un otro que corresponda a su inseguridad. Un niño es suficientemente débil como para poder controlarlo y, de esta manera, poder evitar así que las tentativas de satisfacer sus propias necesidades sexuales salgan a la luz. En especial, este grupo mayoritario de abusadores se sienten particularmente vinculados al estilo de vida sacerdotal. Como hombres sexualmente inmaduros e inseguros se sienten atraídos por la vida célibe, pues el sacerdocio les ofrece status, les proporciona ingresos seguros y una oportunidad de escapar a su inmadurez sexual.

Thomas Grossbölting presenta un perfil adicional, que en realidad es trasversal a todos los tipos de abusadores clericales: el del “manipulador pastoral”, que emplea todas las competencias profesionales que ha aprendido durante su formación —prácticas pastorales, meditación, oración— para preparar el abuso a lo largo de un cierto período de tiempo, presentándose ante la víctima como un amigo paternal, un pariente espiritual, un guía espiritual o un padre confesor. En otras palabras, mucho antes de que ocurra el abuso, la Iglesia le ha proporcionado al abusador todas las herramientas para cometerlo.

Que en la Iglesia católica abunden los clérigos con inmadurez sexual no ha sido considerado nunca un problema, pues los varones que encajan dentro de esta tipología nunca han sido considerados como deficitarios. Al contrario, se les ha considerado como el ideal del cura católico. El hombre casto sin experiencia sexual sería aquel que mejor capacitado estaría para el sacerdocio.

De esta manera, la Iglesia ha abonado el campo para que se den casos de abuso sexual clerical no de manera aislada sino como consecuencia de un sistema que se sigue mirando el ombligo y no se da cuenta de que el cáncer está enraizado en su manera de entender y llevar a la práctica el sacerdocio católico. Un cáncer al que se le puede llamar simplemente con una sola palabra: “clericalismo”.

(Columna publicada el 18 de febrero de 2023 en Sudaca)

EL PAPA FRANCISCO A FAVOR DEL ESTADO LAICO

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El Papa Francisco con los periodistas Guillaume Goubert y Sébastien Maillard del diario La Croix

«Los Estados deben ser laicos. Los Estados confesionales acaban mal. Eso va a contracorriente de la historia». Son palabras del Papa Francisco en la entrevista que le concedió el 9 de mayo al diario francés La Croix.

Pero un derecho fundamental que debe respetar todo Estado laico es la libertad religiosa. «Yo creo que una versión del laicismo acompañada de una ley sólida que garantice la libertad de religión ofrece un marco para ir hacia adelante. […] cada uno debe tener la libertad de expresar la propia fe».

Y si bien «es el Parlamento quien discute, argumenta, explica, razona» y aprueba las leyes, el Papa añade que «el derecho a la objeción de conciencia debe ser reconocido al interior de cada estructura jurídica, porque es un derecho humano«».

Para Francisco «el sistema económico mundial […] ha caído en la idolatría del dinero. El 80% de la riqueza de la humanidad se halla en manos de alrededor del 16% de la población». Sabemos que se refiere al capitalismo neoliberal, pues «un mercado completamente libre no funciona. Los mercados en sí son buenos, pero requieren de un punto de apoyo, un tercero, el Estado, que los controle y equilibre. Eso es lo que llamamos economía social de mercado».

Preguntado sobre la crisis de vocaciones sacerdotales, afirma, poniendo el ejemplo de Corea que durante 200 años fue evangelizada sólo por laicos, que «no se requieren necesariamente sacerdotes para evangelizar». Y que precisamente un gran peligro para la Iglesia es el clericalismo —la postura que centraliza las tareas eclesiales en los clérigos—.

En comparación, el cardenal Cipriani va a contracorriente del Papa. Y de la historia.

(Columna publicada en Exitosa el 21 de mayo de 2016)

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La entrevista efectuada por los periodistas Guillaume Goubert y Sébastien Maillard del diario católico La Croix, aunque breve, toca temas fundamentales de actualidad como el terrorismo islámico, Europa y la islamofobia, la integración de los refugiados, el Estado laico y la economía de mercado, las leyes sobre eutanasia y unión civil de homosexuales, el derecho a la objeción de conciencia, la falta de vocaciones sacerdotales, el Sínodo de Familia y la sinodalidad católica.

ACI Prensa, al informar sobre esta entrevista, menciona sólo uno de los últimos temas que se abordó, a saber, la posibilidad del retorno a la comunión eclesial de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, grupo cismático ultraconservador fundado por el difunto obispo Mons. Marcel Lefebvre.

Resultan sintomáticos los silencios de la agencia de noticias dirigida por el sodálite Alejandro Bermúdez. Aunque no me extraña, pues el informativo tiene una innegable postura islamófoba y ha defendido en el pasado propuestas cercanas a las de un Estado confesional —católico por supuesto, o por lo menos cristiano—, negando el principio de la autonomía de los poderes estatales y apoyando a grupos de presión que se oponen a leyes que no van de acuerdo con su ideología fundamentalista y reaccionaria. Sin mencionar su postura clericalista, que confunde obediencia a los pastores de la Iglesia con adulación, servilismo y falta de actitud crítica.

Para ACI Prensa lo único que vale la pena destacar de las sustanciosas declaraciones del Papa Francisco a La Croix es la posibilidad aún remota de concederle una prelatura personal a los lefebvrianos. Lo cual genera la impresión de que este informativo católico —cuya lectura ha sido siempre recomendada de manera irrestricta en círculos de la Familia Sodálite— se halla más cerca del integrismo retrógrado que del mundo moderno.

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FUENTES

La Croix
Entretien exclusif avec le pape François (17/05/2016)
http://www.la-croix.com/Religion/Pape/Entretien-exclusif-avec-le-pape-Francois-2016-05-17-1200760636
INTERVIEW Pope Francis (17/05/2016)
http://www.la-croix.com/Religion/Pape/INTERVIEW-Pope-Francis-2016-05-17-1200760633
EXCLUSIF Interview avec le pape François : l’intégralité (19/05/2016)
http://www.la-croix.com/Religion/Pape/EXCLUSIF-Interview-avec-le-pape-Francois-l-integralite-2016-05-19-1200761289

ZENIT
Entrevista de La Croix al Papa: Islamismo, inmigración, integración y terrorismo (17 mayo 2016)
https://es.zenit.org/articles/la-entrevista-de-la-croix-al-papa-islamismo-inmigracion-integracion-y-terrorismo/
Entrevista de La Croix al Papa: Economía de mercado, eutanasia, objeción de conciencia y laicismo (17 mayo 2016)
https://es.zenit.org/articles/entrevista-de-la-croix-al-papa-economia-de-mercado-eutanasia-objecion-de-conciencia-y-laicismo/

ACI Prensa
Papa Francisco: Prelatura personal sería una posibilidad para lefebvristas (16 mayo 2016)
https://www.aciprensa.com/noticias/papa-francisco-prelatura-personal-seria-una-posibilidad-para-lefebvristas-85492/

LA INTERVENCIÓN DEL SODALICIO

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Mons. Joseph William Tobin, arzobispo de Indianapolis (EE.UU.) y delegado “ad nutum” de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica para el Sodalicio de Vida Cristiana

La Santa Sede ha decidido intervenir el Sodalicio de Vida Cristiana y designar como delegado apostólico a Mons. Joseph William Tobin, arzobispo de Indianapolis (Estados Unidos), quien asumirá la tarea de aconsejar y sostener al gobierno de la institución, a fin de solucionar los problemas encontrados durante la visita apostólica de Mons. Fortunato Pablo Urcey (alias “Mons. Lonchecito”) y encauzar la supuesta reforma ya iniciada. El asunto ha sido resuelto bien arriba. Y muchos católicos respiran aliviados. «Roma ha hablado, la causa está cerrada», decía san Agustín.

Pero desde la perspectiva de las víctimas es precisamente el sistema piramidal de la Iglesia el que ha fracasado. Pues en el Sodalicio la mayoría de los abusadores han sido miembros con cargos de autoridad, que a su vez han sido avalados por autoridades episcopales que o bien no han tenido la perspicacia para darse cuenta de que algo andaba mal, o bien han puesto las denuncias recibidas a dormir el sueño de los justos sin comunicarse con los denunciantes, asesorarlos ni acogerlos pastoralmente durante años, e incluso en muchas víctimas la confianza en Dios, la instancia suprema, ha sido dañada o se ha esfumado. De este modo, el actual centralismo clerical católico, que pretende solucionar todo desde arriba, aparece como parte del problema y no de la solución.

Para reparar una institución dañada hay que hacer un diagnóstico completo, siendo necesario una apertura con transparencia a una mirada multidisciplinar externa que ayude a determinar si la institución sigue siendo viable, o a establecer las medidas que haya que aplicar para reformarla desde su raíz. Cosa que se dio en parte en el Informe Final de la Comisión de Ética para la Justicia y la Reconciliación, convocada por el mismo Sodalicio

Por otra parte, hay importantes vacíos en el documento emitido por Roma. No se señala cuáles son los problemas observados por Mons. Urcey. Asimismo, sólo se habla de acusaciones contra el fundador, Luis Fernando Figari, cuando se sabe que también existen serias acusaciones contra otros miembros del Sodalicio, algunos de los cuales siguen perteneciendo como miembros activos a la institución. Y, por último, lo más grave es que no se menciona en absoluto a la víctimas, mucho menos las medidas que deberá tomar el Sodalicio para reparar el daño que les ha hecho.

El Sodalicio nunca ha actuado con transparencia y la sola intervención de un delegado no garantiza en absoluto que ello vaya a ocurrir. Le daremos el beneficio de la duda, más no el de la certeza. Pues pocas cosas hay más opacas e inciertas como el futuro del Sodalicio.

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FUENTES

Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica
Decreto Prot. n. 52218/2011 (4 de mayo de 2016)
https://www.facebook.com/CANALSPERU/photos/pcb.1774160702813166/1774157909480112/?type=3

Comisión de Ética para la Justicia y la Reconciliación
Informe Final (16 de abril de 2016)
http://comisionetica.org/blog/2016/04/16/informe-final/