UN LEGIONARIO SE BALANCEABA SOBRE LA TELA DE UNA ARAÑA…

…como veían que resistía,
fueron a llamar a un legionario más.

Como en la canción de los elefantes. Sólo que en esta caso no se trata de cualquier miembro de los Legionarios de Cristo. Se trata de aquellos que han cometido abusos sexuales contra personas que estaban confiadas a su cuidado pastoral. Y mientras la tela de araña del silencio, el encubrimiento y la impunidad resistía, se fueron sumando más a la pandilla. Hasta que por fin se rompió. Por el momento suman nueve. No uno, sino nueve.

P. Sylvester Heereman, vicario general de los Legionarios de Cristo

P. Sylvester Heereman, vicario general de los Legionarios de Cristo

Una reciente carta del 5 de diciembre de este año, firmada por el P. Sylvester Heereman, vicario general de la congregación, quien está sustituyendo en funciones al P. Álvaro Corcuera que aún sigue siendo oficialmente el director general, admite que los sacerdotes legionarios hallados culpables de abusos sexuales, incluyendo al fundador, asciende a ese número de nueve (ver carta completa en http://legrc.org/regnum_db/archivosWord_db/05122013esp.pdf). El P. Marcial Maciel Degollado, fundador de la cuestionada congregación, no era el único depravado, sino que hay otros ocho sacerdotes de cuya culpabilidad no queda resquicio de duda alguna. Con lo cual la figura del “caso aislado” —explicación parche muy común entre los grupos religiosos donde ha salido a la luz algún que otro caso de abuso sexual— se desbarata. Si aquel que ha cometido el delito ocupaba un puesto de responsabilidad en la institución, hay que contemplar la posibilidad de que haya otros miembros que tengan las mismas costumbres, y no descartar la hipótesis desde un principio. Se debe recordar que el mal se comporta como un cáncer y tiene carácter difusivo. Es algo que muchos predican, pero que olvidan aplicárselo a sí mismos cuando les cae el guante.

Si bien la carta mencionada despeja algunas dudas, también suscita otras. En total hubo un total de 35 sacerdotes denunciados, de los cuales sólo diez han sido declarados inocentes. En otros cuatro casos se constató conductas imprudentes —evidentemente relacionadas con lo sexual— pero no delitos que merezcan sanción. Dos casos no fueron investigados, porque al momento de presentarse las denuncias los implicados habían dejado el ministerio sacerdotal. Y hay diez casos que todavía están en proceso —cuatro a la espera de un dictamen definitivo por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe y seis cuya investigación canónica todavía sigue su curso—. En estos casos ciertamente se presume la inocencia de los acusados, pero no se descarta a priori su posible culpabilidad al final del proceso. Es decir, este número de nueve abusadores no es definitivo y podría incrementarse en el futuro.

Resulta preocupante que entre los acusados haya cinco superiores o formadores —seis si incluimos al P. Maciel—. De esos cinco, tres han sido hallados culpables, mientras que se determinó que los otros dos sólo cometieron actos imprudentes, los cuales —según los responsables de la investigación— no ameritarían ninguna sanción ni restricción en el ministerio.

La Legión ha intentado minimizar el asunto a través de un comunicado de su oficina de prensa en Roma:

«Desde su fundación, la Legión de Cristo ha ordenado a 1133 sacerdotes. Estos números arrojan que 0.8 por ciento de los sacerdotes legionarios han sido declarados culpables de abuso sexual».

Lo cierto es que el problema es de graves proporciones —algo que las cifras no logran mitigar—, considerando que existe la posibilidad de que se compruebe más casos de culpabilidad al respecto. Además, el dato estadístico toma como referencia el número total de sacerdotes que fueron ordenados a lo largo de la historia de la congregación, sin considerar a todos aquellos que han decidido desembarcarse por diferentes motivos —muchos de ellos legítimos— y que en el lapso que va desde finales del año 2008 hasta diciembre de 2012 alcanza la cifra de 171 sacerdotes. El número de legionarios que han abandonado la Legión durante ese tiempo llega a una cifra que bordea el 20% del total de miembros con que contaba la congregación en el año 2008 (ver http://www.periodistadigital.com/religion/mundo/2013/05/29/la-legion-de-cristo-se-desangra-religion-iglesia-paolis-francisco-maciel-legionarios.shtml).

P. Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo

P. Marcial Maciel, fundador
de los Legionarios de Cristo

¿Cuáles han sido las sanciones que se han aplicado a los culpables? Según la carta, dos han sido reducidos al estado laical y los otros siete —incluyendo al P. Maciel— sufrieron restricciones en su vida y ministerio. No se infiere del documento que ninguno haya sido entregado a la justicia civil para que se inicien los procesos penales correspondientes. Sabemos que el P. Maciel murió prácticamente en la impunidad, pues se evitó darle la sanción que le hubiera correspondido, debido a su avanzada edad y su precario estado de salud. Sólo fue obligado a retirarse de la vida pública. Los otros ocho siguen en libertad y no en la cárcel, como corresponde a quienes han cometido abusos sexuales comprobados contra menores de edad, y probablemente nunca lleguen a poner pie en un recinto penitenciario, pues el comunicado se abstiene de mencionar sus nombres —en aras de una mal entendida salvaguardia de la buena reputación de las personas—. Seis de ellos siguen ejerciendo un ministerio con algunas restricciones dentro de la institución. De todo lo dicho se infiere que no existe la intención de denunciarlos ante la justicia civil por los abusos cometidos. Con lo cual se incumple lo que la misma carta estipula en otros párrafos de la misma:

«Cada territorio ha elaborado o está afinando sus procedimientos para atender las denuncias que se presenten, teniendo en cuenta que siempre se debe seguir el derecho civil en materia de información de los delitos a las autoridades competentes».

«A veces será necesario que los superiores de la congregación den a conocer el hecho de una denuncia recibida y los resultados de la investigación. Al dar este paso, que puede llegar a ser un deber de justicia para con las víctimas y las personas encomendadas a nuestro cuidado pastoral, es posible que se deban surtir efectos no deseados como el escándalo y el daño a la buena fama del sacerdote».

Todo esto no es más que papel mojado si no se denuncia a los culpables ante la justicia civil y no se da conocer sus nombres, con lo cual ciertamente se verá afectada su reputación, pero no en base a calumnias sino en base a acciones reprobables que ellos mismos han realizado. No revelar sus nombres, además de falta de transparencia, equivale a una especie de encubrimiento, que lo único que parece buscar es salvaguardar la buena imagen institucional de la Legión. Que, a fin de cuentas, se mantiene en parte gracias a lo que aún se sigue ocultando al amparo de una estructura del silencio. En fin, una reputación de cartón piedra.

¿Y qué hay de aquellos dos casos que no fueron investigados porque los acusados habían dejado el ministerio sacerdotal, y, por ende, la congregación? Como ya he señalado, hay indicios de que el interés primero de la Legión es salvaguardar su propia reputación e imagen institucional, por lo cual le sería indiferente los casos de sacerdotes que han abandonado la institución. Su misma deserción los aleja de la órbita legionaria y los delitos que puedan comprobárseles apenas afectarán la imagen institucional. Desde una perspectiva eclesial que no se reduzca a los límites del grupo particular al cual se pertenece, otra debería ser la actitud. Cualquier posible delito cometido por un sacerdote de la Iglesia católica debería ser motivo de preocupación de todo aquel que se sienta miembro comprometido del Pueblo de Dios, sobre todo por un deber de justicia hacia las presuntas víctimas.

En general, el comunicado da la impresión de ser un intento de limpiarle la cara a la Legión. Como ocurre en toda institución fundamentalista y conservadora, se percibe más una preocupación prioritaria en mantener una fachada intachable que en aclarar los presuntos actos delictivos cometidos por sus miembros. Sobre todo porque se echa de menos un análisis de aquellos aspectos institucionales que podrían haber favorecido los abusos sexuales y los actos imprudentes cometidos por los sacerdotes legionarios. Esto se puede constatar en algunas de las medidas preventivas que, según la carta, deberían tomar los directores territoriales, como «la promulgación y actualización de los códigos de conducta para los legionarios de Cristo, la adecuada selección de los candidatos que deseen entrar en la congregación y la formación de todos los miembros en este ámbito». Teniendo en cuenta que el mismo comunicado señala respecto a los abusos sexuales que «este tipo de comportamientos nace de una enfermedad y los propósitos de cambiar, aunque sean sinceros, muchas veces resultan inútiles», queda claro que se considera que la raíz del problema es externo y no puede estar en la congregación misma —entiéndase por ello su sistema de disciplina y su estilo de vida— sino en las personas que padecen esta “enfermedad” y que prácticamente se habrían “colado” dentro de la Legión. Dicho de otra manera, aun cuando el mismo fundador cometió sistemáticamente abusos psicológicos y sexuales en perjuicio de varios de los miembros de la congregación, se sigue intentando proyectar una imagen inmaculada, como dando a entender que el problema no es la Legión, sino algunos miembros psicológicamente enfermos que nunca debieron ser admitidos en ella. Pero si consideramos que la existencia de la misma congregación no se explica si no es por la vida y obra de un perverso sexual, pederasta, polígamo, psicópata, morfinómano, falsificador y ladrón como fue el P. Maciel, nos preguntamos legítimamente si la misma disciplina que él le dio a la Legión, donde se ejerce un control absoluto y atosigante sobre todos los momentos de la vida de sus miembros, no constituiría en realidad un caldo de cultivo para que se den en secreto, a manera de válvula de escape, conductas aberrantes, entre las cuales se cuentan los abusos sexuales. El francés Xavier Léger, ex-legionario que ha ofrecido un valioso testimonio publicando un libro sobre su experiencia (ver http://www.periodistadigital.com/religion/libros/2013/10/11/yo-ex-legionario-de-cristo-iglesia-religion-papa-libro-maciel-roma.shtml), lo dice sin ambages cuando designa a la Legión como «una secta en el corazón de la Iglesia». «De hecho —afirma—, la misma [organización] funciona como una secta, fundada en la manipulación, la humillación, el miedo y una culpabilidad tan poderosa que abandonarla es un verdadero trauma». Y se sabe que en las prácticas sectarias se encuentra la raíz de muchas perversiones.

Resulta positivo que en la carta se mencione la responsabilidad que la Legión tiene ante las víctimas.:

«Creo que es necesario agradecer ante todo a quienes han roto el silencio que suele rodear estos casos, por la vergüenza y el sufrimiento que los acompañan. Su voz nos ha impulsado a buscar la verdad de lo sucedido para ayudar a las personas afectadas y a poner decididamente los medios para evitar que se vuelvan a repetir casos así en el futuro. Lamentamos profundamente cualquier dolor que les hayamos causado. Como el resto de la Iglesia y de la sociedad, hoy comprendemos mejor que la atención a las víctimas de cualquier abuso sexual es prioritaria. Queremos acogerlas con compasión y ofrecernos a recorrer con ellos un camino de sanación y reconciliación».

Aunque se trata de un reconocimiento tardío —pues durante décadas se calumnió y difamó a algunas víctimas que denunciaron los casos—, constituye una señal positiva, así como el establecimiento en enero de 2011, por obra del Delegado Pontificio Mons. Mario Marchesi, de la Comisión de Acercamiento, «con la misión de atender a quienes querían solicitar alguna acción por parte de la Legión de Cristo con relación a la persona del P. Maciel». Aún así, parece que las actitudes negativas hacia las víctimas que se tuvo en el pasado aún pesan, pues la misma carta reconoce que algunas personas dentro y fuera de la Legión que sufrieron abusos sexuales tomaron la decisión de no recurrir a esta Comisión. Aparentemente, la Legión no ha dado todavía los pasos suficientes como para poder gozar de la confianza plena de ciertas víctimas.

No obstante las observaciones y reparos que suscita la carta, ésta representa ciertamente un cambio —tímido pero sustancial— en relación a la manera en que la Legión manejó las denuncias de abusos sexuales en el pasado. Sería pedirle demasiado al P. Heereman, dentro de las limitaciones de su formación conservadora y fundamentalista, que haga una auto-crítica profunda de la institución a la que representa acompañada de un extenso mea culpa. Para él la Legión de Cristo seguirá siendo una obra suscitada por Dios y guiada por el Espíritu Santo, intachable, imperecedera, y la culpa de lo sucedido la tendrán exclusivamente los “enfermos” que lograron ser admitidas en ella. ¿O tendrá la culpa de todo el “enfermo” que la fundó?

Gérard Croissant

Gérard Croissant, fundador de la
Comunidad de las Bienaventuranzas

Asimismo, la carta constituye una confirmación de que, en lo referente a abusos sexuales, el P. Marcial Maciel no fue un “caso aislado”. Así como tampoco fue un “caso aislado” el del francés Gérard Croissant, fundador de la Comunidad de las Bienaventuranzas o del León de Judá, pues también Pierre-Étienne Albert, el tercero en la cadena de mando de la institución, como Philippe Madre, cuñado de Gérard, fueron hallados culpables de abusos sexuales en perjuicio de miembros de la institución (ver http://www.periodistadigital.com/religion/mundo/2011/11/18/otro-caso-maciel-en-francia-por-triplicado-iglesia-religion-abusos-vaticano-sexo.shtml). Y el Sodalicio de Vida Cristiana también cuenta con sus “casos aislados”, entre ellos el de Germán Doig, quien fuera segundo en la cadena de mando de la institución; posiblemente Luis Fernando Figari, considerado oficialmente el fundador y a quien —a diferencia de otras épocas— apenas se le menciona en la actualidad, mientras lleva una vida retirada Dios sabe dónde; Jeffery Daniels, a quien algunos sindican como autor de varios abusos sexuales en perjuicio de jóvenes agrupados marianos y sodálites; y posiblemente algunas personas más,  hacia las cuales apuntan algunos indicios. Oficialmente, el Sodalicio sólo ha admitido la culpabilidad de Germán Doig, al que el P. Gonzalo Len, vocero del Sodalicio, consideró precisamente como un “caso aislado” (ver http://www2.caretas.pe/Main.asp?T=3082&idA=50728). Pero este caso no presenta visos de haber sido investigado a fondo, ni tampoco se ha continuado con las investigaciones a fin de aclarar las sospechas que recaen sobre la institución misma. Como sucedió con los Legionarios de Cristo, ¿habrá que esperar una intervención de la Santa Sede para que se realice una investigación como la que —mal que bien— han efectuado los responsables de la Legión? ¿O seguirá defendiendo el Sodalicio su impoluta imagen institucional, basada en una interpretación errónea de la aprobación pontificia, olvidando la justicia que se le debe a las víctimas, que parecen ser muchas más que las tres que se admitió en el caso de Germán Doig? Mientras tanto, ¿deberemos seguir esperando a que vayan saliendo a la luz ocasionalmente “casos aislados”, a la vez que el Sodalicio continúa defendiendo, al amparo del Cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, la santidad de su estilo y disciplina, que supuestamente nada tienen que ver con el hecho de que su historia esté tachonada de abusos psicológicos —y sexuales, en menor medida—, no obstante que su fundador, aunque ellos no quieran reconocerlo públicamente, se halle en entredicho? Sólo esperamos sinceramente que aprendan del ejemplo de sus congéneres de los Legionarios de Cristo, con los cuales tienen más de un punto en común. Que así sea.

16 pensamientos en “UN LEGIONARIO SE BALANCEABA SOBRE LA TELA DE UNA ARAÑA…

  1. Martín, interesante artículo. Tú tienes como tesis principal que el problema de los abusos sexuales se presentan en estas organizaciones «fundamentalistas y conversadoras» por un problema de disciplina y estilo de vida. Pero también existen abundantes casos de abusos sexuales en instituciones que tú no has considerado como «fundamentalistass y conservadoras» y que tampoco has cuestionado que tengan una disciplina y estilo de vida cuestionables, por ejemplo los jesuitas, franciscanos y dominicos. ¿Por qué no cuestionas a esas instituciones?

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  2. Sobre Virgilio Levaggi hay hipótesis basadas en indicios, pero no pruebas fehacientes. En caso de que hubieran pruebas, éstas deben estar en poder de la cúpula sodálite. Mientras tanto, no se puede presumir de su culpabilidad en ningún caso. Ojalá algún día se efectúe una investigación a fondo de todos los casos que puede haber, a fin de despejar dudas. No creo que eso ocurra en un futuro cercano. Mientras tanto, las pruebas que pueda haber estarán guardadas bajo siete llaves en el archivo del Sodalicio y en la memoria de algunos de sus miembros.

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  3. Martín para insinuar que una persona ha cometido delitos de manera pública, es adecuado cuidar lo que uno señala. Con tu comentario dejas en el aire la reputación del señor Virgilio Levaggi y de paso indicas que los únicos que pueden desentrañar la verdad son los miembros del Sodalicio que tienen la verdad en sus manos.
    Manchas la honra ajena sin pruebas, basta la sola insinuación, tanto para el señor Levaggi como para el Sodalicio.
    En segundo lugar me gustaría confrontar tu hipótesis que: las instituciones fundamentalistas y conservadoras debido a su disciplina y estilo de vida podrían generar problemas de conducta sexual en sus miembros que se canalizarían en el abuso sexual sobre personas a su cargo. El abuso de poder podría ser el detonante del problema. Esta es una hipótesis de otra persona anteriormente vinculada al Sodalicio. Me parece interesantes ambas hipótesis.
    Sin embargo tu hipótesis no aplica cuando confrontamos la realidad del abuso sexual en otras instituciones religiosas que no tienen el sesgo que tú mencionas:
    1. Fundamentalistas y Conservadoras.
    2. Disciplina y Estilo de Vida opresor.
    Estas instituciones (Jesuitas, Franciscanos, Dominicos, Agustinos, sacerdotes diocesanos) que han tenido o tienen serios problemas por los casos de abusos sexuales en menores de edad no encajan dentro de tu análisis lo que llevaría a reafirmar que tu análisis es erróneo o limitado en cuanto a su extensión y aplicación. Eso también se puede mostrar en la cantidad de casos ocurridos fuera de la Iglesia Católica.
    El tema de los abusos sexuales es un problema en toda la Iglesia que debe ser abordado también con una mente abierta para no centrarse en hipótesis que pueda limitar los alcances del análisis. También es válida la tesis que son casos individuales y aislados que se filtraron dentro de las instituciones.

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    • Estimado Jorge:

      No sé si has entendido bien lo que he puesto mi comentario. Parece que no. He dicho bien claramente que no se puede presumir de la culpabilidad de Levaggi. Que hay indicios, los hay. Las dudas sólo pueden ser despejadas después de que se haya investigado el asunto. El hecho de que haya indicios no tiene por qué afectar la reputación de Levaggi. Y si la afecta, no es culpa mía, sino de aquellos que toman los indicios como verdad certera y echan a andar rumores. Algo muy típico de la sociedad limeña. En las sociedades civilizadas el hecho de que haya sospechas contra uno, o incluso denuncias, no afecta para nada la propia reputación, a no ser que haya pruebas fehacientes avaladas por un tribunal que haya emitido una sentencia en consonancia.

      Respecto al otro tema, las congregaciones que mencionas no encajan en mi análisis debido a que, a diferencia de los nuevos movimientos y asociaciones, no tienen un pensamiento único y una discipina uniforme. Más bien, dentro de un sano pluralismo, admiten personas con posiciones conservadoras hasta personas de pensamiento más liberal, cubriendo un amplio espectro. Ahora bien, si no me equivoco, en la mayoría de los casos conocidos en estas congregaciones, los autores de los delitos se ubican dentro de posiciones conservadoras. ¿Qué explicación habría al repecto? No lo sé con certeza, pero creo que tiene que ver con el concepto represivo de sexualidad que manejan. Se reconocen en que catalogan como pecado mortal la mayoría de las faltas en materia sexual.

      Entiendo que te agrade la hipótesis del «caso aislado». No se necesita ningúna investigación ni análisis para defenderla. Tiene la ventaja de que la institución queda incólume, y automáticamente crea un chivo expiatorio que cargue con los problemas que se han presentado. Pienso que podría admitirse en el caso de alguien que tenga un puesto periférico en la institución, pero hay que ser ingenuo para darlo por moneda válida cuando el caso es el del fundador o el de alguna persona con un cargo importante de responsabilidad.

      Finalmente, «mente abierta» no significa generalizar ni hacer el análisis lo más amplio posible. Es muy fácil dictaminar que el problema es de todos. Creo, más bien, que es importante tratar de determinar las causas del problema. Claro que si tienes mente abierta, es probable que estés menos expuesto a cometer tales atrocidades. Pero si tienes una menta cerrada, fundamentalista y conservadora, te hallas dentro del grupo donde es más probable que se den abusos psicológicos y, ocasionalmente, abusos sexuales.

      En fin, me alegraría si has aprendido algo de todo esto.

      Saludos.

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      • Estimado Martín,
        Luego de los días de fiesta tengo un tiempo para contestarte. Feliz Año 2014, que Dios te bendiga a ti y a tu familia.
        Mencionas indicios de la comisión de un delito de una persona y lo dejas ahí como si dicha acción fuese neutral, omites tener en cuenta que el hecho de mencionar indicios de culpabilidad claro que afecta a la reputación si solo se queda a nivel de chisme y no se toma una acción concreta sea de denunciar estos hechos ante la autoridad correspondiente. Quien ha hecho andar el rumor es un comentarista de este blog y tú continúas con el mismo.
        Tu análisis toma como base justamente el “fanatismo” y el “estilo de vida” de estas nuevas comunidades religiosas, pues bien la existencia de abundantes casos en otras congregaciones religiosas evidencia que tu tesis se queda corta y no abarca la totalidad de situaciones de abuso sexual por personas religiosas, quedando aún por desentrañar la verdadera causa de estos eventos al interno de la Iglesia. Generalizas de manera sorprendente al afirmar que la mayoría de las personas que se han visto involucrada en estos delitos tienen una posición conservadora, tienes alguna fuente en este sentido, o solo es tu parecer?, Valdría la pena revisar los estudios realizados por la Conferencia Episcopal Estadounidense sobre el tema y veremos que nada tiene que ver con estos delitos lo que tú denominas “fanatismo” y “estilo de vida”, menos aún una posición ideológica. La visión sobre los pecados sexuales es el causante de los delitos sexuales? Esta hipótesis la basas en un estudio psiquiátrico o en algún estudio científico?
        No me agrada la posición del “caso aislado”, así como tú tienes una hipótesis, hay otras hipótesis, las hipótesis están para ser corroboradas en la realidad, concuerdo contigo en que es erróneo creer que estos problemas son aislados cuando afecta al fundador de una organización pero también es real que tiene que revisarse el alcance de este problema. Deben investigarse a fondo para desentrañar todo lo que se tenga que sacar. En esto la Iglesia está dando pasos, debe dar más pasos pero en un inicio en principio.
        Esta afirmación carece de sustento: “Claro que si tienes mente abierta, es probable que estés menos expuesto a cometer tales atrocidades. Pero si tienes una menta cerrada, fundamentalista y conservadora, te hallas dentro del grupo donde es más probable que se den abusos psicológicos y, ocasionalmente, abusos sexuales.”
        Realizas una generalización conveniente para tu posición pero que no tiene sustento en la realidad, acaso no hay personas de distinto tinte ideológico que han abusado sexual y psicológicamente. Deberías sustentar mejor este punto.
        Siempre se puede aprender algo, en este caso he aprendido que no se puede generalizar alegremente, gracias Martín!.
        Jorge

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      • “Mencionas indicios de la comisión de un delito de una persona y lo dejas ahí como si dicha acción fuese neutral…”

        Exactamente, mi estimado Jorge. Lo dejo ahí, precisamente porque a partir de esos indicios no se puede sacar conclusiones seguras y ‒como ya lo he señalado‒ se debe seguir presumiendo la no culpabilidad de Levaggi. Si alguien desea arruinar la reputación de alguien en base a indicios, allá él. Yo sólo tengo control sobre lo que digo, pero no sobre las actitudes de quienes le dan bola a indicios como si se tratara de verdades demostradas y creen que meras hipótesis bastan para arruinar la reputación de alguien. Por otra parte, hay en este hilo otro comentario proveniente de alguien que se identifica como “Lucho”, quien dice haber conocido a una de las supuestas víctimas de Levaggi. Habría que investigar esto a fin de corroborar o desmentir los hechos.

        La mayoría de los casos de abusos sexuales por parte del clero y religiosos católicos que se han dado a conocer tiene como protagonistas a personajes de mentalidad conservadora y/o fundamentalista. Los casos más emblemáticos son los que se han dado en los Legionarios de Cristo, la Comunidad de las Bienaventuranzas y el caso del P. Karadima en Chile. En los casos que se han dado en órdenes y congregaciones religiosas de larga trayectoria, no podemos determinar la posición ideológica de las personas implicadas en base a la posición de la institución, pues ‒a diferencia de los nuevos movimientos‒ no tienen un pensamiento único y admiten en su seno posiciones diversas y hasta encontradas. Por ejemplo, hay dominicos conservadores y dominicos más progresistas. No creo equivocarme cuando afirmo que los abusos sexuales son más frecuentes entre los conservadores, quizás debido a que acentúan el papel de la autoridad y de la obediencia, suelen tener una visión negativa de la sexualidad (por ejemplo, en cuestiones sexuales la materia del pecado casi siempre se considera grave) y tienden a querer controlar las conciencias ajenas.

        En lo tocante a este tema, se puede citar el siguiente texto:

        «…cabe destacar que una de las vías que cada día es más frecuente entre los sacerdotes que abusan de su poder con fines sexuales: la conformación de estructuras grupales de tipo sectario.

        Entre los sacerdotes que se erigen en líderes de grupos de cariz sectario abundan los perfiles psicopatológicos de personalidad ‒frecuentemente paranoides‒ que unen sus idearios sui generis ‒en materia religiosa, psicológica, sexual, social, etc.‒ a características propias como la capacidad para el liderazgo y la seducción, la habilidad para ilusionar, manipular y explotar a sus seguidores, el afán de poder y control, la falta de límites éticos, etc.»

        La cita está tomada de uno de los pocos estudios serios que se ha hecho sobre esta cuestión, a saber, La vida sexual del clero de Pepe Rodríguez. Si bien el libro es de 1995, el tiempo le da ha dado la razón a los análisis que allí se hacen. Faltan más estudios independientes sobre el tema, que podrían confirmar o desmentir las hipótesis que con justa razón se hacen. No sé qué tan independientes ‒y por lo tanto imparciales‒ puedan ser los estudios de la Conferencia Episcopal Estadounidense, más aun cuando se tienen evidencias de que la mayoría de los obispos han tendido a barrer la suciedad debajo de la alfombra.

        “Realizas una generalización conveniente para tu posición pero que no tiene sustento en la realidad…”

        Recuerdo que hace muchos años, cuando todavía no se habían confirmado los delitos del P. Maciel, le escribí a algunos miembros de la Familia Sodálite diciéndoles que, en mi opinión, los testimonios que lo acusaban de haber abusado de seminaristas menores de edad eran sólidos y que probablemente era verdad lo que contaban. Tengo todavía los e-mails donde varios defendieron a Maciel y a los Legionarios de Cristo, afirmando que yo hablaba sin ningún sustento. Es con esta misma falta de sustento que te digo lo que te digo.

        Mientras tanto, puedes seguir defendiendo que el conservadurismo y el fundamentalismo no son perjudiciales para las personas que los padecen, y que se trata de posturas inocuas, por decir lo menos. Estás en todo tu derecho, aunque esa opinión esté a contracorriente de la realidad.

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  4. Levaggi se va producto de una denuncia que hacen un grupo de sodalites que algunos se fueron y otros se quedaron, Salinas lo menciona en su libro, yo conozco a una de las victimas de Levaggi. Ocultar la verdad, defender lo indefendible, no es el estilo de Cristo. Defender la verdad, es decir tratar por todos los medios de descubrirla es lo que nos pediria Cristo. Levaggi se fue del sodalitium de una manera grosera, se escapo y Martin tu lo sabes pues vivias en la comunidad de donde se escapo, asi que sabes mas de lo que dices, porque no compartes esos tiempos?, lo que se vivió pues se fueron varios sodalites de comunidad inclusive, tu sabes como se fue este sombrio personaje del entorno del SCV, Las victimas?, algunos siguen ligados al SCV, viven en Arequipa, otros se fueron, Levaggi como si nada siendo un funcionario internacional de la OIT, el colmo!!

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    • Estimado Lucho:

      Es cierto que yo viví en la comunidad donde Levaggi pasó sus últimos días como sodálite. Pero ten en cuenta que la versión oficial era que había cometido un acto grave de desobediencia. Como era costumbre en el Sodalicio, la mayor parte de la información nos fue ocultada, y sólo disponían de ella quienes estaban en altos cargos de responsabilidad, entre ellos José Ambrozic, quien era superior de esa comunidad. Supongo que José Antonio Eguren, también miembro de esa comunidad, estuvo al tanto de los pormenores del caso. Además, yo siempre he sido bastante ingenuo, Supongo que por eso ha sido tan fácil para algunos darme puñaladas por la espalda. Pues mi primera actitud siempre ha sido la confianza, y nunca he desconfiado de nadie hasta tener razones suficentes para hacerlo.

      Por todo lo dicho, no puedo decirte nada con certeza sobre las faltas que haya podido cometer Levaggi. Sólo tengo indicios, hipótesis, pero nada que me lleve a conclusiones certeras. Sería interesante conocer el testimonio de esa supuesta víctima de Levaggi. Sólo después de haber investigado se podría llegar a enunciados firmes con conocimiento de causa.

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  5. Estimado Martin
    Disculpa que insista pero me parece extraño que te quedes tan tranquilo con el caso Levaggi, tu has demostrado en todos tus relatos que no eres asi, porque con este caso lo dejas ahí no mas?, hummmm. Ademas tu viviste con esta persona en sus últimos días en el SCV, tu eres testigo de que se escapo de su comunidad, no me digas que no se sabia nada al interior de la comunidad pues los que hemos vivido en comunidad no nos creemos tu cuento. Esta persona hizo mucho mal a varios sodalites, daño a muchas personas que hasta ahora tienen secuelas de ello, y que lo apañes te hace cómplice (ojo, sigo tu mismo razonamiento), Tu amigo Pedro Salinas en su libro le da el nombre de Eugenio Poggi, si quieres investigar pregúntale a èl o no quieres?. Da risa cuando Pedro pretende alejarse de las acciones de este individuo, cuando todos sabían que era uno de sus discípulos preferidos, sino el mas preferido, fue hasta su compinche en varias cosas como lo admite en su libro, triste papel y da pena que se trate de mostrar como el vivaz, el pendejo que se fue oportunamente.
    Levaggi tuvo muchos muchachos bajo su influencia, Pedro lo ayudo a que estos chicos lo endiosen, pero los que lo descubrieron fueron sodalites jóvenes que con mucho coraje y enfrentándose al mismo Figari, quien no quería reconocer esta situación, lograron desenmascararlo. Ese era el verdadero estilo sodalite, enfrentar la verdad cueste lo que cueste, ese recuerdo me llevo yo, no el que muestras con ira en tus relatos, propios de una persona que reflexiona en base a rencores, sin amor, sin caridad.
    Un abrazo y espero que seas coherente e investiga a este Levaggi, actualmente alto funcionario de la OIT, o temes algo?
    Lucho

    PD: Si haces memoria me puedes recordar, soy Lucho y obvio que no diga mas, por un tema de seguridad, pues yo si estoy en Lima

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    • Estimado Lucho:

      Durante todo el tiempo que viví en comunidades sodálites, nunca tuve conocimiento de ningún abuso sexual que se hubiera cometido. Recién a partir de la noticia del caso de Daniel Murguía es cuando comencé a atar cabos sueltos y sospechar que había algo turbio detrás de la fachada oficial que siempre ha presentado el Sodalicio, incluso ante sus propios miembros. Y el caso de Levaggi no constituye ninguna excepción. Durante décadas acepté la versión oficial: que había cometido un acto grave de desobediencia y había querido constituir un Sodalicio paralelo, con gente que dependiera exclusivamente de él. Ten en cuenta que la mayoria éramos facilmente manipulables debido al control mental que se ejerce en las comunidades y creíamos a pie juntillas en lo que venía de la cúpula.

      No es mi intención defender a Levaggi. Pero tampoco me parece justo afirmar sobre él cosas de las cuales, si bien existen indicios, yo mismo no tengo evidencias ni conozco los detalles. En todo caso, son los testigos y afectados quienes deberán dar a conocer lo que saben, para que se investigue adecuadamente el caso.

      Respecto a Pedro Salinas, la última vez que lo vi ‒y de lejos‒ fue durante el entierro de Germán Doig. Nunca fuimos grandes amigos. Y si bien diferimos diametralmente en lo referente a la fe cristiana, la Iglesia y otros temas, respeto su honestidad para hablar sin miramientos de lo que sabe y que en ocasiones he citado en mi blog.

      Finalmente, no sé qué habrás estado leyendo, pero hay muchas personas que me han comentado que mi forma de contar las cosas es serena y desapasionada. Con toda caridad, evito en la medida de lo posible contar cosas que no sean de interés público y que afecten innecesariamente el buen nombre de las personas. Comprenderás que el Sodalicio como institución no es un asunto privado sino que guarda relación con el bien público y la sociedad. Ira y rencores encontrarás en algunos de los comentarios que se han hecho. Pero eso es de responsabilidad de los mismos comentaristas, y yo no he fomentado de ninguna manera que se escriba en ese tono.

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  6. En tu ultima entrega mencionas: «Y no es que no percibiera lo que pasaba en la realidad, sino que mi percepción se movía a otro nivel, lo cual, unido a una capacidad reflexiva y una intuición penetrante, me permitía ver con mayor profundidad algunos aspectos que a otros se les escapaban. Este proceso intuitivo podía ser muy lento, pero por lo general era certero. Pero como contraparte, tenía el problema de que pasaba por alto muchos aspectos inmediatos y prácticos de la vida que a otros les eran evidentes», por ello no entiendo como no percibiste lo que pasaba, especialmente con Levaggi en tu comunidad.
    Perdóname por insistir, pero es que eres muy critico y haces ensayos acuciosos con algunos saodlites pero con otros los pasas por agua tibio. Por lo menos tres personas a quienes has agradecido en tu ultima entrega, saben lo de Levaggi y hasta una ha sido victima de este tipo, por ello, reitero me disculpes, pero no entiendo porque eres tan tibio con este sujeto.
    Por otro lado, me he identificado con muchos aspectos de tu ultima entrega, gracias por compartirlo y que Dios bendiga a la familia Scheuch Delgado.
    Lucho

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    • Estimado Lucho:

      Esa cualidad que yo describo en mí no es lo mismo que la clarividencia. Cuando uno no contempla la posibilidad de que hayan habido abusos sexuales, porque ni siquiera se le pasa a uno esa idea por la cabeza, de muy poco sirve tener el don de intuición. Como ya lo he indicado, respecto a Levaggi existen indicios e hipótesis que justificarían que se investigue, pero yo no quiero adelantar conclusiones en base a asuntos respecto a los cuales poco o nada sé. Y esto no es ser tibio. Yo no estoy encubriendo nada, ni tampoco callando cosas de las cuales tenga conocimiento pleno. Simplemente estoy evitando hacer juicios apresurados y a la ligera.

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