VOTAR EN CONCIENCIA NO ES PECADO

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Soy católico. Creo en el respeto a la vida y no considero el aborto como un derecho de nadie, aunque existan circunstancias límites en que haya que tolerarlo. También tengo razones de peso para preferir a Alfredo Barnechea y a Verónika Mendoza por encima de otros candidatos.

La desafortunada prédica de Mons. Javier del Río desde el altar mayor de la catedral de Arequipa, declamando que es pecado votar por los candidatos mencionados debido a que están a favor del aborto y del matrimonio gay, ha sido seguida de una campaña en ACI Prensa para recolectar firmas a favor del arzobispo, supuestamente atacado por defender la vida y la familia.

Para sustentar lo dicho, citan una carta de julio de 2004 del entonces cardenal Ratzinger a los obispos estadounidenses: «Un católico sería culpable de cooperación formal en el mal […], si deliberadamente votara a favor de un candidato precisamente por la postura permisiva del candidato respecto del aborto y/o la eutanasia».

Eso sí, olvidan resaltar el párrafo siguiente: «Cuando un católico no comparte la posición a favor del aborto o la eutanasia de un candidato, pero vota a favor de ese candidato por otras razones, esto es considerado una cooperación material remota, la cual puede ser permitida ante la presencia de razones proporcionales».

Es nuestro deber elegir a un presidente capaz que sea el más adecuado para lograr el bien común. Y si ningún candidato es moralmente perfecto, también es cierto que la sola adhesión a la moral católica no es garantía de buen gobierno ni de respeto a los derechos humanos. Incluidos los de los homosexuales.

(Columna publicada en Exitosa el 2 de abril de 2016)

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Entre los cristianos conservadores y fundamentalistas existe la costumbre de decidir por quiénes van a votar sobre la base de la posición que tengan los candidatos respecto al aborto, la eutanasia y la homosexualidad, que deben coincidir con sus posturas ideológicas al respecto. Dado que tienen una mentalidad afín al fascismo y al capitalismo, su candidato ideal deberá ser de derechas, defensor del status quo y representante de la moral pequeño burguesa de las clases acomodadas. Nunca se les verá votar por la izquierda o por candidatos que pongan el acento preferentemente sobre lo social.

El bien común exige muchas veces tener cierta tolerancia hacia determinadas ideas del candidato, con las cuales uno no está de acuerdo por razones legítimas. Hay que tener en cuenta que un candidato que tenga una postura moral intachable desde la perspectiva católica puede, por su falta de aptitudes para el puesto, llegar a ser un mal gobernante que incluso haga daño al bien común. Y la política debe estar al servicio del bien común, haciendo que los derechos humanos de todos sean respetados, y no al servicio de la imposición de una moral determinada ni de un credo religioso particular, pues eso conduce inevitablemente a la represión de la libertad de opinión, a la discriminación de grupos sociales enteros y a dictaduras autoritarias y represivas.

Por otra parte, en el Perú el Presidente está obligado a seguir las leyes vigentes y no puede realizar acciones orientadas a la legalización del aborto o del matrimonio gay, dado que eso no está entre sus competencias. Eso les corresponde a los legisladores, es decir, a los congresistas, y en este punto los católicos conservadores están en su derecho de elegir a quien represente sus intereses particulares. Que el Presidente tenga una postura flexible hacia el aborto y la unión homosexual es absolutamente irrelevante para las funciones que tiene que desempeñar.

Finalmente, queda decir que Mons. Javier del Río, al decir lo que ha dicho en la catedral de Arequipa, ha violado gravemente la ley y se ha hecho merecedor de una sanción penal. Reproduzco a continuación el texto correspondiente de la Ley N° 26859 (Ley Orgánica de Elecciones), resaltando en negritas lo aplicable en este caso (ver https://www.web.onpe.gob.pe/modMarco-Legal/compendio-electoral-2016.pdf).

Artículo 347.- Está prohibido a los funcionarios y empleados públicos, de Concejos Provinciales y Distritales, Beneficencias y Empresas Públicas, a los miembros de la Fuerza Armada y Policía Nacional en servicio activo, a los del clero regular y secular de cualquier credo o creencia, y a todos los que, en alguna forma, tengan a otras personas bajo su dependencia:
a) Imponer que dichas personas se afilien a determinados partidos políticos.
b) Imponer que voten por cierto candidato.
c) Hacer valer la influencia de sus cargos para coactar la libertad del sufragio.
d) Hacer propaganda a favor o campaña en contra de ninguna agrupación política o candidato.

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En mayo de 2013 abordé en un post el tema de la relación entre el voto y el aborto (ver VOTO Y ABORTO) y en julio de 2014 expliqué brevemente las limitaciones que presenta el tema del aborto desde la perspectiva católica conservadora (ver LO QUE CIPRIANI NO APRENDIÓ SOBRE EL ABORTO). En marzo de 2015 hice una apreciación crítica sobre las contradicciones que encierra una postura militante en contra del aborto, tal como se manifiesta en las Marchas por la Vida organizadas por ciertas eminencias católicas (ver QUERIDO CATÓLICO PEQUEÑO BURGUÉS).

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La carta completa del cardenal Joseph Ratzinger, entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con ocasión de la asamblea plenaria del episcopado estadounidense realizada en junio de 2004 se puede leer aquí:
https://www.aciprensa.com/noticias/el-dia-que-ratzinger-explico-por-que-es-pecado-votar-por-candidatos-a-favor-del-aborto-98392/

7 pensamientos en “VOTAR EN CONCIENCIA NO ES PECADO

  1. Pingback: Intervenciones Peligrosas: La Protección del Estado Laico y la Voluntad de Diálogo – Reflexiones sobre Aborto – Realizando Utopías…

  2. Un post de mons. Kay Schmalhausen. Me parece una de las apreciaciones más claras y objetivas en este tiempo electoral :

    Para quienes deseen tener claridad de criterio respecto de cuando es o no pecado votar por un candidato presidencial a favor del aborto; aquí tiene la….

    NOTA DOCTRINAL A LOS OBISPOS DE ESTADOS UNIDOS

    Principios Generales

    1. El presentarse para recibir la Sagrada Comunión debería ser una decisión consciente, basada en un juicio razonado respecto de la propia dignidad para hacerlo, según los criterios objetivos de la Iglesia, haciéndose preguntas como: “¿Estoy en plena comunión con la Iglesia Católica? ¿Soy culpable de algún pecado grave? ¿He incurrido en una pena (p.ej. la excomunión, el entredicho) que prohíbe que reciba la Sagrada Comunión? ¿Me he preparado ayunando por lo menos una hora antes?” La práctica de presentarse indiscriminadamente a recibir la Sagrada Comunión, simplemente como consecuencia de estar presente en la Misa, es un abuso que debe ser corregido (cf. Instrucción Redemptionis Sacramentum, números 81, 83).

    2. La Iglesia enseña que el aborto o la eutanasia son pecado grave. La Carta Encíclica Evangelium vitae, respecto de decisiones judiciales o leyes civiles que autorizan o promueven el aborto o la eutanasia, declara que existe “una grave y clara obligación de oponerse por la objeción consciente. En el caso de una ley intrínsecamente injusta, como una ley que permite el aborto o la eutanasia, nunca es lícito por tanto obedecerla, o ‘participar en una campaña de propaganda a favor de tal ley o votar por ella’” (n. 73).
    Los cristianos tienen “una grave obligación de conciencia de no cooperar formalmente en prácticas que, aún permitidas por la legislación civil, son contrarias a la ley de Dios. En efecto, desde el punto de vista moral, nunca es lícito cooperar formalmente con el mal. …Tal cooperación nunca puede ser justificada invocando el respeto a la libertad de otros o apelando al hecho de que la ley civil lo permite o lo requiere” (n. 74).

    3. No todos los asuntos morales tienen el mismo peso moral que el aborto y la eutanasia. Por ejemplo, si un católico discrepara con el Santo Padre sobre la aplicación de la pena de muerte o en la decisión de hacer la guerra, éste no sería considerado por esta razón indigno de presentarse a recibir la Sagrada Comunión.
    Aunque la Iglesia exhorta a las autoridades civiles a buscar la paz, y no la guerra, y a ejercer discreción y misericordia al castigar a criminales, aún sería lícito tomar las armas para repeler a un agresor o recurrir a la pena capital. Puede haber una legítima diversidad de opinión entre católicos respecto de ir a la guerra y aplicar la pena de muerte, pero no, sin embargo, respecto del aborto y la eutanasia.

    4. Aparte del juicio de un individuo respecto de su propia dignidad para presentarse a recibir la Santa Eucaristía, el ministro de la Sagrada Comunión se puede encontrar en la situación en la que debe rechazar distribuir la Sagrada Comunión a alguien, como en el caso de un excomulgado declarado, un declarado en entredicho, o una persistencia obstinada en pecado grave manifiesto (cf. Can. 915).

    5. Respecto del grave pecado del aborto o la eutanasia, cuando la cooperación formal de una persona es manifiesta (entendida, en el caso de un político católico, como hacer campaña y votar sistemáticamente por leyes permisivas de aborto y eutanasia), su párroco debería reunirse con él, instruirlo respecto de las enseñanzas de la Iglesia, informándole que no debe presentarse a la Sagrada Comunión hasta que lleve a término la situación objetiva de pecado, y advirtiéndole que de otra manera se le negará la Eucaristía.

    6. Cuando “estas medidas preventivas no han tenido su efecto o cuando no han sido posibles”, y la persona en cuestión, con obstinada persistencia, aún se presenta a recibir la Sagrada Comunión, “el ministro de la Sagrada Comunión debe rechazar distribuirla” (cf. Declaración del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos “Sagrada Comunión y Divorcio, Católicos vueltos a casar civilmente” [2002], números 3-4).
    Esta decisión, propiamente hablando, no es una sanción o una pena. Tampoco es que el ministro de la Sagrada Comunión está realizando un juicio sobre la culpa subjetiva de la persona, sino que está reaccionando a la indignidad pública de la persona para recibir la Sagrada Comunión debido a una situación objetiva de pecado.

    Nota aclaratoria:
    Un católico sería culpable de cooperación formal en el mal, y tan indigno para presentarse a la Sagrada Comunión, si deliberadamente votara a favor de un candidato precisamente por la postura permisiva del candidato respecto del aborto y/o la eutanasia.

    Cuando un católico no comparte la posición a favor del aborto o la eutanasia de un candidato, pero vota a favor de ese candidato por otras razones, esto es considerado una cooperación material remota, la cual puede ser permitida ante la presencia de razones proporcionales.

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  3. Las razones proporcionales son las que hay que tomar en cuenta y al parecer por lo que sabemos y porque es otra época , hay un equipo de gente preparada al lado de Verónica Mendoza que puede iniciar una serie de reformas que son necesarias para que haya un mayor o extendido beneficio económico que es base para un desarrollo humano que principalmente es de carácter moral. No sòlo de pan vive el hombre, cierto, pero no sin pan y habrá espacio para que las familias eduquen a sus miembros y la misma Iglesia, clero y laicos, actue. No podemos negar tampoco a los fanáticos seudo marxistas, pero ellos van a esperar reformas no llevarlas a cabo. Ahora la vìa es democrática y el socialismo, cuyas orientaciones políticas y económicas que en si mismas no son malas està por hacerse en el Perù.
    Personalmente prefiero a Barnechea y voy a votar por èl, pero no niego el poder de los amigazgos, los compadrazgos, etc.
    Son necesarias las reformas, empezando por la constitución. Para que el Estado pueda intervenir en la economía, promoviendo un mayor desarrollo, como sucede en los mismos Estados Unidos, Japón y Alemania. Fácil es decir no al aborto y tener a la empleada todo el dìa y pagar poco a los empleados….. y mil etc.
    Aùn así el ascenso de la población mestiza en el Perù es inevitable, tenemos una cultura que se renueva constantemente…
    Como le dijo un estadounidense a su esposa en el Santa Isabel de Higuereta en el 97,,, los mantienen en la pobreza para que no hayan doctores o ingenieros llamados Quispe o Mamani…. la historia en parte no le dio la razón, pues se puede vivir sin Adidas y sin viajar a Miami.

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  4. Buen artículo Martin, sigues ganado calidad periodística !

    El cura del Río pretende prohibirle a los católicos que voten por candidatos que apoyan al aborto, a pesar que esto se decide en el congreso y no desde la presidencia. El cura del Río no propone votar por los candidatos que estarían a la altura de generar un mayor bienestar económico en las clases necesitadas …
    … y así la burguesía peruana votará por quién con mayor ahinco haga proliferar el pecado social.
    Y por ello habrán chiquillas que vendrán de las clases menos favorecidas, que embarazadas y en un acto desolado de desesperación se plantearán la posibilidad del aborto, y una buena mitad lo realizará, o más.
    Pero a la burguesía esto ni le interesa.

    – Quién cree, que nuestro Creador premiará un voto como ese ?
    – Cuando llegará el día en que los hipócritas de derecha comprendan que los valores cristianos son producto de la conversión y no del control político o jurídico ? (Tanta ignorancia preocupa).
    – Porqué ese mismo cura no mencionó la problematica social, desde la que tantas mujeres deciden abortar ? Denunció esto alguna vez ?
    – Porqué no les contó de las ventajas de la inclusión social real en los programas de gobierno que llevan los candidatos que él critica ?
    – Porqué no quizo notar cuáles son – en este contexto – esas «razones proporcionales» ?

    Aparte : y ahora quién repara las falacias del cura ? Y quién lo denuncia ? Para que escarmiente y no mezcle Iglesia con estado. Y cuando suceda ya veremos la cantidad de idioteces que redactará Bermudez en cACI prensa. (Eso le pasa por estudiar en la U. de Lima …)

    Los burgueses siguen soñando con que «tienen derecho al pecado social». Bueno pues, que sigan… Suerte !

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  5. Es muy curioso que los arzobispos peruanos se pronuncien en contra de candidatos políticos por avalar la legalización al aborto o apoyar causas justas como la unión civil. Pregunto ¿qué vida defienden los arzobispos cuyo hábito al cigarrillo mata más gente que el aborto? ¿Qué tipo de marcha pro vida obliga a niños pequeños a caminar bajo la luz inclemente del sol, sin que los pobres niños sepan siquiera por qué están allí? ¿Hasta cuándo la jerarquía de la iglesia va a ser tan hipócrita de condenar el aborto cuando ellos mismos privan de sus padres a los hijos de sacerdotes, pues cuando eso sucede los obispos «solucionan» el problema enviando al cura pecador a otra diócesis? ¿Y el anacrónico requisito de los colegios religiosos de exigir que los padres de los niños aspirantes estén casados por la iglesia, cuando alguno de ellos podría ser hijo de una madre soltera que valientemente decidió tener a su bebé? Vamos señores obispos, corrijan primero su podrida manera de proceder para que al menos su prédica se haga aceptable, aunque no necesariamente creíble!!!

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