UNA COMISIÓN PARA EL OLVIDO

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Comisión de Ética para la Justicia y la Reconciliación

Hay un cuasi dogma en el que creen los sodálites, a saber, que el Sodalicio es una obra querida por Dios dentro de un Plan preconcebido por el pensamiento divino y, por lo tanto, siempre es guiado por el Espíritu Santo. En consecuencia, el Sodalicio se concibe a sí mismo como una entidad buena en esencia, cuya legitimidad es un asunto que queda fuera de discusión. Pues su existencia se halla avalada por el poder divino.

Eso explicaría por qué siempre se ha buscado defender la institución a toda costa, y los abusos cometidos por sus miembros han sido entendidos como acciones ajenas a la estructura y disciplina del Sodalicio, como excrecencias que pueden ser extirpadas de un cuerpo sano por naturaleza.

Sin embargo, quienes han cometido abusos psicológicos dentro de la institución lo han hecho siguiendo la disciplina que se practica habitualmente en el Sodalicio desde sus inicios y han actuado en muchos casos de buena voluntad, sin tomar conciencia de lo errado de ciertas prácticas. Y la misma estructura verticalista, donde la obediencia incondicional es el valor supremo, constituye el caldo de cultivo donde pueden germinar los abusos sexuales, ciertamente mucho menos frecuentes que los abusos psicológicos y físicos, pero igualmente enraizados en una estructura de poder que facilita la manipulación de quienes se hallan sometidos a ella.

Aquí conviene citar a Alberto Moncada, exmiembro del Opus Dei, quien opina que la causa principal de la pederastia eclesial es el poder irrestricto sobre personas confiadas al cuidado del personal religioso, no el celibato (ver https://rebelion.org/el-celibato-eclesiastico/):

«Los curas y monjas pederastas lo son no tanto por su eventual represión sexual cuanto por gozar de una situación de poder respecto de los menores que les están confiados. Es posible que si estuvieran emparejados hubieran sido menos pederastas pero también hay casados pederastas que tienen en común con los clérigos y monjas su fácil acceso a los menores y su situación de poder respecto a ellos».

Además, se ha de tener en cuenta que los abusos psicológicos y físicos cometidos en el Sodalicio —a diferencia de los sexuales— no se efectuaron a puerta cerrada, sino de manera abierta a vista y paciencia de otros sodálites. Y la mayoría de esos otros sodálites consideraron esos sucesos como lo más normal del mundo. Un mundo extraño con leyes propias que gozan de validez sólo ad intra de las comunidades sodálites, donde sus miembros han pasado por un proceso de “formación” que ha moldeado su mente y su psique en el formato de un pensamiento único que justifica los excesos como ayudas para forjar el carácter. Y que se zurra en la libertad individual y en los derechos humanos de las personas, por lo menos de aquellas que aceptaron formar parte de una comunidad sodálite. Es la plasmación en carne viva de la célebre frase “los derechos humanos, esa cojudez…”

El problema no sólo es de personas individuales, sino de un sistema institucional que requiere de una reforma a fondo. Y probablemente es tanto lo que haya que reformar, que lo mejor sería suprimirlo e iniciar algo completamente nuevo con aquellos sodálites que hayan tomado conciencia de la gravedad del problema y quieran seguir prestando su colaboración al Pueblo de Dios y seguir entregando su vida a una generosa misión apostólica.

Ante todo esto, resultan patéticas las palabras que pronunciara Alessandro Moroni, Superior General del Sodalicio, en una entrevista concedida al diario El Comercio (ver http://elcomercio.pe/lima/sucesos/como-diablos-pudo-pasado-esto-sodalicio-noticia-1850794): «Sufrimos por las víctimas de violencia o abuso y por la toma de conciencia sobre la situación. Uno se pregunta cómo diablos pudo haber ocurrido esto en el Sodalicio. Parece de locos». Digo “patéticas”, porque los abusos ocurrieron en el Sodalicio desde sus inicios. No se trata de actos a los cuales se llegó progresivamente a lo largo del tiempo, sino que estuvieron presentes como un estigma desde la época fundacional. Y fueron posibles gracias a la estructura verticalista y autoritaria que el Sodalicio asumió desde un principio. Moroni debería más bien analizar por qué durante tanto tiempo se consideraron normales los abusos psicológicos y físicos de los cuáles él mismo fue testigo —e incluso ocasionalmente perpetrador— y cómo es posible que durante décadas casi nadie se haya dado cuenta de abusos sexuales o que éstos hayan sido encubiertos por aquellos pocos que sí estaban enterados.

Por el momento, el Sodalicio está prácticamente desfondado. La base teórica en que se fundamentan su pensamiento —o ideología— y su espiritualidad proviene casi en su totalidad de Luis Fernando Figari. Hemos de suponer que sus escritos deben haber sido proscritos actualmente y no se sigue recomendando su lectura. Al igual que ocurrió en el pasado con los escritos de Virgilio Levaggi —ex sodálite que se separó de la institución por motivos aún no aclarados— y con los de Germán Doig, que fueron sacados de circulación y dejados de mencionar, como si nunca hubieran existido. De este modo, todos los miembros Familia Sodálite se quedan sin textos donde puedan conocer las ideas que los guían institucionalmente. Salvo que sigan circulando textos oficiales o semi-oficiales anónimos o de otros sodálites, que —como suele ocurrir con todo escrito generado dentro del recinto institucional— no contendrán ninguna idea que no tenga sus raíces en el pensamiento de Figari.

La creación de una Comisión de Ética para la Justicia y la Reconciliación —si bien presenta el aspecto de una iniciativa loable que va más allá de lo que el Sodalicio ha hecho habitualmente en el pasado— resulta insuficiente si no se toma al toro por las astas y no se va al fondo del problema.

Tal como se indica en los procedimientos de la Comisión convocada por el Sodalicio de Vida Cristiana, su labor «debe centrarse en el alivio, recuperación y confortación de las presuntas víctimas» y, en caso de que se presuma razonablemente que haya delito, se informará a las autoridades judiciales correspondientes. Todo esto, siempre y cuando sea la víctima quien decida presentar su caso ante la Comisión en un sobre de manila enviado a una casilla postal, cumpliendo con los requisitos indicados.

La Comisión no tiene como objetivo determinar el alcance de los abusos cometidos por Luis Fernando Figari y otros sodálites en agravio de menores de edad y jóvenes, calcular un estimado del número de víctimas, ni investigar hasta qué punto la misma estructura y disciplina del Sodalicio podrían ser la causa de que algunos sodálites se hayan convertido en abusadores sistemáticos que maltrataron psicológica y físicamente —y en algunos casos sexualmente— a quienes estaban bajo su responsabilidad.

Para emitir sus decisiones, la Comisión tendrá únicamente como fuente el testimonio de la víctima, la documentación que ésta pueda presentar y los documentos que le proporcione el Superior General del Sodalicio. Con todo esto, la Comisión no investigará la verdad de los hechos sino que únicamente decidirá si la queja es «ciertamente no válida» o «potencialmente válida». Si bien se escuchará a la víctima, no se interrogará al acusado, ni se convocará a otros testigos, y sólo en caso de que se informe a las autoridades judiciales, se le informará por escrito de las acusaciones al Superior General del Sodalicio.

Todos los procedimientos serán confidenciales, y no se revelará el contenido de las acusaciones —salvo que se proceda a una denuncia judicial— ni tampoco los nombres de las víctimas. Lo cual es hasta cierto punto correcto y aceptable. ¿Pero qué pasa si una víctima quiere que su caso sea puesto al alcance de la opinión pública o incluso que se revele su nombre?

No nos hallamos, pues, ante una auténtica “comisión de la verdad”, de esas que finalmente elaboran un informe de conocimiento público para que la historia no se repita. Mucho menos se harán sugerencias al Sodalicio para que haga las reformas estructurales del caso, por lo menos en lo referente a ciertas prácticas. Como ya lo he indicado, el enfoque con que está concebida la Comisión es la de que el problema no radica en la institución, sino en algunas personas individuales que han cometido abusos aprovechándose de su cargo y amparándose ilegítimamente en ella. Se está asumiendo el supuesto de las “manzanas podridas”, cuya eliminación solucionará el problema y dejará como residuo la imagen impoluta de una institución que nunca ha cuestionado a fondo la misma armazón que la sostiene, pues se parte por axioma de que es buena en sí misma. Anteriormente se hablaba de “casos aislados”, tumores cuya extirpación evitaría el avance de la enfermedad y devolvería la salud a una institución sana por esencia. El enfoque parece no haber cambiado. En el fondo es el mismo concepto de antes el que ha asumido ahora el Sodalicio: la institución es santa e intocable, mientras que son las personas las que fallan, traicionando el espíritu con que fue creada.

Finalmente, ¿cuál es la solución que la Comisión les ofrecerá a las víctimas? A quienes lo requieran, se les ofrecerá «una sanación espiritual, que sólo puede ser ofrecida por un sacerdote». Por ese motivo «la Comisión incluye a un obispo. El Sodalicio de Vida Cristiana cree que esto es apropiado porque el enfoque de la Comisión, junto con la búsqueda de la verdad y la justicia, está en la ayuda concreta, la reconciliación y la caridad cristiana». Se trata de un motivo débil, pues sólo las víctimas que hayan mantenido la fe —aunque no todas— buscarán la ayuda de un sacerdote, y en ese caso se tratará probablemente de un sacerdote amigo o recomendado por alguien cercano, que no tenga ninguna cercanía al Sodalicio. Y esto no parece cumplirse en Mons. Carlos García Camader, que no sólo es obispo de la diócesis de Lurín donde funcionan las casas de formación de San Bartolo, sino que también parece estar en buenas migas con el Sodalicio. Además, fue uno de los obispos que firmaron una carta de apoyo al cardenal Cipriani cuando El Comercio informó que no iba a publicar ningún artículo suyo más debido al escándalo ocasionado por haber plagiado de un libro del Papa Ratzinger, que ni siquiera forma parte del Magisterio oficial de la Iglesia (ver http://www.zenit.org/es/articles/peru-obispos-respaldan-a-su-cardenal-tras-acusacion-de-plagio). A decir verdad, ser atendido espiritualmente por un clérigo que justifica faltas contra la honestidad intelectual y mira con buenos ojos a Cipriani, cuya actitud hacia las víctimas del Sodalicio ya es de todos conocida, está probablemente muy lejos de ser una experiencia reconfortante y reconciliadora.

Otra solución será el ofrecimiento de una compensación económica, que —de ser aceptada— requerirá de la víctima que firme un acuerdo de solución ante Notario Público. Se trata en el fondo de un acuerdo extrajudicial, el cual implicaría que la víctima acepte no tener nada más que reclamar al Sodalicio. Lo que no queda claro es si se obligaría a la víctima a mantener la confidencialidad respecto a su caso, es decir, a guardar silencio —por lo menos en público— de los detalles de su historia. El hecho de que los mismos comisionados deban firmar un acuerdo de confidencialidad nos lleva a suponer que así es.

Los procedimientos de la Comisión no contemplan otro tipo de soluciones para las víctimas. No tienen en cuenta que algunas víctimas no buscan una compensación económica, sino que el Sodalicio reconozca públicamente su responsabilidad en los abusos de los que esta persona fue objeto, pida disculpas e implemente las medidas pertinentes para que esas cosas no vuelvan a suceder. Lo cual ciertamente implica que sus casos se pongan en conocimiento de la opinión pública.

Cito textualmente un párrafo de los procedimientos: «La información compartida por las presuntas víctimas es personal y privada. Para proteger los intereses de las presuntas víctimas, ninguna información proporcionada a la Comisión será compartida con ninguna otra persona fuera de la Comisión, salvo para los casos indicados en el presente documento». Se refiere a aquellos casos donde se determine un delito que origine una denuncia que deba ser elevada a los tribunales civiles o eclesiásticos. Y en este caso, sólo el Superior General del Sodalicio será informado.

Como ya he señalado antes, parecería que se busca atender a las víctimas, pero en la práctica esta atención conduce a un mero “dar vuelta a la página” sin consecuencias para la institución, o a una especie de “compra” del silencio del afectado a cambio de dinero en efectivo. Y que todo se mantenga en el más absoluto secreto. A esto le llaman justicia y reconciliación.

Por otra parte, si existe la posibilidad de llegar a un acuerdo extrajudicial, ¿por qué al abogado de la víctima se le relega al mero rol de observador, negándole la posibilidad de meter cuchara en el asunto? ¿Por qué se le obliga también a firmar un acuerdo de confidencialidad en caso de que asista a la presentación de la víctima ante la Comisión? ¿Cuál es el monto del fondo para compensaciones de que dispone la Comisión? ¿Por qué la Comisión no podrá dar información a nadie en absoluto, ni siquiera a la víctima, de cómo se determinó una compensación?

En resumen, sólo los comisionados se enterarán de los abusos, ofrecerán soluciones a las víctimas que implicarían también el silencio de las mismas y —dado que han firmado un acuerdo de confidencialidad— no podrán dar ninguna información sobre los abusos cometidos en el Sodalicio, ni siquiera ocultando bajo seudónimos los nombres reales de las personas afectada. El Sodalicio presentará la imagen de que efectivamente se ha preocupado de las víctimas, aunque en realidad lo único que ha quedado a salvo, por el momento, es la imagen de una institución que no ha cuestionado para nada su estructura doctrinal y disciplinaria y ha cargado la responsabilidad de los abusos sobre personas individuales, las famosas “manzanas podridas” o “casos aislados”. No habrá ningún “informe de la verdad”, ningún cuestionamiento de peso, y el Sodalicio, bien gracias y feliz de la vida.

Sólo resta decir que a quienes hemos sido víctimas del Sodalicio no nos sirve una Comisión donde rijan las normas de un confesionario, donde incluso la documentación que podamos presentar será destruida pasados cinco años. No queremos que nuestras historias sean cubiertas por el manto del olvido y que todos nuestros sufrimientos hayan sido en vano. No nos basta con que los responsables del Sodalicio digan que éste ha cambiado respecto a lo que era antes, y que por el bien de la Iglesia y de todos los miembros de la Familia Sodálite es mejor olvidar la historia pasada. Queremos que se llegue hasta la raíz del problema, que se reconozcan las responsabilidades y se nos pidan disculpas públicas, restituyendo así nuestro honor mancillado, y se garantice mediante un control externo que los cambios institucionales sean efectivos. Queremos que se mantenga la memoria de los abusos y del daño que se nos hizo. No por un afán de revancha, sino simplemente para que la historia no se repita. Nunca más. Que así sea.

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El hecho de que esté previsto que la documentación incluida en el archivo de la Comisión de Ética para la Justicia y la Reconciliación sea destruida en el lapso de cinco años me trae a la mente otro tema delicado también relacionado con documentos confidenciales: el del archivo secreto del Sodalicio. En ese archivo Figari fue coleccionando autobiografías de los sodálites escritas de puño y letra, resultados de pruebas psicológicas —muchas de ellas realizadas cuando el candidato era menor de edad—, informes y anotaciones de los consejeros y directores espirituales, de los fomadores, de los superiores de comunidades, etc.

Gran parte de la documentación generada no se ciñe a ningún procedimiento estipulado en ninguna norma escrita de la institución y su posesión podría tener visos ilegales, pues hay pruebas psicológicas realizadas a menores de edad sin autorización de los padres, además de documentación obtenida dentro del régimen de obediencia sin que haya una autorización explícita de la persona —mucho menos escrita y debidamente firmada— para la conservación de esos documentos en el archivo sodálite.

Lo menos que podría hacer actualmente el Sodalicio, en aras de la transparencia, es devolver toda la documentación pertinente a quienes actualmente ya no son miembros de la institución, y darle copias de los documentos correspondientes a los sodálites en actividad, pues tienen el derecho a saber qué información personal sobre ellos se guarda en ese archivo. Y, sobre todo, deberá garantizarse que Luis Fernando Figari no tenga acceso en absoluto al archivo, sino sólo el Superior General del Sodalicio por el momento, a la vez que se busca la manera de recurrir a una auditoría externa para ver qué hacer con toda esa documentación.

Para concluir, hago manifiesta mi voluntad de que se me devuelva toda la documentación personal sobre mí que se halla en ese archivo, solicitud que haré llegar oficialmente por carta a Alessandro Moroni, Superior General del Sodalicio de Vida Cristiana.

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La página web oficial de la Comisión de Ética para la Justicia y la Reconciliación es:
http://comisionetica.org/

27 pensamientos en “UNA COMISIÓN PARA EL OLVIDO

  1. Aunque suene raro formularlo de esta forma, pero los documentos emitidos por el Vaticano en los que reconoce al sodalicio como sociedad de vida apostólica laical de derecho pontificio NO son documentos ex-catedra.

    Ofrecer dinero como «reconciliación» ? Esto parece más bien una forma de reducir la solución del problema a una forma de prostitución involuntaria. De eso no se trata en la solución de este problema. Para solucionar este problema hay que poder describirlo. Hay que analizar el porqué y cómo se dio todo esto, es decir identificar al problema sistémico en el sodalicio para poder realizar cambios y mejoras. No es posible solucionar algo si es que no se sabe QUÉ es lo que se quiere solucionar, y para eso hay que describirlo con precisión. Es bastante simple, y se ve que no hay voluntad de cambio real.
    Pareciera que lo que se quiere es encriptar el área de las soluciones en un cuarto oscuro, un lugar controlado por los sodálites quienes vuelven a hacer mal uso de la noción de «reconciliación» instrumentalizándola para sus intereses y comodidad. Hay cosas que no deberían dejarse «comprar», porque reemplazan con eso a otro tipo de proceso que sería el que sí se necesita, tanto para los sodálites como para las víctimas, y sobretodo para toda la familia sodálite.

    Lo que veo es que hay derivados de criterios bíblicos, criterios como ‘la ley de Dios’ y ‘la ley del hombre’ que se interpretan en ‘derecho canónico’ y ‘sistema jurisdiccional’.
    La nueva ahora es ‘la ley del sodalicio’, una deformación utilitarista que al parecer se subordina a los intereses de los dinosaurios sodálites, para poder llegar al punto de «aquí no pasó nada» y todo lo arreglamos «cambiando un par de tornillos». La maquinaria, sin embargo, seguiría igual. Qué cómodo, qué irresponsable – tomando en cuenta pasado y futuro – y qué superficial.

    *** Lo que los sodálites han hecho se lo han hecho a la sociedad, esto es un facto irrefutable. De esta forma le compete a la sociedad reaccionar y tomar cartas en el asunto para solucionar y para prevenir. El problema es que no existe una institución objetiva que se encargue de los derechos de los menores de edad en las áreas religiosas, y una institución tal se vuelve a gritos necesaria. ***

    Bajo la amenaza de la prescripción de los casos, la actitud de los sodálites se vuelve en un chantaje para las víctimas, en las que se les intenta corromper con dinero. A esto los sodas le han puesto la chapa de «reconciliación», para variar. Tratar de solucionar con dinero lo que no pueden solucionar con el alma.
    Más me inclino a las soluciones tipo «Padre Brown», que los culpables y culpables implicados se comprometan a hacer trabajo social asistido por psicólogos y no remunerado algunos años, allí donde sean visibles los daños en víctimas de abuso psicológico y sexual.

    Finalmente la Comisión de Ética para la Justicia y la Reconciliación no es sino una arrejunta de co-intereses, donde la ética del humanismo creyente no es fundamental, donde la «justicia» pretende realizarse bajo un chantaje, y donde la «reconciliación» es una herramienta de poder, un malentendido intencional.

    Queridas víctimas : no se dejen corromper ! Aquí no hay ni Revisión real, ni Reconciliación real, ni Renovación real.

    Queridos integrantes de esta «comisión» : en sus manos está la obligación moral de realizar un buen análisis sistémico de este movimiento. No se olviden que el futuro hablará de ustedes si se repiten estas cosas. Se les ha dado en este blog hartos criterios para deslindar y entender mejor el panorama de taras en ese movimiento, no los desperdicien.
    Dra. García Trovato, por favor no le tema a la claridad y a la verdad, Ud. tiene la posibilidad de aclarar puntos y ponerlos sobre las íes. Existe un sinfín de colegas especialistas en estas cosas y en control psicológico, con los cuáles ponerse en contacto para ganar calidad interpretativa.

    Cómo ayudar a tantos miembros de esa familia, miembros de la fé del corazón, a encontrar el camino libre y coherente que andó Xto, en medio de semejante sordera encriptada ?

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  2. Concuerdo con que el supuesto de la formación de esta comisión es que los problemas reportados recientemente en el SVC serían ajenos a su ‘esencia’, ‘indiscutiblemente buena’ (y me pregunto desde dónde se llega a esa conclusión, pues aparentemente todo lo que constituia la ‘esencia’ del sodalicio había sido engendrado desde visiones fascistoides de la realidad o había sido producido -y reproducía- violencia). Al menos leyendo ACI Prensa como órgano de expresión del SVC, desde fuera, uno se llevaba la impresión de que el SVC era un movimiento fanático (‘pensamiento guía – camarada Figari’), signado por una visión maniquea del mundo (nosotros los buenos, y todos los demás los malos), incapaz de la autocrítica o la duda, y dispuesto a la mayor violencia verbal y la condena sin miramientos – es decir, mostrando lo que entiendo es una actitud profundamente anti-cristiana, y constituyendo la fuerza de choque de un supuesto pensamiento cristiano ‘correcto’.

    Lo que conocí del SVC de manera personal (a través de la interacción con algunas personas en el pasado) me sugería que incluía a personas de extracción más bien burguesa, sin conocimiento de la realidad de las mayorías (a las que ven desde la perspectiva dogmática y paternalista que les enseñaron – un mundo en blanco y negro), obsesionados con la moral sexual pero insensibles a la injusticia social, con una gran necesidad de valoración personal, y capaces de recurrir a prácticas como la ‘mortificación’ para su ‘formación moral’ (en vez de usar sus energías en tantas cosas útiles para los demás).

    Por ello, creo que en en vez de dar por sentada esa visión idílica de sí mismos, deberían analizar qué son. Si el ser sodálite pasaba por desarrollar esa agresividad dogmática frente a todo lo que salía de su visión del mundo, y tal agresividad se lograba siendo sometido a abuso físico y psicológico, ¿hasta dónde hay que extirpar? Si el ser sodálite implicaba, para preservar el espíritu de grupo viril y casto, formas vomitivas de misoginia, homofobia y negación de la propia sexualidad, ¿hasta dónde se puede podar sin extirpar la raíz?

    Creo que lo ocurrido con el SVC de alguna forma marca a la iglesia conservadora peruana (si quiere reaccionar dignamente y dejar hipocresías de lado). ¿Hasta qué punto va a poder seguir pontificando como antes? (bueno, Cipriani ya comenzó a hacerlo, pero él es inefable). ¿No sería tiempo de que otras voces de la iglesia peruana equilibren los focos de atención?

    Un punto adicional, respecto a esta comisión recién formada, es el siguiente: Entiendo que hay una investigación del Ministerio Público abierta por el Fiscal de la Nación (por cierto, no hablo de la denuncia contra Cipriani, que fue desestimada). Pese a ello, se formó esta Comisión de Etica para la Justicia y Reconciliación (una paráfrasis de la CVR en la que la verdad es administrada, filtrada y salvaguardada por este grupo de cinco). Entiendo que esta comisión se formo por el clamor público de acción – principalmente la expulsión de Figari. Pero, como ya varios han sostenido, sería una medida viciada porque: (a) Se está promocionando como ‘la’ respuesta adecuada del SVC para solucionar estos problemas; cuando (b) se trata de una comisión de parte, cuyos miembros (honorables como personas) tienen un conflicto de interés entre el hacer justicia y el proteger al SVC o al sector conservador de la iglesia al que son cercanos; y (c) sus procedimientos no son transparentes ni auditables; finalmente, (d) no se mantiene en el plano de la discusión la investigación abierta por el Fiscal de la Nación; y no sorprendería que los investigadores del Estado coordinen con esta comisión, en su etapa indagatoria, reeditando la situación de excepcionalismo legal de la que, de facto, sigue disfrutando la iglesia católica en el Perú.

    Si esta comisión hubiese sido conformada con participación de ex-sodálites o familiares críticos, o con académicos, expertos o personajes publicos que hayan tenido una línea (realmente) independiente, podría esperarse otra cosa. Pero no es el caso; esta es una comisión de parte. Entonces lo único que se puede pensar es que, como no se pudo realizar el gesto de la expulsión del líder, se transó con una medida estratégica como esta: una comisión efectista que actuara como un filtro entre las víctimas y la justicia, y que hiciera (como se ha dicho) control de daños, dejando los casos en el plano individual y protegiendo las instituciones. Sin embargo, como hemos visto, esto puede resultar como el podar la maleza visible pero dejar sus raíces. Lamentablemente, iglesia no aprende del pasado: esta condescendencia consigo misma puede tranquilizar las aguas por el momento, pero convertirá a este en un problema crónico que seguirá produciendo escándalos y sinsabores en un futuro cercano… En lo que al Ministerio Público concierne, éste tiene el deber de explicar qué significa, para su propio proceso indagatorio, la formación de esta comisión de parte, y describir qué medidas ha tomado para que la misma, por lo menos, no interfiera con su propia obligación legal de realizar una investigación exhaustiva según el mandato que le confiere la constitución.

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    • CarlosFC, coincido con tu perspectiva. Entonces los ‘testigos’ y víctimas van a tener que tener muchísimo cuidado con lo que firmen en un papel al acercarse a esa ‘comisión’, porque podrían arrepentirse en el alma en el futuro por razones jurídicas. Las víctimas también podrían publicar una carta de protesta, dado el contenido, los objetivos y miembros de esa comisión. Pueden contactar para eso a las redacciones mediales. Qué estarían esperando ? Tanto los habrían acostumbrado en el pasado a ‘obedecer’ que no se formulan otras posibilidades ?

      Raro que desde el poder judicial no hayan expresiones que se diferencien estratégicamente del «rol» de esa comisión, los vínculos no están claros y deberían estarlo de antemano. Debo decir que en esa comisión hay gente influyente y con grandes amigos y áreas de influencia en dicho poder, entre otras.

      Qué posibilidades realistas ves en la intención de crear una institución independiente y objetiva que vele por los derechos de los menores de edad en lo que respecta a su sexualidad y derechos en ámbitos religiosos. Allí hay problemas psicológicos y sociales que hay que considerar que no están verdaderamente representados desde el sistema judicial, y la mejor manera de proponer avances en ese proceso – creo – es a través de una entidad de esa naturaleza y que trabaje con la prensa para esclarecer e ilustrar a la población acerca de todos estos «malentendidos». Algo así debería financiarlo 50% el estado y 50% la Iglesia.

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      • De acuerdo, Gerundio. Creo que el hecho de que se anuncie una comisión así, y no se pronuncie ninguna autoridad, habla mal de la institucionalidad en el Perú. Es más, la presencia de. Dr. Sánchez-Palacios, que tiene un papel formal en el Poder Judicial, habría también merecido un deslinde. Irónicamente, la comisión congresal que investigó los indultos a traficantes en la gestión García acaba de recomendar acusación constitucional contra A. García, A. Pastor y la misma R. Fernández… aunque sabemos que eso no procederá…

        Concuerdo en que, del lado de los afectados, el estigma lleva al secretismo y dificulta la organización como grupo, que los pondría en mejor situación para plantear sus casos (fuera de la presión por obediencia para utilizar la mediación de la comisión, que seguramente está siendo ejercida desde varios frentes).

        En fin, espero que en los próximos días las autoridades y responsables de todos los sectores reflexionen sobre lo dañino que sería generar un proceso que luego sería cuestionable por violar la ley, al haber interferido indebidamente con la administración de justicia (porque sus lineamientos de funcionamiento son ad-hoc y además son secretos), por mejor que sea la intención de sus integrantes.

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  3. Martin :

    Estos ultimos meses, concuerdo más con tus escritos. Sigo vinculado al sodalicio y al MVC; y sigo buscando ,como muchos otros, que se sepa la verdad se purifique todo, y que paguen queines deban pagar por errores y delitos.

    Justamente, porque sé que esa búsqueda de la verdad es lo que más tenemos en común -a pesar de otras diferencias-, es que considero justo y necesario aclarar esa referencia que haces al cardenal. La frase dicha nunca fue «los derechos humanos, esa cojudez», fue «la Coordinadora de Derechos humanos, esa cojudez».

    Cambia mucho el sentido, no es cierto ?

    En estos momentos no tengo a mano el link con la entrevista en cuestión al cardenal, pero tan pronto l atenga, la publicaré aqui también, en aras de la verdad que todos buscamos.

    Saludos
    SJRM

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    • Sí, conozco la frase completa. También la cita de esta manera el informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Aún así, se trata de una frase ambigua donde no queda claro si el término “cojudez” se aplica a los derechos humanos o a la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos. Ambas interpretaciones son factibles. Y en realidad no marca una gran diferencia, desde el momento en que se sabe que en la puerta del arzobispado de Ayacucho había un pizarrón con la siguiente inscripción: “No se aceptan reclamos sobre derechos humanos”. ¿Por qué? Porque probablemente Cipriani pensaba realmente que eran una “cojudez”. Y si se refería con este término al organismo mencionado, no me cuadra que alguien pueda estar a favor de los derechos humanos a la vez que descalifica en bloque y de manera tan agraviante a una entidad que se dedica a defenderlos.

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      • Coincido plenamente. Por cierto, la CNDDHH es la red nacional de organizaciones que trabajan en causas de derechos humanos, incluyendo algunas entidades vinculadas a los sectores ‘progresistas’ de la iglesia. Si yo creo en los DDHH, por más que el ente que coordina el trabajo de varias organizaciones en la materia me pareciera mediocre o inútil, jamás me referiría al mismo en esos términos (no solo despectivos sino francamente procaces) – utilizaría un término más benévolo o humorístico, en todo caso. Y efectivamente, el anuncio en la puerta del arzobispado despeja dudas, y deja a cualquiera inerme por su desparpajo e increíble falta de caridad, sabiendo que en esa época mucha gente no involucrada en el conflicto era víctima de los dos frentes. No se trataba de apoyar a un bando o al otro, sino de percibir la dolorosa realidad que vivía el país en ese momento.

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  4. Aqui los links ofrecidos…. (aunque conoces la frase, igual me parece importante ponerlos para las otras personas que quizas no lo conocen)

    http://www.yodash.net/2010/02/la-coordinadora-de-derechos-humanos-esa.html
    http://vaderetro666.blogspot.pe/2008/04/mralo-tu-mismo-los-derechos-humanos-son.html

    Si lees todo el contexto, yo no lo veo ambiguo, esta claro que la referencia -que no por eso es desacertada- se refire a la ONG que no estaba haciendo un verdadero trabajo de «derechos humanos» donde se necesitaba.

    Sobre lo del cartelito que mencionas.. igualmente, vo a buscar alguna informacion al respecto y la publico aqui despue´s para los interesados.

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    • En el informe de la CVR, Sección 3.3, acápite «Ayacucho», pág. 426, dice:
      A diario desaparecían personas en Ayacucho en esos años, era un problema muy grave, así como las torturas y los asesinatos, pero Mons. Cipriani nunca cuestionó las violaciones de los derechos humanos que cometían las fuerzas del orden, por el contrario, sostuvo constante y tajantemente que: «No se puede decir que el Perú es un lugar donde no se respetan los derechos humanos». Sin embargo, reconoció «la existencia de dos o tres situaciones aisladas de las que se está haciendo escarnio» (EC 20.1.94). Por eso criticaba permanentemente los informes de organismos internacionales como una intromisión en el país. En la puerta del arzobispado, una pizarra decía: «No se aceptan reclamos sobre Derechos Humanos» (Anexo 7). Tampoco protestó contra las crueles masacres que cometía SL, ni acudió en auxilio de las víctimas.
      Pueden descargar el PDF de aquí: http://www.cverdad.org.pe/ifinal/zip/TOMO%20III/CAPITULO%203%20-%20Org%20Sociales%20frente%20al%20conflicto/3.3.LA%20IGLESIA%20CATOLICA%20Y%20LA%20IGLESIA%20EVANGELICA.zip

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      • Para mí, con eso el rol de Cipriani queda totalmente claro.
        Para los que se esconden en un rol ambiguo y cómodo, como Cipriani, la actitud real queda en evidencia en cuanto lo que NO hicieron y no sólo en cuanto lo que hicieron : y es que Cipriani nunca ha tenido un rol activo ni comprometido en defender a los débiles en cuanto a sus derechos. Nunca ha sido su área de acción y la verdad es que no le interesa. El tema ya lo habíamos conversado en este blog varias veces y a través del tiempo su actitud sigue siendo la misma.

        En el caso del sodalicio la actitud para con el tema de los derechos humanos es casi idéntica, aparte que no tienen un área de acción en eso, tampoco les interesa como tampoco le interesó ni interesa a figari. Pero estoy seguro que en la familia sodálite deben haber muchas personas frustradas que SÍ tienen una sensibilidad social y que tienen un par de dificultades por tener que sentir que nadan contra la corriente, la corriente de figari. Proteger es cristiano y en ‘derechos humanos’ no se intentan formas violentas de protección, todo lo opuesto.

        Qué más decir si todo coincide ?

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    • Lo que se le critica a cipriani es el denostar a la organización de DDHH para ponerse como ejemplo él mismo con el cuento que él (Cipriani) «sí hizo algo por los pobre» y esa organización no, dice. El estilo de cipriani, lo que hizo y no hizo ya lo conocemos, y por denostar al tema y a la organización es que lo criticamos y es que el no tiene una preferencia ni por los pobres ni por las víctimas, hayan sido políticas o no. Lo que hizo y no hizo salió ya en lo de la CVR, igual lo de la coordinadora. La misma fuente que nombras no lo tiene precisamente en foto con velita, chequea acá :
      http://vaderetro666.blogspot.de/search/label/De%20cardenales%20y%20moretones
      Tu enlace es del 2008 y el de arriba es del 2010.

      Ese es el contexto.

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  5. Para mayor detalle, aquí el link de la Coordinadora Nacional de DDHH: http://derechoshumanos.pe/coordinadora-nacional-de-derechos-humanos/

    Se trata de una coalición de (ahora 36) organizaciones de la sociedad civil, que se creó en 1985, y elige un secretario ejecutivo de manera rotativa. Como dicen, cuenta con status consultivo especial en el Consejo Económico y Social de la ONU.

    No he seguido de cerca su trabajo a lo largo del tiempo, y por ello no puedo opinar sobre el mismo, pero sí sé que siempre ha habido en la coordinadora gente comprometida y con intención de dialogar, y algunas de las instituciones que la integran tienen prestigio internacional. Los organismos que la financian (listados en su sitio web) son bastante serios, y requieren recibir y aprobar informes técnicos y financieros para continuar otorgando los apoyos, por lo cual su trabajo debe por lo menos haber estado dentro de lo razonable.

    Como todo esfuerzo de seres humanos, sin embargo, supondría que su desempeño puede haber sido variable durante este largo período, con algunos momentos excelentes y otros de menor efectividad, y seguramente por temporadas se enfatizaron algunos temas más que otros. Durante los noventa, por cierto, el movimiento social en el Perú se minimizó porque toda crítica generaba calificativos como el de ‘terroristas’ a quienes la realizaban, y la CNDDHH estaba en la mira del gobierno de la época, por lo que fue un periodo difícil.

    En cuanto a Cipriani, se sabe que este fue criticado por múltiples actores por su papel en Ayacucho, y es indudable que su relación con la CNDDHH debe haber sido tensa. Conociendolo, dicha florida expresión simplemente revelaría la calidez de su vínculo con la Coordinadora.

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  6. Estimados:
    Lo primero que quisiera saber y perdonen si esta claro para algunos, pero para mi no, es, quien ha conformado tal comisión? quienes son las personas que la integran?, quien los ha nombrado parte de la misma?, son todos sodalites? hechas estas interrogantes, quisiera manifestar también mi desconfianza acerca de la misma ya que, quienes son estas personas y que capacidad tienen para determinar si una denuncia por abuso sexual es “ciertamente no válida” o “potencialmente válida”? y luego ofrecer como medida correctiva «una sanación espiritual, que sólo puede ser ofrecida por un sacerdote» juattttt??? es esto cierto? peor aun y colindante con lo delictivo, ofrecer una compensación económica a las victimas siempre y cuando firmen un acuerdo ante notario… para que? solo para que quede constancia de ello y decir que algo hicieron? o para intentar comprar su silencio… por si no queda claro, no existe la conciliación ni ningún tipo de acuerdo extrajudicial en casos de delitos y de ser así, señores a mi parecer los miembros de esta comisión estarán en graves aprietos si sabiendo de la presunta comisión de un delito no la denuncian ya que estarían encubriendo y siendo cómplices de un acto claramente tipificado en nuestro código penal, dicho en términos simples, si te enteras que presuntamente se cometió un delito estas en la obligación de denunciarlo de lo contrario eres cómplice y si esta comisión determina que una denuncia o testimonio es “ciertamente no válida” y la desestima y encima no hace la denuncia respectiva puede estar haciéndose acreedora de una denuncia en el ámbito penal por el ministerio publico. Por ultimo mas tiene aires de arreglar a lo desesperado lo que no tiene solución, en mi opinión, lo saludable seria la desarticulacion de esta organización delictiva disfrazada de obra del Dios

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    • Sí, parece que estratégicamente y para silenciar al futuro en este contexto, intentan crear su propio minijuicio sodálite dentro de un área controlada por ellos. Si yo fuese víctima no firmaría nada allí, y seguiría trabajando a través del fuero penal y de los medios. Acaso en ese minijuicio sodálite existen las mismas características de objetividad e independencia que en el fuero penal ? Porque ese minijuicio sodálite controlado SÍ tiene repercusión para con el fuero penal a través de las firmas que las víctimas dejen en los documentos sodálites.

      Quién puede ser tan ingenuo ? Definitivamente, a los miembros honestos de la familia sodálite les falta iniciativa para asumir una responsabilidad crítica en todo este intento de corrupción. No hacer nada no es bueno para nadie, realmente para nadie. Los puntos más debiles de los pseudovalores desde la ideología sodálite parecen ser la comodidad y la tibieza.

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  7. Aquí un artículo de Héctor Guillén Tamayo, que si bien no comparto en toda su extensión ni tampoco en absolutamente todas las acusaciones contra el sodalicio, intenta subrayar valores desde la responsabilidad social común e incorpora perspectivas e información nuevas. Estos valores tienen una relación incuestionable – eso sí – con los factos probados y conocidos, vale la pena leerlo :
    http://descreidos.utero.pe/2015/12/09/8-puntos-a-tener-en-cuenta-sobre-la-comision-creada-por-el-sodalicio-para-investigar-abusos-a-menores/

    De a pocos, creo, el gran ausente viene a ser el resto de la familia sodálite, quien pareciera estar satisfecho con un continuismo moral, tomando al encubrimiento como punto de partida, como un cómodo lecho de rosas.
    Si tanto se dijo que en el sodalicio queda gente decente, tiene que significar esto que permanecer en él tiene que ser necesariamente un sinónimo de ser cómplices de estafadores, encubridores y abusadores sexuales ?

    No existen más de dos alternativas : reaccionar o no.
    Haz lo que haces, dijo Confucio …

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  8. Sr. Scheuch pongo a propósito este comentario anterior.

    No debemos subestimar la presencia y la acción del Espíritu Santo ni la realidad de la Iglesia. Cada cristiano ya está consagrado a Dios desde su bautizo y puede y debe desarrollar su vida cristiana en compañía de muchos o pocos hermanos, participando de una manera u otras en la Iglesia, nutriéndose de la gracia de Dios presente en ella y de la riqueza de su doctrina, actuando con libertad. Es innegable que en el Sodalicio y por él muchos nos hemos encontrado con Dios y hemos crecido, ¿será porque los miembros eran hijos y parte de la Iglesia?, ¿porque el hecho de la fe es un asunto personal, porque Dios que nos ama va a nuestro encuentro, porque la misma palabra en la prédica y en el apostolado contiene la gracia del Espíritu que suscita la adherencia?. No todo dependió ni era sostenido por unos cuántos, como Luis Fernando Figari o Germán Doig sin negar sus influencias, porque hubo frutos, sobre todo, es mi opinión, fuera del Sodalicio, en el resto de la familia sodálite y esto por gracia de Dios y de respuesta humana también. La llamada espiritualidad sodálite otorgada por Dios a través de Luis Fernando manifestada en el tiempo, obviamente no fue tal, por lo visto lo que hubo fueron continuos susurros demoníacos a un soberbio, que se fue enfermando en el tiempo, que se creyó y se pretendió un iluminado.
    Se ha vivido la espiritualidad de la Iglesia, se ha participado de ella, sí ha habido un estilo, algunos aspectos de él buenos y otros no, muchas convicciones ideológicas o errores doctrinales implícitos con graves consecuencias para la vida que no han afectado a todos de la misma manera, respecto a algunos temas por ejemplo: Plan de Dios, vocación, afectividad, sexualidad, ascética, etc. Como parte de la Iglesia el Sodalicio puede y debe vivir la vida cristiana y participar de la misión de la Iglesia de ayudar a otros a encontrarse con Cristo y por esto debemos respetar, comprender y de algún modo apoyar a los que quieren un cambio, una renovación , unas reformas . De que hay mucho sarro y basura, enquistado y acumulada, claro. El Espíritu Santo no se ha equivocado los frutos si los hay son de él.

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  9. ¿Qué difícil es salir de esta situación?
    el enfrentar ahora a parte de la propia vida
    ¿cómo arrancarse las venas o la misma médula?
    ¿cómo seguir con vida después de pasar por un proceso de muerte?

    Pongo los versos de una poesía para expresar la perturbación que aún no nos deja; aunque uno quiere poner a un lado todo para prepararse para la llegada de la Navidad, siguen los pensamientos, los sentimientos y los recuerdos e incluso un dolor que ya es leve pues la cárcel interior que también fue forjada en parte por nosotros, ya se derrumbó, han quedado ya sepultadas palabras como traición a la vocación, fracaso y frustración. Ya no miramos más nuestra vida del presente hacia atrás, sino de aquel hacia delante, ya no esperamos más unas manos que no llegaran, es el tiempo de vivir el amor de Dios y la verdadera libertad.
    Me alegra saber que el sr. José Manuel Rodriguez se haya expresado en este tiempo según su conciencia, valoro mucho su honestidad, no está negando nada pero no comparto su opinión, ya no, de que exista la espiritualidad sodalite, que el Espíritu Santo haya suscitado. Sabemos que el pecado afecta e infecta y esto es lo que pasó, hay cosas que Dios quiere y suceden y hay otras que no y que ocurren y que Dios permite. Lo que hubo fue el traslado en el estilo de la pobredumbre de Luis Fernando que se explica también con su soberbia, su afán de poder, su hinduismo que tiene rezagos de un pelagianismo solapado.

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    • «La llamada espiritualidad sodálite otorgada por Dios a través de Luis Fernando manifestada en el tiempo, obviamente no fue tal, por lo visto lo que hubo fueron continuos susurros demoníacos a un soberbio, que se fue enfermando en el tiempo, que se creyó y se pretendió un iluminado.»
      — Y qué esperan para alejarse de figari de una buena vez por todas y beber de la fuente ? Qué están esperando ?

      «(…)…la cárcel interior que también fue forjada en parte por nosotros, ya se derrumbó…(…)»
      — Creo que para esto se necesita mucho tiempo, es todo un proceso. Hablamos de lo que muchos en la familia sodálite pretendieron hasta hace poco entender como sus «raíces», y en una buena porción (la más autocrática, para variar) no ha cambiado.
      Otro punto es el tema preferencial por los pobres, donde la ideología de figari ha destruído muchísimo basándose en un cómodo oportunismo burgués – que aún fuera de un contexto político – ha alejado a los fieles de las escrituras, creando un cristianismo autoentendido de clases sin ningún fundamento bíblico. Una traición aceptada en complicidad silenciosa desde una pasividad social aberrante y alarmante. Eso es el ‘estilo’ sodálite ? Esa indiferencia asusta ! Esto nada tiene que ver con izquierda o derecha, sino con una postura sincera para con todos los hermanos que viven en la sociedad, ricos y pobres. La urgencia está obviamente en los pobres. Uds. tienen un capital y no son tontos, porqué no salen a la calle, ven cómo viven los demás y maquinan SOLUCIONES ESTRUCTURALES DE SU PROPIA CEPA. Dónde está el problema ? No tienen inteligencia ni creatividad ? Por ejemplo : interrumpan con su creatividad el discurso de las izquierdas, capicci ? Para esto no necesitan polarizar.
      Quieren ser cristianos católicos ? Bueno pues, haz lo que haces o no lo hagas. Pero no se mientan ni nos mientan, porque no lo han hecho y hasta ahora no hay señales de que siquiera pretendan hacerlo. Esa ‘radicalidad’ es literalmente un chiste. Su ‘radicalidad’ es figari. Hasta cuándo, hasta que los sorprenda la muerte ?

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      • Gerundio, hasta donde los conozco, me es difícil imaginar un Sodalitium con principios tan distintos a los de su historia, principios que establecían una forma de ver el mundo y de verse en él, que constituían su identidad (i.e. tal vez una especie de cruzados modernos defendiendo cierta visión idealizada e individualista de la fe, y en el camino de la santidad). Sin duda el Sodalitium tenía un concepto particularmente alto de sí mismo, y sabemos que el valor moral de las cosas buenas es mermado cuando tales cosas se hacen para alimentar la propia vanidad.

        Ello no significa que la gente ‘buena’, bien intencionada, idealista en el Sodalitium no pueda encontrar un camino nuevo para hacer cosas más útiles para la comunidad, pero no sé si sería dentro de un Sodalitium refundado o ya en otra estructura distinta dentro de la iglesia o fuera de ella, orgánicamente hablando.

        El trabajar en temas como pobreza (y, supongo, justicia social) implica una lectura bastante distinta de la realidad a la que ellos están acostumbrados. Se me ocurre que deberían conocer mejor lo que una gran variedad de grupos de la iglesia o cercanos a esta hacen en este sentido – ‘bajar al llano’, desprendiendose del elitismo que caracterizaba al SVC (y que ahora resulta irónico). Supongo que para esa resocialización en su forma de ver el mundo hace falta una actitud especial para aprender, para escuchar, para observar con generosidad, y ver si uno sintoniza con una u otra forma de actuar.

        Y finalmente creo que el temor hacia el comunismo o socialismo en la iglesia, que parece fue clave en el origen del SVC en los años setenta, ya resulta totalmente anacrónico en un mundo en el que cayó la Cortina de Hierro y se tumbó a las utopías socialistas, muchas de las cuales se reescribieron en el marco de la democracia (usualmente la socialdemocracia europea), el ecologismo y los derechos humanos. En el Perú, por cierto, la guerra interna terminó de debilitar a una ‘izquierda’ atomizada cuyas expresiones más articuladas atraen más a los sectores A/B que a los demás, tal vez porque en los sectores A/B hay un grupo grande de jovenes que accede a centros de formación profesional en los cuales se transmite una visión crítica de la realidad y se propone otros valores (dentro y fuera del país), mientras en buena medida los sectores populares en el Perú se han constituido como muy pragmáticos e individualistas, y tienden a votar por la derecha (algo alimentado por los medios que han retirado casi todos los contenidos de debate político de la televisión abierta, consolidándola como televisión basura.

        Entonces, no vería nada mal que los sectores interesados en el cambio y la justicia dentro de la iglesia confluyeran con otros sectores que, en democracia, y atrayendo a personas de todos los niveles sociales, busquen mayor justicia social y una realización más plena de los derechos humanos, a los que la clásica etiqueta de ‘izquierda’ ya quedaría estrecha. Para esto, sin embargo, reconocer el valor del Estado Laico en la esfera pública y evitar invadirla sería una actitud que no solo la iglesia debería adoptar, sino que el Estado y la sociedad civil deberían dar por entendida.

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      • Claro, a eso me refiero. El problema con la izquierda en el Perú es que está tan polarizada como la derecha, y en esa guerra obsoleta de poder y de dimes y diretes nadie se preocupa efectivamente por el pobre.
        Una plataforma para soluciones nuevas, menos idealistas y con más cariño por la gente podría ser formada por quienes ya tuvieron la experiencia de estar atrapados en esa polarización. Esa experiencia también es valiosa. Esto implica a los miembros de la familia sodálite que tienen serias dificultades para abandonar la postura de limosneros y que bien podrían entrar a tallar en el ámbito estructural.
        Si bien también tengo mis dudas que de esa historia salga ‘el hombre realmente nuevo’, dado que hay tantas cosas que ni siquiera han leído ni vivido (por las prohibiciones de figari), me resisto a tirar la toalla y manifiesto la esperanza que en el sodalicio sea su familia la que se rebele a vivir de lleno una doctrina social.
        El problema orgánico no podría prescindir de una refundación, sería lo más coherente, cierto.
        Son precisamente ellos los que tienen mejor acceso a un capital, a una cultura empresarial, etc. Son los dones y talentos que Dios les ha dado, no a todos pero sí a muchísimos. Pero para decirlo de una forma menos diplomática : esto es como aventar espárragos a la sartén, que sin huevos no funciona.

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  10. @every

    No todo dependió ni era sostenido por unos cuántos, como Luis Fernando Figari o Germán Doig sin negar sus influencias

    ¿Qué otras influencias decisivas hubo si se puede saber?
    ¿Los libros de Virgilio que también fueron proscritos, los de Jaime Baertl que se cuentan con los dedos de la mano?
    El estilo, el carisma, el organigrama, los reglamentos, hasta la jerga y léxico empleados, todo está impregnado en un 99% por Figari y Doig.

    Si en verdad se quiere enmendar errores se necesita una reestructuración completa, pero hasta ahora no hay ningún indicio de ello, pues como se afirma en esta Entrevista al ex sodálite Enrique Prochazka (19:36 min) el meollo del asunto es DINERO y PODER, y hasta ahora los jerarcas están haciendo todo lo posible por conservarlos.

    Como ha detallado Martín en este post, esta comisión, por la forma como ha sido configurada y el modus operandi que tendrá, es solo maquillaje, fachada para los medios.

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    • Publicado el informa final de la comisión investigadora, y habiendo leído su contenido
      reconozco que mis apreciaciones sobre la misma en mi comentario precedente fueron erróneas.
      Pido disculpas a los comisionados y expreso mi reconocimiento a su labor.

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    • Dicho sea de paso, a pesar que ya me había disculpado cortamente bajo otro artículo, no quería olvidarme de pedirles disculpas a cada uno de los miembros de esta comisión, de una manera más formal. Estoy tan acostumbrado a la típica dualidad retórica de los sodálites, que trabaja desde la (1) manipulación o desde (2) «hacer perro muerto» (pero literalmente jamás a través del diálogo abierto), que nunca pensé que esta comisión podría llegar a un punto en el que nombraría a los crímenes por su nombre. No le creí ya que sus miembros habían sido elegidos por la cúpula sodálite.
      He visto, sin embargo, que cada mienbro ha trabajado concienzudamente y sin dejarse influenciar por los actores de todas estas graves faltas, y les debo sinceramente una disculpa, que espero acepten de buena intención.

      Considero el colmo, sin embargo, la manera en que los sodálites han intentado minimizar y relativizar los resultados de la comisión que ellos mismos eligieron. Pero en considerar a la pobre calidad moral de los sodálites, no creo haberme equivocado, menos aún si se leen los resultados de la comisión, que delatan tanto y confirman más.

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